Desde hace un tiempo comencé a hablar con ella, no mencionaré su nombre porque no tiene caso saberlo, para mí sólo hay una manera de llamarla, ella es mi puta personal, pero sí que vale la pena describirla. Mi puta es flaca con un abdomen delicioso y un par de tetas grandes con unos pezones demasiado ricos, sus nalgas son simplemente una delicia pero lo mejor de todo es ese coño estrechito y caliente que tiene, siempre mojado con ganas de recibir verga.
Me escribía cada día después de clases, cuando necesitaba calentarse el chocho y su novio no la dejaba bien satisfecha, me mandaba un par de fotos, cada vez más puta en ellas, abriéndose la raja para mí, metiéndose los dedos, poniéndose en cuatro, agarrándose las tetas e incluso cuando más caliente la ponía buscaba como perra en celo que meterse para calmar sus ganas de mi verga, ni siquiera llegaba a los 20 años y era simplemente más zorra que cualquier mujer mayor.
Hasta ahora sólo la estaba moldeando a mi antojo, educándola para ser una muy buena perra para nuestro encuentro y tuvo que llegar ese día. La cita era un viernes en la noche, pasar por ella a escondidas, ya que el problema no sólo era que mi puta era infiel sino nuestra diferencia de edad y ese morbo de lo prohibido era lo que más me tenía a reventar la verga. Le ordené ponerse un vestido negro, escotado que le había comprado, sólo eso, nada más abajo.
Cuando la vi se veía de infarto, las tetas parecían salirse de ese vestido y me dieron unas ganas de sacarlas en ese momento y mamárselas, pero sólo me limité a pasarle la lengua por ese escote y saludarla con una mordida en una de sus tetas con una buena agarrada de culo. La subí a mi camioneta, nos besamos con todas las ganas acumuladas y comencé a subir mi mano por su pierna buscando sentir esa panochita cerrada, mi sorpresa al subir fue descubrir que la muy zorra había desobedecido mis órdenes, llevaba una tanga negra que en otra ocasión hubiera sido motivo de mi erección, pero en esta ocasión no, porque la perra debía tener claro quién mandaba, la tomé fuerte y sin más jalé la tanga hasta que quedara enterrada entre sus labios vaginales mojando ese pedazo de tela de sus fluidos de golfa caliente, una vez empapada se la rompí y se la metí a la boca mientras la tomaba del cuello, le metí tres dedos en su raja estrecha, se escuchaban sus gritos ahogados por la tela, se sentía tan apretada, tan mojadita y caliente, tuve que usar mucha fuerza para que le entraran mis dedos, la miraba furisio.
-Espero entiendas puta golfa, que cuando papi te da una orden tú obedeces, no me importa si quieres o no, tú obedeces pinche zorra que para eso eres mía, ¿entendiste zorra tetona?
Entre gemidos y gritos comenzó a asentir con la cabeza, le saqué la tanga de la boca.
-Que si entendiste puta
-Sí papi, no te voy a desobedecer, por favor para, me arde, estoy muy apretadita
-¿Que pare? si bien que te encanta estar abierta cabrona, hoy te voy a romper el chocho hasta dejartelo bien rojo putita, a ver que pretexto le vas a dar a tu noviecito cuando te vea toda partida y llena de mis mecos.
Al decirle esto sentí como se empezó a mover como perrita en celo en mis dedos, su mirada cambió, la muy cerda se puso cachonda de pensar en mi verga partiendo esa raja que supuestamente tenía dueño, le encantaba a la puta recordar que era una pinche infiel siendo la sumisa de un hombre mayor, que sabía como hacerla gozar y ponerla con la panocha a escurrir.
No la dejé correrse, la quería toda la noche ganosa y así fue, fuimos a una discoteca a bailar y no dejaba de bailarme, de repegarse a mi bulto, de buscar con sus nalgas mi verga y yo la manoseaba de la manera más cínica, me importaba una mierda si nos veían, le apretaba las tetas fuerte, se podían ver sus pezones duros sobre el vestido y yo aprovechaba cada oportunidad para pasarle los dedos por la raja y sentir como salían empapados de su vestido.
