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Su mujer me hizo a amante de mi jefe
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Tiempo de lectura: 15 minutos

«Me puse a chuparle la pija y después quiso que lo monte. Lo hice, y por el culo y la concha. Termine destrozada, me dolía todo el cuerpo pero feliz de ser cogida por semejante tipo

Cuando conocí al hombre que me convertiría en su amante, yo trabajaba en una multinacional, con un buen puesto en el área de relaciones públicas, estaba infelizmente casada con Ricardo desde hacía 10 años, sin hijos, con una vida aburrida, y sin decidirme a la separación. Con 35 años, achanchada, no cuidaba mucho mi figura, y solo me vestía elegante para algún evento de la empresa.

Una mañana, nos sorprendió a todos el despido del gerente financiero, y el nombramiento de uno nuevo. Nadie supo los motivos, por lo menos a mí nivel. Como trabajábamos en distintos pisos, pasaron dos semanas sin conocerlo. Fue en ocasión del cumpleaños de mi gerente, que me invito a su casa que lo conocí. Yo había ido algo arreglada.

– Nati, te presento a Jorge Torres, el nuevo Gerente Financiero. Jorge, ella es Natalia Carrasco, de Relaciones Publicas, una colaboradora excelente te aseguro.

– Un gusto Natalia, permítame presentarle a Mara, mi esposa. Dijo él.

– Un placer conocerlo Sr. Torres, le deseo lo mejor en su gestión. Sra. un gusto conocerla.

– Por favor Natalia, sin formalidades, sos subgerente, podemos tutearnos.

– Gracias Jorge.

– Lo mismo te digo Nati, un gusto conocerte. Dijo la mujer.

Ni se como pude articular esas palabras. Que tremendo hombre por favor… cerca del metro noventa, supuse que rondaría mi edad, vestido de ropa sport, pero de excelente calidad y un gusto perfecto. Y la mujer, hermosa realmente, y muy cordial. En ese momento, ni me imagine la historia que vendría…

Como no era una cena, sino distintas mesas con cosas para picar, las charlas eran muchas. Vi que Mara estaba sola, sin hablar y me acerqué.

– ¿Aburrida?

– Y… entre que no conozco a nadie y parece que temen acercarse…

– Son buena gente, pero entre que tu marido es portentoso, por así decirlo, y Gerente…

– Tontos… ¿hace mucho que estas en la empresa?

– 10 años, desde que me recibí.

– Bien, es bueno tener estabilidad en el trabajo. Nosotros si bien tuvimos tres mudanzas, es el precio que hay que pagar por el trabajo de Jorge y su crecimiento.

– ¿No son de Bs.As.?

– No, de Rosario. ¿Sos casada?

– Sí… digamos…

– ¿Estás en pareja?

– No, casada, pero no muy bien…

– Ah, que pena. Nati, gracias por charlar conmigo.

– Por favor Maca, un placer.

– Perdón Nati, te la robo, nos estamos yendo mi amor. Dijo Jorge.

– No hay problema Jorge.

– Jorge, no seas rudo, Nati se acercó muy amablemente a charlar viendo que estaba sola.

– Me disculpo Natalia, pero estoy con dolor de cabeza.

– Entonces mejor que vayan. Que descansen.

– Vos igual Nati. Dijo Maca y nos despedimos con besos en las mejillas.

Los días pasaron y me llamó Jorge por el interno.

– Hola Natalia, soy Jorge Torres.

– Hola Jorge, buen día, en que te puedo ayudar.

– Maca se enojó mal conmigo por mis formas, y peor porque no llegó a pedirte tu nro. de celular, y me ordenó directamente que te lo pida. ¿Vos serías tan gentil?

– Por supuesto Jorge, toma nota. Dije y se lo pasé.

– ¿Te molestaría si te agrego como contacto Nati?

– No, por favor, adelante.

– Gracias. Y te paso el celular de Mara.

– Con todo gusto.

– Gracias, nos vemos uno de estos días.

Cortamos y como cuando lo conocí, me sorprendían los modos, tan cuidados de hablar. Un rato después me llamaba Maca para ir a tomar un café cuando yo saliese de la empresa. Acepté y nos encontramos en un bar cercano.

La charla iba de ropa a noticias, me contó que había sido secretaria de Jorge, y que desde ese momento estaban juntos. En un momento dado me dijo:

– Sé que no soy tu amiga, ni tengo la confianza, pero… ¿Tenes problemas económicos que te vestís tan…?

