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El gay, su prima y su novio
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Tiempo de lectura: 11 minutos

Pareja gay liberal que invita a la prima a una tarde de piscina. 

– Oye cariño, tengo que ir a ver a mi prima uno de esos días.

– ¿Quien? ¿La buenorra?

– Si, Natalia. Pero… ¿Crees que está buena?

– Con esas tetas como obuses y esa cadera. No tendría ojos en la cara si no me hubiera dado cuenta. ¿Te extrañaría que no me quedase embobado con su culazo?

– No está nada mal, tendríamos que invitarla a cenar.

– A la piscina mejor. Pasamos la tarde con ella y disfrutamos del espectáculo de verla en bikini. Y luego la llevamos a cenar o a donde surja.

– Ya veo por donde vas. Y por cierto ella dice que tú también estas muy bueno. Que tengo suerte de tener un novio tan guapo.

– Se lo agradeceré en cuanto la vea. Habla con ella y quedamos en pasar a recogerla por su portal.

¿Me explico mejor?

Desde joven se me notaba cierta pluma y que me gustaban los chicos así que entre mis amigos y en mi familia que se lo tomó bastante bien me encasillaron como gay.

Pero no todo es tan simple, el que me atrajera comerme una polla dura y hacer de todo con el cuerpo de un chico guapo no quitaba para que me gustara hacer lo mismo con una mujer. Tengo cierta vena bisexual.

Es absurdo, cuando en el pasado otros habían tenido que esconder sus relaciones con hombres, yo casi tenía que mirar sobre mi hombro cada vez que estaba con una chica.

Pero estoy divagando, ya llevaba de pareja y conviviendo con un chico, Alex, más de un año. A mi me parece muy atractivo, simpático, dulce y cariñoso. Y sobre todo es muy lascivo. Por todo eso estoy con él.

Nos "com-penetramos" muy bien, en absolutamente todos los sentidos. Ambos somos lo suficientemente liberales, libres de celos y con la confianza como para haber invitado alguna vez a una tercera, o cuarta persona a compartir nuestro lecho.

Además los dos tenemos el buen gusto de admirar y desear un cuerpo femenino de vez en cuando. Así que en ocasiones en nuestros tríos también participaban chicas.

Ese diálogo sobre mi prima habría sucedido mucho antes si ella viviera en nuestra ciudad, pero solo estaba de vacaciones en casa de sus padres. Aunque mi novio si había visto fotos de ella.

Es vox populi aquello de que a la prima se le arrima, pero con mi fama en la familia esa ocasión no se había llegado a dar nunca. De todas forma siempre me había llevado muy bien con ella.

Ni que decir tiene que cada vez que nos veíamos yo me perdía en su canalillo o en la firmeza de sus nalgas apretadas en sus vaqueros ajustados. Por no hablar de las veces que la había visto en alguna boda o bautizo con esos vestidos sexis que las chicas se ponen en esas ocasiones. Luciendo escote, su espalda torneada, las nalgas poderosas o sus preciosos muslos.

Pero como todos mis parientes ella pensaba que mi gusto era otro muy diferente. ¡Ah! si ella hubiera sabido. Supongo que de alguna de mis miradas si que se habría percatado, pero nunca llegué a saber que pensaba de ellas.

Como mi novio estaba de acuerdo le mandé un wassup a Natalia que se entusiasmó con la idea de pasar en remojo el día de calor. Como todos estábamos de vacaciones fue fácil quedar en día de diario cuando la piscina a la que solíamos ir estaría muy tranquila.

A una hora razonable, no le íbamos a hacer madrugar, nos planteamos ante el portal de mi tia. Cinco minutos más tarde su impresionante figura salía por la puerta. Creo que ambos nos quedamos con la boca abierta y las pollas duras al verla.

Venía con un reducido minishort vaquero luciendo los bronceados muslos. Y una camisa solo anudada bajo los pechos, sin ningún botón. Y parecía que debajo de ella no traía nada.

– ¡Hola! . Primo. ¿Cuanto tiempo?

– Hola preciosa. Demasiado, pero como te has ido a trabajar fuera.

– Ya que este impresentable no dice nada. Yo soy Alex su novio.

– Eres aún más guapo de lo que me habían contado. Como has podido deducir yo soy Natalia.

– ¿Qué lenguas viperinas te habrán hablado de mí? y ¿qué maldades te habrán dicho?

