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Las cosas claras y los coños mojados
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Tiempo de lectura: 5 minutos

No hace ni una semana que me contactaste y vamos a tener hoy ya nuestra primera cita, eres atrevida, hay que serlo para disfrutar de la vida, tienes muchas ganas de dejarte hacer, tienes muchas ideas en la cabeza, básicamente me has comentado que para empezar te quieres sentir una zorra, de esas que van a domicilio y se presentan para entregarse, esta fantasía está bien, me gusta que te guste eso, solo que aquí mas bien eres una alumna, que viene a que la instruya, y si, en eso estamos de acuerdo, a convertirte en una zorra sumisa.

En los últimos días, no sé ni cuantas fotos de tu coño y tu culo te he hecho hacerte, a mitad de mañana en tu trabajo te he mandado al baño a que te bajaras las bragas y me lo enseñaras todo, me gustan esas fotos con las bragas bajadas y el coño bien mojado en una esquina, las mujeres cachondas son las guapas de verdad, y esas fotos las mas expresivas, no hay nada mas expresivo que un coño húmedo, no se puede decir tanto y con tanta intención en una sola foto con tan pocos centímetros cuadrados de piel retratados. Seria fantástica una exposición de fotos con esta temática, “coños mojados del mundo, por la integración y el amor”.

Esa pasión por los coños húmedos es el motor mi vida, mojarlos de formas diferentes, escribiendo, imaginando juntos, chupándolos, follandolos, por delante, por detrás, con mis juguetes, con mi polla en la garganta… la variedad de formas para llegar al objetivo es enorme, cuanto mas guarro sea todo mejor.

Me mandas un mensaje advirtiéndome que ya estas muy cerca, he dejado la puerta de abajo abierta, subirás las escaleras y tocaras la puerta, te lo escribo en mi respuesta para que sepas que hacer cuando llegues, el primer encuentro siempre tiene la tensión de lo desconocido, hay que ponerlo fácil

Al momento llegas, he dejado las contraventanas bastante cerradas, no del todo, para que quede una luz tenue, subes por la escalera, oigo la puerta de abajo cerrarse, tocas, abro, entras.

– Hola.

– Hola.

Te miro, me miras, es la primera vez que vemos nuestras caras en directo, me acerco a ti, te miro fijamente.

– Sabes de que va esto. ¿Entonces?

– Si, lo tengo claro.

– Y te quieres quedar?

– Si.

Ese “si” lo has dicho sonriendo, ya está claro, estas cómoda conmigo frente a ti.

Has venido con un vestido corto, como te pedí, para que te pueda meter mano fácilmente, las putas deben ir así a sus citas.

Me separo un poco de ti, te miro de arriba abajo, tu no te has movido todavía desde que entraste, de pie, hasta llevas el bolso en la mano.

– Entonces, dime, eres una putita… date la vuelta que te vea.

– Si, amo, quiero ser una puta.

Me acerco mientras te giras, pongo mi mano en tu culo por debajo de tu vestido, lo palpo y aprieto, tienes un buen culo.

– Buena puta, a ver el coñito como me lo traes.

– Húmedo mi amo.

Con la otra mano meto mi mano entre tus piernas, calentito está, aparto las braguitas con mis dedos, lo palpo… húmedo, perfecto, aprieto mi mano mientras el dedo de en medio se mete entre tus labios.

– A partir de ahora, tu coño no es tuyo, tu culo no es tuyo, tú no eres tuya… tu eres lo que yo diga. Te voy a tratar como a una perra… lo tienes claro, verdad?

– Si amo, clarísimo. Quiero esto.

– Bien, la disciplina es fundamental.

Aprieto un poco mas mi mano, te tengo cogida del coño, puedo hacerlo, me miras, no tienes control de nada, me lo has cedido, no eres mas que una zorra caliente que busca mas, me gusta la gente que no se conforma con lo convencionalmente normal, dejo de apretar y vuelvo a hacerlo nuevamente, te miro fijamente a los ojos, tu boca entreabierta y tu respiración jadeante me ponen mucho, tu coño se empapa por segundos… me gusta tanto sentirlo, ese es el puto objetivo de todo esto. Te suelto. Acerco mi mano a tu boca, lames la palma de mi mano y mis dedos llenos de ti, nos mirarnos mientras lo haces. ¡¡Así me gusta!!… ves… esto es lo que quiero de ti.

