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Fantasías de mujer (2)
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No es imprescindible leer la primera parte, pero lo recomiendo.

Al día siguiente en la oficina, Sara me esperaba para someterme a un tercer grado. Aprovechando que trabajamos juntas y relativamente aisladas del resto del personal le tuve que contar con pelos y señales todos los detalles de mi encuentro sexual con John. Cuando trataba de resumir y evitar entrar a fondo me pedía más detalles de su polla, su culo, cómo me había jodido el culo y el coño, todo en definitiva. Mientras lo recordaba y lo contaba me iba poniendo cachonda y Sara igual, se movía en la silla y se notaba que estaba deseando hacerse un dedo cuanto antes.

–Joder Carmen sí que eres una putona y eso que yo creía que te ganaba en zorrería pero veo que somos las dos de la misma cuerda.

–Verás Sara, reconozco que soy calentona, lo que pasa es que nunca había encontrado un hombre como John, una no se suelta si tu pareja no está a la altura.

–Desde luego, en tu caso, hay que reconocer que ese hombre te ha puesto al día.

–Y tú qué, veo que no paras de moverte y que te has puesto cachonda.

–Cachonda yo?, lo que tengo es el coño a mil, necesito hacerme un dedo ya.

–Pues yo estoy igual que tú, venga vamos al baño que no aguanto más.

Nunca lo había hecho con otra mujer salvo experiencias breves en la adolescencia con amigas, pero estaba desatada, si Sara estaba caliente yo no la dejaba atrás y estaba deseando hacerme un dedo con ayuda de ella o sin ella. Allá que nos fuimos las dos y en cuanto entramos nos metimos en un cubículo y empezamos a morrearnos descaradamente.

–Carmen cómo me has puesto so cerda, anda tócame, hazme un dedo que no aguanto más.

–Joder puta lo tienes encharcado, anda siéntate que te voy a comer ese coño de zorra que tienes.

Sara se subió la falda, se sentó en el inodoro y yo como una perra me amorré a comérselo todo mientras se abría de piernas.

–Mmmm, pero qué puta eres Sara, mira qué depiladito lo tienes, cómo te chorrea el coño. Mi asunto con el negrito te ha puesto a cien.

–Siii, zorra, cómemelo que a ti te ha dado por el culo un negro y encima te lo ha chupado todo.

–Mmmm, eso te gustaría zorra, que un negro te la meta por el culo. Quieres chuparme tú el culo? A lo mejor queda algo de su lefa para que la pruebes.

–Aaaah, siiii puta te voy a comer ese culo de cerda que tienes.

Sara tenía el chocho empapado, aprovechando que estaba despatarrada y que se cogía sus corvas para ofrecerme su coño y culo mi lengua iba explorando a lo largo de toda su raja penetrando los agujeros del culo y coño que me ofrecía.

–Aaaah cerda chúpame el coño, jódeme con tu lengua méteme un dedo por el culo, asiii, asiii, no pares que me corro puta.

Su coño era una fuente le saqué la lengua del culo, le metí dos dedos que entraron sin resistencia, y me amorré a su coño dispuesta a recibir en la boca la corrida de Sara.

–Aaaah puta me corrooo, dame por el culo, dame maaas.

Ahora era mi turno, Sara había quedado despatarrada sin moverse después de una corrida antológica pero ahora me tocaba a mi, yo también estaba cachondísima y no podía volver al trabajo sin satisfacerme, me puse de rodillas inclinándome sobre el inodoro y abriéndome las cachas la animé,

–Venga Sara es tu turno enséñame lo que haces con la lengua.

–Uuuuum Carmen, puta, pero cómo tienes de abierto el chocho y el culo, se ve que ese cabrón te jodió bien.

–Has visto perra cómo tengo el culo de abierto. Así es cómo te lo dejan después de una buena enculada.

–Joder Carmen, todavía lo tienes dilatado, ese cabrón la debía de tener gorda y te dio bien por el culo.

–Siii puta, me dio bien por el culo, anda chúpalo, prueba la lefa del negro directamente.

Sara se amorró como la zorra que es y metía su lengua en mi culo alternándolo con mi coño, sus dedos exploraban allí donde su lengua no alcanzaba, me metía dos o tres dedos y mi coño chorreaba. Lo tenía encharcado y yo añadí un dedo mientras Sara con su lengua exploraba mis agujeros.

–Aaaaah me corro puta me corrooo, fóllame (Sara metía sus dedos en mi culo y mi coño y los sacaba bien pringados de mis caldos.