– Todo bueno puedes creerme. Parece que en la familia te aprecian mucho por hacerle feliz. ¿Me dejáis subir?

Alex como todo un caballero salió del vehículo para abrir la puerta.

– Por supuesto, cielo.

Se sentó en el medio del asiento de atrás. Yo podía ver por el retrovisor, sus piernas y su pubis apenas cubierto por una estrecha tira de tela vaquera. Si andaba así por la calle estaba deseando ver su bikini.

Aunque me, perdón, nos moríamos por ir con ella al vestuario nosotros pasamos al de chicos. Aprovechando que estábamos solos de inmediato nos lanzamos el uno contra el otro para comernos los morros. Estábamos calientes por la situación con Natalia.

Dispuestos a mantener la excitación nos desnudamos el uno al otro antes de sacar los bañadores de natación pequeñitos y ajustados de la mochila. Para cuando llego el momento de ponernoslos ambos teníamos las pollas duras como piedras.

Habíamos echado un vistazo al césped según entrábamos y no había apenas nadie. Y las mujeres que estaban la mayoría hacían top less. Así que para no gastar más tiempo nos las colocamos, las toallas no seáis mal pensados, hacia un lado y salimos marcando paquete. Pensábamos que a mi prima no le importaría.

No por esas fuimos los primeros en salir. Natalia aún tardó unos momentos más y no es que fuera por que tuviera que ponerse mucho encima. Apenas un tanga muy reducido y desde luego nada de sujetador.

Los dos nos quedamos con la boca abierta al verla así. Los rabos se pusieron aún más duros si eso era posible. Al menos el mío. Y desde luego a ella le encantó nuestra reacción.

– Vaya chicos parece que os gusta lo que veis.

-¿A quien no le gustaría?, prima, se la podrías levantar a una momia.

– Pero según decían las marujas de la familia a vosotros no os interesaban estas cosas.

Y según decida eso de llevo las manos a las tetas para amasarlas y pellizcarse los pezones. Nos estaba provocando completamente a propósito. Y nosotros bailábamos al son que ella tocaba. Mientras charlábamos estábamos buscando un sitio donde poner las toallas.

– Natalia, no te creas todo lo que dicen. Ya conoces el refrán: cría fama y échate a dormir. Eso nos ha pasó a nosotros.

-¿Así que no sois tan gays como me han contado?

– Somos de mente abierta, aunque estemos juntos nos gusta disfrutar. Eso sí o lo hacemos todo juntos o nos contamos todo lo que pasa con pelos y señales.

– Bueno los menos pelos posibles, como vas vamos siempre bien depilados, del todo.

Bromeé. Para entonces ya habíamos levantado el campamento a la sombra de un árbol y algo apartados del resto de la gente. Para estar más tranquilos.

– Pues que suerte he tenido. Entonces.

– ¿Por qué lo dices?

– Chicos, sois lo que llevo buscando una buena temporada y no había encontrado. Y al ver como reaccionasteis al verme en tetas me hice ilusiones.

– Y ¿Qué buscabas?

– Dos hombres con los que pasar buenos ratos que no tengan miedo de tocarse. Más bien que les guste. Quiero veros juntos.

– Prima, y nosotros te deseamos a tí. Si llegamos a saberlo antes nos saltamos el día de piscina.

– Bueno, jugar aquí también puede ser instante. Alex, ¿me pones bronceador?

– Pues claro, nena. Entonces también te pone que te vean jugar.

Yo veía como mi novio le sobaba todo su precioso cuerpo a mi prima cada vez mas cachondo y con la polla más dura. En ese momento tenía sus nalgas bien agarradas y les daba un fuerte masaje.

– No es exactamente que me vean, sino más bien provocar en un sitio público y con el riesgo de que me, nos, pillen.

– Yo creo que me voy a nadar un rato para refrescar las…. ideas. O me voy a correr aquí mismo solo viendo como os estáis metiendo mano.

– Vamos primo, ¿no quieres ponerme crema en las tetas?

– Desde luego. No me perdería esa oportunidad por nada del mundo. Pero también quiero echar un vistazo por ahí a ver lo que hay. ¡Guárdame algo!

– No lo sé. Alex tiene unas manos mágicas.

– Lo sé.

Me levanté de la toalla como buenamente pude y me fui hacia la piscina. Pasé ante la socorrista y la saludé amablemente. Es un chica delgada, fibrada, muy fuerte, a la que ya conocíamos.

