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Aventuras de una colegiala
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Tiempo de lectura: 4 minutos

Me calentaba mi profesor de psicología de la prepa, un hombre de unos 26 años, un cuerpo trabajado en el gym, una cara con barba que me encantaba y una voz grave y roncosa que me deleitaba con su inteligencia. Esto paso mientras tenía clases en línea el año anterior, así que para conocerlo mejor busque su Insta y ahí fue cuando caí.

Por mi parte yo, tenía 18 recién cumplidos, pelo rubio largo, un cuerpo de reloj de arena. Pechos pequeños pero redondos y con pezones siempre marcaditos, trasero de burbuja, perfecto para mi cuerpo, redondo, grande y parado, siempre rebota cuando camino. Soy muy bonita físicamente y dicen que si parezco una Barbie. También soy muy muy caliente.

Desde la primera semana que lo vi me gusto, participaba en su clase activamente, exageraba mi voz chillonamente, contaba mis anécdotas más interesantes, y lo mejor de mi plan, para su clase siempre estaba muy bien arreglada, enfocaba la cámara en mi bonito rostro pero lo principal era hacer que resaltaron mis pechos con push up llevando así siempre escotes. Le mandaba mensajes diciendo que no había entendido el tema y siempre me contestaba con audios muy sensuales entre regañándome y explicándome, yo por mi parte actuaba como toda una niña inocente.

Si, trataba de llamar su atención de manera sensual pero no descarada. En cambio tenía unas compañeras que sus intentos se veían desesperados, claro ellas no tenían experiencia en seducir hombres como yo, calentarlos y luego no hacer nada es mi especialidad.

Todo este esfuerzo empezó a rendir frutos, él me hablaba diferente a los demás, me ponía 10 incluso cuando no entregaba tareas, al principio pensé que eran producto de mi cabeza hormonada, pero no. Lo comprobé cuando mi prepa subió a Facebook videos y fotos de los alumnos más destacados, entre ellos yo. Él le daba me encanta solo a mis fotos e incluso llego a comentar que era su favorita.

Todo empezó el nuevo semestre cuando él dijo que el nuevo tema era la sexualidad. Primero él los explicaría para que nos diéramos una idea, después a cada uno le tocaría un tema a explicar y lo presentaríamos en clase.

Mientras el habla de penes yo pensaba en el suyo, cuando hablo sobre la virginidad imaginé como él podría quitarme la mía y abrirme toda con su pene, cuando hablo de penetración mi mente solo imaginaba como me podría penetrar encima de su escritorio con una falda de colegiala, en el sexo como quería chupar su pene abajo del escrito, tragarme toda su leche y sobre el sexo anal sobre cómo podría intercalar entre follarme mi estrecha conchita o mi ano rosadito.

En esos días fue cuento me toque en clase por primera vez. Empecé solo sobándome por encima de las bragas, hasta que no aguante más y me metí los dedos en la clase, con la cámara apuntando a mi cara tratando de disimular el placer que me auto infringía.

Pasaba toda su hora dedeándome, con la cámara apuntando al techo. Intercalaba entre mis dedos y un bolígrafo, al final siempre empapaba mi silla con mis jugos.

Cuando por fin regresamos a la escuela. Pude conocerlo y nuestros coqueteos seguían, cada vez más calientes pero sin ir más allá.

Hasta que me harte, ese día había amanecido muy caliente, más de lo usual, probablemente el resultado de haber sexteado la noche anterior con un amigo. Coincidía con el día que iba a exponer sobre la masturbación.

Así que decidí arreglarme mejor de lo usual. Llevaba mi largo cabello rubio en rulos y una media cola, un crop top de tirantes negro con escote pronunciado que dejaba ver mi sostén rojo de encaje encargado de dejar muy a la vista mis pechos, una minifalda de cuadros igualmente roja que apenas si cubría mi redondo y pronunciado trasero, al caminar se me levantaba todavía más, unas botas de tacón negras a la rodilla con unas calcetas blancas y un maquillaje que combinara.

