Hola de nuevo mis adorados lectores.
Como en cada nueva entrega en esta continuo narrando la experiencia que viví en aquel club privado como esclava sexual de Juanjo y la inesperada sorpresa que me tenía preparada para media noche.
– Vamos zorra, ya has comido bastantes pollas por el momento. Ahora toca disfrutar de un rico conejito.- Me anuncia retirándome las esposas y la barra y tirando de la cadena obligándome a andar a cuatro patas como si fuera su mascota.
La rubia que hasta hace un momento le estaba comiendo la verga a mi amo ahora se encuentra sentada en el sofá, con la espalda recostada contra el respaldo del asiento y con las piernas flexionadas y bien abiertas.
Siempre me he considerado heterosexual aunque sí que alguna vez he pensado que buena está esa tía, que envidia de cuerpo, pero de ahí a liarme con una… ni de coña, a mí lo que me van son los rabos y dudo un momento antes de seguir avanzando.
– Vamos Maka, confía en tu amo y obedece.- Me dice agachándose en cuclillas a mi altura y sujetándome por la barbilla con una de sus manos y sin soltar la cadena de mi cuello.- Sabes también como yo que lo estás deseando. Que lo estás gozando todo como la puta ninfómana que eres.- Y no le falta razón, con esto termino por convencerme y someterme a todo lo que me pida que haga esta noche.
Sin hacer esperar más a mi amo y a la zorra que me mira acariciándose las tetas con ambas manos acerco mi cara a su sexo completamente depilado el cual desprende un ligero olor a fluidos. Aún a cuatro patas comienzo a pasar mi lengua entre sus hinchados labios y sobre su clítoris inflamado a la vez que noto como Juanjo ha empezado a comerme el coño haciéndome gemir contra el chocho de la rubia.
Eso parece excitarla y agarra mi cabeza con ambas manos presionando mi cara contra su húmeda raja. Se lo que quiere, yo misma lo quiero ahora asique la complazco hundiendo mi lengua en su caliente vagina haciéndola suspirar de placer.
– Basta, poneros en 69 encima del sofá, par de golfas.- Nos ordena mi amo encantado con la situación a la vez que tira de mi collar haciéndome apartar para acto seguido colocarme tumbada en dicho sofá boca arriba y con la rubia sobre mí.
A estas alturas hay varias personas de pie enfrente nuestra disfrutando del espectáculo que no es poco. Puedo apreciar como una mujer entrada ya en la cuarentena pajea a otro tipo sin apartar la mirada de nosotros. Un par de jóvenes aún con las toallas en sus cinturas pero con un apreciable bulto en ellas.
Pierdo la noción de lo que hay a mi alrededor cuando siento el coño de la rubia pegarse de nuevo a mi cara a la vez que noto como ella me comienza a lamer toda mi almejita.
Empiezo a gemir atragantándome con el rio de fluidos que sale de su coño cuando noto que retira su sexo de mi cara y es sustituido por el rabo de Juanjo que me la mete hasta donde puede dejando sus huevos reposar en mi frente. El muy bastardo lo está disfrutando en grande alternando mi mamada con metérsela por el culo a la rubia.
– Vamos pequeña zorra, lubrícamela bien.- Me ordena sacándosela del culo a la otra y enterrándola en mi garganta hasta donde le es posible.
La rubia no ha parado ni por un momento de comerme el coño, ahora ha incluido un par de dedos a la diversión, noto que me estoy corriendo de nuevo sintiendo como me devoran el chocho y me follan con salvajismo la boca.
Nada más correrme y sentir como mi sexo se derrite en la boca de mi compañera mi amo vuelve a enterrar su verga en su culo y yo me quedo laxa disfrutando de poder volver a respirar y del delicioso orgasmo que acabo de tener.
Mi amo no para de empotrar a la rubia que se bambolea sobre mi cuerpo resbaladizo cubierto de sudor y fluidos cuando de golpe saca su verga del dilatado trasero y se corre en tres grandes cargas sobre su agujero y mi cara.
