Sé que los he tenido un poco abandonados, pero espero ya estar de vuelta, el relato está desfasado por las fechas, pero creo que para ustedes siempre es buen momento para una lectura erótica.
Me gusta pensar en mí misma como una mujer conservadora y con clase. Pero tengo demonios muy dentro de mí que anhelan la excitación, la lujuria, la pasión y el peligro. Siempre han estado ahí, al acecho. A lo largo de los años, he llegado a llamar a mis demonios "mi puta interior". Lucho por controlarlos, pero siempre están ahí, con ganas de salir.
Ha habido numerosas ocasiones en mi vida en las que he dejado que mi puta interior se descontrolara. Por lo general, se desencadena por algún tipo de evento. Puede ser por depresión, soledad, una mala ruptura, rechazo, falta de autoestima o incluso demasiado alcohol. No estoy segura, pero dudo que sea la única mujer con este tipo de demonios.
Al haberme criado en un trasfondo conservador, después de uno de estos alborotos de mi "puta interior", siempre me siento culpable. Tal vez sea mi imaginación, pero siempre parezco recibir algún tipo de señal desde arriba siguiendo mis transgresiones, como si Dios supiera que soy una puta y él está mirando.
Esta es una aventura mas donde mi zorra interior salió a la superficie y tomó el control.
Día de San Valentín: habían pasado cinco días desde el fiasco de mi propuesta de matrimonio y la posterior ruptura con mi novio (Pato). Tenía un problema con el compromiso, y cuanto más avanzaba nuestra relación, más desafiante me volvía. Sí, las cosas se estaban moviendo rápido, y aunque había decidido que era muy joven para casarme, de alguna manera iba por ese camino. Parecía no tener control sobre mi destino. Cuanto más avanzaba por ese camino, más me asustaba y me rebelaba. Coqueteaba con otros hombres y decía o hacía cosas que lo molestaban para incitar una pelea. Parecía que hiciera lo que hiciera, siempre me aceptaba por lo que era, lo que a su vez me asustaba aún más.
Todo llegó a un punto crítico poco antes del Día de San Valentín. Llevábamos saliendo un tiempo y le había dejado claro que no quería casarme… aun. Entonces, cuando me llevó a un buen restaurante para supuestamente celebrar un ascenso en el trabajo, pero en cambio me propuso matrimonio, estaba en shock y no pude darle una respuesta. Mi sorpresa rápidamente se convirtió en ira por haber sido emboscada de esa manera. Emocionalmente, era bastante volátil, y esa noche se convirtió en una escena pública muy fea.
Mi novio herido y conmocionado me pidió que regresara a casa para que pudiera calmarme y poder hablar. Pero tomé unas copas y estaba demasiado molesta para ir con él. Salió del restaurante, esperando que me calmara y me encontrara con él en su casa.
En cambio, terminé conociendo a un chico. Y para resumir, se enteró de que tuve sexo con él y rompimos. ¡Misión cumplida! Con la ayuda de mi puta interior, finalmente había recuperado el control de mi destino, ¿o no?
Ahora era el día de San Valentín. Este fue el primer Día de San Valentín en un tiempo que estuve sin una cita. Me sentía triste y deprimida. Finalmente logré terminar nuestra relación, algo que inconscientemente quería hacer pero que no tenía el coraje de hacer de manera madura. En el fondo de mi mente, esperaba que mi ex se acercara y tal vez me enviara flores. Pero nada.
Por la noche y no tenía nada que hacer más que deprimirme. Jodido día de San Valentín… No les tenía cariño a las flores, y los chocolates. Creo que se remonta a cuando yo estaba en la escuela primaria. Todas las niñas lindas recibieron tarjetas de los niños, pero yo nunca recibí nada. Sí, odiaba el Día de San Valentín.
Había decidido que ya era hora de que volviera a ponerme de pie. Día de San Valentín o no, necesitaba salir de este estupor sombrío en el que estaba.
