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Mis hermanos gemelos me parten en dos
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Ya llevo casi tres meses teniendo sexo duro y constaté con Esteban, mi vecino que es casado con Miriam la compañera de trabajo de mi papá. Está es continuación de mi anterior relato, continúo.

Siempre aprovechamos esos viajes de proyecto de mi padre, pues mis hermanos los gemelos ellos también aprovechan esos días para irse dónde sus novias unas chicas muy lindas y tiernas ya llevan dos años de relación con ellas, estas viven a una hora de nuestra ciudad.

Hoy estuve con Esteban toda la mañana, el me da unas folladas deliciosas jamás imaginé volverme adicta a esa verga tan gruesa y grande me encanta que me llene entera de leche, en mi vida hubiera pensado que el sexo sería tan exquisito.

Todo el resto de tarde estuve adelantando trabajos, no quiero descuidar mis deberes para que papá no sospeche nada raro. Cuando me doy cuenta son las nueve de la noche, me levanto a buscar algo de comer y me voy a mi cuarto necesito una ducha y así lo hago. Salgo de la ducha en toalla y voy a la comodidad de mi cama a comer.

Mientras estoy comiendo mi pizza y tomando mi refresco, recibo la llamada de todas las noches de papá.

– Cielo, ¿cómo estas, como va esos estudios? Pregunta mi padre.

– Hola papi, estoy bien y los estudios excelente, tú sabes soy muy juiciosa.

– No tengo duda de eso mi vida. Has hablado con los gemelos hoy.

– Si papi, Diego me llamo en la mañana y Tomás en la tarde.

– Ya sabes, si necesitas algo, los llamas.

– Ok, tu tranquilo, concéntrate en tu trabajo. Que si necesito algo los llamó.

Me despido y cortó la llamada. Pensando en todo lo que Esteban me hace, voy a buscar mi masajeador de clítoris, y un consolador grueso que se asemeja muy bien a la verga de Esteban, decido hacerle una video llamada ya que esa noche no podría ir hacerme compañía, pues tenía a la suegra de visita en casa, había llegado en las horas de la tarde, por eso aprovechamos la mañana.

Ya desnuda en mi cama y abierta de piernas, coloque el teléfono en un trípode al frente de mi cama, esperando que el acepte la llamada, me imagino que espero hasta que su suegra se fuera a dormir.

– Hola mi hermosa zorrita, que estás haciendo, que estás desnudita y con esos pezones así de parados listo para lamer y morder, me dice Esteban con voz dominante y profunda.

– Estoy pensado en ti, en tu verga en que me entra duro y fuerte por mi vagina y la sacas simplemente para meterme la en el culo fuerte y duro como me gusta.

– a ver ábrete esa rica vagina, con ese consolador quiero verte.

Empecé a meterlo lentamente mientras iba pellizcando mis pezones, la calentura era mucha, pues Esteban tenía la verga afuera y se pajeaba, a mi ritmo.

– Mi pequeña zorra, masajéate ese rico clítoris, quiero ver qué tan grande y rojo se te pone. Ordeno Esteban

De inmediato empecé a darme con mi rompe clítoris lo puse en el grado más alto de velocidad, quería que me creciera mucho, deseaba que Esteban lo viera grande y deseara hacerme una buena sesión de Cunnilingus la próxima vez que me cogiera. Estaba en esas cuando mis hermanos interrumpieron mi sesión de masturbación. De inmediato a penas los vi al lado de mi cama, solo me dio tiempo de levantarme como un resorte y colgar la llamada.

– Así que eres toda un putica, eso es lo que haces cuando no estamos en casa hermanita Dijo Diego.

– Eso parece hermano, que le gustan las vergas gruesas, y que la follen como toda una puta en celo, que tal si le damos las nuestras, para que disfrute con unas de verdad.

Inmediatamente se bajaron los pantalones junto con sus bóxer, se nota que estaban espiando me hacía mucho, pues su vergotas estaban duras, grande y venosas y la verdad en mi vida hubiera imaginado lo gruesas y grandes que eran las vergas de mis hermanos. No sé si por lo excitada que estaba o por qué me interrumpieron mi deliciosa masturbación, o el verles la cara en tres enojó y lujuria que tenían los gemelos que cuando.

Diego me cogió del cabello y me hizo que se la mamara no lo pensé ni por un instante y lo hice como si de un ternero se tratara, quedé en cuatro patas en la cama, le chupaba hasta las bolas eran grandes ricas y como me gusta a mi, depilado por completo. mientras tanto Tomás empezó a darme fuertes nalgadas, si me dolía pero me calentaba más, empecé a sentir como mis jugos se deslizaban por mis piernas, el solo repetía.

