Por más está decir que me encanta el sexo he intento siempre hacer todo lo posiblemente humano para conseguirlo y a veces llego a maniobras inmorales para unos y hasta ilegales para otros, pero lo único que nunca voy a hacer para conseguir lo que quiero es forzar a nadie de ninguna manera para lograr llevarme a una chica a la cama. Mira que han pasado muchas por mi cama que hasta una colección de pantis tengo como trofeos. Tengo 55 años y siempre pensé que a mis 50 todo esto iba a disminuir, pero me he equivocado… las experiencias han aumentado. Eventualmente llegará ese momento, pero mientras sienta ese vigor y una linda chica de alguna manera quiera experimentar sexo conmigo, pues yo siempre estaré disponible.
Últimamente como que todo se ha activado y es que como todo en la vida siempre hay mejores temporadas. Igual que los hombres las mujeres quieren coger o hacer el amor, muchas lo buscan con la misma ansiedad mía, otras es cuestión de darles un empujoncito y ceden, otras se toman mucho tiempo para decidirse, pero todas lo quieren. Últimamente me he encontrado con muchas de esas ansiosas y otras que solo necesitan ese empujón o en otras palabras un incentivo y esto es lo que me sucedió con esta chica de nombre Loren a quien conocí sorpresivamente en un corredor de comida de los que hay en esas tiendas departamentales. Intentaré hacerlo lo más breve, pues esto no se da de la noche a la mañana y para que tengan una idea ese primer encuentro casual sucedió en diciembre del 2022 y la base o desenlace de este relato sucedió anoche.
Estoy disfrutando en las mesas de este corredor de comida mi almuerzo cuando veo pasar a esta chica con un cuerpo deliciosamente descomunal. Iba vestida con una especie de vestimenta que creo le llaman overol. Pantalones y camisa unidos en una pieza y esta era de un color turquesa. La chica camina hacia una de las mesas frente a mí y por Dios, que hermoso culo movía. No podía ver su rostro, puesto que cuando apareció solo le podía ver de espaldas. Cabello oscuro hasta llegar cerca de esa cintura estética y atléticamente marcada, verdaderamente tenía esa figura sensualmente llamativa y cuando volteó a tomar el asiento pude ver un bonito rostro de tez clara, bien maquillada con unos pechos llamativos pues su escote permitía que mis ojos se alegraran, pero lo que me llamó también la atención, fue ese hueco que se le hacía debajo de la pelvis, en medio de sus piernas. Realmente mágicamente sensual.
Obviamente se me fue el hambre, pero otra especie de hambre se apareció en mi ser. De solo verla de esta manera me provocó una erección pues también a través de esos apretados pantalones se notaban los relieves de su tanga. Simulé comer, pero no comía y todas esas ideas se me pasaron por la mente y debatía interiormente si acercármele o simplemente disfrutar de ese paisaje que se posó ante mí a tres metros de mi mesa. Como dije, hombres y mujeres buscamos esa intimidad sexual y todos tenemos ciertos parámetros y en esta situación sabía que lo más probable nunca la volvería a ver y eso de conquistar a una chica que aparenta menos de 25 años, como que ya no está en mi archivo de mis reales estrategias. Por su manera de vestir sabía que le gusta llamar la atención y sé que para ella recibir un cumplido y halagos va a ser de lo más común. Sin muchas ideas opté por la más simple y también más directa. Me levanté con mis bolsos y todavía debatiendo me acerqué a su mesa y le dije:
-¡Hola! Mi nombre es Tony. Me acerqué solo para decirte que eres una chica muy hermosa. Esta es mi tarjeta… si gustas llámame que me gustaría hacerte una oferta.
-¡Gracias! -dijo. -¿Y de qué tipo de oferta hablamos?
-No quiero interrumpir tu almuerzo… cuando tengas tiempo si gustas me hablas.
Me sonreí con ella y tomé el camino en busca de mi coche. Ya el golpe de adrenalina me había levantado y se transpiraba a través de mis poros. No recuerdo si fue el tercer día o cuarto día cuando encuentro un mensaje de texto, el cual contesto haciéndose una breve platica:
-Mi nombre es Loren, usted me dio su tarjeta y me habló de una oferta. Contésteme cuando pueda.
-¡Hola Loren! Mi nombre es Tony. Eres una chica muy hermosa y me gustaría saber si estas interesada para posar en una sesión de fotografías. – Fue lo único que se me vino a la mente.
