Parte 1
Todo fue un caos es fin de semana, un verdadero infierno de placer, por decir algo, tuve un viaje a la ciudad de México de último minuto, no había oportunidad de buscar ni avión ni camión, tenía que ir en mi propio carro, manejando solo hasta allá.
Sin embargo, no perdí la oportunidad de avisarle a mi amante que estaría por allá, esperando pudiera ir ella a la CDMX, pues de su ciudad había salidas continuas y su trabajo desde casa le permitían moverse sin problema. Ella estaba encantada de que fuera, pero me pidió un favor, pasar por un amigo personal de ella, en un pequeño poblado que me quedaba de camino, una desviación que representaba más o menos 2 o 3 horas de diferencia.
Me prometió que lo compensaría. Y vaya recompensa.
El viaje gracias a la aplicación de mapas no hubo ningún problema, el chico me esperaba en la tienda del pueblo, lo encontré dándome la espalda, vestía uno sknny jeans blancos y una camisa ajustada azul y un chaleco del mismo color. Me costó trabajo reconocerle pues a simple vista pensé que era mujer, por su figura estilizada y su culo redondo. Hasta que volteo y me dijo eres Nico. Me mandó tu foto Mon Cerise. Sin esperarlo me dio un abrazo mucho más caluroso de lo que esperaba.
-Vale, vale. Le dije. Metamos tus cosas a la cajuela.
Se gira y agacha para sacar de la maleta sus lentes de sol, con su movimiento, los pantalones que estaban a la cadera dejaron ver una tanga de hilos rojos con un pequeño anillo con brillos que sostenía los tres hilos que sostenían aquella minúscula prenda. Toma sus pertenencias, dos maletas de mediano tamaño, al tiempo que le digo: la cajuela está abierta, ¿gustas algo de la tienda? – solo unas mentas y cervezas si no te incomoda.
Compro las mentas, una pequeña hielera en promoción con 12 cervezas y una botella de tequila, además algo de botana y sus pastillas de menta. Pensaba que eso me ahorraría dar vueltas por la ciudad de México comprando cosas.
Dejo las cosas en el asiento de atrás, y él ya está sentado al frente, cuando subo me doy cuenta que se ha quitado sus zapatos y a puesto sus pies sobre el tablero, desnudos con las uñas pintadas de rosa pálido, -ay, me puse cómodo, si te molestan dime.
-No para nada, respondo, viendo que también lleva dos pulseras en cada tobillo, cada una con un corazón dorado. Que debo reconocer, le quedan muy bien. –Bueno empieza el viaje, digo en voz alta.
Sin conocer el pueblo y creyendo que voy en la dirección correcta tomo la carretera libre, no el libramiento que me llevaría a la autopista. El problema surge cuando el tanque de gasolina marca que estamos en la reserva. Con las prisas, y la vuelta a recogerle olvide llenar el tanque, o mejor dicho lo deje pensando que entraría en cualquier momento a la autopista. Sabía que aun podíamos recorrer unos 20 minutos, tenía la esperanza que encontraría una gasolinera o un estanquillo donde vendieran algún bidón con combustible.
Parte 2
En el camino, me conto que se llamaba Alfredo, que le decían Alfie, yo apenas lo escuchaba, me concentraba en no acelerar mucho y encontrar un depósito de gasolina. Pasaban los minutos y mi silencio se tornó incómodo. –Ay, creo que te molesta mucho mi compañía, perdona si incómodo. Pero ir en silencio puede ser peor, ¿no crees? Se atrevió a decirme. No me quedó más que externarle mi preocupación.
-Pues nada, dije. Que me ha marcado que estamos en la reserva de gasolina, hace como 20 minutos, si no encontramos pronto gasolina nos vamos a quedar parados, y esta carretera no sé a dónde salga, confesé.
-Uy, me hubieras dicho, en el pueblo todos venden gasolina, por este camino, hay una o dos más adelante, pero no sé si estén abiertas, las cerraron hace tiempo, cuando el desabasto. Sentencio.
-Pues, con suerte ya abrieron, y si no tendremos que esperar a ver si alguien nos ayuda, como sea espero que podamos llegar a ellas.
