back to top
InicioDominaciónIsa, de rancia reprimida a sumisa caliente (II)

Isa, de rancia reprimida a sumisa caliente (II)
I

el

|

visitas

y

comentarios

Apoya a los autores/as con likes y comentarios. No cuestan nada.

Al día siguiente con el fin de dejarle tiempo para pensar y ordenar sus ideas, le envié un whatsapp:

–Que tal has dormido?

Al instante.

–Dormí una siesta muy larga estaba rendida, jeje, y cuando desperté eran las 21 cené algo y como no tenía sueño, empecé a leer relatos e historias de Dominación y Sumisión, me imaginaba realizando lo que leía, algunas me daban miedo hasta donde llegaban no sé si sería capaz, pero me excitaban, me toqué un par de veces, no paro de pensar en lo de ayer, sigo caliente desde entonces y más con las recomendaciones literarias, jaja, me has abierto un mundo. Gracias.

–Después de lo leído, de saber más de cómo va esto y de lo que pasó ayer quieres continuar?

-Si, me atrae mucho.

–Bien, como has visto hay que poner unas reglas y unos límites. Por eso:

A las 14 te espero en el restaurante Calco junto al Hotel Central donde vas a hacer una reserva para hoy y compra una tarjeta SIM prepago, para ti. Quiero que vayas provocativa, pero elegante, quiero ver como luces ese cuerpo.

-Ok, me pongo a ello, espero que me dé tiempo a todo. Estoy emocionada, y algo más… Uff

–A las 14, sin demoras y con los deberes hechos.

Continue con mis cosas, me duché y a las 13:50 llegué al restaurante, me situé un poco retirado de miradas indiscretas, a los cinco minutos llegó Isa corriendo con unas cuantas bolsas, vestía vaqueros ajustados, blusa blanca que se transparentaba algo, haciendo ver su sujetador negro y zapatos de tacón alto, aun siendo una "rancia" sabía cómo provocar.

Se sentó a mi lado, fue a darme dos besos, a lo que le respondí con un beso prolongado mientras tanteaba su entrepierna que ardía.

–Vete al baño y tráeme tus bragas.

–Ahora? Con lo ajustado de los vaqueros, se me va a marcar todo.

–y es lo que va a pasar, apreté un poco más mi mano en aquel horno.

Ella ya estaba ardiendo y sin decir nada, con una mueca de disgusto se fue y apareció a los pocos minutos. Dándome sus bragas blancas de encaje.

-Incomoda? Por como están?

–No por ti, por lo que pueda ver o decir la gente.

–Te importa? Creo que ya lo habíamos dejado claro ayer.

–Si, perdona.

–Dame la SIM y tu teléfono.

Cogí de mi bolsillo un teléfono antiguo, le puse la SIM prepago.

Borre mi contacto y conversaciones de su teléfono, apuntándole el nuevo número.

Ahora este sería el método de contacto, no quería sorpresas.

Durante la comida hablamos sobre lo sucedido el día anterior, se le iluminaban los ojos recordándolo. Fue una comida de complicidad con el continuo intercambio de experiencias y deseos.

–Esto es un mundo nuevo para mí, nunca pensé que detrás de la persona que he conocido estos años hubiera un dominante ahora que sé lo que es, ni que me gustara tanto como me trataste y lo que hiciste conmigo. Podíamos haber empezado antes, siempre me sentí muy a gusto contigo, pero nunca imaginé que llegaríamos a esto.

–He visto algún video. Y he leído un montón, creía que me iba a explotar la cabeza de plantearme tantas situaciones excitantes.

–Bueno nunca es tarde, aprovecharemos más intensamente este tiempo, que historias te han gustado más?

–Las de humillación, insultos, de entrega, creo que muestran a cada uno como es, pero me da miedo el dolor.

–No te preocupes el límite lo pones tú, como te dije ayer, lo que pasa tras esa puerta se queda en la estricta intimidad, lo que nos permite seguir nuestros instintos, sin tabúes. Sigues queriendo continuar? Aquí y ahora es el punto de no retorno. Hablaremos luego de las condiciones.

Me dio un beso muy húmedo diciendo:

–Lo tengo meridianamente claro. Confío en ti.

–Te confieso que me estoy mojando solo de recordarlo. No paro de darle vueltas a todo lo que he leído y quiero sentir.

Volví a bajar mi mano a su entrepierna, su humedad se estaba haciendo patente en los vaqueros que ya se habían ajustado a su coño.

–parece que quieres seguir con tu adiestramiento cuanto antes.