-¿Sesión de fotografías? ¿Usted trabaja para alguna revista o algo así?
-Seré sincero contigo… no, no trabajo para nada de eso. Si miras mi tarjeta, yo no me dedico a eso, pero como te dije… eres una chica muy hermosa y estoy dispuesto a pagar por unas fotografías.
-¿Y qué tipo de fotografías quiere hacer?
-Algo sensual, algo íntimo. -le dije.
-Esto como que no me está gustando… realmente nunca he hecho algo así y no creo ser la persona que usted busca.
La platica por texto se extendió por algunas preguntas más y hasta le di un número de dólares que le podía pagar, pero finalmente rehusó mi propuesta y nos dijimos ambos: ¡Adiós y buena suerte! -Pensé que no volvería a saber de ella y nunca agregué su nombre a mi lista para identificarla. Hace dos semanas se volvió a poner en contacto conmigo para mi sorpresa:
-Sr. Zena soy Loren. Espero esté bien. Le contacto para saber si todavía está en pie su propuesta.
-¡Hola Loren! Gusto de saber de ti. Realmente ya no lo tenía en mente, pero si tú estás interesada podemos hacer algo. -le dije.
-¿Pero solo serían fotos verdad… o hay algo más que usted espera?
-Honestamente me gustaría algo más, pero no deseo que te sientas ofendida. – (me tomé minutos en pensarlo y contestar).
-Prefiero que sea honesto y saber qué es lo que busca… no me gustan las sorpresas.
-Imagino que tú sabes lo que un hombre como yo busco, pero dame una respuesta cuando quieras si todavía no te sientes confortable.
-¿Y cuánto está dispuesto a pagar?
-Eso lo decidirás tú y si puedo luego nos ponemos en contacto.
-Está bien… si me decido yo se lo hare saber.
Sábado por la mañana me cae un texto de Loren y me da un número de mil dólares. Me dice que tiene tiempo esa tarde y que espera que la mitad de lo acordado se lo envié por una de esas aplicaciones que tenemos hoy en día. Le digo que no hay problemas siempre y cuando me envíe una foto de ella totalmente desnuda. Esto lo debatimos por algunos textos y luego cedió y recibí no una, sino que tres fotos de esta mujer desnuda. Envío el dinero acordado y quedamos que a las dos de la tarde en un motel conveniente para ambos. Miraba aquellas fotos y no creía que esta chica que vi hace 8 meses me estaba enviando fotos desnudas y que en horas me la estaría cogiendo. Ese día no estaba urgido de sexo puesto la noche anterior le había dado una follada a una amiguita de mi entorno, pero esto se daba repentino y el solo ver las nalgas con esa diminuta tanga de esta mujer esa verga comenzaba a reaccionar.
Una hora antes a la cita me estaba bañando y preparando. Siempre con mis pantalones de vestir, una camisa deportiva, me aseguro del resto del dinero y algo más para luego salir para la tienda y comprar un paquetito de tres condones. El motel corre por mi cuenta y tomo una habitación en este hotel de 3 estrellas y subo a un segundo piso y me pongo a la espera del contacto de esta hermosa chica de nombre Loren. Cinco minutos antes de las dos me hace saber que está en el estacionamiento. Le doy el número de la habitación y minutos después escucho unos pasos y un toquido tímido a la puerta. Abro la puerta y por Dios, ahí tenia a Loren vistiendo un vestido de tubo que le ceñía preciosamente sus curvas y que a la vez me permitían apreciar esa silueta transluciente a través del vestido y que sabía llevaba una tanga. Se mostraba un tanto tímida e insegura, pero tomó más confianza cuando la tomé de la mano y le daba un beso en la mejía. No quería apresurar la situación, aunque cuando uno tiene a una chica de este calibre de belleza, uno se quiere abalanzar con desesperación hacia ella. Iniciamos una breve platica:
-Te miras muy hermosa… ¿Cómo estás?
-Muy… pero super nerviosa.
-Relájate y solo piensa que ya mañana solo será un recuerdo o espero sea un bonito recuerdo.
-¿Usted hace esto todo el tiempo?
-La verdad muy pocas veces… solo cuando una chica como tú que me guste tanto.
-¿Eres casado?
-No… soy soltero.
Para calmar sus ansiedades conllevábamos esta plática donde descubría era recepcionista de un médico dentista, que había roto con su novio desde ese diciembre que la conocía, que nunca había hecho algo así y ni lo pensó, pero que lo hacía más por la necesidad de hacerse de algo de dinero, pero también por la curiosidad y el morbo que esto le provocaba y por último quedé yo, pues me dijo que también le había parecido agradable desde que me vio por primera vez.
