Hola de nuevo mis adorados lectores y lectoras. Como prometí aquí traigo el relato de lo que pasó después de follar con mi amo en su oficina y esquivar por los pelos a mi marido.
Al final terminé encerrándome en mi despacho, devanándome los sesos pensado en que excusa ponerle a Marco para salir el sábado toda la noche, y jadeando levemente debido a la excitación que sentía cada vez que la pequeña bala vibraba dentro de mi húmedo coño. No solo estaba mojada si no que aun tenía dentro la jodida corrida de Juanjo y eso me hacía sentir sucia y tremendamente excitada a la vez.
Mierda, estoy todavía súper cachonda pensando en la mamada furtiva de hace un rato y que Marco estuvo a escasos minutos de pillarnos, y valorando seriamente masturbarme de cara a la ventana a ver si me ve algún mirón de las oficias del edificio de enfrente. Si, ya sé que estoy enferma pero es que no puedo contenerme y total no hago daño a nadie así que… estoy por subirme el vestido sentada en mi cómodo sillón y de cara a la ventana cuando alguien entra sin llamar y haciendo que dé un salto que casi me pone de pie.
– Maka, ¿has ido ya…? – Es Marco quien ha entrado y ahora me mira parado en medio del despacho con cara extrañada.- ¿Que estás haciendo? ¿Estás bien? estás un poco roja.- Me dice un pelín preocupado.
Como toda una maestra del disimulo en la que me estoy convirtiendo y antes de que contestar a su pregunta me acomodo en el sillón y le miro de arriba a abajo sin que se dé cuenta percatándome de la erección bien camuflada por parte de la americana que lleva puesta y que guarda en los oscuros pantalones chinos que está claro que ahora mismo le aprietan.
– Si cariño, no te preocupes, es solo que me acaba de llamar Lucia y ya sabes cómo es, me ha contado su última batallita con Luis y me he excitado un poco. Como últimamente casi nunca estás estoy un poco más hormonal que de costumbre.- Le digo a la vez que le pongo morritos de forma un poco ñoña que sé que le pone muchísimo, es tan diferente a Juanjo y no es que no me guste, podría decir que con ambos a la vez me siento casi satisfecha.
– Mierda Maka, me la estás poniendo dura y estamos en horas de oficina.- Me dice el muy mentiroso, aunque visto de otra forma sí que fui yo quien se la puso dura aunque él no lo sepa.
– Ahora mismo estoy con la regla, amor… – Miento descaradamente siendo consciente que se tragará la mentira sin problemas.- pero… Hmmmm… si quieres te la chupo o… hay más cavidades disponibles.- Le ofrezco separando el sillón de la mesa y viendo como ya se acerca desabrochándose los pantalones no sin antes poner seguro a la puerta.
– Puede venir alguien en cualquier momento asique se silenciosa.- Me advierte sonriendo a la vez que ya encamina su púlsate verga hacia mi boca.
Yo le sonrió antes de acercar mi butaca y empezar a mamársela sin descanso sentada y acogiéndolo de pie entre mis piernas abiertas.
Él me sujeta con ambas manos de la cabeza y pasa a marcar el ritmo que más le gusta, rápido, profundo, hasta hundírmela en lo más hondo de mi garganta haciéndome correr solo con eso.
– Joder Maka, quiero correrme en tus tetas.- Me confiesa sacándomela de la boca y meneándosela apuntado directamente a mi pronunciado escote.
– ¿Y no prefieres hacerlo en mi trasero?- Le pregunto inocentemente mordiéndome el labio inferior esperando su respuesta.
Respuesta que nunca llegó, al menos no verbalmente. Sin mediar palabra me tomo de la mano levantándome del sillón para sentarse él e invitarme a ser yo misma quien se la empalara a su gusto.
– ¿Quieres que te dilate un poco o lo haces tú? Te voy desgarrar si te la meto del tirón.- Me pregunta menándosela lentamente y con una cara de lujuria que hacía muchos años que no veía. Sé que está por correrse pero está aguantado como todo un campeón.
– Ya lo hago yo amor.- Le contesto dándole la espalda y subiéndome el vestido hasta la cintura y bajándome el tanga de encaje negro manchado con varios fluidos y no del todo míos.
