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La sorpresa de mi amante
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Tiempo de lectura: 7 minutos

Estaba impaciente por verlo. Nuestras citas cada 15 días cada vez se hacían más duras de esperar. Llegaba a ellas apurada como gata en celo.

Esta vez, me citó en un hotel lujoso, en la habitación del ático.

Llegué y cómo era de costumbre no faltaba detalle: música relajante de fondo, una botella de champán caro, las cortinas elegantemente cerradas, unas velitas rojas que iluminaban tenuemente la preciosa habitación, el yacusi en pleno funcionamiento con agua calentita y unos pétalos de rosas rojas a su alrededor que desprendían un olor floral y fresco muy agradable.

Me desnudé despacio, agradeciendo a mi cuerpo el regalo de placer que me daría en pocas horas. Me miré al espejo y acaricié suavemente mi cuerpo femenino y natural, con esas curvas que enloquecen a los hombres y los rinden a mis pies.

Me preparé una copa de champán y me metí en el yacusi disfrutando de su perfecta temperatura que en contraste con el champán helado ya me daba escalofríos de placer.

Y llegó. Entró muy despacio, sigilosamente, pero con paso firme convencido de su poder. Un poder que me rinde a sus pies mientras me derrite de placer y me hago pequeñita a su lado. Se lo que me espera, su mente vil y sus habilidades me harán estremecer hoy también, igual que en cada cita que tenemos.

Este poderío me gusta y me pone, pero a la vez, me da un miedo paralizante. Soy una mujer empoderada, que ando con paso firme por la vida y nada me desvía de mi centro y mi foco. Excepto él. Pura adición. Pura pasión. Perdición. Mi mente se resiste, pero mi corazón y me cuerpo se rinden a lo que me espera. No tengo escapatoria. Otra vez más, gozaremos de esta locura adictiva y placentera que nos conecta y nos une. Esta locura que nos hace gastar dinero, coger aviones y cruzar países solo para vernos y disfrutar de momentos como el que nos esperan.

Se acerca por mi espalda, observándome relajada dentro del agua caliente. Mi respiración se acelera y nota mi nerviosismo, mi incertidumbre y a la vez, unas ganas locas como si fuera nuestra primera vez. Se que le pone cachondo verme como una niña buena e indefensa teniéndome a su merced.

Noto sus manos, se apoyan con confianza en mi espalda y retiran parte de mi pelo largo y suave hacia un lado para darme un tierno beso en el cuello. Giro mi cara y nos fundimos en otro deseado beso apasionado en los labios. Me da las manos y me invita a salir. Me seca tiernamente con una toalla de algodón blanca que también huele a rosas. Me seca como si fuera una muñequita que se puede romper: con delicadeza, ternura, mirándome a los ojos con un deseo feroz que en breve vamos a saciar.

Ya de pie, uno frente al otro. Yo desnuda y vulnerable y él aún vestido de calle, vuelvo a sentir esta sensación excitante de estar a su merced. Me da la mano con cariño hasta hacerme a la cama. Me quedo quieta, a la espera de sus intenciones de hoy, a su merced… otra vez. Quiero abrazarlo, pero siento que pone distancia. Empieza la fiesta, reconozco esta mirada morbosa de “aguantate que viene lo bueno”.

Saca un pañuelo del bolsillo de su pantalón. Un pañuelo azul, de seda suave con olor a su perfume. Ese perfume que solo es suyo, que me encanta y me pone a mil. Utiliza este pañuelo de olor embriagador para vendarme los ojos y algunas de sus pulseras de cuero para atarme al cabecero de la cama.

Estoy desuda, atada a la cama y con los ojos vendados. Me siento indefensa, estoy 100 x 100 vendida a su voluntad… y otra vez… A su merced… Noto que se aceleran las palpitaciones de mi cuerpo, y empiezo ya a retorcerme impaciente en la cama… Mi excitación es máxima… y aún no me ha puesto un dedo encima… y aún no me toca… ¿que estará haciendo?

Oigo un ruido, ¿Es la puerta? ¿Se habrá ido dejandome aquí atada?

Estoy muy caliente. Tengo mis sentidos sensible al máximo con la atención plena ya que me tiene totalmente desconcertada.

