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Me follo a la madre de mis amigas de la infancia
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Tiempo de lectura: 8 minutos

Al fin pude cumplir una de mis mayores fantasías que tenía en la vida, follarme a una madura, ya sea vecina, conocida laboral o que mejor que la mamá de mis amigas de la infancia.

Yo no conocía a la señora, solo había convivido con sus hijas un par de años de niños, ya había pasado el tiempo y cada quien había hecho su vida.

Por algunas circunstancias la señora tuvo que regresar a la CDMX a vivir, ya que vivía en Monterrey.

La señora no estaba de mal ver, era chaparrita güerita, conserva muy bien su figura a pesar de sus 45 años.

Se veía que todavía traía la juventud encima y le gustaba pasarla bien con jóvenes, tuvo que rentar un departamento cerca de mi casa lo cual facilitaba verla diario salir por su mandado o simplemente verla fumándose un cigarrito por las noches en la calle.

Poco a poco, pasando el tiempo comenzamos a interactuar, saludándonos cómo cualquier vecino que se encuentra por la calle, a veces sola o con sus hijas, aunque yo la observaba con ojos de deseo y supuse ella lo notaría, siempre vestía leggins ajustados y shorts muy pequeños trasparentando tangas o cacheteros de encaje.

Hasta que llegó una noche que yo regresaba de laborar cansado, y no esperaba lo que sucedería después.

Me encontré a la señora afuera de mi casa fumándose un cigarrillo y hablando por teléfono, en cuanto me vio corto su llamada y me saludo bruscamente llamando mi atención.

La saludé y comenzamos a conversar, resulta que se había quedado sin empleo y tenía que pagar parte de la renta de su departamento, se encontraba muy estresada, o eso pude notar, así que la invité a pasar a mi casa a tomar un té o un café para que se relajara, no pensé que fuera aceptar, pero así fue, se metió a mi casa inmediatamente.

Sentí un escalofrío muy fuerte, supongo que era de emoción a algo por el estilo, la mujer que había deseado había caído fácilmente a mi hogar con el pretexto de la falta de dinero, sabía que lo que sucediera esa noche, me iban a costar unos cuantos pesos.

Cerré la puerta de mi casa, recién estaba llegando de laborar, encendí las luces y mi sala se encontraba un poco desordenada, mientras recogía un poco ella seguía charlando y contándome su situación económica.

Yo le daba pequeños consejos y le recomendaba empleos donde yo había laborado y era más fácil que la contrataran, ella accedió a tomar unas cuantas direcciones de empresas.

Seguimos charlando mientras tomábamos café, ella sentada alado de mi en el sofá principal, las luces estaban tenues y me tomé un momento para observarla de pies a cabeza.

Realmente era guapa la señora, su perfume olía muy femenino y fresco, se veía que recién se había bañado, yo en cambio venía sudado del día común laborando. Vestía unos leggins color blanco que trasparentaba su tanga y sus grandes nalgas, ya que las tenía bien paraditas y en forma.

Vestía unos zapatos rojos junto con una blusa color menta con un pequeño escote, no tenía muchos pechos, pero se defendía por su gran figura de trasero que se cargaba.

Al sentarse con las piernas cruzadas más resaltaban sus piernas, yo cada que le tomaba a mi café, le hacía un comentario para hacerla sentir bien y le sobaba su pierna suavemente para reconfortarla.

Pasaron los minutos, la tasa de café se iba terminando y cambiamos el tema, comenzamos a platicar de mi edad y de cómo me gustaban las mujeres, le insinúe que me encantaba tener sexo y no me importaban las relaciones serias, solo satisfacerme con mujeres lindas, cómo ella.

Se sonrojo al instante, pero me dio la razón! Me comentó que era mejor pasarla bien y disfrutar el momento, ya más en confianza, me platico que había estado saliendo con un chico de la misma edad que la mía, pero que honestamente no la satisfacía.

Cuando me dijo eso volví a sentir un dolor de estómago, sabía que era el momento de proponerlo, era hoy o nunca.

Entrando en una plática más acalorada, le comencé a acariciar más sus piernas hasta que ella reaccionó y me dijo que le estaban causando calor mis caricias, le dije que se podría quitar el mayon si quería.

Entre risa y risa poso su mano en mi verga, evidentemente yo ya la traía muy dura, se marcaba bastante por el pans que vestía esa noche.

Sintió lo duro que estaba mi pene y se volvió a sonrojar;

-hay dios!! Que acabo de tocar, discúlpame quería agarrar tu pierna

-no te preocupes no pasa nada, ve como la pones…

Ella se sonrió y nos comenzamos a besar bruscamente ya con bastante excitación, ya en confianza pude posar mi mano en medio de sus piernas y sentir ese calor que emanaba de su vagina, el mayon junto con su tanga, las tenía ya mojadas de fluido.

-te ponen caliente los menores que tú!!

-hay sí, me cogen super rico! Espero y tú no me decepciones, solo si me prestas dinero para pagar lo que debo, me ayudarías…???

En cuanto me hizo esa pregunta me levanté del sillón frente a ella y me bajé el pans junto con mi bóxer, dejando salir en todo su esplendor mi verga durísima y ya super parada, se marcaban todas las venas fluyendo de mi verga caliente.

