Hola chicos y chicas, maduros y maduritas, ya me tenéis de vuelta por aquí para relataros otra de las pequeñas aventuras que he experimentado en mi pasado cercano. Los hechos que voy a pasar a narrar ocurrieron en los días siguientes a convertirme en la esclava sexual de Juanjo.
Era la media mañana de un jueves como otro cualquiera. Estaba concentrada en mi trabajo repasando los retoques al último proyecto que teníamos en marcha. Pasaban pocos minutos de la 1 de la tarde cuando comenzó a sonar el teléfono de mi despacho. Me recliné en mi cómodo sillón de oficina y descolgué el auricular.
– ¿Diga?
– Hola zorrita…. ¿echas de menos a tu amo?.- Me estremecí al escuchar la sensual y varonil voz de mi dueño provocándome al otro lado de la línea.
– Juanjo, estoy trabajando y aunque siempre es un placer jugar contigo ahora mismo me pillas liada.- Le contesto con un toque de coquetería en mi voz para no hacerle enojar.
Ahora le ha dado por hacerme llamadas pervertidas en horas de trabajo y eso consigue desconcentrarme, cosa que no me puedo permitir con un proyecto tan impórtate entre mis manos.
– Vamos perrita, si sé que te mueres por comer polla ahora mismo.- No puedo evitar resoplar divertida al ver como ignora mi protesta, comienza con su juego y yo estoy más que dispuesta a seguírselo, para qué engañarnos.
– Solo puedo comer la de mi amo y ahora mismo no estás a mi lado.- Jadeo juguetona al auricular sabiendo que al otro lado Juanjo seguramente la tiene ya, como mínimo, morcillona.
El silencio llena la línea y por un momento pienso incluso que se ha cortado.
– Sube a mi despacho.- La orden es clara y por el tono autoritario sé que no me puedo negar. Madre mía, creo que esta vez el juego se me ha ido de las manos.
Ni si quiera contesto ya que es obvio que no espera dicha respuesta asique cuelgo el teléfono, me levanto del sillón y después de acomodar mi vestido rojo entallado hasta por debajo de la rodilla y de escote en forma corazón, cojo un folder con los avances impresos del proyecto para disimular y salgo rauda al despacho de dirección en el que me espera, vete tú a saber que, Juanjo puede llegar a ser impredecible y temerario.
Cuando se abre el ascensor en la planta 13 y salgo no puedo evitar recordar cómo fue la última vez que estuve allí. Como Juanjo hizo de mi lo que quiso junto al pervertido del conserje. Me empiezo a excitar solo con el recuerdo y las expectativas que no puedo evitar crearme. Cada día que pasa me siento más descontrolada y todo es culpa de mi obsesión con el sexo y las constantes provocaciones de Juanjo.
Solo hay que pararse a pensar un momento. Marco, mi marido, está solo un par de plantas más abajo trabajando en su oficina y aquí estoy yo, zorreando con su mejor amigo y expectante a lo que quiera que me tenga preparado esta vez.
Saludo de pasada a Marisa y Celes que están concentradas en sus respectivas mesas antes de llamar y entrar en el despacho de Juanjo.
– Cierra con seguro.- Me pide sentado tras el enorme escritorio de roble.
El mueble en cuestión se ve robusto y macizo. Es de color oscuro, envejecido, dándole ese toque de antigüedad que desprenden las cosas caras. Sus dimensiones son amplias y desde mi posición solo puedo observar a Juanjo de más o menos cintura para arriba. O al menos lo que me deja ver la gran pantalla de su ordenador de sobremesa colocada en el centro del escritorio tapando así casi por completo al hombre detrás del. Os estaréis preguntado a que viene tanto resumen pero todo tiene un porqué que lo entenderéis más adelante.
– Tan obediente como siempre, eres una buena perra, Maka.- Me dice apartando su atención del pc y centrándola en mí.- Ven aquí.- Me ordena más serio a la vez que se aparta del escritorio aun sentado en su sillón de cuero negro. Hoy lleva un traje gris perla que le queda como un guante y a mí me enciende como a un demonio.
– Juanjo, estamos trabajando y las chicas están fuera por no mencionar que Marco está hoy en el edificio por si no lo recuerdas.- Le comento antes de que mi lujuria gane a mi razón.
Él me observa serio como sopesando la situación (o eso me parece a mí) y yo por un momento me siento desilusionada porque no continuemos con esto, joder estoy enferma de sexo.