Minutos después vimos los letreros que indican gasolinera próxima, viejos y desgastados. Nerviosos por no quedarnos en medio de la carretera, recorrimos el ultimo kilometro en total silencio, despacio tratando de usar cada gota de gasolina de la mejor forma. Finalmente llegamos, y como mi compañero lo previno, estaba cerrado.
No había más que hacer. Me estacione de forma que pudiéramos ver la carretera en ambos sentidos, esperando que pasara por ahí alguien que nos vendiera un poco de gasolina. Y nos bajamos. Tome un par de cervezas y le lance una a él.
-Salud, ya no hay más que hacer.
-Salud. Respondió
– ¡Ja, ja, ja, escuche su carcajada, No tengo señal! Me grito desde el carro, yo me había ido a orinar, revisa si tienes señal, lo escuche decir mientras se acercaba a mí. Y una vez a mi lado se gira dando la espalda al muro y bajándose los pantalones y su tanga se pone de cuclillas; -perdona me acostumbré a hacer sentado.
Revise mi celular, solo para confirmar, no tenía señal tampoco. Lo supe durante el camino, cuando intenté corregir con el mapa del celular mi error de navegación. En eso estaba cuando al levantarse pude ver la entrepierna de mi compañero de viaje, llevaba su pene, depilado dentro de una minúscula jaula de acrílico rosa. Por ello debería hacer sentado, entendí.
Parte 3
Aún era temprano, había sol y el calor hacia que las cervezas fluyeran con calma. Ambos teníamos esperanza de que pronto alguien pasará por aquella carretera. Entre tanto nuestra platica era un ir y venir de lugares comunes y obviedades como el clima, hasta que me pregunta, ¿Cómo conoces a Cereixa?
-Nos hicimos amigos por internet, poco a poco tomamos confianza y nos fuimos confesando nuestras fantasías, hasta que logramos vernos.
-Wow. Y cómo es vivir en dos ciudades diferentes; preguntó, -Bueno, respondí, -En realidad no hay problema, los dos conocemos bien la vida del otro, digamos que nos respetamos y sabemos que la distancia es lo mejor para mantenernos vivos. Y siempre que puedo viajo a la Ciudad de México para verla; hoy por ejemplo es un pretexto, podría no ir y hacer todo por internet, pero aprovecho la oportunidad.
– ¿Y, tu cómo la conociste? Revirando su pregunta.
-Bueno, así como me ves todo guapo y seductor, no era así antes de conocerla, y es que te tengo que confesar un secreto, bueno seguro serán muchos, pero hay que ir de uno en uno para que no te asustes. Me advirtió.
– Yo no soy gay, soltó de pronto haciendome soltar una carcajada. –Perdona no quise sonar grosero, pero wey, ya con más confianza, tienes las uñas de los pies pintadas, los pies súper cuidados, esas cadenitas, las uñas de tus manos también están arregladas, y perdona, pero no pude dejar de ver que usas tanga y esa cosa en el pito depilado.
– Ja, ja, ja, se ríe el también. – Sé que eso parece, bueno si me puedo comer un buen hombre y su corrida y hasta dejarme hacer el culo. Pero, por más que suene raro no soy gay; no sé cómo definirlo. – Ya se!, exclama, como en la película, lo mío lo mío es ser sumiso. Mientras lo miro con cara de no entender que me dice, continúa hablando mientras destapa una cerveza más y me la pasa, tomando otra para él.
– Cereza y yo fuimos novios, seguro no te lo ha contado, o mejor dicho ya sé que no te lo ha dicho, sino, no hubieras preguntado, pues mira antes fuimos novios y hoy es como mi ama y yo su esclavo. Es una cosa rara, ya se pero a ella y a mí nos funciona muy bien.
En un principio, continua su relato, fuimos una pareja normal, incluso vivimos juntos y casi nos casamos, yo era un chico muy fresa y algo despistado con ella, y ella siempre fue un incendio en la cama, siempre se quedaba con ganas de más, ahí fue que empezó a hacerse adicta a los dildos y juguetes sexuales. Por eso ahora tenemos el negocio de los mismos, y yo me encargo probarlos y hacer las reseñas, puntualizó.