El lugar se iba vaciando, ya eran casi las 5 am, quedaban algunos meseros, un par de ebrios en mesas y un par de gente en la pista. La saqué a bailar una última vez, mi verga ya estaba a reventar, tu chocho suplicaba que ya me la culeara y ella estaba ya loca de placer, toda golosa disfrutaba la música mientras le lamía la oreja, se la mordía y le susurraba las putas ganas que tenía de reventarle la panocha, lo rica que estaba, que sus tetotas me ponían el pito bien duro y que me moría por culearmela sin condón para sacarle leche de esas chichotas ricas. En ese momento ella comenzó a suplicar que quería verga que ya no le importaba nada, sonreír con malicia.
-¿En verdad no te importa nada putita?
-No, papi, por favor, ya quiero tu vergota dentro de mí, necesito que me rompas la cuca y me hagas tuya, quiero ser tu puta, tu perrita, quiero moverte la colita como te encanta que lo haga y me castigues por ser tan golosa.
En ese preciso momento le saqué las tetas del vestido, ella como primer instinto trató de taparse.
-Ni intentes cubrirte, si yo sé que no eres más que una puta ganosa, una pinche zorrita en celo que necesita sentirse no sólo deseada sino también humillada, te encanta ser mi juguetito perra, te fascina que te trate duro como una golfa callejera y hoy eso vas a ser, mi puto saco de hoyos, el juguete con el que me voy a sacar la leche.
De sólo escuchar esto, comenzó a jalarse los pezones en medio de la pista, se movía más en mi verga y toda puta miraba a las personas a su alrededor, comenzó a hacer contacto visual con el dj y dos meseros que no podían creer lo que estaban viendo, parecía que les ofrecía las tetas y yo, sólo levanté su vestido y es mostraba su panocha escurriendo, comencé a dedearla ahí, le picaba duro la chocha, ella gemía sin control mientras daba todo un espectáculo digno de toda una puta profesional. La jalé del cabello, me dirigí hacía el encargado de seguridad que no dejaba de verle las chichotas a mi perra.
-Como ves tengo una putita en celo que necesita mucha verga y no creo que aguante más tiempo esta panocha sin que me la culee, así que toma este dinero y nos vas a dejar culear en los baños como esta perrita necesita.
Él me miró y me regresó el dinero, me dijo que después de tremendo show lo que quería era ver como la partía y lo rico que esa puchita tragaba pito. Sacaron a los últimos borrachos, sólo quedaba los dos meseros, el dj y el de seguridad, me pidieron que me la cogiera ahí mismo, era una discoteca pequeña, yo diría más bien un bar, por lo cual fue fácil que quedara vacío, nadie nos iba a molestar y la perrita iba a dar ahora sí su mejor show. La tiré en medio de la pista, le abrí las piernas y le pasé la nariz por toda esa cuca mojada, olía a perra necesitada, comencé a comerle la panocha, lamiendo desde su culo hasta su clitoris, jugando con sus labios vaginales se los mordía y los jalaba lento, le metía la lengua en el hoyo y la hacía ancha, movía mi lengua dentro de ella y me tomaba del cabello desesperada pidiendo más y más lengua, le jalaba los pezones mientras le comía toda la panocha rica, sus fluidos sabían deliciosos. Cuando miré hacía ella, estaba mirando a su alrededor, estaba cachonda la muy perra de tener a esos pendejos con las vergas duras viéndola, se la estaban jalando mirando a mi perra. Le di unas cachetadas y la tomé del cuello con fuerza.