– Mira, grandísima puta, como no te pongas de rodillas ahora mismo entre mis piernas y me comas el rabo te saco desnuda al pasillo y llamo a Edwin para que esta vez te sodomice en presencia de quien quiera mirar.- Su profunda voz autoritaria y exigente me hace estremecer y que mi sucio coño comience a humedecerse.- Sé que eso le encantaría a la ninfómana exhibicionista que llevas dentro.-
No le contesto y contoneando mis caderas de las cuales no pierde vista, me acerco a sus pies y me arrodillo ante él. Inclino mi cabeza hacia atrás y saco mi lengua en un gesto vulgar y obsceno que se que le encanta. Me agarro las tetas y me doy un estimulante masaje por encima de la ropa que sé que se la está poniendo bien dura. El bulto en su pantalón es más que evidente, incluso delata que carga hacia derechas. Se puede apreciar como su enorme verga no para de crecer y abrirse paso entre la apretada tela.
– Mira que eres puta.- Me dice con cierto tono de desprecio que no hace más que encenderme. Adoro como me hace sentir, sucia, su fulana personal, su agujero donde meterla – Metete debajo del escritorio.- Me ordena apartándose un poco para dejarme pasar.
La verdad es que me sorprende su petición ya que aunque entro de sobra estando sentada o de rodillas un poco doblada no le veo el sentido, claro que como siempre me pasa con él todo tiene su propósito y eso lo descubriría poco después. Que hijo de puta que es, pero como le deseo también.
Estando ya acomodada bajo su mesa él se acercó, se desabrochó completamente los pantalones y su orgullosa erección saltó irguiéndose pulsante ante mí. Resulta que no soy la única que anda por ahí sin ropa interior últimamente.
– Traga cerda.
No tuvo que repetir su orden para que me insertara la mitad de su polla en mi boca. Mientras que comenzaba a mamársela él terminó de casi pegar su silla contra el escritorio y me agarró de la cabeza con ambas manos para marcar la velocidad que más le gustaba. Me sentía acorralada y a la vez excitada. Su dura pieza de carne entraba y salía a buen ritmo en mi cavidad bucal hundiéndose hasta casi mi garganta. Con las manos libres y mi boca llena de verga arremangué mi vestido hasta la cintura y me bajé la tanga negra de encaje que llevaba puesta. Esta situación tan clandestina con Marisa y Cele trabajando al otro lado de la puerta me estaba poniendo súper cachonda. Me incliné un poco para poder llegar hasta mi sexo pero antes de lograrlo mi amo se percató de lo que estaba sucediendo.
– Maldita perra desobediente.- Susurró encolerizado antes de darme un puntapié en pleno coño al tener las pierna abiertas a la vez que me zarandeaba con un poco de fuerza de los cabellos.- No te he dado permiso para eso, zorra. Veo que estás rogando por un castigo.- Declara con malicia en su voz.
– No amo. seré buena. Se lo suplico.- Lloriqueo a la vez que lamo miserablemente su miembro y no aparto mi mirada de sus ojos impasibles y con una chispa de lujuria en ellos.
– Tengo que hacer una video llamada asique si eres una buena zorra y me la comes en condiciones mientras hablo me pensaré lo de tu castigo. No te paso una más, ¿Entiendes estúpida puta?-
– Gracias amo.- Voy a darle la mamada de su vida.
Vuelvo a mi posición entre sus piernas y a la vez que comienzo a lamerle los huevos veo como se descalza del pie derecho y escucho como empieza a sonar el tono de la video llamada en la gran pantalla de su ordenador.
– ¿Que pasa Juanjo? ¿aburrido o necesitas algo?.- Me quedo petrificada con los huevos de Juanjo metidos aún en la boca al reconocer la voz de mi esposo que sale de los altavoces de pc.
– En serio tío, te estoy viendo el capullo. Guárdatela salido.- Le dice entre risas y yo reacciono apartándome todo lo que puedo y escondiéndome en el estrecho hueco bajo su escritorio.
– Oh venga! no te pongas puritano ahora que anda que no hemos jugado en equipo tu y yo antes.- Le dice el bastardo cogiendo su rabo y encaminándolo a mi boca de nuevo obligándome a acercarme a su entrepierna.
¿En equipo? imagino que se refiere a sus juergas de universidad que se que buenas se han corrido juntos aunque tampoco pienso mucho en ello cuando su verga entra otra vez de nuevo en mi boca. Estoy entre aterrada y al borde del orgasmo cuando Marco le contesta.
– ¿En serio me has llamado solo para enseñarme tu polla? estas tonto o drogado.- Le dice riéndose pero con un tono de regaño en su voz.- ¿Y si llega a estar por ejemplo Maka ahora aquí? ¿Que la digo? ¿O mi secretaría?- Solo oírle hacer mención a mi siento que mi almeja empieza a dar espasmos pidiendo atención.