– Que sexy eres Maka… como me pones.- Gruñe dándome una cachetada suave en la nalga derecha y encantado con el espectáculo que le estoy brindando solo a él.
Comienzo a chupar un par de mis dedos y los encamino a mi ano para irlos metiendo de uno a uno a la vez que siento como Marco se levanta y comienza a restregarme su rabo empapado por mi saliva por todo mi sexo. Lo noto pulsar contra mi hinchado clítoris haciéndome gemir un poco más alto.
– Mierda Maka, te van a oír.- Protesta entre gemidos mi esposo a la vez que me hace sacar los dedos de mi trasero para sustituirlos por su dura verga.- Al final me voy a correr según te penetre.
Primero metió el glande, solo un poco… otro empujón y entro la mitad… siento como me abre… una de sus manos en mi cadera y la otra tapándome la boca para que no se oigan mis gritos de placer al sentir como el resto entra de golpe hasta el fondo llenándome por completo… Mierda, la bala vibradora también la siento en mi vagina y como se mueve cada vez que la verga de Marco entra y sale con velocidad.
Me está dando por el culo tan duro que siento el borde del mi escritorio clavándose en mi estomago pero nada es comparable a la maravillosa polla que no para de entrar y salir de mi dilatado trasero.
Solo unos minutos fueron suficientes para que ambos termináramos corriéndonos.
– Esto ha sido realmente bueno, cielo.- Me dice Marco antes de darme un beso en los labios y ya con la ropa en su sitio y sin rastro de erección.- Eres increíble.
– Sabes que te casaste con la mejor del grupo.- Le digo una vez terminado el beso y volviéndome a sentar en mi sillón y ya no solo con la corrida de Juanjo en mi coño si no que con la de Marco escurriendo de mi trasero.
-Sin lugar a dudas. Por cierto, casi se me olvida a lo que venía en primer lugar.- ¿Ah? ¿A caso no venía a que le bajara la calentura? Eso me ha dejado descolocada aunque no se lo hago saber.
– Tú dirás.-
– Mañana vienen unos accionistas muy importantes desde la sede de Dubái y para tenerlos contentos la directiva a organizado un itinerario durante todo el fin de semana. Sé que últimamente no nos vemos mucho pero esto es…
– Es trabajo Marco, no tienes que darme explicaciones aunque no sabía nada de la visita… -No puede ser casualidad, esto no es una novela erótica en la que a la protagonista le sale todo redondo.
– Parece que hay fuga de información en la empresa y por eso casi nadie lo sabe. Yo me acabo de enterar por Juanjo y me ha dicho que no te diera muchas explicaciones sobre mi ausencia.- Me explica antes de dar por finalizada la charla.
Que cabrón que es Juanjo, seguro lo tenía todo planeado, en serio cada día me sorprende más y me siento más obsesionada con él.
– Claro, como si no me hubieras contado nada. Entonces ¿Nos vemos el domingo en la noche?
– Si puedo escaparme antes te avisaré.- Me dice dándome un pico de despedida y marchándose hacía su propio despacho.
– Ok, te quiero, amor.- Y en serio que le quiero, lo de Juanjo es solo sexo y… obsesión? dependencia?… No lo sabía en ese entonces pero poco a poco estaba cayendo en un juego totalmente fuera de mi control.
El resto del día fue relativamente normal salvo por las veces que la maldita bala se ponía a vibrar sorpresivamente. Marco, cuando vio el cordón de la bala colgando de mi vagina por suerte lo confundió con el de un tampón. Pero dejando eso de lado, ya ansiaba que llegara el sábado por la noche. Lo dicho, estoy enferma de sexo y ni ganas de hacer algo para evitarlo.
Siguiendo las órdenes que me dio el día anterior, el sábado a las 9 pm ya estoy esperándolo en el subterráneo de la calle Alcalá enfundada en un vestido sin mangas y ceñido hasta las rodillas de color champán que marca cada una de mis curvas.
No pasan ni cinco minutos cuando mi bolso comienza a vibran junto con la melodía que indica que Juanjo me está llamando.
– Hola amo… que deseas de mi esta noche?- Pregunto juguetona metiéndome en mi papel de perrita bien amaestrada.
– Ve al cajero principal y espérame ahí.