-Te gusta puta zorra? Te gusta que te miren no? Pues que vamos a hacer que más gente mire lo pinche cerda que eres
Saqué mi teléfono y comencé a grabarla, la muy puta miraba fijo a la cámara se tomaba las tetas y comenzaba a chuparselas, ver esa escena hizo que quisiera partirla en dos, me saqué la verga y comencé a pegarle en el clítoris con ella, la tenía dura como piedra, las venas se me marcaban demasiado y comencé a frotarla en la entrada de su puchita, casi no entraba ni la punta, tenía 21 centímetros en la entrada de esa panochita apretada y muy pequeña, la tomé de la cintura y la embestí con fuerza, la seguía grabando, grababa como le abría esa panocha, como le rebotaban las tetotas, le grababa su carita de perra inocente pidiendo más riata. La tomaba fuerte del cuello, no paraba de chingarmela con fuerza y cada vez se estaban acercando nuestro espectadores a ella, uno de ellos le puso el pito en la cara y comenzó a jalarsela más duro como si se quisiera correr en la cara de mi perra. Así que la cargué, la estaba cogiendo parado y ella pensó que no iba a dejar que la tocaran, cosa que me agradeció, pero yo no estaba ahí para complacerla a la perra sino para complacerme la verga a mí y tratarla como la puta que en verdad es. Le abrí las nalgas mientras me la culeaba y les dije que le chuparan el culo. La perra empezó a gritar que no quería, que parara, que ya se quería ir.
-Jajaja, ¿ahora ya te quieres ir? si te encanta ser una pinche perra, si te fascina estar bien llena de tus pinches hoyos cabrona y hoy te vamos a estrenar como la puta golosa que eres.
La sometimos con fuerza, la manoseabamos todos, le chupamos cada espacio de su cuerpo rico, la amarramos con nuestros cinturones, estaba ya con las tetas mordidas, llena de chupetones, le comían el culo y el clitoris mientras yo no paraba de embestirla. Le tiraron un trago encima, las tetas le sabían a alcohol rico y comenzaron a meterle una botella por el culo, en ese momento la perra que rogaba que no quería comenzó a pedir que se la metieran más, estaba endemoniada esa puta.
-Partanme la chocha, destrocenme, usenme. Quiero estar llena de sus mecos, quiero sus leches, quiero que me destrocen el culo y la panocha, quiero ser una perra sucia
El jefe de seguridad comenzó a jugar con su cigarro en los pezones de mi perra, le encanta el dolor a la muy puta, le azotabamos el clitoris sin parar con los cinturones, yo no iba a dejar que otros usaran mi hoyo favorito de ella, esa panocha es mía y de nadie más. Le abrí sus nalgas y les dije aquí está este pinche hoyo es para ustedes, llenenla de pinche semen como pide la perra golosa. Me senté en uno de los sofás con ella encima ofreciendo su culo rico, se comenzaron a turnar, iban terminando y dejandole el culo lleno de leche, sentía en mi verga como ella no dejaba de correrse, estaba llena de fluidos. Ella estaba sudada, llena de semen en el culo, con la panocha ya roja de lo duro que me la estaba cogiendo y entonces sin piedad la tiré al piso la puse en cuatro, le amarré las manos a la espalda me la chingué con fuerza, la embestía violento, jalando su cabello y nalgueándola hasta que sus nalgas se pusieron moradas,
-Eres mía pinche perra, eres mi puta, eres mi pinche esclava de pucha rica, así perra tetona traga mi pito que te voy a preñar zorra
-No papi, por favor, no me estoy cuidando, córrete en mis tetas o en mi cara
-Andabas de puta ofrecida pidiéndome leche sin condón, putita de mierda, ahora te callas y obedeces, que esto es mío y de nadie más perra
Comencé a correrme bien adentro de esa perra, ella apretaba la panocha ordeñandome rico los huevos, la muy zorra estaba disfrutando mi leche caliente bien adentro y me encantó verla ahí, amarrada, humillada, llena de marcas, violada de sus hoyos, llena de muchas leches en sus hoyos y aprendiendo que de ahora en adelante sólo tenía un dueño, un amo y un papi, yo y solamente yo. Me levanté y le oriné la raja, marcando a esa putita en celo como mía, como sólo un pinche perro marca su territorio.
Regresó a su casa llena de leche, poniendo cara de niña buena y al dejarla, unos minutos después me mandó foto metiéndose dedo rico en la panocha diciéndome que quería volver a verme, que necesitaba más de mi verga, su nueva adicción. Desde ese día, es mi puta personal, mi juguete favorito y no hay fantasía que no le cumpla ni día que no tenga la puchita caliente para ofrecermela.