Entré a la universidad teniendo 26 años y estuve saliendo con una compañera de primer año, su nombre era Marisel ella tenía 18 años, rubia, bien blanca, era bajita media 1,50 cm. Pero con un culazo enorme y unas piernas gruesas. Tenía una personalidad muy aniñada, hablaba bajito y no conversaba casi con nadie, pero cuando estábamos solos en mi casa ufff ni les cuento, me contaba de sus fantasías, me decía que le encantaba la posición a lo perrito y que la tomaran del cabello. Yo creo que esa imagen de niña tranquila era solo un personaje, pero a mí no me importaba porque la pasamos muy bien.
Un día llegamos a mi casa y comenzamos con nuestras conversaciones eróticas de siempre. Ella comienza a confesarme que su fantasía era estar en una habitación sola con 5 hombres negros, que se la follaran entre todos para que luego todos acaben encima de ella. Con esta confesión yo quedé muy prendido, así que comenzamos a ver videos en donde salieran negros teniendo sexo con mujeres jóvenes y por supuesto con grandes vergas.
Mientras veíamos videos yo comencé a tocar sus pequeños pechos, chupaba mis dedos y constantemente apretaba sus pequeños pezones. Podía sentir cómo se agitaba su respiración. En esos momentos ella comenzó a tocar sus pechos por encima de la ropa -¿Por qué no te sacas la ropa?- le dije, ella sin responder se paró enfrente, se sacó el short y la polera (el sostén ya se lo había sacado) quedando totalmente desnuda frente mostrándome esos pequeños pechos, su grueso trasero y esa vagina que se veía hermosa con sus pelitos.
Me acerqué a ella para besarle sus bellos senos, su cuello, su espalda mientras con una de mis manos la estaba masturbando -Quiero ver más videos mientras me masturbas- me dijo, la senté en el sillón para luego introducir uno de mis dedos en su apretada vagina, ella con sus pequeñas manos rozaba rápidamente su clítoris hasta que en un momento comienza a caer de su vagina gran cantidad de líquido, ella sacó mi mano y quedó tendida en el sillón disfrutando de su primer squirt.
Mientras tanto yo comenzaba a sacar mi ropa hasta quedar desnudo con mi pene erecto, duro, botando líquido preseminal. Tomé sus piernas, las abrí lo que más pude para quedar con su hermosa vagina chiquita y rosadita frente a mí. No pude evitar pasar mi lengua por sus mojados labios, era sabroso el jugo que la mojaba toda. -Métemela por favor- me dijo. Yo tomé sus gruesas piernas para ponerlas en mis hombros y comenzar a meterla despacito, una vez dentro comencé con movimientos circulares sin sacarla ni un poco, como gemía Marisel.
Después de un rato se subió frente a mí pero en cuclillas, primero apoyando sus manos en mi pecho haciendo rebotar su gran culo en mi piernas (me encanta esa pose) para luego pasar a tirarse hacia atrás y comenzar a masturbarse al mismo tiempo que se movía con mi verga adentro. Comencé a darle bien duro, me encantaba la combinación de sus gritos junto con el sonido de sus nalgas rebotando en mis piernas.
-Chupamela- le dije. Ella tomó mi verga con su mano y pasó su lengua como si fuera un helado -Que rico sabor tengo- me dijo. y se la metió a la boca. Con la excitación del momento me puse a decirle cosas mientras me la chupaba -¿Te la vas a poder con 5? Te van a pedir que te tragues su leche ¿Y si te quieren amarrar de manos?- Al parecer eso funcionaba porque la mamada crecía en intensidad, me masturbaba mientras me chupaba los huevos, la escupía y se la volvía a meter a la boca.
La levanté y la puse contra la muralla con la cola bien parada -Despacio por favor- me decía. Primero le pegué unas nalgadas con mi mano para después proseguir a pegarle con mi pene en sus nalgas. Ella apoyaba sus manos hacia arriba, estirándose lo más posible dejando toda su cola levantada. Proseguí a meterla toda y con mis manos la tenía tomada de sus pechos apretando suavemente sus pezones. Con la calentura al máximo comencé a darle con un ritmo rápido y fuerte que hacía que su culo sonara cada vez que la embestía.
De gemidos pasamos a gritos así que con una de mis manos le tapé la boca, pero ella no paraba de gritar de lo caliente que estaba. La tomé puse arriba del sillón dándome la espalda con toda su colita frente a mí. Sin previo aviso se la metí y con mis dedos comencé a masajear su ano. Eso la volvía loca. Yo con mis dos manos la tomé del pelo y ella con sus manos abría sus nalgas invitándome a que eyaculara en su culito. Después de unas embestidas más saqué mi miembro y eyaculé todo mi semen entre sus nalgas, ella se masajeaba el ano con mi caliente leche, era fantástico verla acostada con la cola bien parada, blanquita y bajita, tocando su culito con mi leche.
Las cosas que hicimos con Marisel fueron fenomenales, incluso cumplimos nuestras fantasías jajaja.
Si les gustó dejen sus comentarios de cosas que les gustaría haber hecho con ella y tal vez les cuento si es que lo hicimos o no. Yo ahora me voy a masturbar, quedé muy caliente recordando esta historia.
Besitos a todas y a todos.