–Si estoy impaciente.

–tranquila te vas a convertir en una experta.

–Perfecto, que habitación tienes?

–la 407.

–Bien vete subiendo mientras pago, le dije apretando un poco más su muslo. 

Ella se levantó y a los pocos pasos volvió haciendo un guiño que no pasó inadvertido para los comensales de al lado. Me gustaba la transformación que estaba experimentando de rancia a provocadora.

Entré directamente en el hotel y me dirigí a la habitación, cuando abrió estaba desnuda y se había puesto un albornoz encima. Cerré la puerta tras de mí, y le di un tortazo, que la descolocó, no por lo fuerte que no lo era, quería saber hasta dónde estaba dispuesta a llegar, me miró con asombro.

–esta es por tu protesta a las bragas en el restaurante, espero que sea la última vez.

–Si Amo (miro buscando mi aprobación, quería demostrar que había puesto interés en lo leído en los relatos).

–Bien veo que sabes cómo te tienes que hablarme a partir de ahora en privado, usarás lencería provocativa y te desnudarás cuando te lo diga. Zorra!

–Si Amo, puedo preguntar algo.

–Dime

–Me vuelvo a vestir para usted

–No hace falta, quiero que me la chupes mientras te tocas con las piernas bien abiertas. Veamos si has asimilado todo.

Fue como recibir el perdón, empezó a chupar con interés, mientras se pajeaba, había avanzado mucho con las lecturas y desde el día anterior, se esmeró hasta ponérmela dura, iba a apartarla pero quería seguir llevándola a límites,

–sigue, chúpamela (apretando su cabeza contra mis huevos) y trágatelo todo me oyes, zorra?

Ella aceleró el ritmo, sin dejar de mirarme, en ocasiones se atragantaba y tenía que dejarle espacio para respirar, hasta que no aguante más y me corrí, intentó no dejar nada, incluso lo que salía por la comisura de sus labios, estaba convirtiéndose en toda una puta.

La lleve al borde de la cama y metí dos dedos en su coño, estaba chorreando, los chupe se los volví a meter y se los metí a ella en la boca, empezó a lamerlos como si fuera una polla.

-Que puta eres, te gusta?

–Me encanta,

–Te gusto la comida de coño de ayer?

–Una pasada, me he ganado otra?

–Te gustaría?

–Mucho, me mojo solo de pensarlo.

–Ya veremos, vamos a ver ese culito.

Saqué de una bolsa de regalo un pequeño plug y un gel, ella miraba como quien está en un quirófano, con nerviosismo.

–tranquila lo haremos despacio al principio, este es tu regalo para hoy.

Empecé a jugar con su coño, alternando su vagina y su ano, pasándole los jugos que todavía tenía, introduje un poco el dedo y lo cerró automáticamente, una palmada le indicó que debía relajarse, se fue relajando y dejándose hacer, puse un poco de gel en el Plug y seguimos jugando, a cada intento se iba acomodando un poco más, hasta que lo succionó entero, con una pequeña mueca de dolor

–Lo he hecho bien Amo?

–Déjalo ahí que se te vaya haciendo, pequeña guarra.

La besé y seguí con su coño y sus pechos, quería tenerla muy caliente, cosa que no era difícil.

Cuando la calentura era evidente la hice ponerse a cuatro en el sofá, mientras me la chupaba de nuevo, seguimos con el juego del mete y saca del plug, cada vez estaba más cómoda, era una visión magnifica como movía su culo buscando el plug, le metí dos dedos con la ayuda del gel que a estas alturas no le hacía falta, al recibirlo puso una sonrisa de zorra mordiéndose el labio inferior, le puse un poco más de gel y acerqué la polla a la entrada de aquel culo, viendo lo que se le venía intento retrasarlo, pero ya era tarde.

–Si te mueves y tensas será peor.

–Relájate y disfruta de como tu Amo te va a desvirgar tu culito. Puta

Lo entendió a la primera y se puso a acompasar los envites.

El plug había jugado su papel, estando a medio meter parecía que se había acomodado al ritmo, era una visión magistral, pedía más y sin avisar decidí darle todo, pegó un grito tanto por lo inesperado como por el dolor.

La agarré de la melena susurrándole:

–Esto es lo que buscabas?

–Me arde, me duele, no sé si podre aguantarlo, pero me gusta, que gusto, sigue, sigue, más

Le di un fuerte azote. –Sigue?