Su orden es clara y no espera mi contestación para colgar, tampoco es como si eso me sorprendiera. Casi no puedo contener mi excitación expectante a lo que pueda llegar a tenerme preparado este hombre. Por suerte estoy al lado del cajero central al haber entrado desde la calle y pasan escasos minutos cuando veo acercarse el BMW blanco de Juanjo. Se detiene a mi lado y después de subirme salimos a las calles de Madrid en dirección a vete tú a saber.
Después de unos pocos minutos sorteando el tráfico llegamos a nuestro destino que no era otro que un club privado y exclusivo ubicado más o menos por la zona de O'donnell. Un club de sexo en el que puedes follar y ser follado, mirar, exhibirte etc. ya te puedes hacer una idea de qué tipo de local es.
En el corto trayecto solo se ha limitado a explicarme por encima las reglas del lugar y que él lleva siendo miembro desde hace unos 3 años. Eso y una pequeña advertencia.
– Maka, más te vale ser una buena esclava esta noche y no crearme problemas. Que no se te olvide que una vez allí tienes totalmente prohibido hablar a menos que yo te lo indique. Si eres obediente, te aseguro que disfrutarás como nunca antes, si no, el video de la discoteca será el menor de tus problemas. ¿Me has entendido?- Me asegura esto último con un tono de voz que me hace estremecer y no precisamente de placer, bueno puede que solo un poco.
Para entrar al local en cuestión había que bajar un tramo de escaleras y al fondo de un largo corredor y bastante disimulado en la pared se podía leer el nombre del club el cual voy a omitir para preservar su anonimato.
Nada más entrar en dicho club el recepcionista, un joven de unos 22 años, rubio, delgado y vestido de manera casual pero elegante saluda a Juanjo y le entrega 2 llaves de casillero amarradas a unas pulseras elásticas y nos invita a atravesar otra puerta que da paso directo a lo que parece ser los vestuarios.
Ambos nos desnudamos en el vestuario mixto dejando nuestras pertenecías en la taquilla y es Juanjo quien se coloca en la muñeca ambas llaves. Para mí todo es nuevo pero él se desenvuelve con la soltura de alguien asiduo a ir.
Él simplemente se amarra una toalla burdeos a la cintura tapando su rabo que cuelga aún dormido entre sus piernas y dejando su musculoso pecho al aire.
Yo en cambio y por orden suya me desnudo entera solo dejándome puestos mis tacones de aguja negros y me pongo un antifaz de encaje del mismo color que cubre la mitad de mi rostro. Me retoco los labios con el carmín rojo que tanto le gusta a mi amo y Juanjo me coloca un collar de cuero negro y del que sobresale una argolla y que se ajusta perfectamente a mi cuello. Después y con la ayuda de algo de lubricante me introduce en el ano un plug que acaba en una pequeña cola de zorra que queda colgado y sobresaliendo de mi trasero. Por último esposa mis muñecas a mi espalda y escribe en mi trasero con un rotulador dos palabras, una sobre cada glúteo: Uso libre.
Dándome una cachetada en el culo empezamos a movernos hacia la sala.
Ya estamos listo para salir a jugar.
– Humm ya tienes el coño bien húmedo ¿eh?- Me dice a la vez que hunde un par de dedos en mi vagina y comienza a meterlos y sacarlos antes de indicarme que me mueva. – Vamos a exhibirte a ver quién te quiere follar, zorra.- Me susurra al oído dejándome jodidamente excitada y abierta a la vez que coloca una cadena en la argolla y tira de ella para ponerme en movimiento.
Más mojada y cachonda que en otras ocasiones salgo al local siendo guiada por mi amo que tira de la cadena sin ejercer mucha fuerza, la justa para que quede tensa.
El sitio está medio lleno, con una luz bastante tenue dando cierta privacidad y en cada rincón hay parejas o grupos disfrutando del ambiente. Puedo apreciar que las pocas mujeres que veo van totalmente desnudas o con atuendos de cuero y algo parecido con los hombres.