Pues bueno te cuento, un día como si nada, luego supe que lo tenía planeado, aunque también me confeso que no sabía hasta donde llegaría metió todos mis boxers y calzones a lavar, continuó, – a la hora de irme al trabajo, ella me dice; “Alfred; – deja decirte no era Alfie, era así Alfred, preciso; perdona, se me olvido ponerlos a secar, puedes irte sin ellos, o llevarte unas pantaletas mías” un poco molesto le dije ¿Cómo crees?
-En fin, continuo, me dice ella con cara perversa y unos ojos que me desnudaban, – “te dejo que elijas cuales de las mías quieres ponerte, y prometo que al regresar del trabajo te mamare la verga y te comeré el culo hasta que te vengas”. Para terminar, diciéndome, – Ya antes habíamos hablado de ello, y habíamos probado cada uno hacer besos negros, a ella le encantaba la idea; creo que es uno de sus máximos placeres.
En fin, sin más abrí su cajón de lencería y noté una pataleta alta, negra, con transparencia en el culo y al frente de satín, y aunque el corte parecía de esas de abuelita lucia bastante bonita y pensé que sería lo más cómodo para mí y mi amigo. Y así, ese día, me confeso con una sonrisa pícara inicio una transformación que ni ella ni yo imaginamos.
Parte 4
Mientras se acababan las cervezas, Aflie me contaba poco a poco como cambio su ropa interior, inicio a usar medias y tacones durante las sesiones sexuales, al tiempo que poco a poco dejaba de penetrar a Cereza con su pene. Siendo sustituido por un arnés con dildos y como él fue poco a poco dilatando también su entrada dejándose coger por ella. (Una historia que merece su propio relato).
Evidentemente los dos empezamos a sentir la temperatura en nuestros cuerpos que se excitaban con cada nuevo recuerdo. En eso estamos cuando no pude más con la curiosidad y le pregunté por lo que tenía en el pene. Me dijo – es una caja, o jaula, soy un cockold, y sissyboy. Ella es mi ama, y le encanta feminizarme, para ella soy todo una chica, cuando estoy con ella visto como una diosa. Y hacemos el amor de forma maravillosa, dura, fuerte o dulce según de que humor este, pero siempre ella dominando, y desde hace mucho deje de penetrarla con mi pene, en su lugar uso arneses y dildos. Asombrado le pregunte si no era peligroso para el o su salud. –Ja, ja, ja. No para nada hay que hacerlo poco a poco, con cuidado, resulta que el tejido interno se va compactando y se adapta al espacio en el pubis, cuando lo libero puedo tener una erección normal. Y ahora puedo pasar hasta 15 o 20 días encerrado con mi pequeño pene encerrado y ¡me encanta!, exclamo.
Para luego preguntar ¿Quieres verlo?, yo estaba vuelto loco, con varias cervezas dentro le dije que si. De esa forma poco a poco se fue quitando su pantalón dejando su ropa interior, se hinco en el asiento para quedar a mejor altura, y me presumió como lucia con ropa, ves apenas se nota, es muy cómodo y siempre que estoy excitado tengo un poco de dolor que pronto cambia a un placer que no sabría cómo explicar, y sin más me pidió que bajara yo la tanga, pues la curiosidad la debe satisfacer el curioso.
Así poco a poco baje su tanga, dejando al descubierto su pubis depilado, suave y un minúsculo pene envuelto en una capsula rosa transparente conectada con un anillo a sus testículos también depilados y en el cual había un pequeño cerrojo, – ¿y quién tiene la llave? Pregunte.
Hay tres juegos, uno, obvio lo tiene Sakura, -¿Quién? Pregunte, -Es Flor de cerezo en japonés, jejeje. A veces de le digo así, sobre todo cuando cumple su papel de Ama Dominante, otra la tengo yo para casos de emergencia exclusivamente y la tercera está disponible para mi regente siempre y cuando lo apruebe mi Señora.
Después de eso, sin subirse la ropa se giró para pasar entre los asientos y decirme desde atrás, – ¿quedan aún cervezas y hay tequila, quieres algo? En esa posición me permitía ver sus nalgas desnudas y una pequeña joya que cubría su ano. – y eso! Pregunte. –Ja ja ja, sabría que preguntarías, tomo sus manos y abrió sus nalgas dejando de ver por completo ese objeto que parecía como un diamante de rubí rojo. –Es un Plug, es algo que uso para sentirme siempre excitado y estar dilatado siempre para cualquier cosa, este es un juguete nuevo y debo hacer su reseña. Me respondió.
