La chica tenía 19 años, media 1.65, piel ligeramente morena, cabello negro ligeramente rizado, ojos negros, cara no tan redonda, pero con bonitos pómulos, un cuerpo curvilíneo y frondoso.
-Ya acumulaste 3 castigos y solo te queda quitarte el vestido… que harás?
Le dije viendo como dejaba las cartas en el suelo y apretaba las manos de forma nerviosa sobre sus piernas.
-No tienes más opciones, tienes que pagar corazón! -comentó Iris
-Y que tengo que hacer? -pregunto ella, con la cara inclinada, pero viendo hacia mí, con mirada ansiosa.
Mire hacia su pecho, podía notar como los pezones se columpiaban libres y cada vez más visibles por cómo se le iban poniendo duros, imagino que entre miedo y excitación, no podían hacer menos que sobresalir del vestido.
-tienes que pagar… son 3 castigos, vas a pagar dos a alguien y uno a otro – le dijo Iris
-a quien le debo pagar?- pregunto, pero a la vez miró rápidamente hacia mi antes de ver a los demás.
-Puedo pagarle los 3 a uno solo?- insistió y nuevamente me miro con intensidad pero de manera fugaz.
Iris se rio, porque ella no pudo disimular su interés y claro, no se lo dejarían fácil, luego la miro muy seria.
-No corazón, querías jugar, juega con las reglas-
Un poco atrás en los eventos…
Mi amiga Iris estudiaba en la universidad y compartía apartamento con una compañera, el apartamento era de sus padres, ella organizaba pequeñas fiestas de vez en cuando, un grupo pequeño para divertirnos y que no fuera a darse mucho escándalo, para que los vecinos no fueran a delatarla con los papas. Varias noches me quede ahí, invitado por Iris y claro, no me quedaba para el té y galletas.
A Iris le encantaba que le comiera los pechos y sentarse sobre mí dándome la espalda para que la agarrara del cabello hasta que me corriera, éramos algo parecidos a novios, aunque no lo decíamos, por lo general salíamos a veces con otras personas, pero el sexo nos hacía volver siempre. El caso es que una vez que me quede en su apartamento, me desperté con las primeras luces del día y me dirigí a la cocina a buscar algo de tomar, yo solo me había puesto el bóxer, conocía a la compañera de apartamento, así que ya no tenía pena con ella; estaba en la cocina con un bote de jugo en la mano, cuando alguien salió del cuarto que generalmente estaba desocupado, era una chica, que aun somnolienta venia hacia la cocina, no me había visto aun, pero cuando ya estaba en la cocina se dio cuenta que yo estaba a un lado, dio un pequeño sobresalto al verme, se quedó quieta un rato, en lo que yo le di todo un vistazo, vestía apenas una pantaleta de color negro, que enmarcaba unas formas femeninas muy provocadoras; y un top blanco sin mangas, que delataba sus pechos, formas redondas y firmes con pezones marcados.
Paso una eternidad en que los dos nos quedamos viendo y creo que deleitándonos, antes de que reaccionara y dijera un muy silencioso –hola- tras lo cual se acercó a la refrigeradora y se inclinó, con lo que la forma de sus nalgas se acentúo y sus pechos se proyectaron hacia abajo por la gravedad, ella se cubrió con un brazo, lo que no evito que les diera un fugaz vistazo; luego saco un refresco, se dio vuelta y corrió a la habitación, con lo que me di un deleite apreciando su trasero y como se movía al caminar.
No tenía idea quien era, pero me excito la situación, fantasee un rato con que ahí mismo la hubiera jalado hacia mí y hacerlo en medio de la cocina, luego pensé que estaba viendo demasiado porno y me reí. Pero debo decir que al volver al dormitorio y ver a Iris con las nalgas al descubierto y aun dormida, me acerque a ella y comencé a frotarle el cuerpo y arrimarle mi erección, ella aun dormía, su cuerpo fue reaccionando y se mojó, así que la acomode para ponerme entre sus piernas; sus pechos al descubierto eran pequeños pero firmes, sus pezones se proyectaban y comencé a chuparlos como había hecho por la noche, su cara ya reflejaba que le gustaba la atención que comencé a darle, fui bajando con mi boca por su vientre y más abajo, ella mantenía su pubis bien depilado y se estremeció cuando mi boca se posó encima y fui pasando la lengua entre los pliegues, ella abrió las piernas sin reticencia, ya estaba húmeda y me recibió con placer, comencé a bombearla y masajearle los pechos.
-Así, dame así, que rico- comenzó a balbucear cuando ya se la deslizaba dentro del cuerpo.