La entrada a la sala es un largo pasillo lo bastante ancho para pasar con soltura un par de personas. A cada lado y a lo largo del local puedes disfrutar de distintos ambientes. Pequeñas plataformas con barras de lap dance en el centro y sofás a su alrededor. Zonas con camas redondas. Cepos en los que atrapar a tu pareja. Cruces en alguna pared, correas colgando del techo y todo aquello que te puedas llegar a imaginar.
Cuando vamos más o menos por la mitad del pasillo Juanjo se detiene enfrente de un sofá de tres plazas de forma semicircular y una pequeña mesa ratonera sobre la que descansan lo que parecen ser varios juguetes sexuales y tira de la correa de mi cuello hacia abajo dejándome inclinada en medio del pasillo y muy cerca de la mesa.
– Muy bien zorrita ahora te vas a quedar aquí para que hagan lo que quieran contigo. ¿Me oyes puta?- Me pregunta dando un fuerte tirón de la cadena y obligándome a inclinarme hasta quedar doblada a la mitad.
– Si amo.- Contesto casi jadeando de solo pensar lo que hará conmigo esta noche.
Ya puedo sentir varias miradas cargadas de deseo puestas sobre mi y ver atreves de mis piernas abiertas como un par de tipos se acercan por el pasillo totalmente desnudos y meneándose lentamente sus vergas ya paradas. La cola de zorra saliendo de mi trasero y descansando a lo largo de mi espalda sobre mis muñecas esposadas.
– Así me gusta y abre más las piernas. Enseña ese bonito coño que tienes.- Me dice recogiendo una especie de barra de encima de la mesa.
Cuando me quiero dar cuenta mi amo me ha colocado una barra con dos grilletes a cada lado que han terminando por apresar mis tobillos imposibilitando que pueda cerrar las piernas o siquiera moverme de mi sitio. Siento que voy a perder el equilibrio en cualquier momento pero Juanjo ha terminado de esposar mis tobillos y libera una de mis manos y vuelve a ponerme las esposas pero haciendo que ahora quede con ambas manos atadas a un gancho que cuelga del techo dejándome incorporada.
Y así es como me quedo en medio del pasillo de aquel lugar en el que sobrevuela un leve olor a sudor y sexo; colgada del techo, con las piernas abiertas y la cola de zorra colgando entre ellas y completamente a la merced de lo que cualquier desconocido o desconocida quiera hacer conmigo. Sin olvidar las dos maravillosas palabras que me harían gozar como una perra esa misma noche.
Juanjo a todo esto se ha sentado en el sofá de al lado y después de pedir una copa se ha encendido un cigarro dispuesto a disfrutar del espectáculo.
No han pasado más de diez minutos cuando siento la primera mano, o mejor dicho, dedos adentrándose en mi húmedo sexo desde atrás a la vez de otro tipo se coloca delante mía y comienza a comerme literalmente las tetas. No para de estrujármelas con sus grandes manos y de morderme los pezones haciéndome gemir escandalosamente a la vez que el otro ya me está metiendo cuatro dedos en el coño moviéndolos de manera salvaje haciéndome soltar todos mis fluidos a grandes chorros.
– Joder, vaya golfa que está hecha tu esclava, chorrea como una perra en celo.- Le dice socarrón a mi amo el tipo que me está taladrando el coño con sus dedos.- Uso libre ¿verdad amigo?- Le pregunta a la vez que el otro tipo deja por un momento de lamerme los pezones para oír la respuesta de mi amo.
– Eso es lo que pone. Toda vuestra, pero si la rompéis el precio de venta no va a ser barato.- Contesta mi amo divertido con la situación y haciéndome estremecer al ser consciente que esto ya no es un juego entre nosotros y de que no tengo ningún tipo de control sobre lo que está sucediendo.
Mierda, debería de estar aterrada porque me van a follar dos desconocidos o vete tú a saber que. Pero la verdad es que estoy gimiendo como la puta ninfómana que soy ansiosa por qué me metan algo más que unos simples dedos.
Siento como el tipo que está detrás de mi saca el plug de mi trasero y lo sustituye por su dura verga. Joder, me la ha metido de golpe y hasta los huevos el muy cabrón haciéndome ver las estrellas aunque por suerte no me ha desgarrado gracias al bendito plug.
