Después de ese primer encuentro con la enfermera nueva, hubo varios más, pero el más memorable, fue sin duda, cuando me ofreció su culo.
Como ya la describe en la parte I, ella era una mujer madura de senos grandes, nalgas redondas, duras, piernas fuertes y torneadas, así como una personalidad que llamaba mucho la atención, sus ojos eran grandes, muy expresivos, sus labios carnosos y gruesos.
Posterior a nuestra primera sesión sexual, mis visitas al consultorio por las mañanas se habían hecho más frecuentes, ella también llegaba más temprano de lo que acostumbraba, en ocasiones sólo para platicar, otras para intercambiar caricias, mamadas o terminar cogiendo rápida y deliciosamente, a veces transcurría tan rápido el tiempo y estábamos tan ocupados en lo nuestro que no nos dábamos cuenta de que empezaba a llegar el resto del personal del edificio.
Una de esas mañanas, un jueves para ser preciso, después de darme una deliciosa mamada, me dijo al salir del consultorio que me tendría un regalo sorpresa para mi cumpleaños, que era el martes siguiente, ya que no nos podríamos ver esos días porque ella saldría de la ciudad debido a una emergencia familiar.
El lunes por la noche recibí un mensaje suyo recordándome que el día siguiente me esperaba con una sorpresa en el consultorio, me pedía que llegara temprano, el mensaje iba acompañado con unas fotos de sus duras y redondas nalgas adornadas con moño rojo, yo nunca me imaginé que al día siguiente me regalaría la virginidad de su culo, ya que las veces que lo había intentado se negaba, a lo más que había llegado era a meter dos dedos, sin embargo, sabía que disfrutaría de una increíble cogida mañanera.
Al día siguiente llegué más temprano de lo acostumbrado, ella ya estaba en el consultorio, se veía un haz de luz debajo de la puerta, abrí la puerta de la sala de espera aspirando el olor de su perfume, ella se asomó por la puerta de la sala de consulta, me dijo que apagara la luz y cerrara con seguro e inmediatamente desapareció, hice lo que me pidió, al abrir la puerta de la sala de consulta, ahí estaba ella, impresionantemente excitante, tenía puesta su bata sin abrochar, debajo llevaba bra, liguero, tanga y medias blancas, que hacía un contraste hermoso con el color apiñonado de su piel y sus tatuajes, ella sabía que la había fantaseado de esa manera.
Inmediatamente estuve frente a ella, nos besamos, su lengua jugaba con la mía, subió una de sus piernas para frotar mi verga que se empezaba poner dura, la tomé de las nalgas para atraerla hacía mí y sentir sus redondas tetas en mi pecho, sus manos recorrían mi espalda, me dijo al oído que hoy tendría lo que siempre había querido, pero que tuviera cuidado porque era la primera vez que una verga rompería su culo, eso fue música para mis oídos.
Había venido preparada con un gel y me dijo que si no le gustaba por favor me detuviera, en ese momento yo no podía negarle nada, le respondí afirmativamente, mientras la seguía besando, mis labios iban recorriendo todo su rostro, besando cada uno de sus piercings, recorriendo con la lengua todos sus tatuajes, hasta llegar a sus grandes tetas para detenerme en sus pezones, mis manos se encargaron de quitar el brazo y la tanga para disfrutar de sus tretas y nalgas libremente, mis dedos jugaban alrededor de su culo, cuando iba a meter un dedo, me pidió que esperara, me dio el gel que había traído, unté un poco y empecé a lubricar ese apretado culo.
Al empezar a meter uno de mis dedos con gel ella soltó un gemido de placer, pero me detuvo de nuevo, me dijo que antes de penetrar su ano, la tendría que dejar escurriendo de la vagina para lubricar también con sus jugos, sin decir más se sentó en el sofá que había en la sala de consultas abriendo sus piernas, separando los labios ya húmedos con sus manos, al mismo tiempo que me decía “lame, lame hasta hacerme venir en tu barba”.
