El día 20 de enero mi primo mayor (32 años) me llamó invitándome a pasar unos días en su rancho, él vivía solo en el campo (sin contar a sus trabajadores) tenía muchos animales y árboles frutales, en sus terrenos también había una pequeña laguna, me pareció buen panorama para vacacionar un par de días así que acepté. Al día siguiente llegó uno de sus empleados a recogerme en una camioneta roja, dejé mis maletas en la parte de atrás y me senté en el asiento del copiloto, el empleado era un joven (25 aproximadamente) de pocas palabras, no habló mucho de camino al rancho así que fue un viaje medio aburrido.
Aproximadamente llegue al rancho a las 4 de la tarde, un viaje medio largo de 3 horas al llegar me estaba esperando mi querido primo Roberto, era alto, musculoso pero rellenito, una sonrisa muy linda y una voz gruesa que te juro que me mojaba entera, nos saludamos con un fuerte abrazo y un beso en la mejilla.
—"Tanto tiempo! Creciste mucho pequeña Emm! ¿Ya eres mayor verdad?" Me dijo mientras me daba palmadas suaves en la cabeza.
—"Si si primo, ya tengo 18 hace ratito" le sonreí
—"Es bueno saber eso mi pequeña, vamos entremos"
Nos dirigimos a la puerta de la casa, era enorme parecía mansión, Roberto me mostró toda la zona y luego me llevó a mi habitación para mostrármela, estaba junto a la suya, se apegó a mi por detrás y me dijo en un tono suave que le encantaba mi cuerpo y lo bien que me veía, me acariciaba las caderas y frotaba su duro pene en mis nalgas, me quedé quieta por unos momentos procesando lo que sucedía y luego pegue mis nalgas a él, tomé una de sus manos y la llevé a mi pecho, él lo amasaba y apretaba mientras que su otra mano estaba en mi cadera apretándola con fuerza, rápidamente me empujó hacia la cama haciéndome caer boca abajo, me quito los zapatos y bajó mis pantalones junto a mi ropa interior.
—"Eres una delicia de mujer, tremendas nalgotas tienes, te las voy a reventar" me decía con voz ronca.
En respuesta solo moví un poco mis caderas de modo necesitado, poco me importaba que Roberto fuera mi primo así que me permití usar mi cuerpo a su antojo entonces el me acomodó en las orillas de la cama, se bajó los pantalones y abrió mis nalgas con sus manos, frotó con deseo su pene en la entrada de mi vagina y como si fuera un animal me la metió entera de golpe comenzando a penetrarme con fuerza como si quisiera partir mi vagina en dos, yo solo gritaba y gemía entre dolor y placer, su pene era largo y grueso podía jugar que en cada embestida chocaba duramente contra mi útero, Roberto me follaba sin piedad agarraba mi cabello y lo jalaba hacia atrás, me pegaba nalgadas duras con fuerza, me decía cosas sucias y oscuras sobre lo que me haría, me tomaba del cuello ahorcándome, era todo un animal que mínimo me hizo correrme 4 veces en esa follada de mi vida, ya al pasar los minutos podía sentir su pene palpitar dentro mía así que supuse que se correría, siguió penetrándome con fuerza y en una última embestida donde sentí que su pene llegaba a mi útero él se corrió llenándome de su semen espeso y caliente, estaba exhausta y adolorida, Roberto en un lindo acto me acomodo en la cama arropándome, me dio un beso en la frente y se fue.
Desperté al día siguiente con dolor de caderas y muy sudada así que decidí darme una ducha antes de ir a desayunar, después de bañarme me vestí con una blusita negra de tirantes, un short cortísimo de mezclilla y unas zapatillas deportivas, desayune sola ya que Roberto había ido a un pueblo cercano a comprar unas cosas y no volvería hasta muy noche, así que decidí dar una vuelta por el rancho,
Llegué a unos establos donde había 4 trabajadores dándole de comer a los caballos, me acerqué curiosa a observar su labor, ellos voltearon a verme con morbosidad, no me molestaban en lo absoluto esas miradas es más me excitaban un montón, me acerqué aún más quedando entre ellos y los saludé con una sonrisa.