Su acompañante se ha arrodillado ante mí y a comenzado a comerme el coño sin descanso. Noto su lengua acariciar todo mi sexo, lame mi clítoris para luego succionarlo con gula haciéndome estremecer a la vez que mi culo se abre y se cierra a las comeditas del bastardo que no para de bombear dentro de mi mientras que me estruja las tetas con ambas manos.
Yo solo puedo gemir y jadear balanceándome colgada del techo y con dos hilos de saliva escurriendo por la comisura de mi boca entre abierta.
Siento muchas miradas sobre mí, es como si todo el local no estuviera perdiendo detalle de cómo me estás usando estos dos desconocidos. Nunca había experimentado algo tan intenso, me siento como una sucia puta, un agujero dispuesto a ser llenado de semen.
No puedo parar de correrme sobre la cara del tipo que me está metiendo la lengua hasta donde llega en mi vagina.
Poco después se levanta e intercambia posiciones con su colega.
– De rodillas, puta.- Me ordena el mismo tipo a la vez que me descuelga del techo para que pueda cumplir con su orden.
Al estar algo libre puedo mirar de reojo a mi amo mientras que me arrodillo y observo sorprendida como hay una joven rubia desnuda y de rodillas haciéndole una felación, aunque su mirada está fija en mí, con una sonrisa lasciva pintada en su rostro y en lo que me están haciendo. Eso solo consigue excitarme aún más. Mierda, a este paso aquí si que me va a follar todo el local con lo caliente y descontrolada que me siento.
Una vez ya de rodillas y con las manos aun esposada me apoyo en los antebrazos ofreciendo de buena gana mi trasero al tipo que me ha comido casi entera.
Noto como sus manos se asientan en mi trasero abriéndolo y como su gran verga se hunde en mi culo hasta que sus huevos chocan contra mi húmedo sexo creando un sórdido sonido que llena por completo mis oídos.
Su amigo no pierde tiempo y aprovecha mis labios abiertos soltando gemidos para introducir su polla para comenzar a follarme la boca.
– Maldita cerda bastarda, trágatela hasta el fondo.- me chilla el desgraciado a la vez que me la mete salvajemente hasta atragantarme con ella y tirando con fuerza de mi pelo recogido en una coleta.
Casi no puedo respirar con su polla entrando y saliendo de mi boca y me cuesta mantener el equilibrio por las salvajes acometidas contra mi dilatado trasero.
No tengo claro cuánto tiempo ha trascurrido desde que me están follando como a una perra a cuatro patas ni cuantas veces me he corrido ya cuando veo a otro tipo bastante entradito en años y gordinflón acercase solo para correrse encima de mi espalda.
Eso parece animar a mis acompañantes para hacer lo mismo, uno directo a mi cara y el otro regando su semen sobre mi trasero. Ambos restriegan sus corridas por mi rostro y nalgas para terminar por penetrarme unas cuantas veces antes de retirarse y dejarme llena de lefa, aún engrilletada y a cuatro patas en medio del pasillo y con varias personas a mi alrededor disfrutando de las vistas.
Juanjo a todo esto aparta a la sumisa que le estaba mamando la verga y se levanta no sin antes decirla algo al oído y venir en mi dirección.
– Vamos zorra, ya has comido bastantes pollas por ahora. Toca disfrutar de una rica almejita.- Me anuncia retirándome las esposas y la barra y tirando de la cadena obligándome a andar a cuatro patas como si fuera su mascota.
Eso solo fue el comienzo de la noche, una pequeña probada de todo lo que estaría por venir a continuación pero eso ya los lo contaré en otra ocasión. Por hoy ya estoy lo suficientemente caliente como para seguir escribiendo.
Como siempre que plasmo mis experiencias para vuestro disfrute y aprovechando que Marco está de viaje voy a apagar mi portátil y totalmente desnuda salgo a la terraza con mi nuevo vibrador.
Son ya un par de vecinos mirones que ya me conocen los que están observando desde sus balcones como me tumbo en la hamaca y comienzo a auto empalarme para su disfrute y el mío. Adiós amores, hasta la próxima.
Antes de despedirme por completo deciros que si queréis dejarme algún comentario sobre lo que pensáis de mi y todo aquello que os estoy contando estaré encantada de leerlos. Lo cierto es que me muero por recibirlos asique no seáis malos o malas conmigo y escribirme.