Se fijó en la dureza de mi instrumento y me salido con una pícara sonrisa.

– Hoy habéis venido bien acompañados.

– Es mi prima. Conociéndote no se si será buena idea presentártela.

– Queréis aprovecharos vosotros solos de ella. ¿No?

– Más bien, ella de nosotros. Pero ya veremos como sale la tarde.

Sin más palabras me lancé de cabeza al agua para relajar cierta parte de mi anatomía que llevaba muy tensa toda la tarde. Era eso o pillar un dolor de huevos del tamaño de un portaaviones.

Hice unos largos esperando a perder algo de la consistencia acumulada. Al menos dentro del agua no había gran cosa que mirar.

Cuando regresé al césped era mi novio quien, tumbado boca abajo, recibía las atenciones de mi bella familiar. Natalia sentada sobre sus nalgas le estaba dando un masaje en la espalda. Mi chico ronroneaba como un gatito.

– Veo que lo estás disfrutando.

– Tiene unas manos mágicas. Te toca.

Mi prima se levantó para dejarle salir de debajo. Y yo ocupé esa posición, más relajado y con el culo apuntando al cielo. Que fue donde ella se sentó. Notaba la caliente y suave piel de la cara interna de sus muslos rozando mis costados.

Un segundo más tarde sentía sus manos extendiendo el bronceador por mis hombros, omóplatos, la línea de la columna y mis riñones. Casi me derrito cuando se inclinó y lo lo que noté fue el roce leve de sus pezones en la piel de mi espalda.

Rozando mi oreja con sus labios, juguetona saco la legua para deslizarla por mi oído. Me dijo bajito.

– Primo, esto teníais que hacerlo vosotros, y yo esta viéndolo.

– No te preocupes tenemos toda la tarde y la noche. Y espero que muchas más. Mientras fijate en aquella parejita del rincón, como se están metiendo mano.

– Ya veo por qué venía a esta piscina. Hay buen espectáculo. Detrás de nosotros hay un par de chicas que se están dando mucho cariño.

– Ya las vi. ¿Sabes que has llamado la atención de la socorrista?

– Es muy mona. ¿Os la habéis follado?

– Algo así. Yo he conseguido hacerle un cunnilingus en el botiquín y Alex y ella se estuvieron dando el lote en las duchas mientras yo vigilaba. Aunque queremos invitarla a cenar un día en casa.

– No perdéis comba, por lo que veo.

– Ya te dijimos que nos gusta pasarlo bien.

Alex se había sentado a nuestro lado con las piernas cruzadas. Así que con la cabeza apoyada en los antebrazos y girada en su dirección veía perfectamente su durísima y preciosa polla con el glande asomando por una pernera del escueto bañador.

Nos sonreía descarado mientras de vez en cuando le echaba buenos vistazos a las dos jóvenes que se hacían cariños a nuestra espalda.

– Vamos al agua.

Nos dijo. Y aunque a con el masaje a mi me había entrado la flojera conseguí levantarme y seguir las duras y desnudas nalgas de mi prima hasta la piscina.

Se lanzó con una clavada perfecta y empezó a cruzarla s buena velocidad. Nosotros nos tiramos tras ella y la seguimos hasta apresarla entre nuestros cuerpos en la zona donde no cubre.

Situada entre nosotros, aprovechamos para pegarnos a ella. Alex enfrente y yo a su espalda pegando mi dura polla a sus, por no repetirme, diría que pétreas nalgas.

Pasé las manos por delante y me agarré a sus tetas. Mi novio se nos juntó más y eso presionó más mis manos contra esa dura y suave carne. Seguro que su pene apoyado en el pubis de Natalia estaba tan rígido como el mío.

Empecé a besar su cuello y su nuca a la vez que escuchaba sus primeros gemidos. Alex los acallaba metiendo la lengua en su boca y cruzándola con la de Natalia.

Menos o mal que no había mucha gente en el agua. Y los que había estaban nadando o entretenidos en sus propios juegos. Así que nadie, excepto nuestra amiga la socorrista, nos prestaba mucha atención. Pero no nos importaba que ella nos viera.

– Me tenéis muy cachonda par de cabrones. Pero lo que yo quiero es veros juntos a los dos.