– Mira que buen rabo tiene nuestro Juanjo, por ejemplo.- Le sugiere con sorna.- Nah, ahora en serio Marco.- El tono de su voz ha cambiado al serio y dominante aunque sin dejar del todo de lado el juguetón. Se recuesta en su sillón y encamina su pie descalzo hacia mi sexo.
Marco ha dejado de reírse y puedo imaginármelo, ya que no le veo, expectante como yo ante lo que Juanjo tiene que decir. Me aterra que me deje al descubierto pero a la vez estoy reprimiendo el orgasmo que amenaza con provocarme el frote insistente de su empeine contra mi clítoris.
– Ahora mismo tengo a una zorra comiéndome la polla bajo la mesa.- Le suelta a la vez que comienza a mover sus caderas contra mi cara. Por suerte el ángulo de la webcam me deja fuera de su vista.
– Que cabrón, me llamas para darme envidia.- Marco parece encantado con la situación y yo estoy ya corriéndome bajo el escritorio y gimiendo con la verga de Juanjo en el fondo de mi garganta.- Joder como gime esa zorra. Tiene la boca bien llena ¿eh?- Si tan solo él supiera.
– Se la traga hasta el fondo, es la mejor puta que me he follado en mucho tiempo ¿y sabes qué?- Yo tiemblo aterrada casi al borde del colapso mental cuando Juanjo comienza un suave vaivén de sus caderas y su pie mientras que continua hablando.
– Esta zorra no solo está casada la muy puerca si no que es empleada de nuestra empresa. En serio Marco, es una golfa que trabaja más poniéndome duro que haciendo otra cosa.- Hace una pausa y se aparta un poco para mírame a los ojos con una sonrisa divertida.- Tiene el mejor culo que me he jodido jamás. Sube y démosle una doble follada. ¿Te apetece?- Completamente impactada con lo que ha dicho le doy un golpe en la pierna y le reprocho con la mirada.
A cambio recibo otro puntapié pero esta vez con más fuerza de lleno en mi chocho húmedo e hinchado a la vez que oigo la respuesta de Marco y me retuerzo en medio de otro orgasmo doloroso pero totalmente satisfactorio.
– No jodas tío, Maka me arrancaría los huevos si se entera. Eres un cabrón, me llamas solo para calentarme. Eres un pervertido hijo de puta.- Le reprocha medio en broma medio en serio.- Anda, ábrele el culo a esa cerda que yo me voy a buscar a Maka para ir a comer o que al menos me la coma ella. Los gemidos de esa puta me la han puesto bien dura.-
– Bah, tú te lo pierdes. Dale saludos a tu linda esposa de mi parte.- Le dice meneándose el rabo descaradamente para que Marco lo vea y sé que lo hace con segundas, es más que evidente. Aun noto palpitante mi sexo por el golpe recibido. Mi cuerpo convulsiona leventemente superado por el torbellino de emociones que me embarga.
– Y nada de follar en horario laboral, como me entere te sancionaré.- Le termina diciendo riéndose antes de cortar la llamada y sacarme tirando de un brazo de mi escondite bajo la mesa.
– La próxima vez que me retes como hoy esto no será nada comparado con lo que haré contigo.- Me amenaza antes de tumbarme boca arriba sobre una parte de su amplio escritorio y hundir su miembro entre mis piernas.- Piensa que ahora mismo mientras Marco te está buscando empalmado soy yo el que te está reventando el coño, puta. Te vas a llevar mi corrida hoy bien a dentro.
Mi caliente y necesitada vagina da espasmos al ritmo de las fuertes embestidas anunciando un más que próximo orgasmo por parte de ambos.
Juanjo me taladra a la vez que cogiéndome de los muslos alza y abre más mis piernas para llegar más profundo. El pesado escritorio se balancea y rechina a cada acomedida de su verga contra mi agujero.
– Gime para mí como la perra que eres, no te contengas.- Jadea aumentando sus embestidas y haciéndome perder el poco control y sensatez que me quedaba.-
– Hmmm, ah, ah, Juanjo, siiii, sigue follandome, siii, me corro. Mi sexo explota expulsando fluidos empapando la verga de mi amo y exprimiéndola en lo más profundo de mis entrañas.
– ¡Toma corrida cerda!- Me grita a la vez que cierra sus manos entorno a mi cuello y comienza a apretar a la vez que su semen inunda mi útero. Yo me siento desvanecer de placer experimentando uno de los orgasmos más intensos de mi vida. Siento como estoy perdiendo la conciencia, como mi cuerpo convulsiona para terminar laxo sobre la mesa y con el semen de Juanjo escurriendo entre mis piernas.