Había oído hablar de este nuevo club nocturno y decidí que era justo lo que necesitaba. Necesitaba profundamente una noche divertida. Decidí que iría al club por mi cuenta. Todas mis amigas estaban en una relación y, además, no quería hablar de mi ruptura de todos modos. Jodido Día de San Valentín, no era un buen momento para una noche de chicas.
Así que pasé la velada arreglándome el pelo y acicalándome, acompañada de varias copas de vino.
Elegí mi un vestido rojo, odiaba San Valentín, pero no por eso no estaría a tono con la festividad, además me quedaba fabuloso. Era corto y mostraba mis piernas largas y delgadas, resaltando mi diminuto y firme trasero. El escote era generoso tenía que usarse sin sostén. Medias negras hasta los muslos y tacones de aguja completaron mi atuendo. Ah, y una pequeña tanga de encaje, por supuesto.
Me miré en el espejo y tuve que admitir que me veía cachonda y lista para divertirme. Sí, jodete día de San Valentín.
Al llegar al club y pude escuchar la música desde el nivel de la calle. Cuando entré al club, revisé mi escote, alisé mi vestido asegurándome de que todo estuviera en su lugar.
El ambiente en el club era vibrante. Había gente por todas partes, música a todo volumen palpitante, iluminación tenue y multitudes de personas mezclándose y bailando. Me sentía un poco borracha por el vino que había consumido esa noche mientras me abría paso con cautela entre la multitud en mis tacones.
Encontré un lugar al final de la barra y dos hombres se me acercaron de inmediato. Apenas podía escucharlos por encima de la música, pero no pasó mucho tiempo antes de que las bebidas comenzaran a fluir.
Soy pequeña, así que no se necesita mucho para emborracharme. Los dos chicos comenzaron a llenarme de bebidas mientras se acercaban más y más a mí.
El alcohol siempre me ha ayudada a liberarme, y esa vez no era la excepción. Mi mundo comenzaba a dar vueltas y ahora estaba disfrutaba de la cercanía varonil de mis dos nuevos amigos.
Sus manos estaban en mi cintura, caderas y nalgas—codos rozando mis senos. Mi vestido apenas cubría mis senos mientras eran rosados y sobados discretamente. Estos dos tipos me estaban manoseando en el bar, al abrigo de la multitud y la oscuridad.
Mis brazos ahora estaban sobre uno de los hombres, ya que lo estaba usando como apoyo. Mis caderas se clavaron intencionalmente en su ingle mientras el otro hombre empujaba detrás de mí. Sí, el alcohol había hecho efecto y mi zorra interior estaba desenfrenada.
Sentí una mano debajo de mi falda mientras un dedo comenzaba a frotar mi tanga mojada. Era hora de bailar antes de que las cosas se salieran de control. Tomé sus manos y nos dirigimos a la pista de baile llena de gente.
La música estaba alta, y podía sentir los tonos bajos vibrando eróticamente por todo mi cuerpo. Los cuerpos estaban todos amontonados, y podía sentir su calor varonil mientras nos movíamos con la música.
Estaba bastante borracha y mi baile consistía más en aferrarme a ambos hombres. Uno frente a mí tomó mi cintura y comenzó a besar mi cuello. El otro estaba detrás, frotando su ingle hinchada entre misa nalgas. Las manos errantes pasaron desapercibidas en la penumbra y la pista de baile abarrotada. Después de unos diez minutos de manosear y besar a ambos hombres, me sacaron de la pista de baile y me dirigieron hacia la parte trasera del club. Estaba en un estado de embriaguez y no puse ninguna resistencia.
Se abrió una gran puerta de acero y me escoltaron afuera a un área cercada, oscura y apartada. Sentí el frío mordisco del aire y traté de volver a entrar, pero estaba envuelto en los brazos de uno de estos tipos y recibiendo todo su humor de macho, causando húmedos espasmos en mi entrepierna.