De inmediato acepté la cálida invitación, me dirijo hacía su cuerpo, beso nuevamente su rostro, mientras acaricio todo su cuerpo, mi boca empieza a descender por su cuerpo, pasando por su cuellos, tetas, vientre hasta llegar a esos calientes y mojados labios, antes de empezar a besarlos aspiro ese excitante olor a hembra caliente, paso mi lengua por todo lo largo de su vagina, ella responde con pequeño salto y contracción de sus muslos, lo hago varias veces más antes de entretenerme en su clítoris, primero lo beso suavemente, después lo succiono un poco, le doy unos pequeños mordiscos para continuar succionando y dando lenguas hasta que siento sus manos en mi cabeza al tiempo que me dice que no pare, intensifico mis succiones y el masaje con mi lengua por unos segundos, para sentir de inmediato ese jugo caliente salpicar mi cara, ella me suelta, lleva sus manos a su boca para ahogar un grito que deja escapar.
De inmediato se sentó en cuclillas para darme una deliciosa mamada mientras que con una mano se frotaba la vagina y el culo esparciendo sus jugos por toda la zona, llenó de saliva mi verga que estaba dura como fierro y con su otra mano y labios la recorría de arriba abajo, después la engulló completa, parecía que estaba midiendo lo que se iba a tragar por el culo, al terminar de llenarla de saliva y untarle un poco de sus jugos, se incorporó para ponerse en 4 sobre el sofá, sus nalgas eran todo un espectáculo, su vagina aún dejaba escapar hilos de sus jugos, me dio el gel y me dijo “ahora haz lo tuyo” dale con cariño y cuidado a este culo.
Al acercarme a su mojado ano con mi verga llena de saliva, jugos vaginales y gel, puso una de sus manos en mi vientre y me volvió a decir que lo hiciera con cuidado, metí la punta, su mano seguía oponiendo una mínima resistencia, retiré su mano, le dije que se relajara, poco a poco así lo hizo mientras mi verga iba llenando su apretado culo, ella gritaba con una mano en su boca trataba de ahogar su gemidos, cuando estaba adentro la mitad de mi verga volvió a tratar de detener la embestida con su mano, yo la retiré y de un empujón le metí todo mi falo, ella se sostuvo con sus dos manos al mismo tiempo que hacía su cabeza hacía atrás y dejaba salir un grito y me decía “te dije despacio pendejo”, pero ya era tarde, la tenía toda adentro, empecé a bombear más fuerte e intenso, además de darle unas nalgadas hasta dejar sus nalgas rojas, su apretado ano tragaba toda mi verga, ella gemía y decía “me gusta, sí me gusta, dale fuerte, llena mi culo”, con una mano se detenía y con la otra frotaba su vagina, en un momento me pidió parar.
Me dijo "quiero estar sentada arriba de tu verga, quiero sentirla toda adentro de mi ano", así que de inmediato me senté en el sofá y ella se sentó sobre mi falo, quedamos de frente, esta vez de un sentón devoró mi pene erecto por su estrecho ano, en esa posición podía ver, acariciar, besar sus hermosas tetas, morder sus pezones, nuestros movimientos aumentaron de intensidad y velocidad, en un momento se inclinó hacia atrás, recargó una mano sobre mi pierna y con otra se frotaba la vagina, sentía sus uñas clavarse en mi pierna al mismo tiempo que mi vientre era salpicado por un chorro caliente que salía de su vagina, eso me excitó muchísimo, era todo un espectáculo, no pude aguantar más y con un gemido ahogado, deje escapar mi leche dentro de su culo entre unos espasmos de placer.
Ella se dejó caer sobre mi pecho con mi verga adentro, me preguntó ¿te gustó tu regalo? Mi respuesta fu “me encantó”, así permanecimos unos minutos, sabíamos que no debía quedar rastro alguno de nuestra sesión de sexo, por lo que en contra de nuestra voluntad nos separamos, pero antes de que me limpiara, ella engulló mi verga flácida y limpió hasta la última gota con su lengua, mirándome a los ojos me dijo “esto se tiene que repetir”, se limpió mi leche y jugos que escurrían por sus muslos, terminamos de vestirnos, roció el aerosol para eliminar el olor a sexo, nos despedimos con un rico beso, abrió la ventana y me guiño un ojo al cerrar la puerta mientras yo salía.