– Mal, lo reconozco. Te soy sincera, es como me siento, mal, mi matrimonio se va a pique, engordé por eso también… y lo peor que la boluda no se anima a separarse. Y gracias por decírmelo, duele, pero sos honesta, leal.

– Entiendo, pero sos joven Nati, dejate de jorobar… si te separas en este estado… difícil encontrar algo mi amor… ni para diversión…

– Sabe cuánto hace que no me divierto…

– No puedo ayudarte mucho si vos no te ayudas… Yo necesito ir a un gimnasio para mantenerme en forma, ¿Qué te parece si vamos juntas? De a dos es más fácil.

– Podría ser…

– Dale, tómalo como que me ayudas a mí…

Y una semana después, los lunes, miércoles y viernes, nos juntábamos cuando salía del trabajo, íbamos al gimnasio y los viernes, a cenar juntas aprovechando que su marido tenía partido de futbol. Y yo también empecé a vestirme mejor para ir a trabajar.

Una mañana, bajaba para ir a comer un tostado en el bar de enfrente y me encontré con Jorge en el ascensor.

– Epa, que bonita que estás Natalia.

– Gracias Jorge…

– Me contó Maca que se hicieron buenas conocidas, que van al gimnasio juntas, y cenan juntas los viernes.

– Sí, la verdad es que establecimos una linda relación, ya casi llegando a amistad.

– Que bueno, me alegro. ¿Adelgazaste?

– Un kilo solamente. Me faltan varios todavía.

– Te repito, estas muy bonita, son una linda mujer. Y por lo me conto Maca, tenes que salir adelante.

– Gracias otra vez.

Ni pensar que me estuviera seduciendo pero me hizo bien que me diga lo que me dijo. El viernes estábamos yendo a cenar con Maca y a boca de jarro, me preguntó:

– ¿Alguna vez le fuiste infiel a tu marido?

– Nunca, ni lo he pensado…

– ¿Y tenes buen sexo por lo menos con él?

– Olvidate… poco y malo, me corrijo, muy poco y muy malo. Por lo menos para lo que necesito de un hombre. Dije sin ponerme colorada.

– Que desperdicio, por favor… un tarado tu marido…

– ¿Vos, le fuiste infiel?

– Mmm… con un hombre no…

– Epa, que sorpresa…

– En Rosario tenía una amiga que cada tanto nos encontrábamos y la pasábamos muy bien.

– Nunca estuve con una mujer…

– Es lindo, distinto.

– ¿Jorge sabe?

– No solo sabe, me impulsa, me alienta. La segunda vez que nos encontramos con esta chica, no me pude callar y le conté, esperando que reaccione mal, pero me pareció leal. Y le encantó.

– Wow… que fuerte…

– Fuerte fue cuando un día estábamos en casa, en el cuarto de invitados las dos, dándonos con todo, y cuando terminamos lo vimos parado en la puerta del cuarto, brazos cruzados y sonriendo. Te juro que casi nos da un infarto.

– ¿Qué hiciste?

– Podes creer que como una boluda me tapé con la sabana… no yo lo puedo creer. Él largo la carcajada y se fue al living… Con Sil, la chica, nos bañamos, vestimos y fuimos a la cocina y el tipo, lo más tranquilo, tomando un café, nos dijo “Muy hermoso, realmente excitante.” Sil se fue y me senté a hablar con él.

– ¿Pelearon?

– Nati, imposible pelear con Jorge cuando no quiere pelear… Lo había dicho en serio. Y no sabes como hicimos el amor esa misma tarde, me partió al medio.

– ¿Nunca se juntaron los tres?

– No, Sil nunca quiso, era lesbiana y casi fóbica de los hombres… una pena…

– ¿Vos alguna locura?

– Sí, por supuesto… hacerme una paja mirando porno…

– Jajaja… sos tonta…

Un mes después, mi cuerpo entre la dieta, y el gimnasio había cambiado, Maca me impulso a comprar ropa y el estúpido de mi marido ni se daba cuenta. De charlas de ese tipo, sobre sexo, bisexualidad eran normales con Maca. Un miércoles en el gimnasio me dice:

– Nati, Jorge se va a EEUU esta noche, vuelve el domingo. ¿Queres que cenemos el viernes en casa, y disfrutamos la pileta? Es más, te podes tomar unas vacaciones de tu marido.