Para obedecerla o por lo menos hacer algo de lo que nos pedía nos dimos un jugoso beso por encima de su hombro. Incluso cruzamos las lenguas fuera de las bocas y dejamos caer saliva sobre su suave piel.

– Esto está mejor.

Para animarnos un poco más ella le agarró la polla por encima del bañador a Alex. Acallé sus jadeos con mi lengua mientras se corría con la caricias de mi viciosa prima.

Alex para compensarme fue el que apretó mi rabo contra las duras nalgas de Natalia hasta que me derramé en el agua. Los dos dejamos nuestro semen flotando por allí.

Seguimos jugando un rato más sin dejar de rozarnos y tocarnos. Pero al rato salíamos de la piscina para volver al césped. Aún estábamos más calientes que cuando nos metimos en el agua.

Volvimos a aprovechar el bronceador como excusa para acariciarnos. Pero Natalia se empeñó en que nos lo pusiéramos el uno al otro mientras ella solo miraba y se acariciaba así misma. Podíamos ver como ella pasaba sus manos por el escote, los pechos y el vientre.

Al cabo de un rato más calientes que las fraguas de Vulcano decidimos ir a casa y seguir con esos juegos esta vez en nuestra enorme cama. Y ya sin los bañadores.

En el trayecto Natalia volvió a sentarse sola detrás mientras nos animaba a darnos cariño. Conducía despacio para no pegármela. Pero en cada semáforo acariciaba el muslo y el paquete de mi novio. Alex en cambio deslizaba suave sus dedos por mi pecho.

Ya en casa fuimos perdiendo por el pasillo la poca ropa que nos habíamos puesto encima para volver de la piscina. Nos la arrancábamos los unos a los otros sin preocuparnos de colocar ninguna prenda.

Mi camiseta y bermudas quedaron en la entrada cuando los dos tiraron de ellas y las arrojaron al suelo. Como debajo no me había puesto nada en los vestuarios mi polla dura apuntaba al frente.

La camisa de mi prima salió casi sola en cuanto le di un tirón al nudo que la sujetaba bajo sus tetas. Y Alex le fue bajando el minishort por sus muslos interminables dejándola únicamente con un microscópico tanga de encaje muy sexi.

Alex apenas tardó unos segundos en estar tan desnudo como yo pues Natalia quería ver al completo su depilada polla. La acarició con suavidad como queriendo comprobar su dureza.

En realidad todos nos acariciábamos suavemente recorriendo la piel de los demás con las yemas de los dedos. Manteníamos la excitación al máximo.

Natalia dio un paso atrás dejándonos a los dos juntos mirándonos de frente. Tan cerca que los glandes se rozaban. Continuamos el acercamiento hasta pegar nuestros labios en un nuevo beso lascivo. Y todo ante los atentos ojos de mi prima que no pedía detalle.

Ya puestos teníamos que darle un buen espectáculo. Aunque dudaba que ella se resistiera a no participar. Seguimos cambiando saliva de una boca a otra. Nuestras manos recorrían despacio con cariño y mimo la piel del otro.

Despacio nos fuimos desplazando hacia el lecho. Cuando mis corvas dieron con el colchón me limité a tumbarme de espaldas y dejar que mi chico me diera placer con su lengua y dedos.

Suspirando y gimiendo no dejaba de sentir. Mi polla dura como el acero apuntaba al techo de nuestro dormitorio. Alex había pillado el lubricante, previsor que es el chico.

Lo extendía por mi pila a la vez que me ponía el culo al alcance de mi boca girando su cuerpo. De inmediato clavé la lengua en su ano para dilatardo. Aunque desde luego no le hacía ninguna falta. A mí chico le encanta que lo folle.

Después de darle a la sin hueso durante un rato Alex se subió sobre mi cadera para cabalgarme. Natalia acercó su dulce carita para ver en primer plano como mi rabo abría despacio el ano y se iba introduciendo en el interior de mi novio.

Se inclinó tanto que sus tetazas rozaron mi torso. Los pezones duros como guijarros de río me arañaban la piel. No pudo contenerse más y siguió acercando la carita a la polla y huevos de mi novio y la raíz de mi pene.

Hasta que fue su lengua la que empezó a acariciar y humedecer aún más nuestros sexos. Yo le acariciaba la espalda y llegaba hasta sus gloriosas nalgas. Vista la curiosidad que tenía por el sexo anal decidí empezar a trabajar el suyo para que los dos pudiéramos disfrutar de él.