– ¡Vaya zorra que eres, te estás viniendo a mares!

– mmmm hermanito no puedo evitaaa.

No puede terminar de hablar cuando el empezó a lamer desde mi vagina hasta mi culo y viceversa mi hermano chupaba tan duro mi clítoris y a su vez de una forma deliciosa, que yo volví y me vine en su boca con una torrente de jugos que el limpio y disfruto como todo un campeón, en ese punto de excitación no quería pensar, que estaba haciendo cosas prohibidas con mis hermanos. Que deseaba que me dieran verga sin medida, no supe en qué momento deje de verlos como mis preciosos héroes, para imaginar los como dos nuevos amantes.

Tomas me metía tres de sus dedos dos en mi vagina y uno en mi culo, yo solo gemía quería más, deseaba tener las vergas de mis hermanos llamando mis hoyos.

Empecé a pedir más,

– ¡Quiero más Tomás!, ¡méteme tu verdad por favor!

– No tan rápido pequeña puta, primero mámamela a mi. Así que los dos me hicieron arrodillar en la cama para que se las chupara. Eran ricas, ya entendía por qué tenían tan enamoradas a sus novias.

Ellos me bombeaban su gruesas vergas hasta el fondo de mi garganta, eran demasiadas las arcadas, me estaban ahogando y yo deseaba ser ahogada, Diego me empezó a dar cachetadas ya no solo tenía mi culo rojo si que también tenía la cara igual o peor. En sus ojos no había remordimiento por estar penetrando mi boca o estarme dando cachetadas, en esos ojos había lujuria, por un momento pude ver un rostro que jamás había visto en los gemelos y era una mirada lasciva.

– Diego, creo que ya es hora de castigar a esta putica, ¿qué dices? Pregunto Tomás.

– Estoy de acuerdo, vamos a darle lo que le gusta. Respondió Diego.

Sin darme tiempo Tomás me cogió de los pies y me arrastró al borde de cama y me penetró ferozmente, mi vagina dolió, mis gemidos eran de dolor revueltos con placer, esa verga era gruesa y sentía que me estaba partiendo en dos.

– haaa, hermanito que grande la tienes, qué rico, mmmm por favor no pares.

– Si que eres una puta.

– ¡Si desde hoy soy tu puta y la de Diego! Respondí perdida en el placer.

– ¿Así que tan puta eres?, dijo Diego.

He inmediatamente le ordenó a Tomás, alzarme y que mi pecho quedará contra su pecho, sus intenciones parecían que me iba a penetrar por el culo, pero no fue a si hizo que Tomás sacará un poco su verga de mi vagina y metió su verga también. Quedé ensartada por dos vergas gruesas que entraban con salvajismo por mi vagina, yo gritaba del dolor y el placer jamás pensé que los gemelos me castigarían así de delicioso, mis gritos fueron ahogados por los besos apasionados que me daba Tomás, mis dos hermanos me estaban reventado de placer.

– Putica, bésame ordenó Diego.

Y así lo hice lo bese como pude, mientras Tomás me susurraba al oído si me gustaba estar así ensartada.

– Si me encanta, quiero que me llenen de su leche, quiero tenerlos en mi culo también, quiero que me partan en dos, les decía yo. La excitación me estaba llevando a un lugar si retornó, empecé a decirles ¡ Quiero esa vergas solo para mí! ¡Quiero que me follen cuando quieran!

Los gemelos se tomaron cada frase mía muy en serio y me penetraron el culo con la mismo ímpetu, se empezaron a rotar mis entradas, las embestidas eran tan salvajes que me hacían subir al cielo y volver a bajar,

Ellos me dejaban besos por todo mi cuerpo acompañados de fuertes palmadas, yo pensaba que con Esteban tenía sexo duro, pero que equivocada estaba los gemelos me estaban dando el sexo más duro y dominante de mi vida, lo paradójico del asunto es lo fascinada que me tenía recibir placer de esa forma. Después de varias horas de sexo duro y salvaje y de estar más llena de leche que nunca, les suplique a mis hermanos.

– Se que no tengo derecho a pedir nada, pero en verdad quiero ser la puta de los dos, si así lo quieren.

– ¡Ya eres nuestra puta! respondieron en unísono.

Me besaron con mucha pasión y salieron de mi cuarto.

Ellos creyeron que me castigaban, pero en realidad me hicieron un favor, se volverían mis amantes al igual que Esteban.

Desde ese día los gemelos no respetan ni cuando papá, está en casa para darme esas folladas salvajes y aunque sabemos que estamos en una relación incestuosa seguimos disfrutando hasta donde la vida nos lleve.

Coméntame si te gustó mi relato. Besos.

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