Ella estaba sentada a la orilla de la cama y yo frente a ella en un sofá cerca de la ventana. Podía ver sus potentes y torneados muslos cuando cruzó sus piernas para ponerse cómoda. El vestido era de color celeste y era de una tela delgada y cuya falda le llegaba por arriba de sus rodillas. El escote no era tan atrevido como la vi la primera vez, pero estimaba que de por lo menos me encontraría unos melones de talla doble D. Me habló de que nunca había modelado, que no se siente cómoda haciéndolo y que esperaba no decepcionarme. Comencé por eso y saqué una cámara semi profesional y le dije que solo posara de lo más natural y que la clave era siempre mostrar una sonrisa. Comencé a dispararle algunas cuantas fotos de diferentes ángulos. Le pedí que se sentara contra el espaldar apoyada en las almohadas y que subiera una pierna. Lo hizo sin ninguna duda y yo podía observar esa tanga celeste que llevaba, al igual que esas entrepiernas con una piel joven y tierna. Nunca le pregunté su edad, pero estimo que Loren tiene entre 20 y 25 y verdaderamente esa frescura y ese perfumen que llevaba comenzó a embriagarme.
Con lo de las fotos pareció tomar algo de confianza y se puso en varias poses y me gustó mucho cuando se puso en cuatro sobre la cama aun vestida, pues esa tanguita se traslucía en esa delgada tela de su vestido que prácticamente era como verla desnuda. Creo que se puso algo tensa cuando le dije que se desvistiera mientras de diferentes ángulos le tomaría fotografías. Removió su vestido celeste y poco a poco solo quedó con su brasier, la tanga, una cadena de oro, unos aritos y su reloj. Tiene un cuerpo espectacular, aunque en cierta área de sus glúteos se puede ver algo de celulitis. No era muy obvio, pero qué más da… no hay nada perfecto en este mundo. Le pedí que se fuera contra el espaldar de nuevo y que se pusiera con las piernas abiertas y que se hiciera la tanga de lado. Esto lo hice en toma de video, aunque no creo que Loren se haya dado cuenta de esto. Quizá por la follada de la noche anterior mi verga no se había puesto firme. Si se me paraba al ver estas escenas de esta chica, pero no tenía la presión de un día antes que había pasado sin follar una semana.
Creo que debería ser yo quien llevara el liderazgo en esta acción pues sabía que Loren todavía flotaba en el nerviosismo. Le dije que se pusiera y se sintiera cómoda y que si algo no le gustaba que me lo dijera. Me fui a buscarla a la cama y le removí el brasier y liberé estos dos ricos melones que eran una delicia apreciarlos. Una areola oscura de piel carrasposa y un pezón redondo e inflamado. Los chupé cuidadosamente hasta intentar meterme a la boca toda esa teta. Intercambiaba y Loren solo ponía una de sus manos por sobre mi espalda. Le besaba el cuello y regresaba a sus tetas y parecía que Loren se mantenía fría y en mucho silencio. Le tocaba sus manos con mi mano y estas estaban frías y temblorosas. Pensé que sería mejor que ella invadiera mi cuerpo y se lo propuse de esta manera:
-¿Quieres chuparme la verga?
-¡Si usted quiere! – respondía.
Nunca hablamos de todo este proceso, si debiera usar condón o no y en este momento no lo íbamos a discutir. Me levanté de la cama, me saqué la camisa y removí mi pantalón y mi verga ya había mojado el bóxer. Lo puse frente a su rostro y Loren solo se abalanzó y comenzó a mamarla. No era una gran mamada que digamos, pero si me la chupaba y en cierto momento me chupó hasta los huevos. Sus señales o ademanes no eran necesariamente claros y no sabía si lo gozaba o todo esto era una mecánica totalmente forzada. Por un momento estuve decepcionado y quizá hasta enojado que estuve a punto de decirle a Loren que se fuera a la mierda. Decidí intentarlo de nuevo y le dije que se acostara sobre sus espaldas en la cama.