Uno y hasta dos dos entraron con facilidad ayudados por un poco de lubricante. Incluso con la polla de Alex en la boca se le escapaba algún gemido provocado por mis caricias.

Mi novio es capaz de aguantar sus erecciones mucho tiempo y yo la recupero enseguida. Así que podríamos darle placer a ella también. Sin más dilación me corrí dentro del duro culito de Alex.

Se levantó y estaba tan limpio que Natalia pudo hacerle un beso negro y lamer el semen que rezumaba del agujerito. Y yo tenía una entrada privilegiada para el espectáculo. Aunque Alex se había incorporado la postura era difícil.

Sobre todo por que yo no había separado la mano del culazo de mi prima. Era una atracción magnética. Pero cada vez estaba más dilatada y gimiendo de placer.

Era el momento de empezar con ella y darle carne. Busqué su boca para besarla y no era un ósculo fraternal precisamente. Nos dábamos lengua y saliva como si hubiéramos pasado días en el desierto.

Poco a poco ella se venía encima de mí cuerpo. Pero yo acababa de correrme y mi rabo todavía no estaba repuesto. Así que entre los dos empezaron a usar la lengua sobre mi polla para revivirla.

Una de las mejores experiencias de la vida, una buena mamada a dos bocas. Sus lenguas repasaban una vez y otra mis genitales de la punta del nabo a la raja del culo. Se turnaban sobre mis huevos, mojándolo todo con su saliva.

Con ese tratamiento en pocos segundo volvía a estar duro. Era delicioso ver sus cuerpos desnudos a mi lado. Y acariciar todo lo que alcanzaba de ellos mientras sentía todo aquello.

– Ahora me vais a follar los dos, par de cabrones. Primito quiero tu rabo en mi culito que ya lo has trabajado.

Se fue montando sobre la polla de Alex al que había tumbado boca arriba en el colchón. Ahora ambos tenían que hacerme un hueco entre sus muslos para que yo pudiera hacer mi parte.

Pero primero quería lamerlo. Sabía que mi prima se lo había limpiado bien. Venía preparada. Mis dedos seguían sin ningún rastro. Así que pasar la lengua por su ano mientras ella ya se había clavado la polla de mi novio fue un placer tanto para ella como para mí.

Acercar el glande a ese agujerito y empezar a abrirlo fue algo que había deseado durante años. Nos acompasamos como si no hubiéramos hecho otra cosa en la vida. Tenía debajo a la prima que siempre había deseado y al chico que quería.

Empalada entre los dos Natalia gemía y jadeaba y nosotros no nos quedábamos atrás. Todo eran manos acariciando piel, bocas buscándose, lenguas dejando caer saliva. Y nuestras dos pollas entrando y saliendo de sus agujeros como los pistones de una máquina de vapor.

Parecía que lo habíamos hecho siempre, estábamos perfectamente acompasados. Aunque la postura no era cómoda del todo lo estábamos disfrutando. Hasta llegar a corrernos, bueno nosotros. Natalia parecía estar en un orgasmo continuo por como gemía.

Nos derrumbamos en la cama. Ellos me hicieron sitio en medio como para agradecerme que mi relación con ellos nos hubiera llevado a esa tarde de placer. Así que no dejaron de acariciarme. Sentía sus manos y labios por toda mi piel.

– ¡Joder! Primo, ha sido fantástico. Sois unas máquinas follando.

– Así que te ha gustado.

– Llevaba años deseando esto. Desde que me enteré que estabas liado con un chico. Pude que antes, desde que supe que te iban los hombres. Estoy deseando repetir. Claro.

– Yo también te he deseado desde siempre. Como puedes comprobar el que me gusten los tíos no quiere decir que no me guste follar con un bombón como tú. Y tú eres la más sexi de nuestras primas. ¿Y quién dice que se haya acabado? Queda mucha noche por delante.

– ¿Podréis seguir?

– Vamos a cenar y lo comprobarás. Por cierto ¿Tu has jugado alguna vez con una chica,

Le contestó mi chico y ella solo replicó con una enigmática sonrisa. Cenamos desnudos por supuesto.

Las bromas, las caricias, los besos y el buen ambiente continuaron no dio durante la cena, también durante toda la noche y en realidad hasta el día de hoy. De vez en cuándo mi primita se nos une en la cama, una ecuestres por el campo, una salida nocturna… o donde sea.

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