Con mi mano derecha agarré mi verga y con la izquierda la tomé a ella de la nunca y le clave toda mi verga, hasta el fondo de su boca.

Ella no se esperaba tal acto, puesto que lo hice bastante brusco ahogándola con toda mi verga al instante.

Ella dando arcadas escurriendo baba hacia sus pechos, quería alejarme con sus manos, aunque fue en vano por qué mi fuerza era mayor, solo le quedo observarme directamente a los ojos, le salían lágrimas de sus ojos, con su boca desencajada, tratando de tragar todo el animal de verga que podía caber en su boca.

Comencé a meter y sacar bruscamente mi verga, ella ya se había dado cuenta que no sería una mamada normal, como a cualquier chico, está sería una garganta profunda.

Cómo accedió muy fácilmente a mamarme el pene, la tomé con mis 2 manos de la nuca y la obligaba a tragársela más, podía sentir sus labios llegando hasta el tope de mis huevos, cada que le llegaba hasta el tope, hacía arcadas y caras de vomitar, pero se la sacaba de golpe y salía mi verga escurriendo de su baba.

-esta noche vas hacer mi puta, y te vas a tragar mi verga por el dinero prestado.

Ella tomo mi verga con su mano y comenzó a masturbarme con toda la baba que me escurría de los huevos.

-que rica verga tienes papito, está enorme

-te gusta puta, trágatela toda!

-tienes leche para mi?

-tengo suficiente, es cosa que me hagas deslecharme.

Su rostro había cambiado, inmediatamente el calor y excitación se había apoderado de los dos, comenzábamos a sudar y su rostro se veía sonrojado, me seguía observando con una mirada de puta mientras seguía masturbando mi verga.

Le di una cacheta fuerte en la mejilla.

-sigue tragándote mi verga perra, me encanta como te la comes

Pensé que se espantaría con la cachetada, pero más se puso caliente, como una perra comenzaba a mamar mi verga de una manera única, ya no hacía falta empujarla, ya ella sola se esforzaba por metérsela hasta la garganta.

La acomode haciendo que se recargara bien en los descansos del sofá, ya que me subí totalmente al sillón quedando con todo mi pene a su merced.

Seguí cogiéndome su boca por un largo instante, metía y sacaba mi verga como si se tratara de una vagina jugosa, aunque en este caso era su boca que escurría chorros de baba, cayendo por su escote y pechos, mojando su blusa. Con sus manos por momentos me indicaba hasta donde no podía más, se la sacaba para que tomara aire, su blusa ya la tenía completamente mojada y llena de baba, cada vez más viscosa de sus arcadas, mi verga no dejaba de entrar y salir de su garganta.

Su rostro se veía cansado, no dejaban de salir lágrimas de sus ojos y su cara se veía sofocada con mi verga, la estaba ahogando de tantas metidas.

Saqué mi pene para que se diera un respiro, su frente goteaba de sudor, tomé mi verga con mi mano y comencé a restregársela en la cara, ensuciándola más de sudor y de su propia baba con mi verga, le volví a dar otra bofetada en la mejilla está vez con más fuerza.

-ponte de perrito puta, dame ese rico culo que te cargas.

Me baje del sillón y le ayude a voltearla, me encanta esta parte cuando las mujeres se vuelven completamente sumisas y se dejan coger como unas putas.

Se acomodo en mi sillón y se puso en 4, me tomé un momento para observar ese culo empinado frente a mi como regalo sorpresa.

Baje su mayon lentamente descubriendo sus nalgas blanquitas con unos coquetos lunares y una hermosa tanga roja, combinaba con sus zapatos.

En 4 comencé a decirle más majaderías, cómo que se veía bien puta y rica con su tanga, o que se vestía y era igual de puta que sus hijas, mientras le daba fuertes nalgadas en cada pompa.

Esto la calentó a tal grado que comenzó a chorrear squirts de su vagina mientras le daba dedo en su ano.

-ufff! Eso mamita así vente, serás mi puta??

-aaah… ah!

sí papito, seré tu perra, me tienes extasiada!!

Con tantas nalgadas que le di, sus nalgas no tardaron en irritarse y ponerse rojas, con mis dedos hice de lado su tanga empapada y me agaché a chupar todo ese corazón frente a mí.

Se empino de una manera exquisita, con sus manos se abrió las nalgas floreándomelas para mí, toda su colita deseosa de verga, salía un aroma a pucha muy delicioso.

Comencé a acariciar sus nalgas mientras con mi lengua chupaba todo su fluido que escurría de su vagina, tenía una vagina hermosa, tan pequeña y rosita que hasta parecía de una niña de 18 años y no de una señora, completamente rasurada.

Pasaba mi lengua en su ano y su vagina rosadita, comencé a succionar su clítoris mientras introducía 2 dedos en su ano, ella ya gemía de placer.

Se sentía muy rica la sensación de tener mis dedos dentro de su ano, ella lo apretaba cada que le lamía el clítoris o introducía mi lengua en su vagina.