– Vamos zorra, límpiame bien la polla.- Me ordena encaminado su pene semi erecto y totalmente empapado a mi boca.- Y tú, largo de aquí, ya hemos acabado contigo, vuelve con tu amo.- Le dice a la rubia después de darla una cachetada en el trasero para que salga de encima de mí.
La chica se retira sin decir nada no antes de darme una última mirada y sonreírme de manera coqueta. Yo la devuelvo la sonrisa y colocándome a cuatro patas sobre el sofá comienzo con las tareas de limpieza que me ha impuesto mi amo.
– Te estás portado muy bien preciosa.- Me elogia a la vez que me acaricia la cabeza mientras que termino de dejarle el rabo reluciente y otra vez bien parado.- Te mereces un premio especial por lo bien que lo estás haciendo.
Esas simples palabras y sus caricias me hacen saltar de emoción. Acabo de descubrir que me vuelve loca hacer feliz a mi amo. Estoy pensado esto cuando Juanjo vuelve a recoger la cadena que cuelga de mi cuello y me hace levantar del sofá y empezar a caminar otra vez por el pasillo.
Creí que ya había visto casi todo el local pero me equivocaba, al final del pasillo había unas escaleras que daban al piso superior. Desembocaban en otro pasillo con tres puertas a cada lado espaciadas entre ellas, este piso parecía mucho más pequeño a simple vista.
– ¿Lo estas disfrutando?- Me pregunta a la vez que nos detenemos en frente de la ultima puerta a la derecha.
– Si amo, lo estoy disfrutando muchísimo.- Le aseguro sonriéndole ampliamente.
– Bien, pues sigue siendo así de obediente el resto de la noche y te aseguro que lo gozarás aún más y recuerda que no puedes hablar, solo cuando yo te lo permita.- Hago un gesto afirmativo con la cabeza dando a entender que lo haré sin dudarlo y eso parece satisfacerle sobre manera.
– Eres mi puta preferida Maka.- Me asegura besándome apasionadamente y abriendo la puerta de la habitación.
Nada más entrar puedo apreciar que es una habitación de paredes oscuras y poco iluminada. Colgados de dos de las paredes hay unas pantallas reproduciendo escenas porno de todo tipo llenando el lugar de gemidos y jadeos.
Pero lo que capturó mi atención sobre todo lo demás fue el tipo que había parado en medio de la sala. Era más alto que yo, musculoso pero sin ser excesivo, justo como a mí me gusta, piel pálida o al menos la que se podía ver ya que llevaba puesta una camiseta sin mangas de lo que parecía ser látex que se pegaba a su cuerpo como una segunda piel y unos pantalones como los de rodeo dejando solo su verga aún fláccida y su trasero al aire. Unas botas que parecían ser militares por lo poco que dejaban ver los pantalones y para terminar el conjunto llevaba puesto un verdugo de cuero negro con tres cremalleras, una en la boca cerrada y las dos de los ojos abiertas.
– He traído a mi nueva mascota para que juegue contigo pero ya sabes cuál es el precio ¿no?- Le dice mi amo a la vez que tira de mi correa para que me coloque a su lado y comience a girar lentamente para que el encapuchado me vea bien.
El tipo se limita a asentir con la cabeza y los brazos cruzados sobre el pecho.
– Ok, toda tuya.- Cierra el trato entregándole la correa y sentándose en un sillón orejero rojo que hay cerca de una cama de matrimonio en uno de los extremos de la sala.
El tipo tira de la correa sin miramiento y me lleva hasta una cruz que hay en la pared justo enfrente de la cama y el sillón. Me estampa contra la madera en forma de aspa y amarra cada una de mis extremidades a las de la cruz dejándome totalmente inmovilizada y abierta.
No pierde tiempo y se posiciona a mi espalda cogiéndome de la coleta tirando de ella hacia él y suelta un gruñido gutural en mi oído que me hace jadear de placer, es una bestia salvaje y estoy deseando que me folle hasta reventarme.
– Te dije que es la más guarra que he tenido.- Oigo decir a mi amo a la vez que siento la verga del encapuchado restregarse entre mis glúteos completamente dura.
