Continúo nuestra historia (“Facebook me sorprendió”) a partir de nuestro primer encuentro, en el cual descubrí un ser bellísimo, (tendría que escribir un capítulo entero, para describir a mi hermosa protagonista).
Fue, es y será bella, medidas no perfectas, pero, para mí, las justas. Lo que más me atrae y cautiva es su entrega al sexo.
Al despertar, ya la luz emanada por el sol estaba fulgurando, deteniéndome a observar hacia afuera a través de una ventana transpirada, intuyendo lo esplendida que sería la jornada, día sin nubes y por la vestimenta de la gente supuse que fresca, evalué la posibilidad de un abrigo liviano, pero abrigo al fin.
Habíamos quedado en vernos hoy por la noche, recién amanecía y miraba las manecillas de mi reloj como empujándolas para que pase el día lo más pronto posible; sin pena ni gloria me fui a mi lugar de trabajo.
Transcurrió el día muy muy lento, (en realidad fue mi impresión, pues, los días, con sus correspondientes horas, siempre tardan lo mismo).
Llegando ya a mi hogar, me puse a disposición del ritual del baño, llenando la bañera de cálida agua y tomando uno de inmersión para relajarme un poco de la tensión acumulada por la ansiedad de verla nuevamente; mientras lo hacía, recordé una conversación que tuvimos, en la que le pregunté.
-¿Por qué te gustan los hombres mayores que vos? (Les recuerdo que en ese momento ella tenía 28 años y yo 53)
A lo que respondió.
-Siempre me relacione con gente mayor que yo, nunca me gusto la compañía de personas coincidente con mi línea etaria,
Cuando fue mi despertar sexual tuve relaciones íntimas con chicos de mi edad, pero ellos solo quieren ponerla y acabar, solo se ocupan de su propia satisfacción.
Viendo una película, una de las actrices tuvo un dialogo que me hizo replantear sobre el tema, fue ahí donde probé con un hombre mucho mayor que yo.
Realmente fue sublime la primera experiencia, esos hombres que destilan por sus poros seguridad, solvencia, delicadeza, experiencia y autoridad, ni que hablar del sexo, se entregan a disfrutar y hacer disfrutar, preocupándose por que llegues al orgasmo.
Continuó diciendo,
-cuando te conocí, nunca se me cruzo por la cabeza, que serias la persona que siempre idealice como amante.
En nuestras diarias charlas, mica me empezó a contar sus fantasías, por ejemplo hacer el amor en el auto, salir por alguna ruta solitaria o poco transitada en una noche solo iluminada por la luna y mientras vamos recorriendo esa cinta de asfalto; que yo acaricie la piel de sus piernas subiendo hasta su preciado tesoro, para acariciar sus labios vaginales e introducir mis dedos hasta hacerla acabar en un intenso orgasmo, luego meter en su boca mi verga y moldear sus labios al contorno de ella y permitirme llenar su boca de mi semen caliente en varias descargas rítmicas, intensas, con el ánimo de hacerme retorcer del placer (cosa que luego la llevamos de la fantasía a la realidad).
El frio del agua en mi bañera me trajo a la realidad, ¿cuánto tiempo había pasado? Salgo del baño luego de secarme y medio-vestirme, ya preparando todo para nuestro encuentro.
Serían las 21:30 horas cuando pase por su casa, salió y con pasos firmes, entro al auto, nuestros labios se encontraron nuevamente fundiéndose en un tierno y cálido beso con nuestras lenguas buscándose ávidamente; cuando decidimos partir, me pregunto.
-¿qué planes tenemos para hoy?
-Sorpresa, le respondí.
Nos pusimos en marcha rumbo a mi casa, donde había preparado una cena, nada fuera de lo normal pero apetitosa, cenamos a un ritmo cansino, con unas cervezas y como corolario un postre frutal.
Luego de unos quince minutos de sobremesa, charla y un café…
Le pedí que se levantara, deslizó hacia atrás la silla, Se acercó y comenzamos a unirnos en un beso húmedo y suave, el que me hizo sentir un cosquilleo en mis testículos, sus labios carnosos estaban tímidos pero atrevidos.
Comencé a despojarla de su ropa, un top color negro y unos jeans color blanco achupinados, (que me costó sacar) que resaltaban su culo respingón, quedando expuestos, sus hermosos glúteos y su vagina, corrí el tanga que lucía espectacular, mis ávidas manos comenzaron a realizar su erótico trabajo, mientras mica, sacaba mi remera con delicadeza.
