Solo les cuento que soy diabético insulino, tengo varios problemas de salud, en especial dos, uno es que tengo disfunción eréctil y tengo problemas de próstata, tengo 64 años, soy una persona mayor.
Me toco sacar una cita con el urólogo, pues comencé a tener problemas al orinar. Como saben ese examen es metiéndole a uno e dedo el culo. Llegue y me atendió un señor también de edad, debería tener unos 60 años, muy guapo, muy varonil, me gustó mucho. Hablamos de todo un poco hasta que me dijo que tenía que hacerme el examen, me comentó que solo tenía que relajarme y que el solo me metería el dedo, se me escapo decirle “¿nada más?”. No me dijo nada, me dijo que me bajara el pantalón y que me acostara boca abajo en la camilla, dilo, vas a sentir un poco de frio, es por la crema que te voy a echar para que, entre mejor, deje que si era KY, que esa era muy buena, le estaba tirando unas indirectas y la entendió.
Comenzó por separarme las nalgas y a hacerme un masaje en el culo, no pude más y comencé a gemir, me dijo, te gusta, claro que me gusta, me metió el dedo muy suave, me hizo el examen y siguió, un dedo, dos dedos y hasta tres, luego me puso a la orilla de la camilla, se sacó la verga y que verga, gruesa y larga, me la metió en la boca, se la chupé, la saboreé lo más que pude hasta que se vino en mi boca, sin saberlo a mi espalda estaba su secretaria, le dijo que me echara lubricante en el culo, me la metió hasta que casi me hace llorar, entraba y salía de mi culo de una manera extraordinaria, me culeó muy rico hasta que se vino.
Me vestí y le di las gracias, ahora voy a cita con él una vez a la semana.
Así comenzó una relación que todavía perdura.