Aquella noche del primer miércoles del 2023, regresaba de a ver cogido con Eduardo, en un hotel contiguo a un conocido centro comercial de la ciudad y me había dado una cogida fenomenal, mi esposo regresaba de trabajar a media noche, por lo que tenía el tiempo justo para regresar a casa, a pesar de que nos bañamos, olía a sexo, semen, y otros fluidos, debido a que mientras nos bañábamos, cogíamos. Mis hijas seguían en Guatemala y regresaban hasta otro día, justo cuando estaba a dos cuadras de mi casa, mi marido me llamó, diciéndome que iría a Hidalgo, para firmar unos papeles, que regresaría a primera hora del día siguiente, pensé en regresar con Eduardo y seguir cogiendo, pero ya estaba cerca de mi casa, por lo que decidí quedarme en mi hogar, llegué a casa recién cogida por Eduardo., me dolía todo el cuerpo y con un ardorcito en mi coño y culo que me recordaba la experiencia con mi ardiente macho, quien me había tratado como puta y me hizo sentir puta, cuando abrí la puerta, y entre a la sala me lleve una gran sorpresa. ¿Qué haces aquí Mateo? Era mi sobrino el que me había cogido en Noche Buena (ya compartí ese relato).
¿Qué horas son estas de llegar Verónica?, no son horas de gente decente, ¿De dónde vienes? – me preguntaba alzando la voz y acercándose a mí, visiblemente molesto. Me quedé estática, sorprendida, no pensé recibir ese reclamo, con voz tenue, por la sorpresa, alcancé a decir como entraste -me dijo, no recuerdas que me quedé con tu llave en Noche Buena- y volvió a decir de dónde vienes, contéstenme, alcance a responder -que había salido a cenar con mis amigas. -me voy a bañar porque tu tío ya no tarda en llegar, le dije eso para que se calmara, sabiendo que mi esposo no llegaría- y me dirigí a mi recámara, pero antes que pudiera entrar bloqueó mi paso, me arrinconó contra la pared, y empezó a olfatear mi cuello como un sabueso.
– Hueles a jabón de hotel, no me engañas, no vienes de ver a tus amigas. Había olvidado ese detalle, el jabón del hotel, aunque nunca me imaginé estar en esa situación. -Suéltame por favor, me hace daño- le rogué, intenté forcejear, apartarlo, pero era inútil, era muy fuerte y corpulento, me sentía indefensa. Me dio vuelta con facilidad y tomando mis muñecas las llevó a mi espalda, así me arrastró a la recámara, me lanzó con fuerza a la cama, alcancé a voltearme boca arriba intentando levantarme, cuando se abalanzó sobre mí y me empezó a desnudar.
Arrancó mi blusa y mi minivestido a la fuerza, prácticamente arrancando mi ropa, su mano bajó a mi tanga de encaje y me la quitó con rudeza, al igual que mi sostén, me sentía aterrorizada y al mismo tiempo tan excitada, tomó la tanga y se la llevó a su nariz, olfateando. – Está mojada perra, y huelen a sexo. No me engañas, vienes recién cogida. – No, por favor, tu tío puede venir, no me haga esto- le imploré compasión, mientras seguía luchando por liberarme, sin éxito. Abrió mis largas piernas a la fuerza y mi sexo quedó expuesto, lo miró con detenimiento y dijo: – Todavía tienes el coño dilatado putita. Abrió mis labios vaginales y acercando su cara lo exploró. – Te dieron una buena cogida puta, lo tienes bien rojo por dentro.
Se bajo los pantalones y salió un enorme pene erecto, y me ensartó de manera ruda hasta lo más profundo, di un respingo y un quejido, arqueando la espalda, cierto que todavía tenía mi vagina dilatada y húmeda, me ardió al ensartarme su miembro de forma tan ruda, a pesar del dolor, sentí una descarga de placer recorrer mi cuerpo y un líquido escurrir por mi vagina empapando su pene, mi cuerpo me traicionaba, di un grito de dolor-placer. Pinche puta, te dejaron bien abierta, mi verga se fue hasta el fondo y mira como escurre tu vagina, puta, malagradecida e infiel, cuando mi tío se entere, cabrona. Saco su miembro, y me dio la vuelta, me hizo levantar el culo y exploró mi orificio trasero. – Ramera, zorra, también te dieron por el culo, lo tienes todo rojo e inflamado, que verguiza te dieron, malparida. Mereces que te castigue.
