Primera sesión: Problemas con la autoridad
Viernes por la noche:
Por mucho tiempo la actividad sexual con mi esposa fue haciéndose monótona hasta volverse insatisfactoria para ambos, lo que termino por volver el matrimonio en una especie de convivencia entre rommies. Finalmente, en un problema que ambos estuvimos de acuerdo de resolver pues el amor entre los dos era verdadero.
Acudimos a terapia y trabajo emocional de parejas con varias personas y al final de cada sesión los dos terminábamos incomodos, hasta que acudimos con una terapeuta chica, muy mona que nos dijo con claridad todo lo que estaba pasando.
– Dejaron de tener buen sexo y se aburrieron, luego todo se fue al traste y vieron a varios terapeutas hasta que por azar dieron conmigo. Les voy a ser franca, necesitan cada uno desempolvar sus fantasías y ponerlas en la mesa con su pareja. De otra forma pasaran de terapia en terapia y la frustración será mayor. –Quizás, continúo diciendo, algún terapeuta les dijo tienen que volver a sentir la chispa, explorarse volver a sentir como cuando eran novios, pero no les dijo como.
– Y vamos a ser francos, dijo, no son niños de 18 o 19 años, ya se conocen, ya se vieron y olieron desnudos. Para terminar sentenciado, su problema no es el sexo con el otro, es el sexo con ustedes mismos, con sus propias fantasías. Cada uno tiene que aceptar lo que desea.
Nos fuimos de ahí en silencio, ya en el carro nos miramos a los ojos y ella me pregunto, -pues bien, ¿qué piensas? –ja, pues claro que el problema es el sexo, pero… mi voz ya no era tan confiada, – el asunto es saber qué es lo que cada uno quiere y atrevernos a decírselo al otro. Ella me miro con algo de pena, pero luego sus ojos brillaron, -si, creo que siempre hicimos el sexo correcto, lo que pensamos que estaba bien. Pero nunca propusimos lo que deseamos. Debo reconocer, continuo, que fue muy certera, sin rodeos ni temas emocionales, sabía que nuestro problema es en la cama; concluyo, – a fuera de ella, dije yo.
-Cómo? Pregunto en voz alta ella. – Si, le dije, tal vez es que queremos tener sexo fuera de la cama, en otros lugares y así.
Arranque el carro y bajamos por pendiente que llevaba al consultorio con una vista increíble de la ciudad, ella se quedó mirando el horizonte y dijo: – si tal vez, como hacerlo aquí, con esta vista; ¿no crees?
Yo, en verdad estaba interesado en que funcionara esta vez la terapia y recomponer el rumbo de nuestro matrimonio, así que en una vuelta donde había un lugar para estacionar me pare, apague el motor y la mire muy serio diciéndole: Te quiero coger aquí ahora y sin rodeos. Ella me abrazo y empezó a besar. – Pensé que dirías que sería en otra ocasión.
Terminamos teniendo sexo sobre el asiento del conductor, apenas quitando las prendas necesarias para ello, hasta que la luz de una patrulla ilumino de azul y rojo el interior del carro. Ella volvió a su asiento, acomodo su falda y yo como pude metí mi pene al pantalón cubriéndome con la camisa desfajada. El policía se acercó y pidió que bajáramos la ventana, -¿Todo bien aquí? Preguntó. – todo bien, respondí, -Ella agrego, hablábamos sobre nuestro matrimonio, venimos de terapia aquí arriba.
-Bien, tendrán que bajarse, dijo el oficial. Salgan del vehículo, pongan las manos en sobre el cofre abran las piernas, me voy a cerciorar que así sea.
Una semana antes:
Mi esposa me hablo de una terapeuta de pareja no convencional, que le gustaría ir con ella como una opción un tanto más atrevida y menos ortodoxa, por supuesto que le conteste que si, por lo que me dijo – ok. Les confirmo y creo que te van a llamar.
El lunes recibí una llamada que atendí pronto, -Bueno, hablamos del consultorio de terapia no convencional, hablamos por varios minutos en el que quede de escribirles una fantasía que me gustaría vivir sin que mi esposa supiera.