Sin pensarlo mucho, le doy una nalgada y le pido cacahuates y una cerveza, diciéndole que parece que un poco más y se pondrán calientes. El me preguntó por las mentas, diciendo que quizás las necesitemos. Al darse vuelta noto un poco de color en sus mejillas y se pasa la cerveza por la nalga que acabo de golpear mientras me dice, chico tienes buena mano.
-Sabes, continua, a mi quien me trata como hombre, lo trato como cuate, si me tratan como mujer, lo tratare como caballero, si me trata como una dama, lo tratare como rey, pero si me trata como una zorra lo tratare como un dios.
Parte 5
Sentándose con la tanga y el pantalón en los tobillos abrió la cerveza y dio un trago, para después continuar con un vago y simple uff, crees que alguien pase pronto por aquí, ya se hace tarde. Sin que mi mente pueda digerir todo, me quedo descolocado con que se quede medio desnudo frente a mí, y le pregunto, ¿no te vistes?, -Bueno es tu carro, son tus reglas, y tu pediste ver my Little Candy; me responde.
Yo sin saber que hacer o cómo reaccionar, vamos puedes quedarte así, si gustas, pero creo que si alguien viene tendríamos que… interrumpiendo me dice, – va no te apures, aún es temprano y todo puede pasar.
Ambos nos quedamos en silencio, y en mi mente se repitió como eco su frase: “todo puede pasar”. Y él se vuelve a vestir, doy dos tragos a mi cerveza y digo voy al baño. El sale del carro y me dice –No te asustas si te acompaño, ¿verdad?, -no que va, respondo ya te vi nada que ocultar. Revirando me dice: – entonces te puedo ver yo a ti? Salgo del carro dejándolo atrás sin responderle y camino al muro del edificio que debió ser la tienda o las oficinas. Él se queda en el carro unos segundos más, cuando llega conmigo me doy cuenta que se ha quitado su chaleco, y que su playera tipo polo pegadita tiene desabrochado los botones del cuello, dejando un pequeño escote que revelaba dos pequeños bustos de mujer, no supe si era postizo, si era un implante o producto de algún tratamiento hormonal. Pero sea cual fuere el origen lucio realmente bien, haciendo juego con su delgado cuerpo y su cuello estilizado.
Cuando llego yo ya me he desabrochado el pantalón y bajado el bóxer, a diferencia de la vez anterior que solo baje la cremallera, al llegar, como antes, se bajó el pantalón, su ropa interior y giro contra la pared, ya de cuclillas y después de verme detenidamente el pene, mirándome a los ojos me dice, creo que vi una venta abierta, tal vez podemos forzarla un poco e intentar entrar, al menos yo podría pasar y ver si podemos abrir desde adentro. Solo para concluir, tenemos rato aquí y no ha pasado nadie. Esta carretera casi nadie la usa, los del huachicol solamente, quizás por la madrugada tengamos suerte con algunos de ellos, o con los dueños de los ranchos que han pagado su derecho.
Nos acomodamos nuestras ropas y buscamos esa ventana, logrando abrir lo suficiente para que pasara el, por ser más delgado. Escuche un ruido de cosas que caían y un grito desde adentro, -¿Estas bien? Le pregunte, -sí, solo me he mojado todo. Minutos después lo vi por el lado de la tienda revisando cada una de las puertas y sus cerrojos hasta que logró abrir una que solo tenía pasador sin cerradura.
Cuando abrió lo vi escurriendo en agua, había tirado una cubeta de agua de una hielera y algunas cervezas que aún conservaba. Sin aguantarme la risa le dije que lo mejor es que se cambiara de ropa y pregunte si tenía algo que ponerse. Su respuesta fue contundente: -Si, pero tendrás que tratarme como rey o dios, y no sé si estás listo para eso, remato.
Diciendo se fue al carro donde tomo sus maletas y de paso se trajo la botella de tequila. Mientras yo encontré la caja de luz, logrando tener corriente eléctrica para iluminar y limpié un poco. El entro al cuarto por el que entro que resultó ser una especie de habitación con baño.