Levantó mi culo sosteniendo mis piernas con ambas manos, escupió una cantidad considerable de saliva en mi agujero trasero, puso la cabeza de su verga justo en la entrada y sin previo aviso me la ensartó toda, hasta los huevos. – Ayyyy, pegué un alarido que se debió haber escuchado en toda la cuadra. Si bien mi ano está acostumbrado a recibir duras embestidas aun seguía dilatado por la reciente cogida que me había dado Eduardo, estaba muy adolorido, la cogida previa había sido muy intensa y me había dejado el culo maltrecho, aunado a que me la metió en forma brutal, de un solo golpe me hizo retorcer de dolor, fue como si me hubiera enterrado una daga al rojo vivo, sentí morir, era un dolor terrible, forcejeé, manoteé, empujé su pecho con todas mis fuerzas, movía mi cuerpo, intentando escapar, pero lo único que conseguía era mover su verga en mi interior, intenté patalear, y lo que lograba era apretar su verga en mi interior, gritaba, rogando que me soltara. Y lo que me dijo, me dejo, sin opción de escarparme de otra cogida -Perra ya sé que mi tío fue a Hidalgo y llega mañana por eso vine, yo estaba con él, además tuve que adelantar mi viaje me iré mañana en la noche y ya no podre cogerte, hasta que vayas a Guatemala-
¿Te duele puta?, es lo que mereces por infiel. Volteaba mi cabeza, veía su cara enfurecida, miraba mi cara de dolor y parecía disfrutarlo, sus ojos clavados en los míos no perdían detalle del dolor que me causaba, sentía que me reventaba y en vez de sacarla abrió más mis nalgas y me dio otro empujón brutal, como si quisiera partirme en dos, lo que me hizo dar otro grito desgarrador, su verga topaba hasta lo más profundo, estaba completamente clavada. – Por favor, suélteme, me está lastimando, aghhh, me está rompiendo por dentro, aghhh- Grité, ¿de dolor o placer? Poco a poco me la fue sacando, muy lento, y pude respirar, la sacó hasta dejar sólo la cabeza dentro, inesperadamente dio un nuevo golpe de cintura y me empaló de una sola estocada, un nuevo grito de dolor salió de mi boca, mis puños apretaron su pecho en forma involuntaria, su cara reflejaba celos, despecho, enojo.
Dime puta, ¿con quién te acuestas?, ¿quién te rompió el culo?, ¿con quién le pones los cuernos a mi tío? No contesté, mordí mis labios, no podía contestar. En respuesta una nueva ensartada que me hizo retorcer del dolor que sentí, sus huevos gruesos y pesados rebotaron en mis nalgas, arqueé la espalda en señal de abandono, no podía hacer nada para evitar las embestidas, así que pensé que lo mejor era facilitar la penetración y evitar que me desgarré por dentro, soportando el salvaje castigo y rogando por que pronto terminara. – Así que te has quedado muda, no quieres hablar puta, pero no te preocupes, me encargaré de sacarte la verdad a vergazos. Empezó a meterla y sacarla con fuerza, cada vez más rápido, sin piedad, castigando mi pobre culo a su antojo. – Sácala, me revientas, agghh- Grité
– Confiesa puta y te la saco, respondió castigándome nuevamente y empalándome con fuerza, su pelvis chocó contra mis nalgas y siguió empujando, haciéndome notar toda la longitud de su verga. – Es Eduardo, mi vecino del 9, él es uno de mis amantes, el fue quien me cogió. por favor salte de mi ano – supliqué. Mendiga puta me dijo mientras, una nueva estocada contra mi adolorido culo, completamente abatido, pero en esta ocasión sentí un calor que invadió todo mi cuerpo.
Me seguía doliendo cada embestida, pero cada vez mi conducto anal estaba más lubricado y dilatado, cada embestida lo habría más, ensanchándolo, amoldándolo al grosor de la verga de mi sobrino, empecé a gozar en forma involuntaria, mis paredes internas estaban muy rozadas y al mismo tiempo tan sensibles, que el roce de la verga me causaba oleadas de placer que recorrían todo mi cuerpo, una mezcla de dolor-placer me invadió, mi vagina la empezó a lubricar con sus dedos, mis gritos ya no eran sólo de dolor, si no combinado con placer, tan así que cada que me la sacaba sentía un fuerte deseo que me la volviera a meter e involuntariamente empecé a mover las caderas.
