Eran las diez de la noche y ya llevaba masturbándome más de seis horas, estaba agotada en verdad, recordé cómo comencé a las 4 pm, solita en mi departamento y viéndome en el espejo de mi baño toda bien pintadita, mis labios rojitos carmesí, mis uñitas de pies y manos color rojo también, mis aretes dorados, un collar dorado con una medalla que decía “Sissy”, pulseras de colores, lencería blanca muy sensual, mis mejillas estaban rosadas y mi cabello negro largo con cerquillo, mis ojos bien pintados con sombras azules, estaba linda en verdad y me tomé una foto para recordar lo bonita que me puse, y sobre todo cómo comenzaba esa tarde hermosa de verano.
Aromaticé el departamento con lavanda y puse música porno de los años sesentas para inspirarme más.
Mis nalgas estaban muy suaves y preciosas, redondas, siempre fui nalgona desde pequeña, mi pinguita como siempre diminuta, de travesti, y pienso que a medida que me fui volviendo más zorra con los años se me fue encogiendo más, a veces era como un botoncito, un capullito inofensivo.
No me pude contener al verme en el espejo tan producida y bajé mi tanguita color blanco dejando ver mi pequeña rajita al separar mis nalgas, mi hoyito ansioso por placer.
Ahora, es de noche, la luz ya no es natural, sin embargo, la música sigue sonando, el aroma en el aire del departamento ya no es de lavanda, el aroma es una mezcla de olores, de sudor, semen y culo.
Me veo al espejo y estoy con toda la pintura corrida, en mis labios veo semen, ¡¡en toda mi cara veo semen!!, estoy desnuda, me volteo y veo mis nalgas rojas, el poto lo tengo adolorido, mi anito está muy abierto, lo he conseguido finalmente, he logrado dilatar mi ano bastante, se dibuja un agujero negro bien profundo, es un túnel, me duele un poco pero aun así siento una sensación de vacío y de querer tenerlo lleno.
Mi cara es de una puta sin remedio, mis pezones están muy rojos e hinchados, mis piernas me tiemblan, mi pinguita está pequeñita pero bien irritada y goteando aún un poco de esperma.
En conclusión, ha sido una tarde maravillosa de entrenamiento anal con buenos resultados, aquel agujero me lo demuestra, me siento orgullosa de ver una mejor dilatación.
A eso de las 9 pm ya me encontraba en el éxtasis, cabalgando un consolador enorme, el más grande que he comprado alguna vez, era un sube y baja frenético, mi ano ha sido violentado salvajemente por ese enorme falo, mi mente volaba pensando que me follaba un negro enorme y que me rellanaba como un demente, que delicioso fue verme en el espejo tragándome ese hermoso y venoso pene.
Necesitaba sexo, llevaba semanas en abstinencia y mi culito necesitaba ser atendido de manera urgente.
No quise arriesgarme a buscar un macho con el pene pequeño, quería grosor y longitud esta vez, necesitaba contundencia en la penetración.
A las 10.30 pm estaba dándome una ducha nuevamente, me quedé profundamente dormida hasta las 2 am.
Me desperté, tomé un vaso de agua en la cocina, prendí la televisión y me quedé pegada viendo una película porno de transexuales teniendo doble penetración anal, fue la gloria, no debí verla, esas caras de gozo me pusieron a mil nuevamente y recordé cómo me corría en mi cara y en mi boca aquella tarde, mi propia lechita sabía tan rico, y el estar así toda doblada fue tan excitante que nuevamente me calenté.
Esta vez me puse un vestido rojo, tacos, cogí una cartera, me arreglé un poco y salí a la calle de nena, desinhibida y decidida a follar con algún macho de alguna disco.
Pero esa es otra historia nenes, les mando un beso.