Oigo unos pasos. Son diferentes. Esta no es su cadencia, la sé reconocer a ojos cerrados. Huelo también un aroma diferente, al que no estoy acostumbrada. ¿Hay alguien más en la habitación? Puedo intuir que no estamos solos, pero no con certeza. Estoy desnuda, atada en la cama y con los ojos vendados.

Estoy nerviosa. No veo. No me puedo mover. No sé dónde están pero siento su energía y su respiración cerca. Siento como mi entrepierna se humedece por momentos. Noto una enorme sensación de indefensión y a la vez muchas ganas de sentir, de que me toquen, de que me follen y apacigüen ya el fuego que hay en mi y me tiene a punto de estallar.

Los siento cerca. No estamos solos y desconozco esta otra figura que ha entrado por sorpresa en la habitación. No puedo escapar, estoy atada. La inseguridad y el desconocimiento se convierten en excitación máxima. Van a hacer de mi lo que quieran. Otra vez… mi siento a su merced…

Ahora si… Dios mío! Noto como me empiezan a acariciar 4 manos. Me entra una pequeña risa nerviosa de chica traviesa y viciosa.

Esas manos expertas acarician mi cuerpo erizando a su paso toda mi piel. Mientras unas manos se entretienen en mis labios y mis senos, hay otras recorriendo mi vientre y mis piernas… irremediablemente sé donde van a terminar. Y si, ya están allí. Unos dedos suaves empiezan a acariciar mi coño húmedo, ya casi casi chorreando.

Estoy cachonda perdida. No puedo ver pero los siento ya deseosos de mi feminidad al ver bailar encima de la cama mi cuerpo atado excitado por esta exquisita masturbación acompañada de ración doble de caricias.

Les pido con insistencia que me den ya una polla. Necesito saciar las llamas que queman dentro de mi. Y cumplen con su deber. Abro la boca y empiezo a saborear una buena polla, una polla calentita de la que ya brollan fluidos celestiales. Me encantaría cogerla con mis manos pero estoy atada y no puedo. Siento impotencia y excitación. ¿Sera esta la polla de mi amante? ¿Sera esta la polla del desconocido? No lo se. Puede que si, puede que no. Siento incertidumbre y excitación. Y eso hace que aún la chupe con mas ganas, relamiéndola de todas las formas que las ataduras a la cama me permiten. La saboreo, la baboseo, la lamo y la relamo como si no hubiera un mañana y como si hiciera meses que estoy hambrienta y sedienta de flujos celestiales.

Estoy perdida. Estoy perdida en un mar de placer. Tengo una polla divina en mi boca y a la vez, otra boca divina que me come el coño a las mil maravillas. No puedo con todo y voy a explotar. Ya lo siento, está ahí, es inminente, siento una oleada intensa que recorre mi cuerpo y empiezo a correrme casi sin quererlo. Esto no ha hecho más que empezar. Estoy tan cachonda que me corro con el mínimo roce, y no lo puedo evitar. Hacemos la fiesta de las sábanas mojadas. Corrida tras corrida, hasta quedarme casi vacía por dentro. Se divierten dándome placer. Se siente machos viendo las corridas que provocan sus manos y bocas habilidosas. Esa experiencia inigualable de los maduritos que me tiene loca.

Aunque mi cuerpo parezca exhausto de placer, necesito notar una polla dentro. Y suplico y suplico con vehemencia que me follen. Soy insaciable y contrariamente a lo que pueda parecer me ha sabido a poco y quiero más, mucho más. Pero hoy mandan ellos y yo… estoy a su merced.

Y, sin avisar, me dan la vuelta, como si de un juguetito pequeño se tratara. Me ponen en 4, mostrando mi culo en pompa y sin esperarmelo, recibo un azote con un látigo. Este azote me baja de las nubes del placer en las que estaba y me devuelve a la pura realidad: 1 amante, 1 desconocido y yo atada, vendada y puesta en 4 con el culo en pompa después de recibir un primer azote.

Vuelvo a sentir tensión y pongo otra vez todos mis sentidos en estado de alerta. ¿Habrá mas azotes? ¿Hasta dónde llegaremos hoy? No tengo tiempo ni de pensar que ya recibo otro azote, duro y seco.

