Nos metimos los tres en el jacuzzi sentados con Luli en el medio, y enseguida se apoderó de nuestras pijas para pajearnos, mientras Fede la besaba y le chupaba los pechos y yo le metía mis dedos en su culito y en su vagina al compás de sus meneos cachondos. Cada tanto, mi novia se volvía hacia mí para besarme con pasión y mucha lengua para enseguida volverse a nuestro amante y seguir con sus morreos lujuriosos.
En una de esas interrupciones, Fede tomó su celular y llamó para pedir comida, usando el altavoz:
-¡Hola Pedro! Me mandás dos pizzas, por favor, que tengo una pareja amiga invitada.
¡Hola Fede! Perdón, pero nos quedamos sin mercadería, vendimos casi todo, sólo me quedan unas empanadas surtidas y ya estamos cerrando. Sí te sirven, te las mando con Emanuel, que se queda a dormir acá en el local.
-Mandamelas, pero ¿por qué se queda a dormir ahí?
-Mañana tiene una clase de salsa y merengue preparatoria para dar el examen final y si viene a dormir al country, se tiene que levantar muy temprano.
-¡Ah! ¡El baile! Hacé una cosa, que Ema me traiga las empanadas y se venga con el bolso a mi departamento, así se queda a dormir acá, que yo tengo lugar.
-¡Uy! Muchas gracias, nos hacés un gran favor porque el catre de acá no es tan cómodo. Te mando unas cervezas de cortesía.
– No hace falta, lo hago de onda. Yo te pago las cervezas.
-Insisto, no tenés que pagarme nada.
-Ok. Arreglo con Ema cuando venga. Que me mande un mensaje desde la puerta.
-¡Listo! Ya va para allá y yo cierro.
-Es acá a la vuelta y el pibe es un bomboncito, nos dijo Fede, suspirando porque Luli no paraba de pajearlo y me decía que estaba recaliente de nuevo.
-¡Qué hembra calentona sos!
-Vos también, putito mío, me respondió y nos chuponeamos desesperadamente.
Me susurró al oído que se lo quería coger ya, otra vez.
-Esperá que te lo preparo.
-¡Ya está preparado!
-¡Lo querés todo para vos!
¡Siií!
-Yo te enseñé a compartir.
-¡Dale, puto que no doy más!
Me arrodillé frente a Fede y empecé a darle una mamada de campeonato mirándolo a los ojos, empezando por su glande, siguiendo por el tronco y hundiéndome en el agua le chupé los huevos depilados y suaves y terminé lamiéndole su culo rosadito mientras él elevaba sus caderas. Casi me ahogo dándome el gusto de meter mi lengua en su agujero y emergí de golpe jadeando, a lo que Fede respondió dándome un morreo súper apasionado con muchos lengüetazos y aferrándome los glúteos para apretarme contra su cuerpo de escultura.
Nos miramos a los ojos en una pausa y me dijo que le parecía que había otra interesada, mirando a mi novia que estaba con las piernas abiertas metiéndose los dedos en la vagina ansiosamente y chupándoselos de forma alternativa.
-Se lo prometí, le dije a nuestro semental.
La ayudé a levantarse, a sentarse delicadamente de frente a él sobre sus piernas y fui acomodando su poronga dura como una piedra dentro de su concha empapada. Luli lanzó un grito ahogado de placer que duró más de un minuto y empezó a cabalgarlo sensualmente, a su modo, mientras Fede le chupaba las tetas y la tomaba de sus nalgas para acompasar la montada con sus propias caderas.
Me arrodillé a un lado de ellos para poder compartir algo de la tremenda cogida. Apenas me prestaron atención, sobre todo mi novia que no paraba de gemir y jadear mirando a los ojos de su amante. Fede la obligó a hacer una pausa, ella se recostó sobre su hombro con la respiración agitada y él me dio una breve mamada a fondo, que me puso a mil, para luego volver a su faena de cogerse a Luli como yegua en celo, que volvió a su cabalgata de pasión y deseo.
Estuvieron así más de diez minutos, con breves interrupciones para chuparme la pija por turno a modo de premio consuelo. Como daba la impresión de que sería un coito interminable, aproveché para posicionarme y meterle dos y tres dedos en el culo a los dos, sin moverlos, ya que el propio meneo de Luli y las acometidas de Fede hacía que entraran y salieran a su voluntad, mientras contraían y relajaban esfínteres, cuando sonó el celular de Fede.
