A todo esto, eran más de las seis de la tarde, los dos estábamos aún calientes y deseábamos terminar lo que habíamos comenzado, pero el room service no había ido aún y nos anunciaron que estaban subiendo. Terminamos apresuradamente de ordenar todo el desastre, mientras lo hacíamos nos tocamos un par de veces y estábamos para continuar, ella con la vulva pronta y yo, que ya había eyaculado, mi pene estaba pronto para otra batalla.
Le propuse que llevara el huevo puesto en el ano para más diversión y nos fuimos a la piscina, no sabíamos cuánto rato íbamos a aguantar porque a esa hora se llena de niños y sus gritones padres. De pasada levantamos en el bar un par de tragos, que apuramos tomarlos antes de entrar al agua, yo dejé las batas en una reposera mientras ella iba al agua, y cuando entra al agua acciono el botón del control remoto, me miró con una mirada que lanzaba cuchillos, fingí no verla y me dirigí al agua.
Ella cruzó los brazos en el borde de la piscina y apoyó su cabeza y se dedicó a gozar. Los niños gritaban, saltaban, nos mojaban, corrían, no estábamos para nada cómodos, pero ella estaba en su mundo, un orgasmo dio paso a otro, sus mejillas estaban coloradas, necesitaba parar pero el control remoto estaba a diez metros, me pidió, me rogó, me suplicó que lo apagara, que podía llegar a tener un tercer orgasmo y no tenía ya fuerzas. Salí apresuradamente de la piscina con la excusa de hacer una foto, le dije:
“Sonríe”
Apagué el vibrador, y saqué la foto, su cara desalineada era un poema. Me aproximé y me pidió que la ayudara a salir, la envolví en la bata y nos fuimos caminando lentamente, ella iba recuperando el aliento, me pidió por favor que no lo fuera a encender y así fue.
Al llegar a la habitación estaba la cama hecha, un sutil olor a rosas y jazmines, un chocolate junto a un juego de toallas limpio, el suelo recién lavado, ya no había gotas secas de semen ni de lubricante. En el baño todo ordenado, salvo un detalle, junto a nuestros desodorantes y lociones estaba el lubricante símil semen, tal vez lo encontraron las limpiadoras, y lo dejaron allí. No sabremos si supieron que era o si lo abrieron. Después de un baño, nos recostamos en la cama y dormimos un rato hasta la hora de cenar.
La cena, fue la de despedida de ese hermoso lugar, pero más hermoso por los recuerdos del dormitorio, quedará en nuestra memoria, como la vez que más follamos, la vez que cambio nuestras vidas, comimos poco sabiendo que aún nos quedaba una noche para follar, y quedamos de acuerdo que después de follar si nos daba hambre volveríamos al bar por unos Snake. Nos fuimos rápidamente a la habitación, yo la iba desnudando por el camino, a mitad de camino paramos y le saqué la ropa interior y estuve unos momentos preparando su vulva para lo que venía, continuamos caminando y ella sentía como sus piernas resbalaban entre sí con la lubricación que goteaba.
Fue llegar a la habitación y me sacó la camisa y el pantalón, yo no llevaba ropa interior lo cual la sorprendió, porque al bajar el cierre escapó un duro tronco venoso, que comenzó a chupar agachada sin sacarse el vestido. La cama la teníamos a un par de metros y casi que saltamos a ella. La desnudé, reservé una toalla limpia y puse las demás sobre las sábanas y traje todo el arsenal de juguetes para que eligiera por cual empezar.
Me dijo que el huevo no porque ya había tenido suficiente, me dijo que le encantaría probar una eyaculación del juguete en su ano, pero tenía miedo porque era muy grande entonces le propuse.
“Déjame lubricarte bien con los dedos, luego usaremos el dildo inflable para ir abriéndolo de a poco, y cuando esté listo te penetraré con el juguete eyaculador, pero con una condición, después que eyacule el juguete, entraré yo y eyacularé yo”
Ella quedo en posición perrito, me lubriqué dos dedos y le penetré la vagina, que estaba bien abierta ya, luego volqué una gota de lubricante en la raya anal, y le penetré el ano con los dos dedos, que entraron con relativa facilidad, allí le pedí que ella continuara unos segundos mientras yo cargaba de semen falso el dildo y agarraba el dildo inflable. Luego continué con mis dos dedos, primero juntos, luego los abría un poco, ella sentía una sensación de quemazón y aflojaba la tensión. El agujero para el dildo inflable ya estaba listo, se lo inserté con lubricante, casi no lo sintió porque además de ser chico, estaba blando, con un par de bombas fue tomando rigidez y con otras dos comenzó a aumentar de tamaño.