Pinche puta, ya te está gustando la cogida, estás culeando, así, mueve el culo zorra, entiérrate tu sola mi verga, aghhh- Gritó Mateo. Esa sometida que me daba mi sobrino, me excitaba sumado a lo prohibido, me sentí la más puta del mundo, su verga me reventaba por dentro y yo entregada a esa verga terrible, disfrutando el castigo, disfrutaba del dolor que me causaba, no quería que dejara de cogerme, lo escuché gemir y jadear, su cara cambió, ya no me sujetaba con fuerza, lo que me permitió levantarme y ponerme en cuatro, con mi pecho sobre la cama, arqueando la espalda, a fin de que me entrara muy profundo y así empecé a culear a mi antojo, empujando mi cadera contra su pelvis, ensartándome profundo, hasta los huevos, lo hacía retorcerse, aflojaba el culo para que me entrara completa y lo apretaba cada que la sacaba, arrancándole gritos y gemidos de placer.
– Agghh puta, que rico, me vas a sacar la leche, puta zorra, te encanta la verga. – Si, me encanta, metérmela, cógeme, dame más duro, reviéntame, agghhh, rómpeme el culo- grité. Me tomó de las caderas y me clavó toda su verga con fuerza, di un alarido, pero definitivamente un alarido de placer, mi culo ardía, pero seguía muy sensible, sentía el diámetro de sus hinchadas venas y cada centímetro de su largo tronco, empezó a embestirme a un ritmo endemoniado, la cama crujía, parecía romperse, una cogida salvaje, animal, mis piernas empezaron a temblar, mis ojos se pusieron en blanco y saliva resbalaba por mis labios, todo mi cuerpo se estremeció, empecé a gozar como una perra en celo, mi vista se nubló, espasmos recorrían mi cuerpo, me estaba rompiendo toda y me encantaba, mi culo estaba completamente abierto, me desmayaba de placer, hasta que ya no pude más y le anuncié mi orgasmo.
– Ah, agh, ayyy, me corro, me corro, -grité, un orgasmo muy intenso y largo, mis fluidos escurrían por mis piernas, Sus embestidas se hicieron más fuertes todavía, gruñía como toro y empezó también a convulsionar, al tiempo que gritaba: – Aggghh, Ayyy, puta, ya viene la leche, te voy a dejar bien llena de leche, aggghhh. Sentí que su verga se ensanchaba y lanzaba su primer chorro de semen ardiente, el cual fue un bálsamo para mi maltratado culo, sentía cada una de las contracciones de su verga, y cada chorro de espeso semen que lanzaba, perdí la cuenta de los trallazos de semen fueron, pero pude sentirlos con claridad, como me iba llenando de leche, definitivamente sus huevos estaban cargados de leche, se notaba que no había descargado en muchos días.
Caí desfallecida sobre la cama, y mi sobrino sobre mí, con todo su cuerpo sobre mi espalda, siguió embistiendo un rato más, como queriendo prolongar la cogida al máximo, cada que la sacaba un poco de su espeso semen escapaba entre mis nalgas, respiraba agitado y sudaba, ya no sentía mis piernas, su verga palpitaba en mi interior, la movía lentamente, mi culito se contraía involuntariamente, como queriendo ordeñarlo, sacarle hasta la última gota, poco a poco fue perdiendo rigidez hasta que salió de mi interior, y se desplomó en la cama a un lado mí.
-Mi amor, perdóname, no era mi intención, cogerte tan salvaje, pero estaba celoso, me encantas, te amo, eres una Diosa y quería darte una cogida antes de irme- no respondí, me sentía, bien adolorida, ese salvaje que tenia hace unos momentos ahora era tierno, y me besaba, ven te voy a bañar, me cargo, y fuimos a la ducha, el me enjabonada, salimos, nos secamos y ya no, nos vestimos, solamente quedamos tapados con las sábanas, ya eran las 2am, por lo que decidimos dormir, yo me sentia, bien cogida, adolorida, excitada por esa actitud de Mateo, debo confesar que me encanta ese sexo duro, el sentirme deseada, provocar celos, nos quedamos dormidos.
