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Sexo con chica desconocida
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Tiempo de lectura: 7 minutos

Real confesión. Sexo con chica desconocida, besos, saliva, penetración anal y vaginal. Chica defecando.

Nos conocimos en una App de citas, rápidamente congeniamos y nuestras charlas pronto se llenaron de morbo pero no creí que llegásemos a conocernos a pesar de que ya le había dado la dirección pero ella pronto me demostraría que estaba equivocado, llegando sin previo aviso un sábado por la tarde a mi casa. Se enunció y la hice seguir y salí a la puerta para poder verla caminando el tramo hasta mi casa: era una mujer muy atractiva de curvas pronunciadas, un culo unas tetas y una vulva hermosamente contorneadas y una amplia sonrisa de la que mas tarde obtendría mucho placer.

Entramos a la sala de mi casa y nos sentamos en dos mecedoras frente a frente, insinuándonos mutuamente, ella comenzó a acariciarse las tetas y la vulva, yo no me resistí y me saqué la erección a lo que ella reacciono una expresión de asombro, alivio y morbo y comencé a pajearme mientras ella me mostraba sus tetas ricas, con pezones erectos y una aureola hermosa, su volumen era grande eran unas tetas muy hermosas. Me puse de pie para manosearlas y aproveche para ponerle el pene en la cara, a lo que ella obediente y ávidamente respondió metiéndose mi erección en su gran boca y con sus manos palpaba mi escroto buscando sentir mis pelotas.

Gemía de placer y me miraba a los ojos, que rica perra, “Estaba desesperada pensé, que suerte” mientras la tomaba de la cabeza y le fijaba un ritmo para mamarlo y poder masturbarme un poco con su boca y ella sumisa se dejaba usar y se notaba que era lo que buscaba y eso me calentó mucho y mi erección crecía larga, gorda y dura dentro de su boca mientras le palpaba las tetas con mucho morbo, les sentía el peso y las palpaba haciéndolas brincar un poco, pellizcos considerados en los pezones me tenía la erección ensalivada, que rica mamada por parte de una buena hembra.

No estábamos solos, ese día estaba la señora de la limpieza en mi casa, una señora de edad mas madura que nosotros pero conservaba aún sus tetas firmes y un culo tonificado. Cuando bajó las escaleras y nos vio sus miradas se cruzaron, la señora reaccionó con sorpresa y algo de vergüenza aunque nosotros habíamos interrumpido lo nuestro al escuchar que la señora se aproximaba, sin embargo la chica me demostró que poco le importaba con una sonrisa de complicidad sexual. Ante esto la tomé de la mano y la subí a una habitación.

Cerré la puerta y los dos nos desnudamos desesperados por sentir nuestra desnudez, el roce de la piel, los besos, los genitales frotándose. Ella se tendió desnuda ofreciéndose, dispuesta, se quedó quieta, era hermosa, que cuerpo, que vulva y que vagina tan ricas… era delicada, de rica apariencia y estrecha, con un clítoris relativamente pequeño. Realmente me gustaba y me excitaba, así que quise sentirla primero y nos besamos, nos besamos mucho, muchísimo, nuestras bocas (ambas grandes, un par de bocones) encajaban a la perfección, dejábamos la boca abierta y nos morboseabamos con la lengua, nos buscábamos con la lengua, rico y en el proceso mucha de mi saliva caía en su boca y ella me la devolvía.

Pasaríamos horas acompañando las actividades sexuales que estaban por suceder siempre con besos muy babosos, mucha lengua, nos penetrábamos nuestras gargantas con la lengua. Ella se acostaba en mis muslos y abría su jeta para que le escupiera y yo feliz la usaba. Mientras yacíamos y nos morboseabamos desnudos quise sentir su canal vaginal e introduje un dedo, solo que no estaba mirando y sus orificios eran tan estrechos que le metí el dedo en ano pensando que lo tenía en su vagina (mas tarde me daría cuenta que no era así y eso me excitó mucho) a lo que ella no se opuso en lo mas mínimo y reacción{o con gemidos de placer y abriéndome las piernas para que la sirviera, comencé a darle dedo en el canal vaginal mientras besaba su canal vaginal, introduciendo la lengua y haciéndole sexo oral como si estuviera besándola en la boca, esto parecía gustarle mucho ya que se aceleró al tiempo que soltó un sonoro gemido.

