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Mi dentista, la doctora Zhang Li
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Tiempo de lectura: 5 minutos

Mi nombre es Luis y vivo en Santiago. Mi vida había sido bastante monótona últimamente, lleno de rutinas diarias y sin mucho que hacer fuera del trabajo. Un día, mientras llegaba a casa, me encontré con un anuncio en el que se ofrecía un servicio dental en el barrio. Decidí programar una cita, ya que hacía tiempo que no visitaba a un dentista.

La mañana de mi cita llegó, llegué temprano al consultorio dental. Me recibió una mujer muy atractiva, de estatura baja, piel clara y ojos almendrados. Se presentó a sí misma como la Dra. Zhang Li, una dentista china que llevaba viviendo en nuestro país desde hace tiempo.

Desde un principio me llamó la atención su forma de manejar el español con fluidez, como una chilena más, pero más me llamó la atención su cuerpo, lo ajustado que le quedaba el delantal a su cuerpo y como hacía notar sus atributos.

Mientras me sentaba en la silla, la doctora Zhang comenzó a explicar el proceso que seguiríamos durante la sesión. Se notaba que llevaba años trabajando en esto y lo mucho que sabía sobre salud dental.

La forma en que se acercó a mí mientras me atendía hacía que mi corazón latiera más rápido. Cada vez que me miraba directamente a los ojos, una sensación de calor recorría mi cuerpo.

Mientras estaba en la silla dental, no pude evitar notar todos sus atributos: su piel suave, blanca, su cuerpo delgado y sus curvas delicadas. Sus pechos firmes y su culo que si bien no era tan grande, era perfectamente proporcional a su cuerpo, firme al igual que sus pechos.

Sentí una tensión sexual creciente entre nosotros y aunque sabía que quizás era inapropiado sentirme atraído por mi dentista, no podía evitar fantasear con ella.

Después de esta visita, no pude dejar de pensar en ella durante toda la tarde. Me sentía tan caliente que esa misma tarde me masturbé mientras me bañaba, pensando en ella y en lo que pudo haber pasado en esa primera sesión. En todo lo que me hubiese gustado haberle hecho ahí mismo en su clínica.

A medida que pasaban las semanas y la visitaba más a menudo, comenzamos a conversar y conocer un poco más sobre nuestras vidas. Descubrí que Zhang había crecido en una pequeña ciudad en China y que había decidido mudarse a Chile hace quince años para empezar de cero.

Durante las sesiones, siempre noté como su delantal se ajustaba a su figura, lo que la hacía lucir aún más atractiva y que me calentara más.

A medida que pasaban los minutos, comencé a darme cuenta de que Zhang me estaba tratando de manera un poco diferente. A veces me hacía comentarios sobre mi apariencia, lo que me hacía sentir halagado. Mientras me atendía, sentí cómo comenzó a acercarse más a mí, lo que me hacía sentir un poco incómodo y emocionado al mismo tiempo. A medida que se acercaba, sentía su respiración cálida en mi cuello y su busto rozando mi cabeza. Me hacía sentir cosas que nunca antes había sentido estando en una consulta dental. En algunas ocasiones, me era difícil ocultar mi erección y no sabía si ella se había dado cuenta. Trataba de mantenerme calmado y controlado, aunque por dentro estaba ardiendo de deseo por ella. Con cada sesión, sentía que nuestra tensión sexual iba en aumento y era evidente que ambos sentíamos algo por el otro.

Después de la última visita, me preguntó si conocía algún lugar interesante en Santiago para visitar. Yo le dije que había un lugar en las afueras de la ciudad donde se podía apreciar una hermosa vista panorámica, y que a menudo iba allí cuando necesitaba desconectarme. Zhang pareció interesada y me pidió que la llevara allí.

Al otro día, la recogí en su consultorio y conduje hasta el lugar que le había mencionado. Ella vestía con una blusa delgada que hacía entrever su escote y su busto. A veces se daba cuenta que la miraba y se ponía muy nerviosa. Durante el trayecto, hablamos de nuestros lugares favoritos en la ciudad. También me contó sobre su infancia en China y cómo había terminado en Chile.

Finalmente, llegamos al lugar y nos sentamos en un banco para admirar la vista y el atardecer. Zhang estaba fascinada por la belleza del lugar y tomaba fotos de todo. Pude ver la emoción en sus ojos mientras me contaba sobre su experiencia en Chile y lo mucho que extrañaba a su familia. Me di cuenta de que ella había pasado muchos años recorriendo el país porque sabía mucho de zonas y lugares que ni siquiera yo había visitado.

Mientras admirábamos el atardecer, volví a notar la blusa que Zhang llevaba y cómo dejaba al descubierto su piel clara y suave. La tensión sexual entre nosotros era palpable, y yo sabía que tenía que hacer algo. Me acerqué a ella lentamente y la rodeé con mis brazos, sintiendo cómo su cuerpo temblaba ligeramente. Ella se mostró sorprendida, pero no se resistió y se dejó llevar.