El primer hombre comenzó a besarme y le restituí con lujuria. Manos cálidas se deslizaron dentro de mi escote y ahuecaron mis senos desnudos. Instintivamente me incline para sentir la inflamada ingle del hombre a través de sus pantalones. Sentí que el segundo tipo, detrás de mí me agarraba mis nalgas por debajo de la falda levantada. Exuberantes y apasionados sentimientos explotaron en mi interior cuando me entrelacé con ambos.
Durante toda la noche, apenas habíamos hablado debido a la música alta. Se me ocurrió que ni siquiera sabía sus nombres.
Mi cabeza fue empujada hacia abajo, antes de caer de rodillas, el otro hombre, en un acto de caballerosidad, que me mojo aún más, deslizó un cartón doblado debajo de para proteger mis rodillas. Casi inmediatamente una verga calidad y palpitante encontró su camino entrando a mi boca.
Tipo 1. "Eso es todo, putita. Chúpame la verga".
Finalmente escuché la voz de uno, con la música que salía del club de fondo.
Empecé a chupar y mamar como él pidió, y lo estaba disfrutando.
Tipos 1. "Carnal… Le encanta a la verga a esta puta". le dijo a su amigo, que estaba ocupado pellizcando y mallugando mis senos por detrás.
Tipo 2. "Levántate", mientras me levantaba por las caderas.
Cuando me colocaron en posición inclinada, el primer hombre sostuvo mi cabeza contra su verga. Gemí y me quité los tacones, ya que no podía sostenerme con ellos puestos.
Mientras continuaba chupándolo, sentí que el segundo hombre deslizaba por mis nalgas y des pues mis piernas mi pequeño hilo dental e insertaba un dedo dentro de mi húmeda panocha.
Tipo 2. "En la madre, empapada. Carnal, ya le urge una buena culeada".
Entonces escuché el sonido de una cremallera.
Yo: "Ummm,… Umm, tienes condón".
Murmuré con mi boca llena de verga.
Tipo 2. "Sí Puta, me lo estoy poniendo ahora mismo, no desesperes", mientras continuaba chupando al primer tipo.
Sentí al hombre detrás de mí colocar su verga entre mis labios húmedos. Con un par de empujones, su verga se abrió camino profundamente dentro de mí vagina. Comenzó a empujar rítmicamente mientras sostenía mis caderas con fuerza. Perdí mi concentración en la verga del primer tipo cuando sus embestidas comenzaron a intensificarse.
Yo: "Oh, Dios, siii que rico, dame, dameee". Gemí sacando brevemente la verga de mi boca.
Tipo 2. "Puta madre, pensé que estarías más abierta zorra, pero estas bien apretadita pinche vieja puta ", mientras continuaba penetrándome intensamente. Su caballerosidad se reducía al acto del cartón, ahora No había delicadeza o cortesía para mí; solo un buen bombeo de verga y azotes de mis nalgas.
Yo: "Oh, no te detengas… más fuerte… Oh, Aaaaa,siii", supliqué mientras retrocedía mis caderas intentando llevarlo más profundamente en mí.
Me golpeó el culo con fuerza. El golpe punzante me sobresaltó y grité.
Yo: "Oh, ¡SÍ!"
Intimidada por los golpes animales que me estaba dando y una segunda bofetada. Estaba gimiendo cuando comencé a tener un orgasmo.
Tipo 2 "wow… ¿Se está corriendo, Putaaa?, heee? ¿Te corres puta?"
Gruñó mientras continuaba magullando su verga por todas mis profundidades. Luego dejó escapar un gruñido bajo pero fuerte.
Sentí una corriente de semen tibio muy dentro de mí. Embestida tras embestida, disparó carga tras carga en mí.
Lo sentí salir, y mientras lo hacía, pude sentir nuestros jugos saliendo de mí y escurriendo por mi pierna.