– No es mala idea… ¿No le joderá a Jorge?

– Para nada, sabe que somos amigas.

– Bueno, mañana le aviso a mi tonto marido…

– Dale…

El viernes después del gimnasio, fuimos a su casa, en un country. Nos pusimos las mallas, y nos dimos un baño antes de cenar. Yo la miraba a Maca y su cuerpo, en bikini y era espectacular. Ella se dio cuenta y se sonrió.

– Perdón, se me fueron los ojos. Dije.

– No hay problema… Pero mejor, que vayas a mi cuarto, hay un espejo grande y te mires boluda… No tenes nada que envidiarme…

– Maca, dale…

– En serio te digo, creo que tenes que abrir la cabeza Nati, mirarte bien al espejo y vas a reconocer que tengo razón. Tenes la autoestima baja, producto de que tu marido no te valora, no te disfruta… Te aseguro que…

– ¿Qué Maca?

– Que estas muy apetecible, por decirlo en forma elegante.

– Puede ser…

– Jorge mismo me lo dijo, que estas muy linda, en sus palabras: “muy cogible”

– ¿Tu marido te dijo eso?

– Sí, y tiene muy buen ojo… casi tan bueno como el mío…

– Nunca te pregunte, vos tenías tus permitidos con Sil, ¿Y él?

– Solo una vez me enteré, y fue porque él me lo dijo, y el muy desgraciado hasta me presento a la chica. Me morí de celos, te lo aseguro, pero no pude decir nada. Prefería que viera chicas y no chicos. Jajaja.

– Obvio…

– ¿Sabes por qué me la presentó?

– Para darte celos supongo.

– No, para hacer un trio conmigo y la chica. Desde ese momento, una vez por mes nos encontrábamos en casa. Le encantaba verme con la chica y tengo que reconocer que verlo con ella me ponía muy caliente.

– Wow…

– Me acuerdo y mi conchita también se acuerda…

– Cerda…

– Muy cerda…

Preparamos la cena y tomamos entre las dos una botella de vino blanco, y volvimos a ir al lado de la pileta, con otra botella de vino.

– ¿Qué sexo te gusta Maca? Pregunté ya bajo los efectos del alcohol.

– Depende Nati, depende la pareja, la circunstancia, de varias cosas. Pero normalmente soy sumisa, me dejo hacer. ¿Vos?

– Algo que nunca tuve con mi marido, sexo duro. Ojo, lo de él era simple, apenas se la chupo un poco, me la mete, cinco minutos y listo… Nada de apretar una teta, el culo, muchísimo menos meterme un dedo en la concha y el culo.

– Me muero si me toca a mí un marido así… Bueno, con Jorge andarías a las maravillas, le gusta el sexo duro. Y yo que soy sumisa…

– Gozas con todo guacha. Ni que lo digas… hasta con la chica era sumisa, con Sil, y con la que él llevaba… Me volvía loca que ella me coja la concha y el hijo de puta, dándome por el culo… Pero primero le hacía el culo a la pendeja, mientras yo le chupaba la concha…

– Re wow… que caliente por favor…

– Pregunta directa y brutal: ¿Cogerías con Jorge?

– No, no cogería con tu marido. Es tu marido. Vos sos mi amiga Maca. Te pareceré boluda, pero no lo haría.

– Para nada boluda, si muy leal… y agradezco eso. De corazón te lo digo. No sabes cuantas “amigas” se lo quisieron levantar.

– Me puedo imaginar… también nena…

– Ahora es cuando por boluda, pierdo a una amiga y gano una hija de puta que puede cogerse a mi marido tranquilamente…

– ¿De que hablas Maca?

– Nada, una boludez… perdoname… el vino…

– Entiendo o creo entender… Te aclaro algo… tengo mucho alcohol encima, quizás me arrepienta a los treinta segundos o mañana, y no sé cómo puede terminar… ¿Me entendes?

– Sí Nati…

Ma puse de pie y me quite la parte de abajo de la bikini y la de arriba, me senté en la reposera con las piernas abiertas y la mire a Maca que no decía nada.

– Quiero experimentar… chupame la concha. Dije.

Maca me miró, sonrió mientras se corría y se puso a chuparme la concha, que ya estaba mojada. Nunca había experimentado esa sensación, mi marido en diez años nunca lo había hecho, mucho menos una mujer porque nunca estuve con una.

