Mi esposo y yo vivíamos en ciudades diferentes, nos veíamos fines de semana, tenía en ese entonces 40 años, busqué donde hacer ejercicio después de ir al trabajo y me encontré con un gym de regreso a casa.
Comencé a ir al gym y en el horario en el que iba observe que un joven siempre me veía y usaba los aparatos cerca de mí, hasta que un día comenzamos a hablar, yo tengo coche, así que no podía acompañarme a casa cuando salía. Un día pide mi número y comenzamos a mensajearnos hasta que se animó a decir que le gustaba y que quería tenerme, yo jugando le dije si y fue lo peor, porque comenzó a decirme cosas que me hicieron mojarme.
Después de algunos días de charlas calientes quedamos de vernos, como dije tenía coche, así que pasé por él, se veía muy guapo y muy joven, pero en ese momento y no importó.
Me dijo a donde dirigirme, llegamos a un motel con temática, mi color favorito es el violeta, así que pidió esa habitación, me gustó mucho; cuando íbamos en camino íbamos serios por los nervios tal vez, pero en cuanto bajamos del coche me pego a él y comenzó a besarme apasionadamente, hasta sentir su pene largo, no tan grueso pero se sentía de buen tamaño, después metió la mano entre mis pantalones encontrando mi tanga, pequeña por cierto y muy húmeda en ese momento, la hizo un lado y metió su dedo muy fácilmente, me recostó en la cama y comenzó a bajarme el pantalón, conforme iba bajando, me fue besando el vientre hasta llegar a mi vagina que ya estaba super húmeda, metió la lengua y deje ir un suspiro muy grande.
Después de unos minutos me senté para poder desvestirlo, al bajarle los pantalones me aventó a la cama para seguir bebiendo mis flujos y con mis pies baje el bóxer que tenía y comencé a frotar su pene con mis pies mientras el seguía bebiéndome, hasta que no pude más y pedí que me penetrara, se subió y solamente metió la cabeza, yo levantaba la cadera pidiendo que me penetrara completamente pero me hacía desearlo más, chupándome los pezones que ya estaban en punta y brillaban de excitación.
De repente se dejó caer con una pasión desenfrenada, pensé iba a terminar rápido pero no, me dio la vuelta y me puso en 4, me penetro hasta hacerme poner boca abajo, me besaba la espalda con pasión y desenfreno, que hizo que me viniera y gritara de pasión, se acostó y me invito a subirme, me acosté sobre él y comencé a moverme hasta lograr un gran orgasmo delicioso, me levante y comencé a hacer sentadillas en él, hasta que sentí sus líquidos calientes en mi interior, nos recostamos y comenzo a besarme suavemente, hasta quedarnos quietos.
Vi la hora y tuve que decirle que era hora de irnos, me invito a ducharnos y me volteo contra la pared para volver a penetrarme ya sin terminar, para que quedáramos con ganas de repetir…