– ¿Que diría ahora el bueno de Marco si te viera así?- Pregunta al aire a la vez que con un par de toallitas húmedas limpia su pene semi erecto. – Se te está saliendo mi corrida y eso no podemos permitirlo.
Le observo aún espatarrada sobre su escritorio e intentando recuperar el aliento y las fuerzas suficientes para incorporarme.
– Espera, sigue con las piernas abiertas.
Veo como se guarda la polla en los pantalones, abre un cajón y saca algo de dentro después de rebuscar un poco en el.
– Vas a llevar metido esto en tu sucio coño de golfa el resto del día. No te lo vas a quitar hasta que llegues a casa.- Me anuncia a la vez que inserta una bala vibradora de unos 9 cm de largo y 3 de ancho más o menos y terminada en un pequeño cordón que queda colgando fuera de mi húmedo sexo.
Puedo sentirla amoldarse a mi vagina según esta va volviendo a estrecharse y recuperando su forma.
– Ya puedes vestirte.- Yo le hago caso e incorporándome con su ayuda me pongo de pie y comienzo a recolocarme el vestido.
De pronto siento como la maldita bala comienza a vibrar en mi interior haciéndome gemir sin poder evitarlo, aún estoy híper sensible después de tan buenos orgasmos.
– ¿Que cojones?- Vuelvo a gemir al notar como la vibración va en aumento. Juanjo a todo esto me enseña con un gesto de burla el pequeño mando a distancia que tiene en una de sus manos.
– Ya me contarás mañana con todo lujo de detalles que tal lo has pasado hoy. Anda, ve a buscar a Marco que tendrá los huevos a punto de estallar y nada de darle tu coño. Te doy permiso para mamársela o que te dé por el culo pero tu coño de zorra es mío, ¿Me oyes puta?- Me deja en claro a la vez que pasa su mano entre mis piernas mojando sus dedos con mis fluidos y tirando levemente del cordón que cuelga fuera de mi sexo.- El tanga me la quedo de recuerdo y mañana por la noche eres mía. Apáñatelas como quieras pero te quiero conmigo hasta el sábado por la mañana.
– No puedo hacer eso, Marco-
-¿Que cojones no entiendes aún de que eres mía y puedo hacer lo que me salga de los huevos contigo? Maldita zorra estúpida.- Sisea contra mi cara y estrujando mis barbilla con una de sus grandes manos.- Mañana por la noche, uff, mañana vas a saber lo que es someterte a los deseos de tu amo. De ti depende que sea suave y placentero o no creo que quieras saber de la otra opción.- Me asegura dejándome libre y volviéndose a sentar en su sillón.
– Ok, ya veré que me invento. Cuando lo sepa te llamo.- Claudico expectante por lo que pueda estar preparando para mí.
– No hace falta. Estate mañana a las 9 en el aparcamiento subterráneo que hay en la calle Alcalá. Espera mi llamada.-
– Como deseé mi amo.- Sin nada más que discutir salgo de su despacho y suspiro aliviada al ver que no están ni Cele ni Marisa. Por la hora doy por sentado que estarán en su descanso de la comida.
Salgo casi corriendo camino a las escaleras para no cruzarme con nadie en el ascensor. Cuando estoy por abandonar la planta veo como Marco sale del elevador y va directo a la oficina de Juanjo. Por suerte el no repara en mi presencia y entra sin llamar. Nunca supe que pasó después y hasta hoy sigo con la duda de a qué había ido mi marido allí. ¿Tal vez a follarse a la guarra calentona? pues que se joda que era yo y se va a quedar con las ganas. Claro que rato después bajó a mi despacho y bueno eso ya os lo contaré en la próxima entrega junto con lo que me tenía preparado el pervertido de mi amo.
De sobra me conocéis y ya no aguanto más el calentón que me cargo asique me levanto desnuda como estoy del sofá del salón, dejo el portátil sobre la mesa de café y salgo al patio a comenzar con mi show nocturno.
Marco está durmiendo en nuestra habitación, son cerca de las 2 de la mañana y me voy a poner a 4 patas sobre una tumbona junto a la piscina a la vez que empiezo a meterme un consolador realista negro y de grandes dimensiones por mi culo. La bala vibradora que me regaló mi amo bien insertada en mi almeja desde la tarde, no puedo dejar de gemir a la vez que me imagino cómo voy a ser observada desde la lejanía, ya saben que hay una puta exhibicionista que se muere por enseñar lo muy cerda que puede llegar a ponerse, Quiero sus corridas, quiero que giman mi nombre, quiero que se la meneen soñando con hundirse en mi húmedo coño, siii, hmmm. Nos vemos, mis amados lectores.