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Ofreciéndome al jefe de mi esposo (final)
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Tiempo de lectura: 4 minutos

Lentamente nos acostamos a los lados de él conscientes de que la mirada lujuriosa de hombres y mujeres estaba fija en nosotros tres, me di cuenta de que una compañera del trabajo de mi esposo se acercó y le dijo algo al oído, era una buena amiga según mi marido y repentinamente se dieron un beso francés mientras ella se empezaba a desnudar.

Era una mujer de la edad más o menos de mi esposo, estaba ahí con su marido y volteando a ver a los demás, entre besos y caricias cachondas empezaron a desnudarse también.

Mi esposo se desnudo también dejando a la vista su erección provocada por verme entregarme a su jefe tan descaradamente.

Seguramente no sería la única vez que me acostaría con él y no imaginábamos en ese momento lo que tenía en mente él: pensaba no desaprovechar la oportunidad de tener una hembra caliente a su disposición y me haría su putita.

Pensaba llevarme a reuniones sola con él y dejar claro que era la inocente esposa de uno de sus empleados para que me vieran someterme a lo que me pedía él…

Los demás invitados a la reunión quedaron completamente desnudos y sin quitarnos la vista empezaron a masturbarse algunos hombres y algunas mujeres los ayudaban.

La amiga de mi marido estaba muy tetona, algo sólida de cuerpo sin llegar a estar gorda y se inco rápidamente frente a mi marido tomado sus manos y poniéndolas sobre sus senos mientras ella empezaba a mamarlo con lujuria.

Después al llegar a casa me platicaria mi esposo que ella le dijo que estaba caliente por él desde que se conocieron y su marido la dejó mamarlo mientras él se masturbaba viéndolos.

Llegamos a la cama y acostamos al jefe de mi marido En Medio de nosotras, lo empezamos a besar en la boca alternadamente dándole la lengua mientras nuestras manos recorrían su cuerpo.

Frotandole cada una nuestro cuerpo mientras lo acariciabamos, vi como mi marido se venía en la boca de su amiga y ella gimiendo lo recibió caliente.

Mi mano llegó hasta la verga erecta de su jefe y lo apreté con lujuria, quería meterlo profundo en mi raja velluda mientras los demás empleados compañeros de mi esposo me veían ser ensartada cómo una puta.

Era justo en éstas ocasiones que mi faceta de esposa caliente salía a la vista y cada vez era más recurrente la idea en mi mente de volverme prostituta de tiempo completo.

Después del nacimiento de mi segundo hijo lo platicaria seriamente con mi marido, no tenía caso negarlo ya:

Me encantaba el sexo con hombres o mujeres y me calentaba mucho vestirme descaradamente para deleite de ellos.

Mi madre se fue acomodando sobre la cara del jefe de mi marido y empezó a descender para ponerle la velluda vagina en el rostro, aproveché ese momento para montarme sobre él y dejarme ensartar lentamente por esa verga gorda.

Mi marido se acercó a nosotros y jalo a mi mamá para empezar a fajar con ella de pie dejándome sola momentáneamente con su jefe.

Entendí que lo que hacía era para que todos me vieran coger con su jefe sin distracciones

Estando así, completamente penetrada por su jefe y moviendo mis caderas salvajemente sube él, recordé brevemente la primera vez que mi esposo y yo lo hicimos.

Ambos teníamos cierta timidez la primera vez que nos vimos desnudos y de ese momento a el presente, nuestra vida, mi vida sexual, había dado un giro de 180°!

Sabía que en mi trabajo me conocían ya como una mujer casada dispuesta a complacer sexualmente a quien me lo pidiera ahí y tenía ya una fama muy bien ganada de caliente y cachonda.

Y ahora los compañeros de trabajo de mi marido me conocerían también como una caliente dispuesta a lo que quisieran y me excitaba mucho las nuevas posibilidades que se abrían para nosotros.