Quise cogerla con los 2 dedos y allí me di cuenta que ya la tenia enculada así que metí otro dedo en su rajita y empecé  a masturbar sus orificios, ella me miraba con morbo, placer y satisfacción, estaba muy caliente la putita, que rico, caliente y dispuesta. Me dio una mirada de petición sumisa pero urgente al tiempo que dijo: “el clítoris” al tiempo que se abría aún mas de piernas en el aire y separaba su raja y retraía el capuchón de su clítoris, exponiendo su pequeño y delicado penecito femenino y lo lamí suavemente con mi lengua, sintiendo el sabor a lubricación femenina inundando mi boca y sintiendo la anatomía de su pequeño clítoris, lo lamía y lo chupé como si fuera un pene y ella fuera un hombre y yo su puta, este juego de rol nos calentó aún más.

La tarde parecía extenderse pero nosotros aún seguíamos entregados a nuestra exploración mutua, al darme cuenta de su disposición, decidí aprovecharla obviamente. Así que le hablé de mi fetiche por los fluidos femeninos, especialmente la orina, el squirt y la saliva. Le pregunte si podía hacer squirt, a lo que ella respondió: “nunca me ha pasado. Le pregunté si cuanto estaba muy excitada sentía como que se iba a orinar y me dijo que si pero que nunca se había dejado ir. Yo le dije que quería intentarlo así que esa fue otra actividad constante, acordamos que ella debía recibir mucha estimulación y me la pasé dándole dedo todo el día, noche y madrugada.

Concentrándome en morbosear la parte frontal de su canal vaginal por dentro para buscar su punto g y agarrarla del morro y moverla entera mientras la masturbaba. Ella encantada abría las piernas y se dejaba usar para satisfacer mi morbo, curiosidad y ansia en algunos aspectos parecía como una especie de consulta ginecológica, mientras le daba dedo iba sondeando sus sensaciones ya que le había dicho que me avisara cuando le dieran ganas de mear.

A lo que ella asintió sumisa, juiciosa y ávida de placer y conocimiento de su cuerpo. Y esta sumisión me calentaba mucho. Por esto la penetré varias veces durante la primera parte del día pero no me quería derramar aún ya que no estaba seguro de si le volvería a ver, así que estaba decidido a aprovecharme sin consideraciones igual ella muy seguramente era mas cerda que yo como lo demostraría deliciosamente después.

Después de expresarle que aún no quería eyacular para poder sentirla durante mas tiempo ella se mostró de acuerdo. Así que decidimos ir a dar una vuelta y hacer una pausa para tomar algo y después regresamos a mi condominio donde me la llevé para una banca que queda por la periferia y es un sitio relativamente privado excepto porque hay un puesto de guardia cerca, jajaja.

En fin, yo me senté en la banca con una erección bárbara que se me notaba mucho y ella se recostó sobre mis muslos, me tomó de la muñeca de mi mano derecha y la condujo a su pubis mientras abría sus piernas y levantaba su falta, se corría los panties empapados y guiaba mi dedo medio hacia su canal vaginal nuevamente y me ordenó: mastúrbame. Yo comencé a estimular y manipular su canal vaginal, sus conducto urinario, su clítoris, sus labios mayores y menores, su vulva.

Mientras esto sucedía nos besábamos profusa y apasionadamente con la misma dinámica descrita: jetas encajadas con encuentro de lenguas… de vez en cuando ella o yo nos deteníamos para introducir algo de saliva en nuestro beso único prolongado. ¡Qué placer! Que rica mujer que rica puta que rica perra, que rica exhibicionista, porque todo esto estaba sucediendo en un sitio donde cualquiera podía vernos perfectamente en esa situación de puro morbo animal mutuo entre una hembra y un macho y como tal lo disfrutábamos solamente esa tarde fue todo.

Mientras nuestras lenguas se enredaban húmedamente y penetraban mutuamente nuestras gargantas causándonos alguna náusea ocasional que naturalmente terminaba añadiendo aún mas saliva y beso y mas anticipación a nuestra excitación mientras ella buscaba afanosamente mi vergota con sus manos y me corría el prepucio exponiendo mi glande en una masturbación curiosa, deliciosa, se notaba que nunca había visto un pene tan grande y es que me lo dijo abiertamente -como suele sucederme.