Inconscientemente y de a poco fue abriendo sus piernas, lleve una de mis manos a su culo, lo recorrí en todo su contorno, busque su vulva, notándola extremadamente mojada y muy suave, acerque la punta de mis dedos, acariciando su depilada vagina, ella abrió más las piernas, para que fuese más fácil entrar, no quería apresurar la situación, hasta el momento todo eran caricias; con su ayuda termine de sacarme la ropa, mientras lo hacía, tome un pañuelo de cuello que había preparado y lo fui poniendo muy suavemente sobre sus ojos para obstruirle la visión.
En la pieza, la cual había acondicionado, música suave, velas aromáticas, temperatura ideal, se encontraba la cama preparada para una noche de pasión, sexo y lujuria; unas finas sabanas, suaves, sedosas y aromatizadas con un toque de perfume y como final, tenía atadas a las cuatro patas, la misma cantidad de sogas de algodón.
Al terminar de cubrir sus ojos, ya desnudos, la abrazo por detrás para continuar mis caricias, arrimando mi sexo para hacérselo sentir, tome sus pequeñas tetas, las cuales llenaban el hueco de mis grandes manos, era una sensación hermosa y creo que a ella le paso lo mismo, pues dejo entrever un gemido de placer.
Permanecía quieta, sin moverse, solo con sus gemidos de disfrute,
Puse una mano sobre su culo, la otra en su espalda alta, la elevé hasta la altura de mi abdomen, liviana cual pluma, y comencé, entre besos a llevarla al cuarto.
La acosté con sus piernas entreabiertas, desnuda al completo, en esa posición podía observar como por sus labios vaginales, húmedos y calientes, bajaban sus jugos, con dos dedos roce ese néctar y los lleve a mi boca, probando el sabor de nuestra relación. Acostándome a su lado, tome una de las sogas, atando su brazo a un lado de la cama, la secuencia se repitió en los tres miembros restantes iniciando el juego de sumisión y control, solo para introducir el misterio y el morbo, ya que es una práctica estimulante, por que sube a full la adrenalina de quien está atado, tensión, miedo, peligro, impotencia, estados que aumentan la excitación.
Esa grieta entre sus delicadas piernas ya me invitaba a iniciar la etapa final del juego.
Luego de haberla atado a la cama, boca arriba luciendo todo su fascinante cuerpo, comencé a contornearlo con un suave pañuelo, sus pezones se endurecieron y su piel se erizó, se movía suavemente cuando rocié su delicada piel con un aceite para masajes, esparciéndola por toda su parte delantera, los gemidos ya eran más audibles y provocadores por lo cual y comenzando por sus orejas, me dispuse a besar cada milímetro de su cuerpo, llegando por fin a ese preciado tesoro que descansa entre sus piernas.
Le dedique especial cuidado a lamer todo el perímetro de su vagina, saboreando ese líquido espeso que manaba de su interior, cuando mi lengua ávida de “investigación” vaginal se encontró con su clítoris ya duro, lo mordí suavemente, noté como su vagina comenzó con espasmos, y dándole pequeñas succiones logre que sus gemidos se conviertan en pequeños grititos que se fueron tornando en palabras.
– Por favor no pares,
Me posicione para hacer un 69, Sin más abrió la boca, se introdujo mi verga casi entera, empezó pasar su cálida lengua por mi glande dando de a ratitos unos chuponcitos, experimentando esa sensación cálida y húmeda que daba el ir y venir de su boca y lengua en mi sexo, mientras yo sumergido entre sus piernas, con mi lengua inquieta, seguía disfrutando de sus jugos que se hizo más abundantes cuando llego al orgasmo.
No puedo precisar cuánto tiempo estuvimos disfrutando de ese momento, fue eterno.
Con el control en mi poder, me puse a horcajadas puse mi verga en el tan preciado tesoro, solo sentí como se deslizaba en su interior, en un mete y saca, suave pero firme, disfrutábamos del momento, fue un solo gemido, su orgasmo fue tan intenso que tensó todo su cuerpo casi formando un arco.
Desate sus manos y pies, libere su visión, nos abrazamos y besamos con pasión, luego de tomar un trago, fumar un cigarrillo y cuando mi pene se dispuso a continuar, la invite a ponerse en 4 sobre la cama, y agarrándola de su cola de caballo que llevaba como peinado, introduje mi verga de un solo empuje repetí ese grandioso mete y saca suave, hasta que era inminente el orgasmo, la atraje hacia mi cuerpo dando unas palmadas no tan violentas en su hermoso culo, acabando ella en una forma tal, que se escuchaba como si fuera un chasquido, el vaivén de mi verga dentro de su canal vaginal, no tarde mucho tiempo en llenar de semen su vagina candente.
No sé en qué momento nos quedamos dormidos.
Esta historia da para más, continuará…