Le pedí que subiera sus glúteos para quitarle esa tanga celeste y descubrí que la tenía mojada. Ese hueco en una concha de medio tamaño sí que estaba excitado… y me fui directo a darle placer con mi lengua. Al igual, nunca hablamos de que tipo de sexo, la palabra sexo lo hablamos en general e incluso nunca mencionamos condones o nada así. Comencé a saborear delicadamente los jugos saladitos de esta llamativa panocha de labios gruesos y un clítoris cafesoso que se miraba inflamado. Podía ver esa marca más clara que le dejan los pantis que regularmente usa y paseaba mi lengua por toda su rajadura sin que esta chica dijera mucho. Ya para este momento sabía que no era muy expresiva, pero que mi sexo oral la estaba encaminando a ese abismo mágico del no retorno. Comenzó a mover la pelvis con un ritmo armonioso de un baile sexual y sus gemidos comenzaron a aparecer tímidamente. Hice una pausa y le pregunté:
-¿Te gusta… quieres que continúe?
-¡Si usted quiere!
-¿Pero… te gusta?
-¡Si me gusta y mucho!
-¿Quieres que continúe?
-¡Por favor! -dijo con una voz erótica y quebrantada.
Podía escuchar en su voz que se le atragantaba en las mieles de la excitación y también en la miel que emanaba su joven vagina, pues literalmente sentía la abundancia salada que producía. Con mis labios comencé a chuparle el clítoris que era de medio tamaño y se lo sobaba con la punta de la lengua con un movimiento frenético. Loren expulsaba suspiros de placer y parecía que la mujer extrovertida comenzaba a aparecer, pues de repente me decía mientras le halaba el clítoris con mis labios: -Así, así… ¡qué rico! – Y esta nena movía las caderas con un ritmo cadencioso buscando el placer que le daba mi lengua. Fue por ese momento que una de mis manos alcanzó su pezón y se lo apreté y halé suavemente y me volvía a decir: -¡Oh, Dios, ¡me va hacer correrme así! –Yo haciendo una pequeña pausa entre sus piernas le pregunté: -¿Te gusta? – a lo que ella contestó: -¡Me encanta… estoy a punto de correrme!
Parecía que Loren hoy si estaba gozando de este sexo oral y no quise hacer ninguna pausa para yo ponerme un condón y dejar que se enfriara el momento. Yo no estaba urgido por penetrarla y correrme y si gozaba mucho sintiendo el placer que le transmitía a esta joven y hermosa chica con la que prácticamente éramos dos desconocidos. La verdad que me encanta dar sexo oral es rico estar chupando una bonita panocha de una chica que realmente es espectacular de lo bella que es. Yo no llevaba prisas y bajé el ritmo de mi lengua para prolongarle el placer a Loren, pero ya estaba en el borde y ese toque de mis dedos en su pezón como que le echaron más leña al fuego. De repente dio una especie de murmuro y se llevó sus manos a sus dos hermosas tetas y comenzó a mover su pelvis frenéticamente hasta dejar escapar un pujido seguido por un grito que de alguna manera camufló. Elevaba su pelvis al punto que sus hermosas nalgas se despegaban de la cama y yo seguía con mi lengua en su hueco empujándola hacia abajo y sentí el manantial de sus jugos vaginales cuando se estaba corriendo. Su respiración se hizo profusa y con los segundos o quizá un minuto se quedó quieta solo sobándome la cabeza y mi lengua todavía paseándose por su conchita lentamente.
Para mí, solo el haber escuchado esa primera corrida de Loren había valido la pena pagar lo que le había pagado. Para mí, eso es una de las cosas más ricas del sexo, escuchar y ver los gestos de una mujer cuando llega a la cúspide de ese momento. Para mí, todo de aquí en adelante sería ganancia y esto solamente era el comienzo de las tres horas y media que estuvimos en este hotel. Loren salió directa al baño a ducharse medio cuerpo y yo me lavé el rostro en el lavadero. No me decía nada ni yo tampoco le dije nada cuando estábamos ahí. Cuando ella salió de la ducha yo ya estaba de nuevo sentado en la cama totalmente desnudo y ella me preguntó:
-¿Qué quiere que hagamos?
-¿Tú tienes alguna idea?
-Si… pero aquí el que manda es usted.
-No me lo hagas creer te lo aconsejo. Dime tú… ¿Cómo te gusta que te cojan?
-Uh… la verdad que me fascina que me den por detrás… así en cuatro.
-Loren… ¡eres una chica muy linda!
-¡Gracias! Usted es un hombre muy guapo también… créame que no hubiera aceptado esto si es que me hubiese parecido agradable.
-Entonces déjame probar tu conchita así de perrito y déjame decirte que yo me quedo trabado como todo un perro.
-Con esa vergota que tiene ya me lo imagino. Venga pues, pero primero déjeme darle un chuponcito a su amigo.
