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Pecados capitales (2)
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Aplacamos la sequía en la garganta con una refrescante cerveza esperando no mostrar evidencia alguna de los previos delitos cometidos. Me uní a Elma y su prima en la cocina en la preparación de un tentempié de pasada medianoche y un tutorial completo de “cómo ser una stripper exitosa”.

Con la vergüenza en el quinto sueño, la timidez escondida y el pudor en otra dimensión, sincronizamos los movimientos escandalosos de Sofía que reinaba en experiencia y hermosura. Se detuvo mi atención en el filo de su trasero asomado bajo su bata y en el contorno de sus caderas meciéndose de un lado al otro con hipnotizante talento. Acomode mi embriaguez en el asiento ignorando cuán evidente se hacía mi deleite y Sofía no se molestó tampoco en disimular a quien iban dirigidos sus bailes de sirena.

La cerveza venció al muchacho que cayó en un profundo sueño en el sofá mientras que otros simplemente se retiraron al notar la energía unilateral que a la diva de la noche y a mi nos envolvía.

Maestra de las artes de seducción mostró de a poco su cuerpo esculpido con esmero cual Ferrari en exhibición.

La bata abierta descubría su ropa interior a juego y la yema de sus dedos guio mi candente mirada por el sexy sendero de su abdomen hasta el centro de su pecho. Sus senos inmaculados, cintura diminuta y voluptuosas caderas quedaron expuestas al sin fin de obscenidades nacidas en mi cabeza, cuando la Ninfa tentadora con magistral encanto retiró lo que sobraba.

Desafío los límites de mi inercia al sentarse a horcajadas en mis piernas. Explore con paciente ternura el mapa de su cuerpo; trazando rutas en su espalda hasta el valle de sus firmes y contorneadas nalgas. Mis manos descendieron por sus majestuosas montañas erguidas frente a mi cara deteniéndose en el mismo confín de sus anhelos.

Aprendí el correcto orden de factores para sacarle provecho al producto con derroche de perder iones y reticencia de fricciones. Bajo la doble marea por los bordes del asiento aplacando el fulgor que aullaba en silencio. Me obsequió una noche de su trabajo que igual hubiese pagado después de tal maravilloso espectáculo.

Ese día fue un rápido y completo curso al infierno. Lo viví como si fuese a morir al siguiente o bien resucitaba de nuevo a la vida.

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