Era Emanuel, que estaba en la puerta del edificio con las empandas. Luli jadeaba, bufaba y gemía rogaba pidiendo más y más pija, hasta que llegó a otro orgasmo múltiple a los gritos, sonidos que seguramente el chico estaría escuchando. A duras penas la pudimos calmar, Fede le dio al chico la clave de acceso al edificio y al ascensor para llegar a su palier privado y poder entrar al departamento.
Mi novia lo tomó de la cara y le estampó un enésimo beso de lengua. Lo miró a los ojos y le dijo:
-¡Quiero más! ¿No me vas a dar más?
-Sí, tranquila, te vamos a coger hasta que vos quieras. Pero no te salgas, quédate así.
-¿Y Emanuel?
-No pasa nada, es un chico discreto y educado, ya lo vas a ver.
Entró Emanuel con las empanadas y su mochila pidiendo permiso, porque no veía a nadie. Fede le avisó que estábamos en el jacuzzi, que dejase las empanadas y las cervezas sobre la mesa y pasara al baño. Emanuel se quedó de una pieza al vernos a los tres desnudos en el agua, sobre todo a Luli, montada aún a horcajadas sobre la pija de su amante y morreándose con él y a mí, con mi poronga al palo apuntando al techo.
Delgado, pelo negro, bien corto a los costados y más tupido arriba, cuello largo, mirada vivaz de ojos marrón claro, nariz fina y delicada, labios carnosos y barbilla hendida. El dueño de casa lo invitó a que se fuera a bañar, pero Ema dudó porque la ducha estaba cerca del jacuzzi y tenía un cerramiento transparente.
-No te preocupes, son amigos y estamos en confianza. Sacate la ropa y bañate tranquilo, así venís a acompañarnos.
Ema se quitó la remera y se bajó la bermuda de espaldas a nosotros, que notamos su físico fibroso, apenas marcado y lampiño, con el tórax en V y caderas estrechas, piernas bien torneadas y nalgas firmes y redondas. Se duchó y enjabonó de cara a la pared, esmerándose en sus partes delanteras y pasando abundante jabón en su hermoso trasero, así que Luli, ya relamiéndose con el espectáculo, le susurró al oído a Fede:
-Decile que se dé vuelta, así podemos verlo todo completo.
-Ema, ¿te podés dar vuelta para que mis amigos puedan admirarte?
-No, no puedo.
-¿No podés o no querés? No tengas vergüenza, ya nos viste a nosotros. Te queremos ver bien a vos, por favor.
Emanuel giró su cuerpo tratando de tapar sus genitales depilados, pero no podía evitar que le viéramos su preciosa pija, algo más larga que las nuestras, recta, circuncidada, dejando ver su glande rojo, pletórico de sangre.
-Bañate tranquilo, pero quedate de frente.
Mi novia se desmontó de frente a su semental para volver a sentarse de espaldas a él metiéndose la pija de nuestro amante (que yo sostenía con la mano) en el culo, muy suavemente, bien despacio hasta el fondo, con un largo suspiro de placer. La besé, le chupé las tetas mientras me acariciaba la cabeza y me arrodillé para comerle la conchita y lamer algo del pene de Fede y sus huevos. Fede le susurró al oído:
-¿Te gusta?
Sólo suspiró profundamente, me alzó para besarme muy cachonda otra vez y me agarró la poronga.
-Nena, sos insaciable, le dijo Fede.
Yo le dije que me gustaba mucho el pendejo, que estaba para comérselo de postre pero que le tocaría primero a ella, seguramente. Asintió, resoplando por la calentura y acentuó la sobada a mi miembro, recostándose apenas sobre el pecho de Fede. Con vos entrecortada le habló al chico:
-Ema, por favor, lávate bien adentro la cola y las piernas, pero de espaldas. ¿Lo harías por mí?
Obedeció sin chistar y se enjabonó bien el culo, abriendo las nalgas y pasando sus manos suavemente por la separación de los glúteos.
-Bien adentro del culo ponete jabón, le pidió y Ema profundizó el enjabonado, para después agacharse y lavarse las piernas y los pies, mostrándonos bien su agujero rosadito y estrecho, a lo que Luli dio un respingo y susurró:
-¡Me lo como! Fede me guiñó el ojo y sonreímos satisfechos y muy calientes.
Continuará.