Tome sus cabellos e hice que hunda su cara en mi concha, ella chupaba caliente, con muchas ganas, me metía la lengua y después jugaba con mi clítoris, pera volver a meterme la lengua. Fueron minutos y minutos de placer hasta que me saco un orgasmo hermoso, algo que hacía rato no experimentaba. La solté y ella se sentó a mi lado.

– Me encantó, chupas como los dioses desgraciada.

– Y no sabes como me calentaste tomándome de los cabellos… estoy super caliente.

La tome de los cabellos y la atraje hacia mí, para darnos un tremendo beso, y mientras le apretaba los pechos y le metí dedos en la concha. Ella gimió y se puso a chuparme las tetas mientras yo le metía dedos. Enseguida tuvo un orgasmo y me miro a los ojos. Entendí a la perfección porque seguí, y ella siguió gimiendo y chupándome los pechos. Probé llevar un dedo a su culo y ella me miró sonriendo y me dijo:

– Soy muy puta en las manos correctas… ahora soy tu puta…

Metí un dedo en la concha, lo moje bien y de allí, al culo, directo. Y lo fui metiendo, de a poco, y ella gemía y cada vez chupaba con más pasión mis pechos. Luego un segundo y un tercero. Maca era un infierno chupando mis pechos y llevo una mano a mi clítoris para acariciarlo…

– Maca, hermosa, te quiero coger…. Dije y ella tuvo un tremendo orgasmo anal…

Nos recompusimos y tomando la botella de vino y los vasos fuimos al living.

– Esperame Nati. Dijo y desapareció por un pasillo.

Cuando volvió lo hizo con un bolso.

– Son mis juguetes… usa lo que quieras y cogeme… Me dijo.

– ¿Tenes un par de consoladores?

– Sí.

– Bueno, chupame la concha y méteme consolador en la concha. Y vos metete uno igual…

– Si Nati. Dijo sin mirarme.

Del bolso tomo dos consoladores y se puso a chuparme y meterme el consolador en la concha, mientras ella hacía lo mismo. Mi primera vez con una mujer, una sumisa, y era genial. Me puso a mil que me chupara y me metiera el consolador… Ella chupaba y gemía como loca. Al poco tiempo, tuve otro orgasmo y la detuve.

Mire el bolso y había un arnés con un consolador tremendo. Ella me ayudó a ponérmelo, la puse en cuatro en el sillón y desde atrás le daba con todo. Ella arqueaba la espalda y empezó a gritar de placer.

– Soy tu puta Nati, podes hacer conmigo lo que quieras. Dijo y llevo un dedo a su culo y lo enterró.

– Ya voy a llegar a ahí. Le dije.

Al cabo de varios minutos, ella dio un grito tremendo y tuvo otro orgasmo. Saque el Strap-On de la concha y lo apoye en su orto y comencé a enterrarlo. Ella gemía como loca de placer. Lo metí todo y me puse a imitar a los hombres, no al mio claro, dije a los hombres cuando le hacen el culo a una mujer, tomándola de la cintura y dándole con todo.

– Maca, sobre lo que dijiste de Jorge… mmm… me encantaría romperte el culo así, mientras le chupas la pija. Dije y le di un consolador…

– Sí Nati.

Puso el consolador frente a ella y lo empezó a chupar con todo, como si fuera la pija de Jorge, en medio de gemidos y gritos de placer. Verla me puso a mil, y fue el momento en que me quebré y desee ser cogida por el culo por Jorge. No dije nada y más fuerte le daba a Maca. Tuve un orgasmo y enterré el consolador con todo. Maca tuvo un orgasmo y nos quedamos quietas.

Me salí del culo de Maca, me saque el arnés y me senté en el sillón. Maca hizo lo mismo y me dio un tremendo beso.

– Wow… gracias… me hiciste gozar como loca. Dijo Maca.

– Pues por ser mi primera vez, yo debo decir que me encantó romperte el culo… someterte…

– A mi más Maca.

Tomamos un vaso de vino, y las dos fuimos al cuarto de invitados y nos acostamos. Enseguida nos dormimos. Cuando despertamos, las dos nos reímos… nos dimos un beso y bajamos a buscar nuestras mallas al parque. Solo nos pusimos la parte de abajo.

– Me encantó como me sometiste, me pusiste super caliente, y cuando me la metiste por el culo…

– Después quiero ver como te metes el consolador en el culo y más tarde, como me cabalgas con el consolador en los dos lados.