Recibo otro azote, y otro, y otro y otro más hasta que pierdo el norte ya de los azotes recibidos pero a la vez vuelvo a entrar en entre trance de dolor placentero tan gustoso difícil de explicar.

No veo, pero me conozco y sé que tengo el culo rojo y caliente. Mi piel sensible está ardiendo y me escuece. Una chica traviesa de vez en cuando se merece estos azotes. Y yo soy traviesa y juguetona y tramposa y él lo sabe y le pone. Es cómplice conmigo de algunas travesuras conjuntas y se toma el permiso de castigarme así. Tiene el poder, lo siente, lo aprovecha y le gusta.

Puesta en 4, con mi culo rojizo pidiendo guerra dura noto otra polla que se acerca a mi boca. No es la misma que antes, así que me la como como si fuera la primera vez, otra vez. Poniendo todas mis ganas y me encanta. Me sueltan una mano y empiezo a jugar con ella, estaba desesperada ya para sentir un mínimo de libertad. La agarro con fuerza y me la meto hasta el fondo de mi garganta, sintiendo el tope varias veces hasta que me vienen arcadas y esa salivación extrema que aliña tan bien una buena mamada.

Y ahora… estoy concentrada en empezar una buena mamada babosa cuando noto que algo se acerca a mi culito indefenso puesto en pompa y azotado.

Siento como una manos me acarician el culito enrojecido con cariño y mmm… una lengua. Una lengua me está comiendo el ano con ricura.

Esto me está gustando mucho: me estoy comiendo una polla jugosa mientras me están comiendo el culo vorazmente. Siento mis piernas empapadas con mis propios jugos.

Recibo un azote más sin esperarmelo y siento que per fin me penetra hasta el fonde de todo de mi ser. El placer es tan inmenso que no puedo reprimir un gemido tan fuerte que se habrá oído en todas las habitaciones colindantes del elegante hotel.

Ahora si. Pido más, más y más. Llevo esperando esta polla desde que he pisado el hotel por primera vez. Y ahora tengo una ración doble: una polla en mi boca y otra en mi coñito empapado.

Estoy muy excitada y solo me falta la guinda del pastel: Quiero dos pollas dentro de mi. Se lo pido entre orgasmo y orgasmo y no lo dudan ni un momento. Me saca la polla de la boca y me la mete directo a mi culo recién comido.

Ahora si, dos buenas pollas follándome con fuerza todas enteritas para mi. Mi cuerpo recibe esto como un regalo de Dios y lo aprovecho y lo siento desde mi parte más terrenal. Gimo con fuerza y me suelto y me corro una y otra vez, y otra vez, y otra vez… Mis fluidos calientes empapan por completo a mis compañeros y eso les genera un subidón que no pueden aguantar.

Tengo el culo tan apretado que uno de ellos se suelta dentro de mi. Llenándome de leche este culito rojo de los azotes.

El otro, el que me está follando el coño está a punto de terminar, noto esta presión tensión y dureza que me regala otro orgasmo una vez mas antes de salirse de mi y correrse en mi boquita. Reconozco este sabor dulce y suave que tanto me gusta y me trago todo, relamo hasta la última gota que se derrite por la comisura de mis labios.

Estoy satisfecha, exhausta y empapada, tanto de corridas como de sudores. Hace mucha calor ahora en la habitación y el olor a pétalos de rosa y perfume de mi amante se ha convertido en un olor embriagador a sexo que me lleva otra vez al estado de trance y relajación. Estoy tirada en la cama, aún con una mano atada y mis ojos vendados.

Oigo otra vez la puerta de la habitación. ¿Entra un tercero? No me siento capaz de mas. ¿Quién se va? ¿Me quedare sin ponerle rostro al amante desconocido? Estoy tan perdida en la sensación post coital máxima que no puedo ya ni reaccionar .

Se acerca mi amante, me desata mi manto entumecida y me quita el pañuelo de seda azul que ha privado mi visión hasta el momento. Nos miramos a los ojos y sonreímos con complicidad. Otra vez, lo hemos pasado muy bien.

Me besa en la frente y nos dormimos juntos y abrazados.

Buenas noches.

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