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Encuentro con Yuliana (relato 02)
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Tiempo de lectura: 4 minutos

No he parado de pensar en lo de ayer. Creo que las cosas fluyeron bien. Ese trato como de servicio al cliente me parece estupendo. Sin emociones o sentimientos de uno hacia el otro. Esa conciencia de saber a lo que se va y aun así tener la voluntad de disfrutarlo.

Yuliana por decirle de algún modo era una chica de carácter fuerte. Reflejaba madurez y fortaleza en su forma de hablar y de expresarse. Se me hizo muy madura para su edad. De repente descubrí que teníamos cosas en común, como el hecho de ser hijos únicos.

Me di cuenta que los nervios se van calmando conforme la plática y el tiempo pasa, creo que este será mi tipo de cita pensé, una donde halla oportunidad de platicar y conocer de algún modo a la otra persona. Y aun así algo de lo que más me gusta es tener la oportunidad de rápidamente pasar del plano social y respetuoso, al plano íntimo y desinhibido. Basta con tomar la decisión con determinación y todo se va dando de manera natural.

El cuerpo también reacciona de manera natural, sin que uno haga nada solo permitirse sentir, ver, tocar y oler. El olor de su cuerpo era el de una mujer joven. Pensé que iba a ser como la última vez, solo caricias y contacto de cuerpos. Sin. Embargo en esta ocasión los besos surgieron y de una manera que no me esperaba y es que al parecer ella quería disfrutarlo. Hace tanto tiempo que no besaba así a alguien, de esa forma, y no solo yo a ella sino ella a mi. Y comenzar a sentir su calor, su olor, su sabor. Tener la oportunidad de saborear sus labios, su lengua, sentir el roce con la mía, besaba muy rico, ella me pregunto si no estaba siendo demasiado apasionada, yo le dije que estaba todo bien que me gustaba. Además mi miembro ya estaba súper erecto y pude sentir como al mismo tiempo que nos besábamos mi pene rozaba su clítoris, esto creo que nos éxito más. Ya quería estar dentro de ella.

Ya no había que esperar, me prepare y la penetre, estaba húmeda seguíamos besándonos, como dos novios apasionados. Aunque cabe aclarar que no es el hecho de besarnos como novios lo que me excitaba, sino todo lo contrario el hecho de que éramos dos perfectos desconocidos. No pensaba en nada solo en lo que sentía, me preguntó si me gustaba así, le dije que si y continuamos moviendonos.

Después le pedí que se pusiera en cuatro y vi su torso completo, su piel lisa, sus nalgas, para ese momento ya olía a sexo, a la fricción de nuestros sexos frotándose. Ya no tenía tan consciente que esto es de las cosas más ricas que puede uno oler. La penetre por cierto tiempo, escuchaba sus gemidos, yo disfrutaba el movimiento sincronizado que se genera cuando estás cogiendo.

Después le pedí que me montará, mi erección no tenía problema, me sentí orgulloso y poderoso con esa sensacion. La vi de frente estaba sudando, de su frente comenzaban a escurrir gotas de sudor que en cualquier otra circunstancia me parecerían asquerosas pero no aquí, en este momento eran pruebas y testigos del delicioso momento que estaba sucediendo. Sus senos que si bien eran pequeños, tenían unos pezones carnosos de buen tamaño para poder apretarlos. Rebotaban al ritmo de mi penetración. Los tocaba y los apretaba, agarraba sus nalgas y las traía hacia mi. La vista era increíble, el olor delicioso.

Entonces me detuve me sentí cansado y se notaba que ella también, me había confesado momentos antes que había ido a una fiesta la noche anterior y iba con algo de resaca. Quise cuidar esa situación y no llevarla al extremo para poder disfrutar otro poco.

Ahora esas personas que platicaban amablemente minutos antes reposaban desnudos y agotados en la cama. Bebimos agua nos limpiamos. Seguimos hablando, ella hablaba mucho, quería expresarse, yo la dejaba. A Veces me distraía mientras hablaba, recorría su cuerpo desnudo con la mirada, me percataba y volvía a poner atención. Pasaron varios minutos hasta que mi pulso se tranquilizó, le dije que quería más, me dijo claro, lo que tú quieras, escuchar esas palabras salir de su boca hizo que mi excitación volviera a encenderse.

Volvieron los besos y ahora eran más intensos, más profundos con mucha más confianza, le acariciaba las nalgas los pechos ella comenzó a sobarme los testículos y el pene, la sensación era deliciosa. Dentro de mi pensaba por qué lo hacía, no me importaba. Me sentí orgulloso de que mi cuerpo funcionará de que reaccionara ante esos estímulos, ya que venía de una temporada de sequía sexual si así se puede decir.

Me dijo que le gustaba que le apretaran los peones y yo le dije que si podía intentarlo, que me dijera que tan fuerte y así lo hice pero el mayor de mis apretones le pareció poco, quizá esta acostumbrada a un trato más rudo pensé, pero eso no es tanto mi forma de ser.

Me dispuse a penetrarla de nuevo ahora ella boca abajo yo encima, me excita demasiado poder ver todo el panorama y comencé a sentir sensaciones más intensas, de nuevo en cuatro y está vez le di con todo lo que tenía la tome del cuello, la empujaba hacia mi, hacia mi miembro, gemía y no sé si fue a propósito o natural pero dijo ”que rico está" o algo así.

Me entusiasme más le seguía dando y a veces me detenía para descansar un poco y luego de vuelta a darle. Me pidió que la nalgueara fuerte como me había dicho me dijo que quería sentir y lo hice, la nalgueé con toda la fuerza que me puedo permitir en estas situaciones pero de nuevo se le hizo poco, quería más fuerte que las nalgas le quedarán rojas me dijo, y pues lo seguí intentando pero aún no me permito ser tan rudo con una mujer supongo.

Decidí entonces mejor concentrarme en mi y en mi placer, que es a lo que iba. Aún teniéndola en cuatro seguí penetrando a juliana y disfrutando esas grandes nalgas que se le veían desde atrás. No tarde mucho para comenzar a venirme, algo que disfrute demasiado fue la visión de nuestros cuerpos en el espejo frente a la cama, creo que eso por fin me hizo explotar.

Terminamos algo agitados, ella siguió acostada boca abajo y yo me tumbe a su lado, mantenía una de mis manos en sus nalgas, ese contacto después de terminar lo disfruto mucho.

Se levantó, fue al baño y observó su reloj, inicio de la despedida. El tiempo que a mí me parecía mucho hace unas horas ya había transcurrido. Se vistió nos despedimos de la misma manera amable y se fue. Repose unos minutos y era hora de prepararme para salir. Me gusto el encuentro con Yuliana, quise volver a contactarla un tiempo después sin embargo su número ya no aparecía como válido, ni modo pensé, al menos me quedó la gran experiencia de disfrutarla.

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