Me levanté después de haberme saciado de tanto fluido que trague y de sus venidas con mi lengua, ya había recibido todos los orgasmos que quería, ahora solo necesitaba deslecharme.

Me levanté y mi verga seguía viscosa de baba, creo que me había vomitado unas pequeñas flemas, por qué parte de la baba en mi verga parecía moquillo color blanco, muy espeso.

Abrí su culo y le dejé caer una enorme flema viscosa que le escupí de mi garganta hacia su ano, y comencé a frotar la cabeza de mi verga en él.

-métela suavecito mi rey, tu verga está bien gorda

-cállate perra, ahora te voy a romper el culo

-si papito, rómpelo y llénamelo de tu leche

-eso quieres puta, claro que te la daré

Basto de un empujón para que ese rico ano que tenía se expandiera y tragara toda mi verga hasta el tope

-aaaah…! No mames!

-te dije que te la tragarías toda puta!

-aaah… está bien rica!! Aaaah!

Comencé a cogérmela por el culo, su ano paso de ser del tamaño de un cacahuate y la de un limón, apretaba con fuerzas mi verga cada que la tenía hasta el fondo, metía y sacaba mi verga y salía viscosa de su baba de esa perra, la tenía disfrutando al máximo con mi cogida, sus nalgas estaban ya moradas de las nalgadas tan fuertes que le daba mientras le jalaba el cabello y follaba su culo.

Sacaba mi verga para escupirle más a su cola y volvérsela a meter, así estuvimos por minutos completos y llenos de placer.

Había pasado el tiempo volando, llevábamos casi 1 hora de estar cogiendo, su ano ya estaba irritado y muy rojo junto con sus nalgas, era muy güerita la señora. Al fin había destrozado esas nalgas que se me habían antojado desde que las había visto.

Al fin sentía el placer de estarme follando a la mamá de mis amigas, la cual una de sus hijas, también ya me la había follado tiempo atrás, esa es otra historia que relataré después, ella no lo sabía, en ese momento.

Después de tantos gritos. majaderías y del sonido que emanaba en toda la sala de estar aplaudiendo, que en realidad eran sus nalgas chocando en mi cuerpo, sentí la sensación extasiante de por fin sacar mi leche.

Comencé a bombearla aún más fuerte, más sádico, y nalguearla más, ella ya no podía más con el ardor de su ano y de sus nalgas, ya quería que terminara.

-te gusta puta? Así te cogen?

-ufff no papito, me has dejado sorprendida, ya no puedo más con tanto orgasmo.

-y eso que aún no te cojo por tu vagina perra, pero eso será en otra ocasión.

-dame tu leche papi ahhh!! Ya dámela!! Aaah!! ¡Ya la quiero!

-así, así toma perra! no dejes de moverte

-mas!!! Mas!! Ah… Ahhh…

-te llenare ese rico ano, que buena puta eres!!!

-aaaah siii duroo!!! Aaaah… Aaah así así así así!!!

Ella sola se abalanzaba hacia a mí, introduciéndose toda mi verga hasta el tope

-aaaaah!

Al fin pude venirme, mi verga se engordo más de lo que ya estaba, mi cabeza se hincho al máximo, se la deje hasta el fondo y comencé a eyacular leche caliente y viscosa dentro de su ano, podía sentir como apretaba su culo, mientras ella sentía los calambres de mi verga chorreando semen dentro de ella una y otra vez, cómo 7 corridas de leche le avente.

-no mames!!! Que delicioso!! Sacas abundante leche

-ooh… oohg… cómo no iba a sacar tanta leche después de tremenda follada que nos dimos perra!

Saque mi verga ya flácida de su ano, su culo estaba totalmente irritado y abierto escurriendo mi leche, se había comportado como toda una vil puta en mi casa, sus nalgas ya no eran blancas, eran rojas, con las siluetas de mis manos marcadas entre tonos morados.

La ayudé a levantarse, estaba mareada y así se subió su tanga y su mayon, su blusa había quedado toda manchada y mojada de baba, su rostro estaba desalineado, mojado de sudor y sonrojado, su bilé y la pintura de sus ojos todo despintado, ya se le habían comenzado a poner morados sus cachetes de las bofetadas que le había dado.

Mientras recuperábamos el aliento, ella comenzó a arreglarse el cabello y a lavarse la cara, tenía sus ojos muy rojos de que había estado llorando, al parecer mientras la follaba analmente también había estado sacando lágrimas de sus ojos, pero eran lágrimas de dolor y satisfacción, ya me la había cogido como una vil perra.

Entre a mi habitación a buscar mi billetera y saque unos cuantos billetes.

-tómalos, ese dinero te lo regalo, pero recuerda lo que dijiste, que serías mi puta

-si papito muchas gracias, me hiciste mi noche!!!

-no hay de que, cuando necesites búscame

-gracias, me voy por qué les dije a mis hijas que iría a la tienda, seguro ya están preocupadas.

Nos despedimos con un beso en la boca, se terminó por arreglar y como pudo salió de mi casa sin que la vieran los vecinos, que rico fue verla irse, sabiendo que iba llena y escurriendo mi leche de su rico trasero.

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