– Sí Nati. Dijo Maca.

Sábado y domingo fue a puro sol, y sexo, como nunca antes en mi vida, y siempre, invariablemente, yo como domina y Maca como sumisa. El domingo a la tarde, me llevó a mi casa, y ella fue a buscar a Jorge al aeropuerto.

El lunes estaba trabajando y veo que Jorge se acerca a mi oficina.

– Permiso, ¿tenes un minuto?

– Hola Jorge, por supuesto. ¿Cómo estuvo el viaje?

– Excelente por suerte. Te traje este perfume.

– ¿En serio? Gracias, no te tendrías que haber molestado.

– Por favor, un gusto. Dijo él y me puse de pie para darle un beso y agradecerle.

– Wow… ¿Dónde quedó la subgerente gorda, con ropa de vieja? Estás espectacular.

– Gracias, pero no te creo… ni una palabra.

– Tenes que creerme, en serio lo digo. Me dijo Maca que pasaron el fin de semana juntas…

– Sí, pensé que te había avisado…

– No… ¿Se divirtieron? Me preguntó con una sonrisa pícara.

– Lo pasamos muy bien… Dije sonriendo.

– Me alegro… Nos vemos luego. Dijo y se fue de mi oficina.

Había algo en su mirada, que me daba a entender que sabía lo que habíamos hecho. La llame a Maca y me dijo que no le había dicho ni una palabra. Cuando baje a almorzar al bar, me sorprendió ver entrar a Jorge.

– ¿Puedo sentarme con vos?

– Por supuesto Jorge.

– Comiendo ensalada, con razón el cambio en tu cuerpo.

– Ensaladas y gimnasio, las dos cosas se conjugan.

– Esas dos cosas y un buen sexo, la mejor receta. Dijo Jorge sin quitarme la vista de los ojos.

– Puede ser… Dije tratando de disimular mi sonrisa.

– Los dos somos de nivel gerencial, no tenemos que rendir cuenta si nos tomamos un rato. ¿Vamos?

– No te entiendo Jorge. ¿A dónde queres que vayamos?

– ¿Vamos? Preguntó nuevamente.

Terminé mi ensalada y fuimos a buscar su auto en silencio y en silencio fuimos a un hotel alojamiento. Sin hablar entramos y nos desvestimos. Si con traje era hermoso, desnudo… por favor que hombre… Me puse de rodillas y comencé a chuparle la pija, que sin ser descomunal, era grande en serio, al punto que por lo ancha me costaba metérmela en la boca. Enseguida se puso dura como piedra y fue cuando me tomo de la cabeza y me cogió la boca con todo, era un animal, yo como podía, respiraba, escupía la saliva que me provocaba y me dejaba hacer por esa bestia.

Me cogió la boca hasta que acabo bien en mi garganta haciéndome tragar todo su semen. Y volvió a cogérmela, hasta que estuvo bien dura… Cuando estuvo a su gusto, me puso en cuatro en la cama, y el parado detrás de mí la enterró hasta el fondo de mi concha haciéndome dar un tremendo grito por el grosor.

– ¿Te gustó coger a Maca? Me preguntó sin dejar de moverse.

– Eh…

– Nati… nadie me tiene que contar nada… la conozco a mi mujer.

– Me encantó, es una puta divina. Dije con total desparpajo.

– Me alegro… y sí, en buenas manos, es una puta inigualable, como vos querida… Dijo y se me helo la sangre.

– Puede ser…

Me dio varios chirlos en el culo y saco su pija para apoyarla en mi orto y me asusté.

– Por favor Jorge…

– ¿Queres meterte dedos mientras me la chupas?

– Sí. Dije sin pensarlo dos veces.

Y por varios minutos me fui metiendo dedos hasta casi meter mi mano completa. Nunca lo había hecho, mucho menos me habían cogido el culo con algo tan grueso, y de eso hacía muchos años. Él estaba acostado y le dije que estaba listo. De nuevo me puso en cuatro y la fui metiendo. Me dolía pero muchísimo menos que si no me hubiera metido dedos.

Y fue bestial la forma en que me cogió el culo, tomándome de la cintura y manteniéndome casi en el aire. Parecía un martillo neumático por como entraba y salía de mi culo. Cuando acabo, lo hizo bien adentro de mi culo, inundándolo de esperma. Se salió y le chupe la pija dejándola bien limpia. Fui al baño y el pidió dos whisky`s.