Cojo un cojín del sofá y lo pongo encima de la mesa de café, grande y cuadrada en medio de la sala, aparte del sofá, no hay ningún mueble mas.

– Quítate la ropa y súbete aquí a cuatro patas, zorra.

Sin dudarlo te subes el vestido y te lo quitas, bajas tus bragas, y las tiras al suelo.

– No, no, tráeme tus bragas… cógelas del suelo con la boca, y tráemelas a cuatro patas… venga.

Me miras, y jadeas, te agachas, a cuatro patas te acercas a ellas, y las cojes con la boca, te das la vuelta y vienes hacia mi, abro mi mano, y me las acercas, cierro la mano y las cojo. Las acerco a mi cara, las huelo, me gustan. Las aprieto con mi mano, y las vuelvo a tirar al suelo.

– Vamos, traémelas otra vez… con la boca, eh, como las perritas.

– Si amo.

Vuelves y repites la jugada, las vuelvo a tener en mis manos, las vuelvo a tirar…

– Vamos perrita, tráeme las braguitas.

Vuelves una vez mas, me las vuelves a traer… las vuelvo a coger…

– A ver ese culo como se mueve de contenta, como las perritas buenas.

Lo mueves, estas a cuatro patas, desnuda, a mis pies, tus bragas en mis manos, mi polla aprieta mi pantalón, lo desabrocho y la dejo salir, tengo la punta mojada… cojo las bragas y me las paso por la punta de la polla, les dejo mi caldo, me da gusto pasármelas, me miras mientras lo hago.

– Abre la boca putita… acércate

– Si amo.

Te incorporas un poco, acercas tu boca, y las meto dentro de ella, enteritas, te cierro la boca mientras te miro.

– Saben bien zorra?… verdad que si??… tus bragas con sabor a mi polla. Esto es lo que hay, a mi me gustan las guarras, sumisas y guarras. ¿Estamos?

– Si mi amo, soy una guarra, me gusta, mi amo.

– A ver si es verdad, no vengas aquí pensando tonterías, de aquí te vas a ir con las bragas manchadas puestas, para que cuando llegues a casa las huelas y lamas con la lengua.

– Quiero eso Amo.

Me siento en el sofá, mi culo al borde del asiento, mi polla bien empalmada en medio, mis rodillas flexionadas.

– Ven Perrita, vamos, acércate… te voy a dar premio, te has portado bien…

– Quiero chuparla amo.

Te acercas a mi andando a cuatro patas, vas directa a donde tienes que ir, tu premio lo tengo entre mis piernas, vas a comerme la polla, te veo las ganas de hacerlo, sin apartar de ella la medida llegas, acercas tu mano, la cojes y te la metes en la boca, quito tu mano de mi polla.

– La polla del amo se toca cuando te lo diga.

– Lo siento amo.

– De momento con la boca todo.

Cojo tus brazos y los dejos sobre mis muslos, arrodillada, mi polla esta dentro de tu boca, mueves tu cabeza y tu espalda para que se meta y salga de ti, la lames por el lado, te veo contenta, me miras al hacerlo, me estas dando mucho placer. Sigues a lo tuyo… pero, te cojo, del pelo y te separo la cabeza. Te miro fijamente.

– Para que estas aquí??… para ser mi comepollas, eres mi comepollas…

Cogida del pelo, con tus brazos sobre mis muslos, la boca entreabierta, escuchas lo que te digo, chopada y arrodillada, estas justo en ese momento en el que el mensaje va a llegar bien dentro de tu cerebro, ahí es donde hay que llegar para educarte bien, para que te quede clarito todo.

– Soy tu comepollas mi amo.

– Si, lo eres, que te quede bien claro… eso es lo que eres, una comepollas.

Cojo tu cara con mi otra mano, te miro fijamente, acerco mi cara a la tuya, mi boca a la tuya.

– Abre la boca.

La abres, y sin perderte la mirada, escupo dentro. Impasible, inmóvil, has quedado parada, puedo hacer contigo lo que quiera, voy a hacer contigo lo que quiera, este es solo el principio, te voy a convertir, por fin, en una mujer de verdad.

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