Esta vez no me puse condón, así que si me corría seria todo adentro, trate de aguantar cuanto pude, pero con el jugo que me tome, recupere algo de ímpetu y además con la imagen de la chica desconocida con su bonito cuerpo en mente, no pude resistirme y me corrí. Me corrí con fuerza dentro de ella, gimió fuerte, se terminó de despertar arqueando la espalda, y revolviendo su cabello y frotándose la cara, sus pechos bamboleándose con los pezones como astas… se levantó apoyándose en sus codos y me lanzo una mirada penetrante, pero entre enojo y sorpresa, ella siguió el ritmo de mi cuerpo, mientras seguía llenándola de leche, escurriendo incluso entre sus piernas y mi cuerpo.
-pendejo, no usaste condón!- me dijo después de un rato, en el que se frotaba entre las piernas limpiándose los restos de semen que le escurrían.
-ahora tendré que pedirle una pastilla a Karla!-
Karla era la compañera de apartamento, que era más liberal que Iris, que mantenía siempre pastillas, cuando no quería usar condón con su pareja.
-Disculpa, se me olvido… pero al momento no te quejaste- le dije, agarrándome la verga aun empapada y recostándome al lado.
-Cállate! Claro que me gusto la leche caliente, pero avísame antes para estar preparada!-
-No me quiero preñar todavía!- me grito cuando no le dije nada; pero pasado un rato, ella se acercó a mí, me agarro la verga y comenzó a chupármela un rato y después se levantó, se puso una bata y salió hacia el cuarto vecino; un rato más tarde escuche un chillido y luego risas, luego volvió a entrar con expresión de deleite.
-La idiota no quería darme una de sus pastillas- luego me dijo que se le acerco a la cara y le dio un beso y le paso las manos por la cara, aún tenía el semen seco encima, entonces la otra al darse cuenta dio un chillido.
-esa es una zorra, ahorita ya se quedó intrigada por el sabor de tu leche- me dijo riéndose.
-Dime, quien es la chica nueva?- le pregunte, aun acariciándome la verga ya flácida.
-mmm? Viste a mi hermanita?
-hermana! Si, cuando me levante fui a la cocina, ella apareció por ahí,
-es mi hermana, que se vino de sorpresa-
-mmm, ok- le dije, como no queriendo darle más importancia.
-se vino peleada con mis papas, porque la reprimen mucho- me conto mientras se quitaba la bata, para ir a darse una ducha, su cuarto era el único con baño privado, los otros dos compartían el del pasillo, me bañe con ella antes de irme.
Pasaron varios días antes de volver al apartamento de las chicas, porque Iris me dijo que primero quería establecer normas con su hermanita, una chica de 19 añitos bien formados, de nombre Leila. Me había gustado esa chica, además de lo bien que me corrí dentro de Iris imaginándola a ella. La noche que volvimos a coger en su apartamento, fue igualmente delicioso, pensé que ahí cerca estaba ella escuchándonos y eso me excito más. Iris se durmió desnuda a mi lado, yo aproveche a ir al baño a descargar y como costumbre a buscar algo de la cocina.
Salí con camiseta y bóxer, en la sala viendo tv con el volumen silenciado estaba Leila, reclinada de espaldas y mirando una película muy atrevida, usaba una camisita de tirantes y pantaloncitos cortos, su cuerpo relajado no dejaba de verse provocador, cuando se dio cuenta que yo estaba por ahí, se giró a verme, no se inmuto al verme en ropa interior, es mas, ni se cohibió sabiendo que su ropita no ocultaba mucho; le dirigí un sencillo –hola-, que ella me devolvió después de un rato de silencio y de permitirme ver descaradamente sus pezones punteando en la reveladora prenda. Sé que se me fue poniendo dura, ella lo notó, su mirada se fue hacia mi entrepierna, me moví hacia la cocina, saque un tarro del refrigerador y bebí de él, no se miraba desde la sala, me tome mi tiempo antes de volver a pasar, tenía la verga hinchada todavía, se notaba en el bóxer, pero igual pase de nuevo, ella me siguió con la mirada, me gire de frente y la deje verme, ella otra vez se acomodó para dejarme ver como se marcaba su entrepierna con el pantaloncillo corto y lo redondo de sus pechos y sus pezones juveniles duros y parados. Disfruta tu película, le dije antes de volver al dormitorio con Iris, ella no dijo más, solo me siguió con la mirada.
Iris me invitaba más seguido a su apartamento, sin darse cuenta o sin querer admitirlo, coger sabiendo que la otra estaba ahí, me daba un morbo que me mantenía con una parazón de verga de la que ella gozaba. Yo repetía mi salida en la madrugada para tomar algo y ahí me encontraba a la otra espiando cuando podía.