Ya un poco recuperadas, nos arreglamos el desaguisado que habíamos organizado, nuestras bragas estaban empapadas y estaban para un buen lavado. Antes de irnos de vuelta a nuestros puestos me dijo.

–Oye Carmen, yo tampoco he estado nunca con un negro y me has puesto cachondísima. ¿No te importaría quedar con John y conmigo y tener un asunto los tres? Como ves me va la marcha y a ti veo que también, si el chico vale lo que cuentas los tres lo podríamos pasar de maravilla.

–Oye pues no es mala idea, yo ya sabía que eras una calentona y con la lengua haces maravillas, déjame que le llame y quedemos, tú puedes aparecer por casualidad y así no parece todo tan preparado.

Llamé a John que estuvo encantado de volver a quedar y nos citamos al final del día. Sara y yo acordamos que ella aparecería unos minutos más tarde y, como ya la conocía de nuestro primer encuentro en la cafetería, suponíamos que todo iba a ir como la seda.

Me encontré con él como acordamos y pedimos un par de copas. Al rato, apareció Sara y se unió a nosotros. John se desenvolvía bien con las dos pero nos dijo que tenía un antiguo amigo colombiano que se conocían de hace mucho y podíamos quedar los cuatro para no estar tan “descompensados”. Ni Sara ni yo esperábamos más personas, pero tampoco era cuestión de oponerse, así que esperamos mientras John llamaba y quedaba con su amigo Fidel.

Cuando éste llegó me quedé encantada y, por la cara que puso Sara, también. Era un hombre alto y fuerte, del estilo de John, más mulato que negro.

Fidel nos animó a ir a un sitio de copas caribeño en donde se podía bailar y aunque no era nuestro plan inicial allá que nos fuimos. Menos mal que ese día mi marido seguía de viaje por lo que no tuve que dar explicaciones si llegaba tarde.

Estuvimos bebiendo y bailando, Sara y yo nos alternábamos con ellos en los bailes y la bebida nos fue alegrando a todos hasta que Sara, que no quería perder más tiempo, nos ofreció acabar en su apartamento. Allá nos fuimos los cuatro, pusimos música y seguimos con los bailes, yo empecé con Fidel y John con Sara que enseguida le ofreció la boca para un beso tórrido. Por mi parte, igualmente desatada, me comencé a besar con Fidel y de un beso suave y erótico pronto pasamos a un morreo metiéndonos la lengua. Sus manos sobaban mi culo y notaba su pollón apretándose contra mí.

Sara tomo la delantera y cogiéndole la mano, se metió con John en su dormitorio, sus jadeos y gemidos indicaban la calentura de la pareja. Fidel y yo nos conformamos con el sofá, no había más habitaciones, nos fuimos desnudando, y cuando se sacó el bóxer, dios mío que pollón, si el de John era grande éste era un monumento, cuando lo cogía me costaba cerrar la mano de lo gorda que la tenía, empecé a masturbarlo despacio, cogí con la otra mano sus huevos gordos y duros e intenté meterla en mi boca, tarea casi imposible, pasé a lamerla como si de un helado se tratara.

–Vamos Carmen, chúpamela, prueba despacio a comértela ya verás como te cabe.

–Cabrón pero qué polla tienes, no sé cómo me va a caber todo esto.

Fidel y yo oíamos como Sara y John no perdían el tiempo

–Asiii cabrón chúpame el coño, méteme la lengua.

–Mmmm, puta, que rico lo tienes cómo te chorrea

Dada la incomodidad del sofá, le propuse a Fidel que nos uniéramos a ello y allá que nos fuimos; menos mal que la cama de Sara era grande que si no… Sara estaba tumbada de espaldas con las piernas abiertas mientras John, de rodillas al borde la cama, se deleitaba chupándola el coño. Me acosté a su lado y cogí una de sus gordas tetas mamándola y dándole duro a los pezones. Fidel tampoco perdió el tiempo, se puso de rodillas en el otro lado y empezó a pasar su verga por la otra teta y, finalmente, intentando metérsela en la boca.

–Uuuum cabrones qué me hacéis pero qué polla tienes.

–Carmen zorra, chúpame los pezones que me encanta.

Fui deslizándome por su cuerpo y finalmente me puse en un 69 conmigo encima. Le cogí las piernas y las hice pasar por detrás de mis brazos, ahora sí que estaba despatarrada, empecé a comerle el chocho a conciencia, y John aprovechando que Sara estaba en el borde la cama, con todo el culo abierto, comenzó a chupárselo como si le fuera la vida en ello.