– Tu, bastardo, tienes que empezar con el pago antes de seguir jugando con ella.- Escucho notando como el tipo se separa de mí y me deja ahí, colgada, sola y bien cachonda.
Durante un rato no tengo ni idea de lo que está pasado ya que solo puedo oír los gemidos que salen de las televisiones y ver la pared frente a mi cara. Mierda, estoy a punto de protestar cuando recuerdo que no puedo hablar y no quiero hacer enrojar a mi amo asique me mantengo callada y parece que soy recompensada por mi paciencia ya que noto al tipo encapuchado de nuevo a mi espalda.
Me estremezco cuando percibo sus manos agarrar mis nalgas y abrírmelas con brusquedad para acto seguido sentir su lengua lamiendo todo a su paso. Hmmm joder, no paro de retorcerme forcejeando con las ataduras y chorreando por el coño de lo caliente que me estoy poniendo.
No son solo las lamidas y penetraciones de esa lengua experta si no el pensar que este cabrón se está comiendo las corridas de Juanjo y el otro tipo que me ha follado. Con eso en mente y su lengua hundida ahora en mi vagina me corro soltando una marea de fluidos directos a la boca de ese desgraciado.
– ¿Qué? ¿Te gusta como sabe su coño?- Le pregunta mi amo que ahora está justo a mi lado y dentro de mi pequeño campo de visión.- Espero que le hayas limpiado bien todas las corridas que tenia.- Le dice con sorna y eso a mí me hace excitarme aún más.
– Joder, esta perra está bien caliente hoy, tiene cara de insatisfecha, tenemos que remediar eso.- Asegura mi amo ensanchando su sonrisa.- Mira que eres guarra. Te gusta que te traten como a una puta ¿Verdad?- Me pregunta a la vez que siento como el otro tipo se levanta del suelo y deja de comerme el coño.
– Si, me vuelve loca.- Jadeo mirándole a los ojos y relamiéndome incitándole a que sigan jugando conmigo.- Soy la más puta, amo.
– Ya la has oído, es la más puta asique no te contengas porque yo tampoco pienso hacerlo.- Comenta volviendo a salir de mi campo visual.
Lo siguiente que sentí fue como me insertaba lentamente algo duro, rígido y de grandes proporciones por el trasero hasta hundírmelo en lo más profundo de mi ser. Gemí con fuerza al percibir como aquello que parecía una barra de metal empezaba a entrar y salir con rapidez de mi trasero.
– Ah, ah, ah, siii.- Chillé descontrolada sin poder evitarlo corriéndome otra vez al ser repetidamente sodomizada por lo que descubriría más tarde era un bate de beisbol de metal.
– Maldita zorra desobediente. ¿Quién te ha dado permiso para poder hablar?- Me reprende mi amo duramente tirando con brutalidad de mi pelo doblando mi cuello hacia atrás y haciéndome gemir medio de dolor medio de placer y aún con el bate insertado en mi trasero y sobresaliendo de el.- Está claro que necesitas una lección que te quite las ganas de hablar. Tú, enséñale cuales son las consecuencias de desobedecerme.- Le ordena al otro tipo que no sé qué está haciendo ahora mismo a mis espaldas.
El primer latigazo de dolor ardiente lo sentí cruzándome la media espalda. No fue exageradamente fuerte pero sí que me hizo encogerme más por la sorpresa que por el dolor intenso. Dolía sí, pero también me ponía súper cerda, mierda, me estaba fustigando un desconocido y me encantaba. Si eso era un castigo quería más.
Los latigazos con la fusta continuaron durante un rato más restallando contra la sensible piel de mis espalda, glúteos y finalizaron con ráfagas rápidas y cortas contra mi sexo abierto haciéndome estremecer de dolor y placer.
– Joder Maka, qué diría nuestro querido Marco si te viera ahora.- Me suelta el cabrón mirándome a los ojos y con una enorme sonrisa pintada en su cara.- Dejándote azotar y con un bate metido en el trasero hasta la mitad.