Después de recorrer con mis dedos la piel suave y tersa de Zhang, la noté cerrar los ojos y soltar un suspiro de placer. Con una sonrisa nerviosa, ella me dijo que no sabía que era tan atrevido, y yo le respondí que tampoco sabía que era tan tímida. La tensión sexual entre nosotros aumentaba cada vez más. Zhang comenzó a mover su cuerpo hacia mí, y la sostuve de la cintura. Nuestros labios se encontraron en un beso apasionado, mientras nos abrazábamos. "Hace tiempo que te quiero hacer esto", le dije entre besos. Desabroché lentamente los botones de su blusa, y mientras lo hacía, mi mano se deslizó hacia su espalda, sintiendo su piel suave. "Eres tan rica", le susurré en el oído, provocando que se estremeciera de placer. Fue entonces cuando ella confesó que llevaba muchas sesiones mirando lo duro que se ponía mi pene.

Mis pensamientos estaban nublados por la pasión y la excitación. Sentía cómo Zhang después de besarnos, bajaba por mi cuerpo con suavidad, mientras mis manos recorrían su cabello. Ella desabrochó mi camisa y comenzó a bajar por mi pecho y luego por mi abdomen. Su boca finalmente llegó a mi pene. La sensación era indescriptible, como si estuviera flotando en una nube de éxtasis. "Te deseo tanto", dijo Zhang mientras me miraba intensamente. Sus palabras me hicieron estremecer aún más. Sentía cómo su lengua recorría cada centímetro de mi pene, haciendo que mi respiración se volviera más agitada. Cerré los ojos y me dejé llevar por lo que estaba pasando. "Me encanta hacerte esto", dijo Zhang con una sonrisa en su rostro. "Me gusta tanto lo dura que está". Sus palabras me excitaron aún más,

Se notaba lo mucho que ella lo disfrutaba. Se tocaba los pechos con una mano, mientras con la otra seguía masturbándome. "Me encanta hacerte esto", dijo con una voz baja. "Me excita mucho verte así". Su lengua seguía recorriendo mi pene, haciendo que la excitación fuera en aumento. Mis piernas temblaban y mis manos se aferraban al capó del auto mientras ella continuaba con su trabajo.

Finalmente, ella se levantó y se dio media vuelta, mostrándome su culo perfecto. Levanté su blusa y acaricié su piel suave y tersa mientras ella me pedía que la penetrara por el culo. No podía resistirme a esto, la apoyé en el auto y lentamente la penetré por detrás, sintiendo cómo mi pene entraba en su culo. Era una sensación intensa y tan excitante.

Mis manos tomaban con fuerza la cintura de Zhang mientras la penetraba. Podía sentir su cuerpo temblando de placer, sus gemidos llenaban el aire y hacían que mi propia excitación aumentara todavía más. Ella se movía al ritmo de mi movimiento, pidiéndome que no parara. Tomé su cintura con más fuerza y tiré de su pelo al mismo tiempo, lo que la hizo gemir aún más. Podía ver su culo rico y redondo moviéndose al ritmo de nuestro sexo. Zhang estaba completamente entregada a mí, "Sigue así, no pares", me decía mientras seguía dándole duro y con fuerza. Pronto apoyó su cuerpo en el capó del auto para poder soportar la intensidad de la penetración que a cada segundo se hacía más fuerte. Podía sentir cómo su cuerpo se tensaba cada vez más.

Sabía que estaba a punto de tener un orgasmo a pesar de estar siendo penetrada por el culo, yo también estaba a punto de irme. Sentí cómo su cuerpo temblaba y cómo su respiración se volvía más y más agitada. Antes de que yo pudiera irme, ella llegó a su orgasmo, gimiendo fuertemente mientras su cuerpo se estremecía de placer. Fue una de las cosas más excitantes que había experimentado. Escuchar sus gemidos, pidiéndome que no parara.

No pude resistirme más y saqué mi pene de su culo. La levanté y la puse de rodillas frente a mí mientras seguía masturbándome, mirándola fijamente a los ojos. Ella abrió la boca en señal de que quería algo más que mi mirada, y en un instante eyaculé en su cara, en sus ojos y en su boca. La cantidad de semen que salió fue impresionante, ensuciándole también los pechos. Zhang se sorprendió por la cantidad y la fuerza del chorro, pero rápidamente comenzó a lamerse los labios y los dedos, saboreando mi semen. "Qué rico está", dijo Zhang con una sonrisa en su rostro y su boca toda sucia. "Nunca había experimentado algo así".

Después de unos momentos de descanso, nos vestimos, nos limpiamos y subimos al auto. Zhang se apoyó en mí mientras llegábamos a su casa. "Esto fue increíble", dijo Zhang con una sonrisa en su rostro. "Sí, lo fue", respondí, sintiendo aún la emoción del momento. "Nunca había experimentado algo así antes." "¿Podemos hacerlo de nuevo?" preguntó Zhang . "Obvio, siempre que aguantes todas las cosas que se me ocurran hacerte", respondí, riendo.

Llegamos hasta su casa y nos despedimos. "Gracias por esto, nunca lo olvidaré", dijo Zhang Li antes de entrar.

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