Mientras él se cambiaba yo revisaba el lugar ya con luz, encontrado unas velas, unos vasos, chamarras que supongo utilizaban para la cámara fría y algunas latas con comida y sopas instantáneas, revisé también la bodega donde encontré entre otras cosas un bidón de 20 litros de gasolina. Pensé en contarle la buena noticia cuando escucho unos tacones de mujer, calzaba unas zapatillas altas, quizás las más altas que jamás he visto, de tacón fino, negro, con el talón cubierto y el frente en punta, brillantes de color dorado, que combinaban con las pulseras de sus tobillos, que era lo último que sus largas y depiladas piernas tenían hasta llegar a la minifalda de un vestido de lentejuelas color lila ajustado a su cuerpo, con la espalda descubierta y un escote en corazón que hacia lucir aquellos pequeños senos turgentes y apetitosos.
Me quede con la boca abierta, sin saber que decir ella tomo la iniciativa. Diciendo: Rey o Dios, tus reglas, tus deseos. La tomé de la mano la hice girar viendo su hermoso cuerpo, y solo pude decirle – ¡eres una verdadera tentación!
Parte 6
Realmente lucia increíble, se había puesto una peluca negra, lacia, con flequillo sobre la frente, se maquillo los ojos con sombras de casi negro a lila obscuro para terminar en un tono lila ligero, los labios se los pintos de manera ligera, rosa, pero con un gloss brillante, juro que de verle en la calle no pensaría que era un chico, su cuerpo lucio increíble, espigado con una cintura ligera y una trasero redondo y bello.
Después de dar un giro jugo a que se resbalaba cayendo entre mis brazos, apoyándose sobre mí con los labios muy cerca de los míos. – ¿y cómo te debo llamar mientras estas así?, bueno, respondió me puedes decir, Diosa, Perra Sucia, Puta, o My Sweet Lily. Y yo como te debo decir, mi rey, mi dios, o mi emperador.
Me quede callado, ella supo interpretar que había puesto en marcha el motor y pisado el acelerador a fondo. Me dio un ligero beso, apenas tocando con sus labios los míos y se separó de mí. Se dirigió caminando sensualmente a lugar donde estaba la botella, sirvió un par de vasos de tequila y tomo una menta entre sus labios, regresando hasta mi dándome los vasos ya con las manos libres me toco el pene por arriba del pantalón, y poco a poco desabrocho primero el cinturón, luego el botón del pantalón y por último bajó el cierre.
-Eres el primer hombre con el que estoy. dijo. Pero, respondí antes habías dichos que podías comerte una corrida y dejarte penetrar. – mmm si, pero también te dije que no soy gay, con susurros en el oído me contestaba, mientras me masturbaba bajo mi bóxer; -me comí las corridas que dejan otros hombres en Beutycherry, y solo me ha penetrado ella. Lo más cerca de una pinga fue la vez que ella y yo hacíamos un 69, mientras uno de sus amigos la cogía por detrás. –Así que hoy tienes para ti, una chica virgen, por decirlo así.
Dicho lo anterior se bajó a la altura de mi pene y empezó a mamármelo con maestría y elegancia. Como una verdadera dama, la magia la hacia la menta haciendo que las sensaciones se multiplicaran mientras avanzaba en su trabajo, por momentos tomaba entre sus labios mi glande, otras ocasiones besaba a lo largo y en otras me tomaba hasta tocar con sus labios la base de mi pene, trabajando por momentos suave y por momentos duro como si la cogiera por la garganta, después de unos minutos empezó a mastúrbame con su mano para ayudarme a terminar, – voy a terminar, le advertí, dicho lo anterior metió su glande a la boca succionando hasta que termine en ella. Después de limpiarme, me volvió a acomodar la ropa me subió el cierre, abrochó el botón y se puso de pie, tomó su vaso y de un trago se acabó el tequila que había servido.
– Pues bien, dijo, ¿te gustan las mentas?; oh vaya no había probado de esa forma, y creo que son mis favoritas así.
Parte 7
Yo me quede frio, no sabía cómo debería reaccionar, -Tranquilo me dijo, también es mi primera vez, no solo con un hombre, sino que tampoco este mi Ama presente.
