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Tiempo de lectura: 2 minutos

Siempre he amado esa posición porque tengo el control total de la profundidad con la que me penetra mi macho y de la velocidad con la que le doy placer, además de sentir mucho el placer de comerse desde la punta hasta la base pero mi hombre en su condición de macho alfa y fuerte decidió ponerse en pie sin salirse de mí y apoyando a una mano a la altura de mi ombligo utilizó la otra mano para empujar suavemente mi espalda haciendo que mi cuerpo se inclinara hasta sentir la piel de El Potro en mis pequeñas pero sensibles tetitas, mi culo quedó sumamente levantado y a disposición de él que ya se preparaba para bombear muy fuerte.

Así lo hizo mientras sus manotas comenzaron a darme deliciosas nalgadas, yo estaba hecha la más zorra del mundo entero… Con ese tremendo pedazo de carne hasta el fondo de mi ano no paraba de gritar y suplicarle que me hiciera su puta, qué ano era suyo, que me destrozara con su fuerza de hombre!

Fue en ese momento cuando él supo que yo necesitaba sentirme femenina, que mi esencia pedía ser tratada como eso, como una mujer caliente que disfruta complaciendo a su macho y casi con lágrimas en los ojos escuché lo que tanto deseaba… Comenzó a hablarme en femenino: "¡anda putita cómetelo todo hasta el fondo! ¡Eres una niña muy cachonda y hoy te voy a preñar bien profundo! ¡Mueve esas nalgotas!"

Al oír sus palabras me puse más caliente aún, ¡mis nalgas tenían vida propia y se movían de un lado a otro sin parar como una auténtica batidora! "¡Sí papito, eres mi macho y quiero que me preñes muy fuerte y muy dentro! ¡Cógete a tu puta! ¡Métele los huevos enteros! Suplicaba mientras él aceleraba los movimientos, me empujaba tan fuerte que sentí que me caía del Potro cuando por fin sentí sus contracciones "¡cómetela toda perrita te doy toda mi leche! Gritó con fuerza, yo me empujé hacia atrás clavándome todo ese pedazo de carne, no quería desperdiciar ni una gota de su delicioso semen, todo debía descargarse muy dentro de mi…

¡Así papacito, soy tuya! ¡Me estás preñando! ¡Soy tu puta cuando quieras amor! Le gritaba mientras su miembro seguía expulsando chorros de deliciosa leche muy dentro de mi ser. Cuando terminó, recostó su pecho en mi espalda sin salirse de mí ano y me besó el cuello pasando su lengua por mi nuca… "¡Eres deliciosa putita me encantas! Me dijo y yo tiernamente le dije "eres el mejor papito…"

Continuará…

Gracias por leer queridos, cómo siempre les dejo mi correo para que me conserven calientita [email protected]

Besos!

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