–Perdón mi Amo, Siga, dele a su zorra su merecido, me gusta, más, más, agg, me corro

–ni se te acurra hasta que te lo diga

–Puedo ya?, no aguanto.

–Adivinaras, cuando.

No tardé mucho más me tenía a cien, empecé a bombear y ella a la par, corría.

Por sus muslos un mix de jugos y sensaciones.

–Tienes una cara de vicio que es todo un poema

–Le gusta Señor, esa cara de su zorra?

–Me agrada ver todo lo que has aprendido desde ayer,

–Como te sientes?

–Toda una guarra, que ha estado años reprimida. Pensé que cuando me lo dijo ayer iba a respetar mi culo un poco más, pero uff, ha sido la leche, nunca pensé cuando oía a mis amigas, que me darían por culo.

Y?

-Ahora veo que si, jaja duele, quema, pero compensa. Gracias.

–cuando lo hayamos trabajado, lo disfrutaras tanto como tu coño.

–Ahora zorra, vamos a ducharnos que estamos empapados.

Nos duchamos y al salir nos tumbamos para hacer una pequeña siesta, al despertarme la tenía al lado mirándome fijamente.

–No has dormido?

-Una cabezada, pero las sensaciones se me agolpan y no me han dejado.

–y que haces hay parada, si no duermes, tendrás que seguir practicando. 

Dibujó una sonrisa asintiendo y desapareció bajo las sábanas, empezó a hacerme una mamada, estaba asimilando toda la nueva situación, todo lo leído e iba dando sus frutos.

–Ven, del 69, solo lo del colegio no?

–Tampoco, Amo no se enfade.

–Vale (me encantaba moldear a mi antojo a esa mujer.) Ven aquí.

Le hice dar la vuelta, separándole las piernas y empecé a besarle los muslos, alrededor de su tesoro, ella se iba ofreciendo más, restregando su sexo, buscando el deseado final, mientras chupaba mi polla. Cuando va estaba a explotar la hice ponerse a cuatro y se la metí de una vez por el coño, que estaba más que húmedo, era una perra en celo, pedía más, agarrándola del pelo aumenté el ritmo.

–Amo me corro, por favor, lo necesito.

–Espera a que te llene puta, para correrte.

–No puedo, no puedo aguantar más, me corro, agg, agg

Empezó de nuevo a convulsionar, dejándose caer sobre las sábanas.

–Date la vuelta.

Me corrí sobre su cara y su pelo.

–Límpiala, con las manos atrás, ya veremos tu castigo por correrte sin permiso.

El olor a sexo impregnaba la habitación. Nos duchamos de nuevo, antes de salir de la habitación, quise hablar con ella, mientras nos vestíamos.

Te voy a dar algunas instrucciones:

–Vas ir a casa a por algo de ropa y el portátil, pero dormirás aquí. Solo con unas bragas.

–Para mañana seguirás leyendo historias y apuntarás que es lo que más morbo te dan de ellas.

–Podrás tocarte, pero no correrte. 

–Dame tu tarjeta de la habitación. Pide otra cuando vuelvas de tu casa, diles que la has olvidado en la habitación o que la has perdido.

–Quiero que redactes un contrato Amo-Sumisa, encontrarás alguno en las páginas de historias adáptalo a nuestra situación, tal como se están poniendo las cosas, quiero tener tu permiso firmado para usarte como y cuando quiera. Me lo mandas por whatsapp al nuevo teléfono.

Ahora me voy, luego te escribo para ver cómo vas.

Si a las 11 am no sabes nada, haz el checkout y sigue con tu vida normalmente, si puedes.

–Alguna pregunta?

–Amo volverá hoy?

–Son las 20:30 y me esperan a cenar.

Antes de salir se abalanzó hacia mi dándome un beso muy caliente, estuve a punto de follármela de nuevo allí, pero ya había tenido bastante por el momento. Salimos del hotel cada uno en una dirección.

Continuará…

Si alguien desea ponerse en contacto conmigo lo puede hacer a mi correo: [email protected], siempre que lo haga con educación, siendo adultos, sabiendo lo que cada uno busca y desea.

Compartir relato
Autor

Comparte y síguenos en redes

Populares

Novedades

Comentarios

DEJA UN COMENTARIO

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Los comentarios que contengan palabras que puedan ofender a otros, serán eliminados automáticamente.
También serán eliminados los comentarios con datos personales: enlaces a páginas o sitios web, correos electrónicos, números de teléfono, WhatsApp, direcciones, etc. Este tipo de datos puede ser utilizado para perjudicar a terceros.