Ven vamos a bailar me dice. Toma su celular y pone algo de música para bailar, baladas en inglés, me toma del cuello con sus brazos, yo la tomo de la cintura, apenas nos sentimos cómodos, ella se da cuenta y me ve a los ojos, -Esta bien, yo también tengo miedo.
Se acerca a mi besándome tiernamente. Le respondo a su beso y acerco a mí. Mi mente da vueltas, mi pene se enciende. Y entre tanto escucho la música sin parar. Mientras bailamos reconstruyo todo lo que a pasado, me percato que no he visto mi celular desde medio camino, que cuando entramos a la tienda había unas latas de cerveza tiradas y una cubeta con agua, pero no había charco de agua en el piso, y que la música era de una aplicación no era música guardada en la memoria del celular. No habíamos perdido señal, quizás yo si, en algún punto del camino.
Mientras pienso eso, noto como lleva mi mano a su pecho, y con la otra me toma de la cadera pegándome a ella. –relájate, disfruta, soy tuya. Me dice.
La beso con confianza, aprieto fuerte su incipiente pecho con mi mano, con mano toco su pierna y subo por su piel hasta sus nalga, siento su suavidad tomo su nalga con fuerza y mis dedos llegan a su ano, aún tiene el juguete puesto, lo tomo un poco, juego con el tirando hacia afuera, me dice: -despacio, ¿nunca has jugado con uno de ellos?, no, respondo.
Me quita la camisa, y desabrocha el cinturón sin dejar de besarnos, por mi erección le cuesta trabajo, lo que hace que se separe, así tengo oportunidad de verla una vez más con ropa, le ayudo con mi ropa, me quito la camisa y ella baja mis pantalones y ropa interior inclinándose para ahí hincada quitar mis zapatos, mis calcetines y liberar mis piernas de la ropa.
Besa con esmero y sumisión mis pies y tobillos. Con cuidado sube por mi cuerpo hasta ponerse de pie, momento que aprovecho para tirar hacia abajo el zipper que está a su costado, con ello su vestido cae al suelo dejando al descubierto su cuerpo solo cubierto por su lencería. –Quédate con los zapatos, le pedí.
Conservaba la tanga rosa que le había visto antes, ahora pude notar con claridad un bordado de flores que tenía además de la malla transparente, el brasier de media copa hacia juego en color y figuras, la transparencia dejaba ver dos piercings que adornaban sus pezones pequeños.
La acerque a mi a besarla por fin con más pasión, cuando se acercó a mi note como la jaula de su pene sobre el mio. Una nueva sensación que no conocía y recorrió mi cuerpo.
Justo en ese momento escucho una voz conocida, era Cereza que llegaba al lugar donde estábamos, vestía con sandalias negras, altas que dejaban ver sus uñas arregladas, y también el polvo del camino que tuvo que hacer desde su carro hasta donde estábamos.
Traía puesto un short corto, como de piel, negó con un cinturón con abotonadura de mental a todo lo largo. Una blusa tipo corset blanca, de encaje salvo la zona del busto que era de seda, llevaba el pelo negro liso agarrado en una cola de caballo.
-Así te quería agarrar zorra, cogiendo con mi hombre, en posición. Dijo.
En ese momento Lily dio un giro sobre sus pies, se puso de rodillas con las manos detrás y bajo su cara. –Mis pies, están sucios, límpialos, dijo sin voltear a verlo, tenía su vista en mis ojos, sonreía maliciosamente. – Mi amor, que gusto verte, tenía miedo de que se hubieran quedado en un lugar desprotegidos, veo que esta zorrita te ha seducido con su lujuria. Es una puta deseosa de verga, podría seducir al Papa si tuviera la oportunidad. Pero hoy no va a ser. Dijo contúndete.
Con la planta de su zapatilla aparto a Lily de sus pies, se acercó a mi besándome, – ¿Quieres un culo para coger?, toma el mio, se giró frente a mí al tiempo que desbrochaba su short y lo bajaba junto con su tanga. – una silla! Ordeno, y sin dudarlo Lily acerco una a Cereza, permitiendo que se pudiera apoyar. – Ahora cómele el culo hasta que se venga, después me lo voy a coger yo.
El resto del fin de semana, y las otras historias se contarán poco a poco.