Fui controlando la cantidad de bombas que daba para inflar, cuatro y desinflaba, lo movía atrás y adelante y le daba cinco y desinflaba, lo movía luego daba seis y desinflaba, fue un rato que estuvimos en ese juego, cuando me pareció que ya estaba lo suficientemente distendida, lubriqué el dildo eyaculador, con bastante semen artificial y cambié de dildo, ya hacía casi veinte minutos que estaba jugando con su ano y esto me permitió sacar uno y meter el otro sin que se achique, el dildo eyaculador, que no era chico entró más de la mitad en el primer envión, le encendí la rotación y ayudando a meter y sacar fue desapareciendo todo en su interior, ella me fue describiendo las sensaciones, la primera de su ano estirado, la segunda de placer cuando se empezó a mover. Su vulva chorreaba del placer y del lubricante que se había deslizado, metí dos dedos y luego tres y ella gimió de placer, empecé a frotar el otro dildo por su vulva, el que habíamos estrenado el día antes apodado “el blando” ella continuó gimiendo, el eyaculador seguía rotando, pero lo apagué porque ahora quería que ella se enfocara en la doble penetración, anal y vaginal que tendría. En una de esas frotadas por su vagina, hice un poquito de presión y entró su cabeza, que por ser blanda se acomodó al poco espacio, mojé los dedos en lubricante y terminé de mojar el resto del dildo y su vulva y mientras movía el otro dildo éste iba entrando centímetro tras centímetro.
En un momento ella me pide parar, se sentía demasiado llena, le pedí que moviera sus caderas y cambiara su posición del tronco, y en esos movimientos, el segundo dildo desapareció en su interior.
“ahh, viste que sos muy comilona?” le dije, “te gusta tener dos pijas grandes adentro” y ella aceleró los movimientos de cadera.
Encendí el rotador y el eyaculador comenzó a girar de nuevo, pero se topaba con el que estaba en la vagina y hacía un movimiento raro, ella comenzó a tener un orgasmo y no la pude parar, lo que paré fue el dildo rotador.
Ella más que espasmos parecía que tenía convulsiones, su vulva apretaba y soltaba un dildo y el ano se apretaba todo lo que podía sobre la circunferencia del eyaculador. Se dejó caer de costado, con los dos dildos adentro y allí reposó unos instantes, dejé libre su vagina que quedó chorreando lubricante, le mantuve en el lugar el otro dildo, pero lo movía ligeramente adentro y afuera y ella me dijo que parara, que se quería recuperar, que había sido muy intenso, su ano seguí teniendo espasmos de contracción, o ella estaba dimensionando lo que tenía dentro.
En esa posición me pidió que me moviera y le arrimara mi pene a la boca, ella comenzó chupar, pasar la lengua, morder, primero muy tímidamente pero luego con más fuerza, me di cuenta que estaba repuesta y le ofrecí si quería un buen chorro de eyaculación en el ano, a lo que me dijo que sí, le pregunté se quería algo más y me sorprendió cuando me dijo que me quería en su vagina.
“Pero yo te quiero llenar el tanque de atrás” le dije.
“si, pero empieza adelante” siguió.
Se puso en posición perrito nuevamente, apoyé mi pene en sus labios y deslicé mi pene en el interior, ninguna presión tuve que ejercer, encendí nuevamente el rotador y yo lo sentía muy rico, ese otro dildo se movía y me movía mi pene también, hasta que ella me dice:
“para y lléname atrás”
Paré la rotación, apreté el depósito de semen una, dos, tres, cuatro veces y hasta aire debe haber salido por la punta del dildo, ella sintió en su interior los chorros y nuevamente comenzó a sentir cosquillas de un nuevo orgasmo, saqué el dildo de su ano chorreando semen artificial y su ano no recobró el tamaño original, hacía más de una hora que tenía un dildo de cinco centímetros de diámetro enseñándole su nueva medida, metí mi pene, todo de una vez , no se derramó ni una gota de semen artificial.
En un principio, porque con cada embestida de mi pene entraba aire, salí como pedos y brotaba lubricante. Fue tan natural, como meterla en su dilatada vulva. Ella me pidió para darnos vuelta, me quería montar, pero no iba a ser fácil, le dije que la iba a sacar, que ella apretara mientras se movía para que no cayera todo en la cama. Giramos, ella se puso arriba de mí, aflojó levemente el ano y mi pene volvió a entra todo de una.
Ella con gran placer comenzó la cabalgata, a mitad de camino, yo eyaculé, pero mantuve todo lo que pude hasta que lo hiciera ella, y explotó nuevamente, yo sentía en mi pene su ano que se cerraba y abría, me lo terminaba de exprimir con los últimos espasmos.
Sin que me diera cuenta ella cambió de posición y en vez de estar montada apoyada en la cama con las rodillas, ahora lo hace con los pies, en cuclillas, con mi pene todo clavado en el ano cuando con toda la maldad del mundo se levanta, manteniendo su ano todo lo abierto que podía y haciendo fuerza para que caiga todo el semen, real y ficticio que tenía en su interior.
Cayó todo sobre mi abdomen, chorreaba para ambos lados y yo trataba de contenerlo con las manos, pero era imposible, algo fue a para a las toallas, otro poco a las sábanas mientras ella corrió a buscar otra toalla. En su corrida su ano continuaba chorreando semen, que le resbalaba por las piernas llegándole a los pies y tuvo un resbalón que casi termina en caída.
Ahora sí, con todo medio limpio, pero con la habitación hecha un desastre y mucho olor a sexo, nos dormimos y descansamos de dos días a puro follar.