Yo gimo lastimosamente como respuesta ya que ni siquiera puedo articular palabras de lo excitada que estoy. No me reconozco, ahora mismo lo único que quiero es que me sigan follando, azotando o lo que demonios quieran hacer conmigo.
– Parece que has aprendido la lección.- Concede mi amo satisfecho mientras que el otro tipo me saca el bate del trasero sin miramientos y me libera de mis ataduras para después tirarme de golpe contra la cama cayendo de costado en ella.
Puedo ver a Juanjo de nuevo sentado en el sillón encarado ahora a la cama y meneándose la polla.
A los pocos segundo ya tenía al tipo encapuchado sobre mí a horcajadas sentado sobre mi estomago. Me aprisionó ambos brazos con sus piernas y quedándose de rodillas encaminó su polla a mi boca. Me la metió del tirón y comenzó a fallármela con fuerza haciendo que me ahogara repetidas veces con ella casi al borde de la asfixia y el clímax.
A todo esto Juanjo con el rabo ya rezumando precum se posicionó de pie dejando mi cabeza entre sus piernas y deleitándome con toda una panorámica de sus bajos para acto seguido coger al bastardo de la cabeza y colar su polla por la cremallera ahora abierta de su boca para bombear rítmicamente dentro de ella.
Yo no me lo podía creer, le estaba mamando la verga a un tipo que parecía salido de una película sado y este se la estaba comiendo a Juanjo, ¡a Juanjo! no pude reprimir el orgasmo que me produjo el morbo que me daba todo aquello.
– Mira, se ha vuelto a correr la muy cerda, mira la mancha en el colchón entre sus piernas.- Le dice mi amo al tipo a la vez que retira su polla empapada de su boca.- ¿Cuántas veces te has corrido ya hoy puta?- Me pregunta a la vez que el otro tipo saca su verga de mi garganta para que pueda responder.
– No lo sé amo, perdí la cuenta.- El suelta una carcajada a la vez que oigo gruñir al enmascarado que se está levantando de encima de mí.
-Es hora de lo bueno.- Juanjo dice esto a la vez que comienza a amarrar mis manos a unas argollas que hay en el cabecero enrejado de la cama.
– Tu métesela por el coño que su culo es mío.- Ordena Juanjo con su tono de mando y haciéndome estremecer de solo pensar en otra doble penetración.- Mira como se retuerce la muy salida de solo pensar en cómo no la vamos a follar.
El encapuchado a modo de respuesta vuelve a gruñir a la vez que se posiciona sobre mi y entierra su verga en mi palpitante sexo. Me sujeta de ambas piernas y las dobla haciéndome tocar las rodillas casi con los hombros y dejando mi trasero al alcance de la polla de Juanjo.
Este la introduce de un solo empujón y empieza a embestir al ritmo que su amigo me folla el coño. No puedo para de gritar y gemir sintiéndome totalmente llena, me van a desgarrar de lo fuerte que me están follando estas dos bestias salvajes pero no me importa, lo estoy gozando a lo grande. Poco rato después siento como el rabo aun duro de Juanjo sale de mi trasero y ahora es solo el encapuchado el que me está follando como si no hubiera un mañana. Mi amo no se ha movido de su posición de rodillas entre las piernas abiertas del otro tipo que me la está enterrando hasta los huevos y me mira con lujuria sin perder detalle de las caras que estoy poniendo.
Cuando cierro los ojos y me dejo llevar por otro maravilloso orgasmo y al abrirlos de nuevo me doy cuenta que el encapuchado ha parado en seco dejándome la verga bien metida y le escucho gruñir de nuevo y removerse. No me lo puedo creer, Juanjo se la está metiendo por el culo al bastardo que me está follando. Creo que puedo correrme solo con eso del morbo que me da.
– Parece que la gusta que te la meta por el culo.- Se carcajea mi amo a la vez que agarra al tipo de la quijada con una mano para que me mire y comenzando a fallárselo a buen ritmo.- Sois un par de putitas, mis putitas.- Ambos asentimos a la vez que comenzamos a gemir escandalosamente al retomar ambas follas.