—"Buen día, Soy Emmily la prima de Roberto" dije mientras caminaba hacia un caballo para acariciarlo.
—"Buen día Señorita, un gusto yo soy Jaime" era un hombre de unos 38 años, rellenito, alto y con una sonrisa encantadora.
—"Que bonita diversión nos trajo el patrón, soy Alejandro" dijo un joven de unos 25 años, parecía fuerte, no era muy alto pero si era bien parecido.
—"y estos otros dos son Juan y Gabriel" dijo Jaime apuntando a un hombre de 40 años de contextura gruesa y a un muchacho flaco como de mi edad.
Ellos continuaron con sus labores y yo acariciando algunos caballos, sentía sus miradas en mi culo así que a modo de provocación me agaché empinado mis nalgas para "abrochar mi zapatilla" sentí que se acercaban y Gabriel se puso delante mía mientras se desabrochaba los pantalones, me puse de rodillas en el suelo y el muchacho sacó su pene (era de unos 15 cm algo delgado) abrí mi boca para recibirlo él lo metió de golpe y tomó mi cabello en un puño, movía rápido sus caderas contra mi boca haciendo que me costará hasta respirar, no duro ni 1 min hasta que se corrió en mi garganta, sacó su pene y abrí mi boca mostrando que tenía su semen dentro y lo tragué.
—"Que buena perra por dios" dijo Jaime
—"Gabriel debería usarla para que se le quite lo virgen" dijo Alejandro
Mientras tanto Juan acomodaba unos fardos de heno y encima les ponía lo que parecían ser unas mantas, me levantaron tomándome del cabello y me llevaron hasta allí, Alejandro se tumbó en la cama improvisada sacó su pene del pantalón y quede embobada, era grueso y largo pero no tanto como el de Roberto, Jaime me quito toda mi ropa y me obligó a tumbarme sobre Alejandro el metió su pene dentro de mi vagina de un solo golpe, me hizo gritar, me tomo de mis nalgas y empino mi culo abriéndole, llamó a Gabriel y le dijo que debía metérmela por el culo.
Él obedeció acercando su pene a mi ano, lo metió poco a poco quejándose de lo apretado que estaba, yo solo soltaba gemidos si bien no tenía mi culo virgen hace ya rato que no me lo rompían, cuando ya estaban listo comenzaron a penetrarme con algo de fuerza, Gabriel me embestía algo torpe pero de igual manera lo disfrutaba, estuvieron follandome por algunos minutos hasta que ambos se corrieron en mi interior, Gabriel exhausto salió de mi interior y se fue a sentar en un fardo, Jaime se acercó a mi por detrás metiendo de golpe su pene en mi ano, si bien su verga no era muy larga era demasiado gruesa lo que me hizo chillar del dolor.
Juan se acercó por un costado y me obligó a mamarle la verga mientras los otros me follaban como animales en celo, soltaba lágrimas y quejidos de placer mientras me rompían mis agujeros, Jaime era muy bueno en esto, me penetraba con fuerza y rapidez, Alejandro era más lento pero cada embestida me hacía pensar que tumbaría mi útero por la fuerza que usaba, me corrí mucho antes que ellos, estaba cansada pero ellos no paraban.
Juan se corrió en mi boca y bebí su semen, se fue a sentar a lado de Gabriel mientras observaban el espectáculo, Jaime comenzó a darme nalgadas duras y fuertes a lo que yo respondía con gritos y gemidos, Alejandro me tomo del cuello asfixiándome por unos segundos lo cual me excitaba aún más y me corrí nuevamente.
Jaime pasó su brazo por delante de mi cuello ahorcándome y pegando mi espalda a su cuerpo, quede sentada sobre la verga de Alejandro mientras Jaime seguía rompiendo mi culo, luego de unos minutos ambos se corrieron, me ayudaron a vestirme y Gabriel me llevó a mi habitación a descansar.