Ella se quedo sentada a la orilla y yo me paré para ponerle mi verga semi flácida en la boca. Esta vez era una mamada más fluida y esta chica mostraba deseos. Me la pajeaba, me daba una mirada erótica y se la volvía a meter lo más que podía. Estuvimos en eso por alrededor de seis minutos y con mi verga ya inflamada pasé a invadir esa vagina en posición de perrito. Loren se volteó y esas nalgas me quedaban servidas y esas nalgas son perfectamente voluminosas que para ver el ojete de esta chica literalmente hay que abrírselas. Busqué el canal de su vagina y Loren me asistió en el proceso tomando mi verga y frotándose la misma por toda la abertura y ese calor se sentía delicioso. Recordé los condones y se lo hice a saber a esta chica y ella me dio la opción: -Es cosa suya… yo me cuido. – No lo tuve que pensar, no hay nada más rico que disfrutar una buena panocha al natural. Puse el glande a su entrada y ella misma se lo iba empujado contraminando sus dos perfectas nalgas contra mi pelvis. Era una invasión lenta y delicada y sentí como esa membrana de sus labios me apretaban el tronco y podía sentir las paredes de su vagina contrayéndose y dándole placer a mi verga. Que rico se miraba ese culo en esa posición, era un paisaje indescriptible ver el arco de su espalda y esos glúteos a mi disposición. Comencé el taladreo a mi primera velocidad, dando tiempo para que la transmisión calentara lo cual no pasó mucho tiempo pues esa vagina es como un pequeño riachuelo que constantemente vierte ese jugo calientito que uno literalmente puede sentir. Mi verga se deslizaba fácilmente y se escuchaba ese entrar y salir de mi verga a los compas de como crujía la cama. Le tomaba de las nalgas y se las abría para ver como mi verga se hundía completamente en ese deslizadero exquisito de esta hermosa mujer. Le pegué una nalgada que sonó con eco en la pared y Loren me dijo: -Así papi… cógeme… me gusta cómo me la mueves.
Mi pelvis pegaba en sus nalgas y se oía como si fuese un aplauso, de vez en cuando la volvía a nalguear a lo que Loren contestaba con frases similares: -Si papi, dame verga… soy tu putita papito. Intuía que Loren había pasado de esa tensión a dejarse llevar por la excitación… ya no parecía esa chica cohibida o tímida. Ensalivé mi dedo pulgar derecho y se lo puse en la entrada sobando su ojete que sentía como lo contraía y con los minutos le tiré una escupida a su culo y comencé a perforárselo de esa manera. Ella solo me dijo: ¡Que rico papi… me vas a hacer acabar! Muévelo así, que me vas a hacer acabar. -No sé a lo que se refería, si a mi verga o al dedo, pero mi verga entraba y salía de su conchita ya quizá a una tercera velocidad y mi dedo chaqueteaba o se hundía a placer ese apretado culo. Hice una pausa donde le saqué por completa la verga y me agaché para meterle y darle una breve lamida a ese culo. Loren solo gimió y solo escuché decir “que rico”. Volví a penetrarla con embates sólidos y potentes que hasta sentía como mis huevos chocaban con su clítoris y ella me dijo: -Hazle así… que rico. Hazle así fuerte que me vas a hacer correr. -Era un golpe violento y mi pulgar estaba enterrado en su culo y de repente sentí la contracción de su vagina y su ojete y ese espasmo se hizo visible ante mis ojos y me pidió que le diera fuerte. Gemía y le saqué el dedo del culo y la nalgueaba mientras mi verga entró a una cuarta velocidad y ella se fue hacia adelante y no me desprendí de su cintura y sus gemidos y alaridos me guiaron a encontrar el cielo. Me corrí en su preciosa conchita. Nos fuimos a bañar y yo disfrutaba de tocarla enjabonándola. Besaba su cuello, sus tetas y ella me hizo otro oral mientras nos aseábamos e hicimos una breve plática mientras la manoseaba.
-¿Te arrepientes de haber aceptado esto, de haber venido?
-Por el momento no me puedo arrepentir… me lo has hecho pasar bien. Bien dicen que los hombres como tú si saben coger y más que todo tratar a una mujer.
-¿Quién te ha dicho eso?
-Nadie en particular… más que todo lo habré leído. La verdad tenía mucho miedo.
-¡Hay algo que te gustaría hacer, alguna fantasía que te gustaría realizar?