La última vez me desperté ya muy de madrugada, seguía oscuro, hice exactamente lo mismo de la vez anterior, me dirigí a la cocina pero esta vez solo con bóxer. Me tome mi tiempo en la cocina para tomarme un jugo y buscar algo de comer, hice algún ruido, pero no mucho. Me apoye en el mueble de la cocina esperando un rato, fue cuando la vi aparecer por el pasillo, se paró en seco cuando me vio.
Sus largos rizos algo alborotados por la almohada, vestía con un camisón grande que le cubría hasta medio muslo. Se quedó de pie, sin decir nada, ambos nos dimos un vistazo completo, ella no andaba descalza, usaba unos calcetines de colores de un personaje de caricatura, lo que era gracioso dado lo sensual que se miraba con la tenue luz brillando entre las piernas y proyectando su silueta en el suelo.
Hice un movimiento de la mano hacia abajo, llegando a tocar el borde de mi prenda y acomodándome, el solo hecho de que ella siguiera con los ojos el movimiento de mi mano a ese punto hizo que se me fuera poniendo dura. Ella entorno los ojos y no aparto la vista, dio unos pasos hacia adelante y se apoyó en el respaldar de un sofá y me fije que no era un camisón, que en realidad era una bata, que con la mano la fue abriendo, revelando que usaba solo una pantaleta muy delgada que marcaba su bajo vientre, yo deslice la mirada por su vientre, viendo cómo se contoneaba el cuerpo con cada respiración, fui recorriendo con la vista su vientre, subiendo a su pecho, oculto solo por un top tan desgastando que podía ver la curva de sus pechos, apenas escondidos por los bordes de la bata, que no se deslizaron más allá de la forma de sus pezones, que se erguían como picos firmes y proyectados.
Me comencé a tocar sobre el bóxer y ya tenía una visible erección, ella miraba fijamente a lo que hacía, sus piernas se frotaban inquietas, me gustaba notar el brillo de su piel, lo inexperta que parecía ser y como su cuerpo se prendía en deseos. Me atreví a más y deje de frotarme sobre la prenda y me la saque, mi verga tiene vello púbico alrededor y ya tenía las bolas cargadas nuevamente, me la jale muy despacio y apuntaba a ella la punta del glande; a ella se le escapo un suspiro largo y reprimió un grito de sorpresa, me dio una rápida mirada a la cara y tenía una expresión de susto y placer deliciosa, hasta su boca parecía brillar con sus labios más rojos y gruesos. Comenzó ella también a frotarse entre las piernas, me fije que tenía bastante vello, pero no se miraba feo o descuidado, tenía su bonita forma, sus dedos se hundían entre los pliegues y salían brillosos, note como se arqueo abriendo las piernas para alcanzar hasta lo más profundo, tenía una cintura muy marcada con sus caderas, estaba explotando su sexo, su cuerpo tomo un brillo especial, una ligera capa de sudor se formaba en su cara y pechos, de repente también dejo a la luz sus pechos, unos pezones parados que ya se podían ver, pero que ahora recibían directamente mis miradas, pezones bellos, duros y apuntándome.
Me la jale hasta dejar el glande al descubierto, ella comenzó a pasar su mano por su vientre y bajando a su entrepierna, se movía incomoda, algo le quemaba en su interior, sus pechos ahora si estaban por salir de su prenda, los pezones duros y parados. Su cuerpo empezaba a mostrar un brillo especial, un sudor fino emergía por su piel, que su insignificante top se transparentaba y se pegaba a la piel, sus pezones se mostraban con todo y aureola.
Ella ya daba unos suaves jadeos y a mí la verga ya me exigía que la tomase y se la clavara bien profundo, cuando escuchamos una puerta abriéndose y alguien entrando al baño, deje de jalármela y ella rápidamente se acomodó los pechos dentro de la bata y se movió rápidamente hacia su cuarto, apenas giró para darme un vistazo de su pantaleta húmeda antes de cerrar la puerta. Me fui hacia la habitación nuevamente con una nueva carga en mis pelotas, sabia a donde llevarla, así que sin mucho comencé a presionar las nalgas de Iris, que le tomo gusto al chorro caliente que se regaba en su interior y como le escurría después entre las piernas, se hizo partidaria de tomar la pastilla, para sacar el máximo placer…
Salí de su cuarto casi a las 2 pm, no había nadie en la sala, ni en la cocina, así que tome la mochila que deje sobre una repisa y me fui. Como media hora después ya estaba en mi casa, urge dentro de la mochila buscando algo y me encontré con una sorpresa, la pantaleta de Daniela, me dejo un recuerdo de su propia excitación, se sentía el olor de mujer y las marcas de lo mucho que su sexo se humedeció y calentó, me lo puse en la cara y no pude más que dedicarle una larga paja, tras la que me dormí el resto del día.