Yo: "Cabron, dijiste que tenías un condón…".
Debería haber estado realmente furiosa, pero todavía estaba disfrutando de los efectos secundarios de mi orgasmo.
Ambos me enderezaron, para estar erguida, el tipo detrás de mí me sostuvo por debajo de mis axilas. El de enfrente se posicionó para penetrarme. Recosté mi espalda sobre el pecho del tipo que me sostenía, levantó una de mis piernas y una verga dura y palpitante se deslizó dentro de mí.
Tipo 1. "Carnal, la dejaste bien mequiada y está toda gomosa",
Mientras su verga se deslizaba, siendo aspirada por mi hambrienta cuquita dentro de mí. Agarró firmemente mis nalgas con ambas manos y me culeo rítmica e intensamente, el tipo que me sostenía sacó mis dos tetas de mi escote y continuó jugando con ellas mientras besaba y mordía mi cuello.
Estaba atosigada, gimiendo y ronroneando mientras otro orgasmo masivo rápidamente se agitaba desde mis interiores y me invadía electrizantemente todo mi ser.
Tipo 1. "Si Así… córrete puta”, gruñendo salpicándome de su saliva el rostro.
Tipo 2. "Ándale Puta, obedece a mi Carnal y córrete", mordiendo mi cuello mientras sentía su cálido aliento en mi oreja.
Yo: "Oh Diooos, siii… Hmmm". Grité mordiéndome los labios cuando comencé a temblar y tener espasmos.
Tipo 1. "Oh sí sí putisisma." Gruñó mientras empujaba dentro de mí su carga proteínica.
Me pusieron suavemente sobre mis pies, y el tipo detrás me ayudó a ponerme los tacones.
Tipo 1. "A ver si vas limpiando el desastre que hiciste"
No dije una palabra; Simplemente me agaché y lo lamí para limpiarlo. Mientras hacía esto, el otro tipo se acercó también y comenzó a acariciar su verga endurecida. En el momento en que terminé, con el primero, me giré y comencé a lamerlo y chuparlo.
En un minuto o dos, estaba eyaculando en mi boca.
Tipo 2. "Carnal, que buena puta nos encontramos".
Tipo 1. "¡Feliz día de San Valentín!" se rio.
Yo era un desastre total ahora. Había semen en mi cara y ropa, sin mencionar los chorros que salían de mí y bajaban por mis piernas y sobre mis medias.
Por supuesto, nadie tenía Kleenex, así que volví directamente al club y al baño. Tenía tanta prisa por limpiarme que me olvidé de mi tanga.
Después de un extenso esfuerzo de limpieza, regresé al área del bar, pero mis dos amigos ya no aparecieron, al igual que mi tanga.
A pesar de mis esfuerzos por componerme, todavía me veía bastante desaliñada. Me sentía aun borracha, recién cogida caminaba a trompicones por la zona del bar llena de gente.
Alguien: "Oye, parece que te vendría bien un trago".
Escuché durante una pausa momentánea en la música a todo volumen. Me di la vuelta y miré a este hombre alto y atractivo con una sonrisa agradable, que en mi somnolencia etílica me era vagamente conocido.
Yo: "Ummm, sí, eso sería genial…, por favor".
Lo siguiente que supe fue que estábamos estacionados frente a mi vivienda y yo estaba montando su verga en el asiento delantero de su auto.
Lo juro, en ese preciso momento, Dios me dio una señal. Mientras estaba teniendo un orgasmo con mi tercer hombre en esa noche.
Yo: “¡Oh, siii, dame Mi Reeey Ohhh”
Escuché su ronca voz decir
Mi Rey: “Siiii, aquí tienes a tu Rey” gruñendo mientras mordía una de mis tetas.
Podía sentir como por tercera ocasión ese San Valentín un par de testículos se vaciaban dentro de mi cuquita.