-A ver… Si, tengo algo que me gustaría hacer, pero yo no soy tan expresiva como usted y me daría pena decirlo.
-Que no te de pena. Piensa que a lo mejor después de esto no nos volveremos a ver y lo hagamos y decimos se quedará entre las paredes de esta habitación.
-Eso espero… usted tiene fotos mías muy comprometedoras.
-No te preocupes de eso… son solo para mi y recordarte. Recordarme de este rico momento. Dime… ¿Qué te gustaría hacer? Con confianza…
-Algo relacionado a lo que me estaba haciendo cuando me cogía por detrás.
-¿Quieres probarla por el culo?
-Usted lo dice fácilmente… yo no tengo esa libertad de hablar así.
-¿Nunca te han pedido es rico culo que tienes?
-Si… pero me ha dado pena decir que sí.
En ese momento estaba remojándola con agua y mi verga flácida estaba entre sus nalgas. Por alguna razón no creía que nunca hubiese hecho sexo anal y más que todo me lo decía de esta manera para ofrecérmelo porque simplemente le encanta. Yo simplemente había seguido con su plática y luego le dije:
-Loren dímelo así: -Tony, quiero sentir tu verga adentro de mi culo.
-¡Ay que pena!
-Dilo y te prometo que nadie te va a comer ese culo de la manera que yo te lo voy a hacer.
-Ya me puso nerviosa otra vez.
-Dilo.
-Tony, quiero que me de verga por el culo. (lo dijo como una forma abreviada en inglés: Tony, fuck my ass).
Salimos directamente a tomar acción, pues mi verga había reaccionado con esa plática y estaba ya parada y echando líquido. Loren me la volvía a mamar brevemente y la volvía a poner en cuatro, pero esta vez en medio de la cama. Le abrí las nalgas y comencé con el maratón de chuparle el ojete. Solo oía sus gemidos de placer y luego con los minutos me acomodé para seguir chupando su ojete mientras le daba un delicado masaje a su clítoris y me dijo: ¡Por Dios… que rico mamas tú… esto nunca me lo esperé! -Continué succionado su culo o intentaba meterle la lengua a ese apretado ojete mientras mis dedos chaqueteaban el clítoris. Cada vez gemía más y me expresaba cosas de satisfacción. Cuando supe que estaba cerca de ese punto solo me dediqué a darle placer a su culo. Lo succionaba, se lo lengüeteaba por todas esas imponentes paredes y de esa manera la fui llevando y poco a poco se fue sumergiendo a las mieles de ese placer y de la nada explotó: -¡Por Dios… me estás haciendo correr por el culo! – Se lo chupé hasta estuvo relajada y satisfecha, pero era una delicia escuchar a Loren bufando de algo que quizá ya Loren había vivido, pero que simplemente le encantaba y me quería proyectar esa imagen de chica inocente.
La puse en cuatro y apunté mi glande a su culo. Al principio fue difícil penetrarlo pues en varios intentos me lo rechazaba, pero finalmente ese anillo me lo apretó y se lo dejé ir lentamente hasta sentir mis huevos pegando en conchita. -¡Ay! – me dijo cuando le invadí y me verga entró completamente. Comenzamos un ritmo lento, pero ver mi verga entrar y salir de este hermoso culo me prendió fácilmente que en tres minutos me estaba corriendo. Le dejaba ir mi corría y esta chica me apretaba a la vez los huevos y que sensación más extraña pero rica a la vez me hizo sentir. Primera vez que siento una sensación de escalofríos, muy diferentes a los espasmos cuando uno se corre. Esta energía tan rica pasaba por sobre mis nalgas y se extendía hasta mis espaldas como un escalofrío potente.
Después de una tercera corrida la cual también llegó dándole por el culo, la cajita de profilácticos que compré había quedado intacta. Loren tuvo dos orgasmos más de forma anal y vaginal y esta tarde ambos la habíamos disfrutado y para nada me dolió pagar lo que había pagado por haber disfrutado de un hermoso culo como el de esta chica bella llamada Loren. Salimos del hotel a eso de las cinco y media de la tarde, ella bien servida yo bien servido y me traje no solo el recuerdo de sus fotografías y lo que habíamos vivido, pero también me traje el olor impregnado de en ella en su tanga. Le dije que la quería tener de recuerdo. La vi salir por la puerta de ese hotel en su vestido ceñido de tuvo y de un color celeste, pero ahora se iba sin calzones a su cara a revivir el momento tan rico que habíamos vivido.