Llevábamos horas así encajados en un beso continuo y un intercambio fluido de gargajos cuando de repente me dice: ya siento un poquito de ganas de orinar, lo cual me calentó mucho y eso hizo que paulatinamente la penetrase con hasta 5 dedos a lo que ella abría sus piernas complacida separando sus hermosos y firmes muslos mientras yo la cogía desde adentro de su hueso púbico mientras la estimulaba, sus ojos brillaban de placer.

Y yo intensifiqué animado por los sonidos de su raja mojada, lubricada, babosa, rica que sonaba al compas que yo la masturbaba y la manipulaba, ansiando su orina, su squirt. Así estuvimos hasta que se comenzo a poner el sol: en un estado de excitación sostenida pero muy placentera basado más que nada en el sentido del tacto. Se me para solo de recordarlo, me masturbo frecuentemente por ella. Después de varias horas manipulando y estimulando su canal vaginal y su vulva y nuevamente me dijo “siento ganas de orinar, tengo muchas ganas pero unas ganas raras” así que le seguí masajeado la vagina internamente y después de un rato le dije “méate quiero que dejes salir lo que tengas”.

Ella se sentó y puso cara de placer, cerro los ojos y empezó a mearse en pleno parque a través de la banca se veía caer al prado su chorro de orina, que caliente me puso eso, me la puso tiesa yo aproveche para recoger algo de su elixir dorado y tibio con la palma de mi mano mientras acariciaba su vulva esparciendo su orina por su piel y ocasionalmente insertando uno o varios dedos, masturbando suavemente su clítoris lubricado con su propia orina  y dándole a probar su propia orina, squirt y lubricación en mis dedos. 

“Ya no me aguanto más!!, quiero que me lo metas!!”. Ella dijo “lástima que traje jean con falda podríamos coger aquí”. Ufff!!! Cómo me calentó eso. Así que guiados por nuestros instintos nos dirigimos de vuelta a mi casa, a mi cama. Motivados por el impulso de apareamiento, yo quería penetrarla, montarla, meterle la erección y sentirla con mi vergota desde adentro, manipularla con mi miembro de 25 cm (11 sin erección).

Cuando volvimos, nos desnudamos de nuevo y la tiré a la cama y comencé a darle rico a penetrarle la vagina y el ano alternadamente, le encantaba y yo cambiaba de agujero a placer, le manoseaba sus tetas ricas, la besaba, la escupía, la ponía a mamar de nuevo. A esas alturas ya habrían pasado unas 5 o 6 horas morboseando nuestros cuerpos.

Ella me dijo en algún momento “déjame arriba para venirme rico” y yo la deje que se me sentara en la erección y se masturbara conmigo, de vez en cuando se lo sacaba para metérselo en el ano por sentirle el culo apretado y después la dejaba que me siguiera montando rico. Me excitaba ver como tenía espasmos que reflejaban sus contracciones vaginales al tener varios orgasmos seguidos.

En algún momento me dijo que por favor la dejara descansar, así que nos pusimos a conversar y a los pocos minutos se puso de pie llevándose la mano al abdomen y dijo “necesito ir al baño, acompáñame”, entonces entendí que necesitaba cagar y quería que yo estuviese presente y me encantó, otro atributo, además de exhibicionista, también coprofilica.

Yo me excite mucho pues nunca había acompañado a una mujer cagando pero la conduje a un baño de una bodega en el piso bajo de mi casa, entramos y mientras cerraba la puerta le señale el sanitario y le dije hazlo aquí. Ella se sentó y eso le pronunciaba las caderas y el culazo y la tetas que tenía…ver como su rostro se tensaba con su cuerpo cuando pujaba para sacar su mierda femenina.

Desde luego comenzó a gotear chorros de orina los cuales yo como el cerdo que soy, lamí, sorbí y bebí de sus meados mientras estaba sentada cagando y yo me masturbaba como un animal y el olor de su mierda inundaba el cuarto pero ella estaba segura de lo que estaba haciendo. Eso me te tenía muy caliente, acariciaba los contornos de su espalda mientras pujaba y cagaba, le agarraba las nalgas mientras la caca salia por su ano. Nauseabundo y placentero, que mujer, que puta hermosa, deliciosa.

Una vez hubo terminado su defecación la puse sobre una plancha de cemento en la bodega y continue penetrando alternadamente su ano cagado y su vulva mientras la agarraba de las tetas y la sacudía para deslizarla en mi verga y ella apenas me decía “que vergota papi” mientras le partía ese culo limpiándole el ano defecado con mi verga enhiesta. Que rico es llenar uno.

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