Y que les firmara una orden de autorización para recrear dicha fantasía o alguna que ella hubiera elegido, que en ningún caso sabría en que momento pasaría, si es que él podría ayudar.
Pues bien, en resumen, mi fantasía era verla coger con otro hombre, y el de ella, luego lo supe coger con un policía.
En el carro, el policía, inspeccionaba a mi mujer, yo podía verlo todo, ella se encontraba entre el deseo y la sorpresa. El oficial palpo sus manos, su pecho, su cintura. Bajo por el costado de sus piernas hasta sus tobillos, luego subió despacio sus manos sobre sus piernas, bajo la falda hasta llegar a sus nalgas, sintió su tanga, aun corrida, húmeda, sintió su vagina caliente y dijo, vaya sí que hablaban de su terapia, pero en realidad están listos. Al decir eso desabrocho su pantalón que estaba sujeto con velcro, así que, de un tiro, quedo en una tanga que apenas cubría sus genitales.
-Manos al frente, le grito a mi mujer, más, inclínese, no me voltee a ver, al frente, mire a su marido, le decía con voz firme, subió su falda a su cintura, se bajó su tanga y empezó a penetrar a mi mujer frente a mí. – ¿Qué estaba haciendo? Le preguntó, mientras ella intentaba dar respuesta: hablábamos de nosotros.
-De qué hablaban?
-De nuestra relación.
-De qué hablaban? Repetía. Mientras le daba una nalgada
-De nuestras fantasías.
-No le creo! Grito. ¿Qué hacían?
– Estábamos cogiendo.
-Ya ve, no hablaban, volvía a darle una nalgada más fuerte, ella se quejaba.
Mientras el aceleraba las envestidas haciéndolas cada vez más fuerte ella gemía de placer y no podía aguantar más mi erección en mi pantalón, intente sacarme la verga y masturbarme, pero el policía se dio cuenta y me grito: –¡Alto ahí! No puede quitar sus manos del cofre, que no ve que es una inspección policial.
Momentos después ella termino con un gran orgasmo sonoro, desfalleciendo sobre el cofre. Él se detuvo un momento y salió de su interior, la tomo por el pelo haciendo que se levante y le dijo: – aun no termino con usted, vamos a ver como esta de alcoholemia, procedo a realizar procedimiento oral, y con fuerza la llevo al frente del vehículo, donde las luces encendidas me permitían ver con claridad a ella y el policía, la hinco con fuerza sobre el pasto, golpeo un par de veces su boca con el pene hasta que la abrió y procedió a fornicar su garganta con fuerza, ella hacia arcadas mientras lágrimas y saliva escurrían por su rostro.
Luego de un momento, mientras se adaptaba a los empujes de aquella envión alzo su mirada para verlo, una mirada llena de deseo y lujuria, después dirigió su mirada a mí, con el mismo amor y deseo de aquella primera vez que hacíamos el amor. Poco después de eso el oficial saco su instrumento para terminar en su rostro, mejillas y labios. Aun desnudo se dirigió a mi diciendo: -Señor algo más que esta autoridad pueda hacer por usted, si no es así ruego que se retire, esta zona no es segura.
Se acomodó un poco la ropa y se retiró sin que pudiéramos ver con claridad por las luces de apoyo que tenía el vehículo. Mi esposa se levantó se dirigió a mi aun con semen en su rostro me beso con gran lujuria y tocó con su mano mi pene aun encerrado en mis ropas, – vamos a casa, me dijo, sigo caliente y vamos a atender a este oficial que seguro quiere cogerme. –Vamos le dije y nos subimos al carro.
A la mañana siguiente recibí una llamada del centro de atención y terapia no convencional, preguntándome si la terapia había sido satisfactoria y en caso de continuar con el procedimiento que enviara detalles de la próxima sesión para hacer las adecuaciones correspondientes. Mi mujer y yo habíamos acordado continuar con la terapia con sesiones mensuales.