–Aaaaah, cabrones, no paréis joder, chupármelo todo.

–Carmen, puta cómo me comes el coño, me estáis jodiendo a fondo.

–Estás hecha una zorrita Sara, putón, como te gusta que te follemos con la lengua.

–Aaaah, si, darme duro.

Chorreaba, esa es la palabra, en un momento Sara se corrió como la cerda que es. La lengua de John y la mía se enredaban en el sexo de ella, nuestros dedos la follaban todos sus agujeros, estaba en la gloria, nosotros recibíamos y bebíamos la corrida de Sara como si nos fuera la vida en ello.

–Aaaaah me corro cabrones aaaah.

Menos mal que Fidel no perdía el tiempo, aunque Sara había olvidado chuparme mi coño con su orgasmo, él se ocupaba de abrirme el culo y el coño y meterme su gorda lengua aprovechando que estaba en cuatro sobre Sara. Aprovechando que ella había quedado KO me volví para devolver a Fidel la mamada que me daba, parecía que mi boca se había ensanchado y aunque no entera, ya me cabía una parte de ese pollón. Mi sorpresa fue cuando John se puso también mi lado y cogiendo la polla a Fidel se la metió en la boca.

–Mmmm John, putita, echaba de menos esa boca que tienes, cómetela toda.

Miraba admirada y sorprendida cómo podía caberle a John la enorme polla de Fidel. No imaginaba sus gustos bisexuales aunque la situación, tan caliente, propiciaba todo.

Se la chupábamos entre los dos aunque a John sí le cabía casi toda la polla de Fidel. Me puse detrás de John, estaba en cuatro comiéndole la polla a Fidel así que aproveché para abrirle su negro culazo y meterle la lengua hasta el fondo.

MMmppfpf, apenas podía articular palabra con todo el pollón de Fidel en su boca pero arqueó su culo más para que mi lengua y dedos le abrieran su culazo. Mientras le chupaba le daba cachetadas en su culo que le ponían más verraco todavía. Él si se comía la polla entera de Fidel que la metía hasta los cojones. Joder que vicio teníamos, no parábamos.

Sara se fue recuperando de su polvazo y se unió a John para chuparle la polla a Fidel; se turnaban, le comían los cojones, le follaban el culo con los dedos, eso era vicio en estado puro.

–Aaaah putitas chupármelo todo, zorras.

–Saraaa puta, méteme los dedos.

Ahora era mi turno, mi sueño de tener una doble penetración, incorporándome pedí a Fidel que me metiera su polla en el coño, menos mal que lo tenía como un charco y despacio me la metió hasta el fondo, si no me hubiera desgarrado.

–Aaaah, joder, reviéntame el coño cabrón.

–Toma puta te la meto hasta los huevos.

John se incorporó y poco a poco, detrás de mí, me la empezó a meter por el culo. El dolor inicial de semejante penetración me hizo sentir llena y puta como nunca. Mi primera doble penetración y era con dos negrazos con unas pollas de campeonato.

–Aaaaa cabrones, me vais a matar.

–Sara, extasiada, miraba cómo esos dos sementales me sostenían en volandas y me mataban a pollazos.

–Joder, qué puta eres Carmen, como te joden estos cabronazos.

Cada vez sus pollazos eran más rápidos, yo no paraba de correrme, me destrozaban pero el placer era mayor, Sara debajo mío veía como los dos sementales aceleraban la follada y se corrían en mis agujeros llenándome el coño y el culo como nunca.

–Aaaa puta toma lefa, te voy a llenar el culo.

–Aaaah me corrooo cabrones, llenarme el culo y el coño.

Notaba los trallazos de semen en mi culo y como se deslizaba por mis piernas.

John se salió de mi culo y, abierto como estaba, Sara se puso detrás, me abrió mis cachas y me metió la lengua en el culo sacándome toda la lefa de mi negrito.

–Sara zorraaa, cómeme el culo trágatelo todo so puta.

–Mmmm pero que culo más abierto tienes putón como te lo han llenado dios mío.

–Con un último pollazo Fidel también llenó mi coño, su leche desbordaba y Sara seguía chupándolo todo pasando de mi culo a mi coño.

–Aaaah qué rica leche, estabais cargados cabrones

Estaba reventada, me habían jodido a base de bien, me entraron unas ganas de mear enormes.

–Aaaah Fidel, no puedo más necesito mear.