El enmascarado no para de follarme fuerte y profundo y por lo que siento Juanjo no es menos fallándole a él. No sé cuánto tiempo estuvimos así solo sé que cuando estaba por correrme otra vez mi amo volvió a felicitarme por ser tan buena perra.
– Esta es la sorpresa que te tenía preparada.-
Me dice sin dejar de sodomizar al tipo encapuchado y sin que este deje de metérmela. Lo que me hizo volar la cabeza no fue eso si no el rostro que aparición cuando mi amo le sacó la mascará al encapuchado. Era Marco, mi marido, yo no podía creerlo y me quede rígida como una tabla intentado procesar lo que pasaba en ese momento.
– Mira que cara se le ha quedado.- Dijo Juanjo volviendo a retomar las embestidas y nalgueando a mi marido mirándome con esa maldita cara que decía. Te follo a ti, a tu marido y a quien se ponga por delante. Eso como no me puso a cien, eso y los gemidos que soltaba Marco al ser follado por Juanjo y al retomar sus embestidas contra mi coño.
Poco más hizo falta para que los tres terminásemos corriéndonos. Yo gemí y me retorcí lastimándome las muñecas experimentado uno de mis mejores orgasmos. Marco terminó por sacármela y aún siendo embestido por Juanjo se corrió sobre mis tetas gimiendo extasiado no sé si conmigo o con la verga de Juanjo. Y este al final terminó por vaciar toda su carga en lo profundo del agujero de mi marido.
Pensé que después de aquello me soltarían pero no fue así al menos no de momento.
– ¿Creías que no sabía nada de lo que te dedicas a hacer cuando no estoy?- Me preguntó Marco limpiándose la corrida de su trasero y su polla medio flácida con una toalla burdeos y con un tono que no denotaba enfado para mi sorpresa.
A todo esto Juanjo se había sentado en el sillón y disfrutaba de la escena encendiéndose un cigarro del paquete de fortuna que descansaba sobre una mesita de noche y al lado de un cenicero.
Le miré pidiendo permiso para hablar pero me hizo un gesto negativo con la cabeza y yo obedecí. Justo ahí es cuando me di verdaderamente cuenta que le pertenecía, que era su esclava y que eso ya no era solo un juego si no que era totalmente en serio. Y me gustó, me encantó.
– Que hijo de puta, que bien entrenada la tienes ya.- Comentó divertido mi marido para mi asombro y encendiéndose otro cigarro el también.
– No estoy enfadado Maka. Se desde el comienzo todas tus travesuras y como has podido ver a mí también me gusta jugar asique por mi podemos seguir disfrutando.- Me aseguró restándole importancia y haciéndome flipar en colores.- Aun así creo que mereces un pequeño castigo o premio, según se mire.- Continuó pero está vez miró a Juanjo antes de seguir hablando.- Quiero llevarla a esa sala, está claro que llevabas razón asique quiero que goce esta noche como la ninfómana que es.- Le propuso a mi amo ignorándome ambos momentáneamente.
– Claro, será el broche de oro a su entrenamiento.- Y con esto dicho me desataron del cabecero de la cama y Juanjo volvió a tirar de mi cadena con un nuevo destino y con Marco acompañándonos ahora él también totalmente desnudo salvo por las botas que si que eran de estilo militar.
Lo que pasó después os lo contaré en mi siguiente entrega. Ya me despido de todos y para no perder la costumbre cierro el pc y salgo desnuda a la terraza notando la brisa fresca de esta noche de mayo sobre mi piel y con Marco empalmado siguiéndome. Después de descubrir que soy una ninfómana exhibicionista se ha terminado por unir a mí en varias ocasiones a mis espectáculos nocturnos. Sin más preámbulos me recuesto en la tumbona y mi hombre me folla sin descanso para disfrute de los vecinos habituales y con mi bala vibradora a toda velocidad metida en su culo. Adiós amores… felices sueños húmedos.
Espero con ansias vuestros comentarios, en serio que me encantan.