– Sos un animal… y yo que estoy fuera de estado… me destrozaste…

– Me encanta como te entregas, como una buena amante.

– Desgraciado…

– ¿Le vas a contar a Maca?

– Ni loca… sos su marido…

– Claro, por eso no me contaste que le rompiste el culo.

– ¿Cómo sabes?

– Conozco a mi mujer Nati… cuando me dijo que iban a pasar el fin de semana juntas, supe que le gustaba y que iban a terminar cogiendo y conociendo sus gustos…

– ¿Le dijiste eso?

– No… no es necesario. Supongo que también te conto nuestro encuentros con Ali, una chica de Rosario.

– Sí, me contó…

– Bueno… Esto es claro Nati, me encanta cogerte, si te soltas un poco más, vas a ser la amante perfecta. Sin obligaciones de días, ni horarios. Tenemos ganas, nos juntamos. ¿Tu marido?

– Le pienso pegar una patada esta misma noche… Basta de miseria sexual y de nada de amor.

– Bueno… y si te enganchas con alguien, y queres que nos sigamos viendo, encantado.

– Sos un hijo de puta…

– Al que le encanta cogerte… chupame la pija.

Me puse a chuparle la pija y después quiso que lo monte. Lo hice, y por el culo y la concha. Termine destrozada, me dolía todo el cuerpo pero feliz de ser cogida por semejante tipo.

Volvimos a la empresa y me dolía todo. Con el pretexto que tenía que cortar con mi marido, le avise a Maca que no iba al gimnasio. Cosa que fue cierta ya que cuando llegué a casa le dije que lo nuestro había terminado. Creo que no se sorprendió, armo dos bolsos y se fue. Al día siguiente pasaría por el resto de las cosas.

Al día siguiente, la llame a Maca para contarle.

– Excelente, es lo que tenías que hacer hace rato.

– Sí… ¿Le contaste algo a Jorge?

– No, pero el desgraciado me preguntó que tal cogías anoche. Mi cara me vendió.

– Que hijo de puta…

El viernes estábamos yendo para cenar, cuando él la llamo y le dijo que ponga el altavoz.

– ¿Van a cenar?

– Sí amor, como todos los viernes, vamos con Nati a cenar.

– Bien… estoy en casa, preparando un asado, con unos buenos vinos mendocinos. Las espero. Chau.

– Es un hijo de puta… Dije.

– No lo dudes… algo se trae entre manos. Dijo Maca y yo pensé en su pija y casi me largo a reír.

Llegamos y estaba en el quincho, con un short y una musculosa. Saludamos y nos dijo:

– Pónganse las mallas y disfruten.

– No traje malla, no pensé… Dije y me miro sonriendo.

– Te presto una Nati. Dijo Maca y al rato volvimos con él.

– Tomen una copa de vino, después van a la pileta… Entre novedades, cosas para festejar y que tengo para contar, en total son cinco. Maca, di un número del uno al cinco.

– Cinco. Dijo Maca.

– Las pienso coger a las dos por el culo y la concha esta noche, y mañana y el domingo.

– Hijo de puta… Dije.

– Nati un número.

– Jorge, no puedes decir eso… yo…

– Un número… me interrumpió.

– Cuatro.

– Maca, Nati es mi amante.

– Jorge, por favor, como le vas a decir eso a Maca. Maca, en serio, esta loco…

– Creo que no… sabe todo Nati…

– Maca, un número.

– Uno.

– Soy el nuevo presidente de la empresa en Argentina.

– ¿En serio mi amor? Felicitaciones, que feliz que me pone ver como creces… ¿Cuándo te dijeron?

– En EEUU, pero hoy se oficializo. Dijo

– Felicitaciones Jorge, que gran pasó. Dije.

– Nati, un número.

– Dos, voy detrás de Maca.

– Como a ella le gusta. Perdón… Entre las condiciones que puse para ser presidente de la empresa, una fue tener la autoridad total, poder reemplazar gente a mi criterio. Nati, tengo claro que Giménez es un inútil que vive pisándote para no ponerse en evidencia. Sos la nueva Gerente de Relaciones Públicas.

– ¿Qué decís loco?

– Lo que escuchaste, o aceptas o te vas de la empresa, pero no dejas de ser mi amante, claro.

– Cerdo desgraciado, claro que acepto.

