Corría el año 2003, yo era radio operador en una estación de policía, a diario recibía llamadas con reporte de alguna alteración al orden, algún sospechoso merodeando alguna zona, o simplemente para pedir orientación relacionado a la seguridad pública.
Un día recibo una llamada como cualquier otra. Era una chica que reportaba a unos jóvenes tomando en vía pública y alterando el orden. Eran sus vecinos. Le tomé el reporte y le indiqué que una patrulla avanzaba para verificar la información.
Una hora después la misma chica vuelve a llamar, indicando que ninguna patrulla fue al sitio que ella había indicado. Yo le indiqué que ya había avanzado una patrulla y que reportó nada en el lugar. Pero que no se preocupara enseguida le enviaba otra unidad.
Con esa llamada comenzó una serie de llamadas posteriores, pero ya no era para reportar algún evento, sino para platicar simplemente. Creo que mi melodiosa voz la sedujo al oído. (Es broma)
Después de un par de meses de platicar por teléfono, pensamos que ya era tiempo de conocernos personalmente. Debo mencionar que en esos años no existía la tecnología que existe hoy en día, hoy puedes hacer una videollamada y saber cómo es la persona que está al otro lado de la línea telefónica, en esos años no era así, al menos no donde yo vivo. Quedamos de vernos en un lugar público.
Cuando la vi por primera vez, me quedé impresionado, creí que estaba exagerando cuando se describió cómo era ella. Yo fui 100% honesto y me describí tal y como soy.
Al verla con su belleza natural, y todo me gustó de ella. Me acerqué para saludarla y cuando me habló reconocí su voz. En verdad era ella.
Aquel día solo platicamos un momento en el parque, fuimos a un centro comercial y compramos unos refrescos y unas galletas.
Después de un par de horas de platicar, nos despedimos, y continuamos con nuestras vidas.
Seguíamos conversando por teléfono, cuando no estaba de turno, yo le marcaba a su casa desde un teléfono público.
Meses después a mí me sacan de la oficina de radio, y me mandan a campo con los demás compañeros, un día me toca cuidar la zona de bancos que está cerca de su casa, yo le llamé para saludarla y decirle que estaba por ahí. Me preguntó que si podía ir a verme, yo le contesté que sí.
Fue a verme y me llevó algo de comer. (Tiempo después me confesó que la primera vez que me vio uniformado y con mis gafas de sol, se excitó).
Comencé a pedir esa zona de banco, y un día ella fue a verme para invitarme a su casa a comer. Yo acepté la invitación. Me la llevé a su casa en la patrulla. En su casa no había nadie más que ella. Sus papás trabajaban y llegaban de noche. Teníamos la casa sola para nosotros.
Siempre era lo mismo, llegábamos, ella calentaba algo de comer, comíamos, le ayudaba a lavar los trastes, la abrazaba, nos besábamos apasionadamente, ella me agarraba el bulto, yo le masajeaba la panochita, y ya calientes, comenzaba a desabrochar su blusa. Me encantaba mamarle los senos. Sus gemidos me excitaban más, antes de penetrarla la ponía a mamar mi falo, una vez ya estando en su máximo esplendor, yo procedía a mamarle la panochita, darle unas buenas lengüeteadas en el culo.
La penetraba primero por la vagina, la tomaba en varias posiciones, poco antes de terminar se la metía por el culo y le descargaba toda la leche. A ella le encantaba el sexo anal. A veces cuando no teníamos mucho tiempo, solo me lubricaba mi falo con saliva, y se lo introducía por el recto, le daba unas embestidas salvajes y me venía pronto.
Cuando teníamos tiempo suficiente, me hacía un sexo oral muy rico, me chupaba el palo tiernamente, como una paleta de caramelo el cual no quisiera terminar nunca, terminaba en su boca Y a ella le encantaba tragarse todo mi semen. Muy seguido me la llevaba al cine, siempre me hacía sexo oral y se terminaba tomando toda mi lechita.
Lo hacíamos en todas partes, en la recámara, en la cocina, en las escaleras, en el auto, en el cine, en el hotel, en los sembradíos, etc.
Duré dos años con ella en esa relación así. Hasta que me cambiaron de agrupamiento. Después ya se me hacía difícil ir a verla, fuimos perdiendo contacto poco a poco, hasta que llegó el día en que ya no nos vimos más.
Fue todo muy rico mientras duró mi relación con Laura.
Después conocí a otra, anduve con otra y otra y otra y otra.
Las anécdotas que les cuento son reales.
En la siguiente anécdota les voy a platicar cómo pasé de un chico tímido a un seductor.
Porque yo físicamente no me considero afortunado de la belleza, llegué tarde a la repartición de belleza. Y eso me hizo un chico muy tímido. Un joven muy inseguro.
Ya les platicaré qué fue lo que pasó que lo cambió todo.
En mi cama desfilaron decenas de mujeres.
Tuve mucho sexo con todas ellas.
Hoy soy un hombre de 45 años felizmente casado con una hermosa mujer, tengo una joven y hermosa empleada que es mi amante. Y hay unas cuantas mujeres que me tiran la onda como para tener sexo casual.
Este conocimiento que quiero compartirles a los chicos tímidos, lo voy a dividir en tres partes:
Clases de seducción I; Clases de seducción II y Clases de seducción III.
No soy un especialista en seducción, ni soy un maestro, menos un Casanova. Simplemente soy un tipo normal y común, que algunos dirían que tengo suerte con las chicas. Pero esto no es cuestión de suerte, seducir mujeres es cuestión de conocimiento. Yo soy la prueba viviente que funciona lo que aprendí.
Ya les estaré platicando, nos vemos hasta una próxima publicación.
Los quiere mucho su amigo PERVERSO 69.