A la hora de la clase pasaron mis compañeros con sus presentaciones bobas y meramente informativas, yo solo podía concentrarme en mi profe. El eligió el orden y a mí me toco justo cuando nos tocaba ir a nuestro descanso, decepcionada tarde en salir ya que tenía las ganas de excitarlo frente a todos, cuando iba a llegar a la puerta me llamo a su escritorio y me dijo:

-Barbie, te tienes que quedar en el descanso para tu exposición.

-Obvi Profe, hare lo que usted me indique.

Esto obvio con la voz más aguda y provocadora de todas.

Me quede sola con él en ese salón de segundo piso, donde no podías ver nada desde afuera. Nos sostuvimos la mirada hasta que no oímos un solo ruido en el piso, hasta que rompió el silencio

-Barbie para demostrarme que realmente aprendiste sobre la masturbación debes de hacerme demostración.

-¿Como profesor? No entiendo

– Quiero ver como lo harías.

Asentí con la cabeza.

Me acerqué a él y nos besamos, de manera necesitada y caliente. Sus manos recorrieron mi falda, mi cintura, mis pechos para finalmente apretarme las nalgas debajo de la falda y jugaba con mi tanga. Se deshizo de mi blusa y empezó a manosear mis pechos de bajo del sostén sin quitarlo. Nos separamos y me ordeno que siguiera con la explicación.

Estaba arrodillada, desabroché su pantalón, baje sus boxers y saqué su pene notablemente duro, medía unos 17cm, era venoso y tenía el pelo recortado, justo como lo imagine. Empecé a pasar mi mano de arriba abajo de su longitud, cada vez más rápido, mi otra mano fue directo a sus huevos y empecé a tocarlos. Estuve unos 10 minutos masturbando su delicioso pene, hasta que su leche cayó sobre toda mi cara y pechos. Trague todo lo que cayó en mi boca y recogí más con mi dedo.

Así como estaba el me beso y me sentó en su escritorio, no sin antes bajarme la tanga. Subió mi falda, abrió mis piernas y empezó a tocar mi clítoris en círculos.

– Estás muy muy mojada, Barbie.

– Así es como me pones desde la primera vez que te vi.

– No sabes desde hace cuánto tiempo quería tenerte así, eres tan bonita y caliente. Se que tú también lo deseabas.

– Hazme tuya, Profe.

Dije esto último mientras el me metía un dedo, gemí en respuesta. El metía y sacaba su dedo medio, con el pulgar me seguía frotando, todo mientras su otra mano toca mis pechos. "Dios, estas tan apretada". En el salón se escuchaban todos mis gritos ahogados. Finalmente metió su cara entre mis piernas empezó a besar mis muslos, mis labios y al final pasó su lengua por toda mi vagina. Tenía su dedo dentro de mí al mismo tiempo que me comía el clítoris. Me hizo tener un squirt en cuestión de minutos, empape el escritorio, no pude contenerme más y grite de placer. Cuando termine paso su lengua para probarme por última vez.

– Sabes deliciosa como siempre imaginé.

– Y tú lo haces también como yo imaginé, quiero que me folles en este momento.

– Por ser tan buena alumna lo mereces, ven acá.

Estaba a punto de penetrarme y sonó su teléfono. Era la directora diciendo que se tenía que quedar otra hora con mi grupo. Vio la hora y me dijo que faltaban 5 minutos para que terminara el descanso.

Así que decidimos dejarlo para otro día, limpiamos los fluidos de los dos, nos vestimos y el me quito la tanga como recuerdo, me quede solo con el short y la falda.

Sonó la alarma y empezaron a entrar mis compañeros mientras nosotros hablábamos como si nada. Me senté en mi butaca y un compañero dijo

– ¿Cómo le fue a Barbie en su exposición?

– Increíble, es la mejor que he visto.

Cuéntenme, les gusto esta experiencia mía? Si tienen más dudas pueden escribirme, besos

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