– Queda el tres… otro de los puntos que me autorizaron es a dar un aumento de sueldo al nivel gerencial, para retener a los buenos, y que no como pasa que los tientan de otras empresas. El aumento es del 50% Nati. Vas a cuadruplicar tu sueldo actual.

– Sos un animal… te adoro…

– Gracias…

– ¿Cuál de los dos me eligió y cuándo? Porque esto lo armaron entre los dos. Pregunté.

– Te dije que era inteligente. Dijo Maca.

– Fue Maca, cuando nos conocimos. Dijo Jorge.

– ¿Por qué Maca?

– Porque sos hermosa, aunque en ese momento no parecías y de inmediato tuvimos buena onda. Le dije a Jorge que me gustabas y me dio vía libre. El domingo cuando llegó, le conté y por eso el lunes te dijo de ir al hotel.

– No me dijo de ir al hotel, solo “Vamos”. Desgraciado…

– Escuchame, esto es entre los tres, nada que ver con lo laboral ni la opinión que tengo sobre vos laboralmente. Ni la gerencia es un premio por ser mi amante.

– Entendido… ¿Me explican como va a funcionar esto?

– Como te dije, sos mi amante. Maca, tu amante, y cada tanto, nos juntaremos los tres… Dijo Jorge.

– Wow… vamos a la pileta, esto se está poniendo caliente. Dije.

Las dos nos metimos en la pileta y la tome del pelo a Maca.

– Hija de puta, te juro que te voy a hacer mierda…

– Sí Nati.

– Cuando salgamos, vas a buscar tu bolso, lo traes y te sacas la malla putita.

– Sí Nati.

Nos quedamos un rato besándonos y tocándonos en el agua y salimos. Maca fue adentro.

– ¿Falta mucho para comer? Pregunté.

– Puede faltar mucho si necesitas tiempo… Dijo Jorge sonriendo.

Maca volvió y se sacó la malla.

– Toma un consolador y métetelo en el culo y mostrale a Jorge como me chupas la concha mientras te preparas el culo.

– Sí Nati.

Ella se separó los cachetes y le mostro al marido como se enterraba el consolador en el culo y de inmediato se puso a chuparme la concha.

– Se nota que estás muy caliente Maca, que chupada que me está pegando Jorge…

– Veo….

Estuvo así hasta que me saco un orgasmo y llame a Jorge.

– Quiero chuparte esa hermosa pija. Dije.

Él se paró a mi lado y la saco del short ya dura. Mientras la chupaba Maca que chupaba la concha y no paraba con el consolador en el culo.

– Que hermosa pija, por favor… que placer chuparle la pija a tu marido Maca… Dije tomándola del pelo y haciendo que entierre su cabeza en mi concha.

Disfrute un rato de esa pija y le dije a Maca que se levante, me puse en cuatro en el césped y me fui metiendo dedos en el culo, hasta abrirlo lo suficiente.

– Maca, suelta ese consolador y mira como tu marido me hace feliz cogiéndome el culo mientras me chupas la concha.

Ella hizo un 69 y me empezó a chupar la concha mientras Jorge me empezaba a enterrar la pija en el culo. Jorge se puso loco, y me daba con todo mientras Maca me chupaba y veía como él me cogía como animal…

– Así mi macho, dame con todo, y que esta putita vea como me haces gozar.

Escucharme fue ponerlo a mil a Jorge y me daba con todo, hasta acabar bien adentro de mi culo.

– Se bueno, dale para que te limpie la pija y después límpiame el culo Maca.

Ella hizo las dos cosas y me puse la malla y le di un tremendo beso a Jorge.

– Te tocas solamente y vas a pasar un fin de semana de mierda porque ni Jorge ni yo vamos a parar de tener sexo y vos nada. No te toques hasta que diga. Le dije.

– Sí Nati.

– Cuando quieras Maca pone la mesa Jorge.

– Puede ir poniéndola. Dijo y Maca se fue a buscar las cosas.

– Nunca la vi tan puta y sumisa… Dijo Jorge.

– Espera que la suelte más tarde… la estoy macerando.

A partir de ese momento fue un fin de semana de locura. Por momentos estábamos las dos sola, en otros yo con Jorge y en otro los tres.

Ya pasaron cuatro meses de esa noche, sigo siendo la amante de Jorge y por lo menos una vez por semana nos encontramos, con Maca, nos encontramos por lo menos dos veces por semana después del gimnasio y los tres, casa quince días…

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