No tenía idea cuantas horas me dormí, me despertaron las ganas de ir al baño, sentí la pija de Camila entre mis nalgas, se había salido, estaba mojaba y blanda, pero se sentía gorda, enorme, y mi cerebro empezó a recordar todo.
Mis movimientos la despertaron, me acarició mi pecho, y con cierta dulzura me preguntó:
–¿Qué pasa, bebé, dormiste bien?
–quiero ir al baño respondí casi con miedo.
Sentí sus labios en mi cuello, muy suavemente, y su voz cálida.
–Vamos amor, yo también necesito ir
Nos levantamos, y me guio hasta el baño, me sentó en el inodoro y me dijo:
–Hace todo, mi vida, que vamos a pasar una tarde hermosa.
Abrió la ducha y se quitó toda su ropa y se quedó esperándome por unos minutos.
Cuando hice mis necesidades, me ayudó a levantarme, me besó en los labios y me llevó hasta la lluvia de agua caliente.
Pasó el jabón por mi ano, por mi entrepierna, por las axilas, volvió a bajar y volvió a enjabonar mi agujero pasando su dedo y abriéndolo para que entrara la espuma.
–"Estás quedando como nuevo, papito" murmuró en mi oído.
Sentí un chorro tibio y potente que sacaba el jabón y casi entraba en mi interior, me enjuagaba con su orina.
Después me dio vuelta con sus manos en mi cintura y bajando hasta mi cola con caricias mientras su boca me besaba, primero casi rozando mis labios y después con pasión, su pene, otra vez duro se frotaba en mi entrepierna, y casi alcanzaba a tocar mi ano.
Estuvimos así varios minutos, hasta que cerró las llaves de agua, me abrazo con un toallón, me secó muy delicadamente y se secó ella muy sensualmente y con una sonrisa muy cómplice me tomó la mano y me guio hasta la habitación.
Miró su teléfono, que estaba enchufado, revisó los mensajes, abrió una lata de cerveza, tomó el plato con cocaína, su bolso y se sentó en la cama.
–"Fernanda no va a volver, te tengo para mi sola el resto del día" me decía mientras sacaba algunas prendas de su bolso.
"Hace frío, bebe, ponete esto" me alcanzó un short de dormir azul, de raso con puntillas y una remerita sin mangas de la misma tela y color. Ella se ponía un culote negro de encaje y un top haciendo juego, ligas del mismo conjunto y se terminaba de cubrir con un camisolín blanco.
"Vení amor" me dijo señalando la cama
Me senté a su lado, tímidamente.
Acercó cocaína a mi nariz con una tarjeta y la lata de cerveza, tomé ambas cosas.
"Son las tres de la tarde, gordo ¿no querés que hagamos el amor todo el día?”
Accedí con mi cabeza, por temor.
Se levantó, fue a la mesa, tomó una cerveza y me dijo "voy al baño, bebe, espérame.
Volvió enseguida, se sentó y me dio la lata en mis manos atadas, Acercó el plato y me dijo “toma solo amor”.
Estuvimos varios minutos así, hasta terminar la cerveza.
Camila buscó dos latas más, volvió a poner la cámara del teléfono y me dijo:
"Voy a soltarte las manos, tengo tus documentos, tus datos, tus redes sociales y varios videos, así que portate bien" desató mis manos y me dijo que me parara.
La habitación me daba vueltas, mi cerebro no respondía, volví a sentarme aturdido, mientras que ella sonreía mostrándome unas pequeñas pastillas y señalando la cerveza.
–Vení –me dijo apoyada en el respaldo de la cama, y yo obedecí.
Me abrazo, me acarició, tomábamos cerveza y cocaína por largo tiempo, nos besábamos con locura, me llenaba de su saliva, me decía cosas dulces y sucias, y sus manos recorrían mis nalgas, mi ano, mis testículos.
–Acostate bien, amor, me acomodó en la cama, boca arriba, y se subió sobre mi pecho, su pene cogia mi boca alocadamente.
"Que lindo que sos, amor, me encanta hacerte el amor, sos mío, mi puta, mi novio, mi esclavo" su líquido pre seminal volvía a recorrer mi boca, sus movimientos aumentaban, sus gemidos y sus palabras sucias, también.
Su punta golpeaba mi garganta produciéndome arcadas.
"Que hermosa cogida te estoy dando, bebé"
"Como te gusta mi pija" "nadie te va a hacer todo esto que te hago yo, putito mío"
Después un gemido muy profundo y su leche en mi garganta directamente, casi ahogándome, su pija latía.
"Tragala toda, hasta la última gota" me ordenó.
Parecían litros de semen pasando hacia mi estómago.
Salió de mi boca, alcanzó una cerveza y se acomodó a mi lado.
Seguimos tomando e inhalando por unos minutos, hasta que su dedo empezó a abrirse camino en mi orificio, su miembro a apoyarse en mi pierna, su lengua en mi oreja.
Se sentó en el respaldo de la cama y me ordenó besarla, cuando me quise acercar me acomodó sentado sobre ella, su lengua me volvía loco, sus manos corrían el short y otra vez toda esa carne caliente y libre me abría las paredes, su pija desnuda me destrozaba.
–"¿Te gusta como te la meto sin forro, putito mío, te gusta mi leche, te da miedo algo, amor?" Su risa y sus palabras acompañaban sus estocadas.
Me cogió por largo rato así hasta que sin salir me dejo de costado, en cucharita, mis piernas juntas en posición fetal, su enorme pija en mi culo, bien apretada.
Me cogió con fuerza, me la sacaba y la volvía a meter con más fuerza por largo rato, el dolor era insoportable.
"Mira como te desvirgué" me dijo, mostrándome su pija bañada en sangre.
Me puso boca abajo y siguió con más fuerza, me dio vuelta la cara y me beso bien apretada contra mi espalda.
–"Besame que vamos a compartir algo toda la vida, mi pobre putito"
"Toma mi leche que te encanta"
Metió más su lengua en mi boca, y se estremeció mientras acababa.
Eran las 8 de la tarde, hasta las 2 de la mañana Camila me cogió tres veces más.
Se fue con una risa malvada y un "No te olvides de mi".