–Y a qué esperas zorra, tu amiga putita te está esperando.

La cara de Sara era un poema, la tenía toda llena de la lefa que se había comido de mi coño y culo. Me miraba con deseo con su rostro pegado a mi chocho. No podía más, eche una meada tremenda que Sara bebía con deleite mientras seguía comiéndome el coño.

–Aaaah puta cómemelo, todo para ti.

Era lo más guarro que había hecho en mi vida, me habían hecho una doble penetración, me había comido pollas, culos y chocho a discreción y la guinda había sido echarle una meada a mi amiga mientras me lo comía todo.

A pesar de que estaba todo hecho una pocilga, lleno de corridas y meadas, seguimos follando mientras el cuerpo aguantó; me morree con Sara chupando su cara pringada de semen y meada, los chicos miraban cómo nos comíamos sus corridas y pasamos a hacer un 69 guarro entre las dos, nuestros culos y coños estaban abiertos así que le dimos trabajo a nuestras lenguas y dedos, nos penetrábamos y chupábamos sin parar. A nuestro lado Fidel y John replicaron nuestro 69 y ellos también comenzaron a comerse sus pollas y culos. Nunca había visto una relación homosexual en directo y, si estaba ya caliente, me puse todavía más, Sara creo que estaba tan sorprendida como yo pero no dejaba de chuparme y joderme por ello. Deshicimos nuestro 69 y me quedé viendo como ellos seguían sin descanso. Sara se incorporó y, buscando en su armario, sacó y se puso un strapon con una señora polla de veinte centímetros por lo menos; aprovechando que John estaba en cuatro con todo su culazo abierto se puso detrás y mientras Fidel le abría el culo se la fue introduciendo hasta el fondo.

–Aaah puta, cómo me gusta en el culo, métemela hasta el fondo.

La enculada a John hizo que engullera más si cabe la polla de Fidel que no dejaba de abrirle el culo y chuparle la polla a su vez. Yo miraba y me masturbaba con mis dos agujeros abiertos de par en par y chorreantes. Sara paró de encular a John y les pidió que le hicieran una doble penetración.

–Ahora es mi turno, maricones quiero que me jedáis los dos a la vez.

Sara se puso en cuatro y Fidel, detrás suyo, comenzó a metérsela por el culo.

–Toma puta a ver si te cabe esta polla en tu culo de zorra.

–Maricooon, métemela joder, hasta el fondo.

Era increíble ver cómo ese pollón se introducía en su culo, cualquiera hubiera imaginado que se la iba a sacar por la boca pero John se puso delante de ella y se la metió en su boca llena de babas de los morreos y chupadas que nos habíamos dado. Yo, caliente como estaba, dejé de sobarme el coño y deslizándome debajo de ella se lo mamaba mientras veía cómo el enorme pollón de Fidel martilleaba en su culo, sus huevazos me daban en la cara mientras le comía el chocho que destilaba sus caldos y pringaban mi cara. Como los chicos ya se habían corrido conmigo tenían cuerda para rato y no paraban, cada uno por su lado, de darla por el culo y por la boca. Para acelerar la corrida de Fidel aproveche mi posición para meterle un par de dedos en su culo y follárselo sin parar, eso fue mano de santo el tío se corrió como un campeón en su culo.

–Aaaah putas me corrooo.

Sara no podía hablar con la boca llena de polla pero por sus movimientos y gemidos se estaba corriendo sin parar como una cerda, su coño destilaba jugos que bebía con gula. Al retirarse Fidel le dejó el culo rojo y abierto, con mis manos se lo abría más y no dejaba que se le cerrara, Sara se arqueo y me puso su culo, abierto como un túnel, en mi boca así que le metí la lengua todo lo profunda que pude para chupar y tragar toda la corrida de Fidel. John saco la polla de su boca y se le empezó a mear en ella.

–Toma puerca mi meada, bébetela toda.

–Aaah dámela maricón méate en mi boca de puta.

El chorro de John le llenaba la cara y la boca y caía sobre mi coño que Sara acabó chupando con deleite. La guarra de ella aprovechó que le comía el culo y también se empezó a mear en mi cara, me puso frenética y no paraba de comérselo todo mientras me llenaba la boca y la cara con su meada.

–Chúpame el coño cerda, tómatelo todo.

Acabamos todos derrengados y tumbados sobre la cama que estaba hecha una porquería, al rato nos aseamos y los chicos se fueron prometiendo repetir la experiencia.

Continuará.

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