Me gustaba tener amantes, los complacía en todo y estaba dispuesta a tener más su alguien me lo pedía.

En eso pensaba mientras me movía como puta sobre mi macho cuando lo sentí empezar a endurecerse más en señal de su inminente orgasmo y aumente las embestidas de mi cadera para recibirlo intensamente.

Tomándome de los pezones y pellizcandolos con extrema rudeza empezó a venirse dentro de mi raja lo que provocó que iniciara mi venida también.

¡Me vengo! ¡Me vengooo! Gritaba mientras sentía sus embestidas intensas llenándome de su semen hirviendo.

Literalmente estaba hirviendo!

Nunca había sentido un semen dentro de mi vagina tan caliente y la sensación me hizo venirme de nuevo mientras me acercaba a él para besarlo intensamente.

Wow… Que palo tan rico me acababan de echar frente a los demás! ¡Me encantó! Decidí en ese momento ofrecerme a él de manera permanente, sería su amante si lo quería o lo que fuera! Me conquistó con ese sentimiento de calidez en la vagina recibiendo ese semen espeso y caliente.

Lo besé casi con reverencia y él, sabedor de que ya me tenía cautiva a su disposición acariciándome las nalgas mientras seguía cogiéndome me soltó una pregunta a quemarropa:

Te gustó coger contigo más que con tu marido?

Al decir eso me tomó de la caderas y embistió de nuevo con lujuria mi vagina velluda empapada por mis venidas y su semen.

Los demás parecieron escuchar la pregunta y esperaron atentos mi respuesta mientras le correspondía con movimientos cachondos de mis caderas.

Sí! Me gustó más tu forma de cogerme!

Dilo fuerte y claro! Me indicó él, ¡quiero que los demás te escuchen también!

Aaaah… gemir de nuevo sintiendo mi tercer orgasmo llegarme como un golpe en pleno rostro.

Sí, dije casi gritando, me gustó más coger contigo que con mi marido, ¡eres buenísimo papi!

Dije sinceramente sintiéndolo llenarme de nuevo la vagina con su semen.

Volteando a ver a mi marido mientras sentía el semen derramarse de mi velluda raja, completé el comentario diciendo:

¡Estoy a tu disposición cuando me la quieras meter de nuevo! ¡A solas o frente a quien tú quieras!

Mi marido y yo ya habíamos platicado desde hace mucho este tema, él sabía que cuando me entregué a mi primer amante, me gustó más coger con él y me gustó más su verga.

Sabía también que Tony era practicante mi dueño, nunca había probado una verga negra y era definitivamente por mucho lo mejor que había experimentado en mi vida y así me aceptaba, caliente y puta.

De hecho, estaba con mi marido porque lo amaba y hacer el amor con él era diferente, me entregaba a él como su esposa, lo demás era plenamente sexo.

Y vaya que si me gustaba el sexo, día a día aumentaba mi calentura y me excitaba mucho ofrecerme a hombres diferentes, me gustaba sentir diferentes vergas en mi boca y vagina o ano y pues.

Solo así lograba saciar mi deseo de sentir y saborear diferentes hombres, mamarles y sentir como se venían en mi boca era mi pasión, vivía para eso y no pensaba cambiar mientras me encontrarán atractiva.

Mi esposo entonces se acercó a mí y me ayudó a levantarme para dejar a mi madre ser penetrada ahora ella por el jefe de mi marido a la vista de todos también.

Le dió tremendo palo también haciéndola gemir como perrita que éramos y estando abrazados mi esposo y yo viendo la acción se acercaron varios hombres y mientras le decían a mi marido lo atractiva que era me acariciaban descaradamente.

Varios de ellos me pidieron les diera oral lo cual hice con gusto y algunos más me pidieron una cita para cogerme después a solas.

Acepté gustosa mientras mi marido me veía orgulloso de tener una hembra tan caliente y dispuesta.

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