Dormía profundamente, pero desperté de golpe, cuando sentí una estocada en mi vagina, era mi sobrino penetrándome –mi amor, me encantas, quiero llenarte de leche tu vagina —mientras decía eso, me besaba los labios, frente, orejas, cuello, -aaa gemí muy fuerte —dejo su miembro enterrado, y comenzó a jugar con mis senos, los apretaba, los besaba, mordió mis pezones, -que rico Mateo, que rico coges mi amor- posteriormente me levanto de mi espalda, y quedamos, frente a frente, mientras le arañaba su espalda en señal de placer, yo hacia unos giros ricos, para una delicioso experiencia. Poco a poco, el se fue recostando, y quede montada en mi macho, por lo que me daba unos ricos sentones, mientras nos besábamos, y el agarraba mis nalgas. Nuevamente hacia los movimientos circulares, -aa perra, vas hacer que me venga, que rico te mueves- mientras castigaba mis nalgas, me mordió muy fuerte mis pezones, -aaa cabron, despacio —lo que me hizo perder el ritmo.
Mateo aprovecho, esta situación para jalarme el cabello, y posteriormente aventarme, y yo lo desmonte, me tiro, y me empezó a morder, chupar y besar mi clítoris, de una manera delicada, -aaa mi amor, me vengo- tuve otro orgasmo muy rico, él aprovecho esto, para meter su duro pene en mi coño, nuestros líquidos se combinaron de una manera deliciosa, saco su verga, y me la puso en mi cara, la restregaba, y yo se la tome con la mano, y le comencé a dar mamadas, y a morder el tronco, posteriormente los testículos, le metí la lengua en el frenillo, lo que lo hizo gritas, -mi amor que rico lo hacer —asi lo hice por varios minutos, mientras me peinaba mi cabello, y me lo jalaba, intentaba no ahogarme con ese miembro, del cual ya escurría otra vez una rica y pegajosa leche, -espera puta infiel, levántate, te voy a penetra de pie- aaaa que rico amor, nuestros cuerpos se unían en un solo placer, me dijo quiero reventar ese culo, otra vez, es bien rico, muy bien formado, quiero romperlo.
-Si mi amor- di la vuelta, y me penetro de piel analmente, mientras me daba unas nalgadas, y me mordia la espalda, -aaa que rico, Mateo, me lastimas, pero me encanta, que me penetren analmente- -ya lo se perra, te encanta la verga- saco su miembro, lo masturbo y nuevamente lo introdujo en mi ano irritado, nuevamente lo saco, con sus manos separo lo mas que pudo mis nalgas y penetro –mmm, asi amor, asi, sigue, hazme tuya, reviéntame, rómpeme, soy una perra en celo, castígame por infiel —en cuanto dije esto, volvió a penetrarme duro, muy duro- mis nalgas chocaban con su cuerpo, mientras su pene entraba en mi ano, me tomaba de la cintura, para poderme embestir con más fuerza -te lo mereces por puta, por infiel, porque estas bien hermosa y rica, pienses que puedes ser infiel a mi tio, me encantas amor, estas bien sabrosa —gracias amor, siguió penetrándome.
Mateo, saco su miembro y me dio la vuelta, me beso, y me empezó a penetrar vaginalmente, de pie, despacio, con sus manos en mis nalgas, empujaba para que entrara más su verga, nos besábamos ardientemente, yo apretaba mis muslos, para darle una sensación más placentera, -aaa que rico Mateo, cógeme más soy tu puta —el seguía embistiéndome despacio para después acelerar el ritmo, de repente, me abrazo muy fuerte y su semen inundo mi vagina -aaa gemimos al mismo tiempo, muy placenteramente- mientras nos besábamos, nos quedamos unos instantes pegados, mientras su leche, escurría por mis largas piernas- que rico- después se separo de mi, y decidí mamarle la verga, para tomar todo su semen -mi amor gracias por cogerme, tienes que irte, ya no tarda tu tio, gracias, te regalo dos tangas, para que te masturbes pensando en mí, cuando estes en nuestra tierra natal. En unas semanas cuando vaya a Guatemala volveremos a coger -Gracias tía, gracias amor, gracias Diosa, me encantas, me masturbare con tus tangas y fotos, te esperare con ansias- Nos despedimos con un ardiente beso, y agarrándonos nuestros órganos íntimos, en cuanto se fue, me bañe, mordiéndome los labios, que cogidas me habían dado en menos de 12 horas, mi amante Eduardo y mi sobrino Mateo, me encanta que me castiguen por infiel por puta.