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Jacinto, mi chulo, mi amo
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Tiempo de lectura: 4 minutos

A primeros de febrero de ese 2014 volví a quedar con Jacinto, como siempre hacía, llegué tarde para cabrearlo, es todo un ejemplar, algo mas bajo que yo, no creo que llegue al uno ochenta, alrededor de sesenta años, tal vez pase de ellos, pelo gris, barba de varios días, ojos grises, torso ancho, brazos y piernas fuertes, manos grandes, todo ello fruto sin duda de la práctica del judo, da clases de defensa personal a policías, guardias civiles y vigilantes de seguridad, tiene todo el cuerpo cubierto de vello canoso, su polla es larga aunque no muy gruesa y sus huevos grandes y colgones, me recibió desnudo, solo tenía puestas unas botas militares y la fusta en la mano.

– ¡eres un puto maricón de mierda! – me dijo en cuanto se cerró la puerta tras de mi.

– ¡lo siento mi amo! No tengo excusa.

– te voy a hacer pagar cada minuto que has llegado tarde, puto maricón de mierda.

– si amo, castigame, soy indigno de ti amo.

– eres la puta mas rastrera que he conocido – me dijo al oido agarrandome del pelo.

– si amo, soy una puta barata que no te merece, una maricona llorona.

– te voy a dar lo que te mereces en ese culo apestoso y en esa sucia boca que tienes.

A esas alturas yo ya estaba salida perdida y mi coñito estaba ansioso de polla.

– si amo si, castigame

– ¡desnúdate maricón! – me dijo – ¡y ponte a cuatro patas, puta de mierda!

Hice lo que me ordenó, puesto así a cuatro patas y humillado estaba caliente como puta en cuaresma, mi polla estaba ya dura como una piedra.

– ¿te gusta que te humillen? ¿disfrutas así, verdad? Claro que sí maricón, estás a punto de correrte puta.

Mientras me decía eso daba vueltas alrededor mío y de vez en cuando me soltaba un fustazo en las nalgas o en la espalda que me hacían gemir de dolor y de placer a la vez, esa sensación saca lo más bajo de mi.

– ¡lámeme las botas perra!¡limpia las botas de tu amo con la lengua, puta!

Hice lo que me pedía, comencé a limpiar sus botas con la lengua mientras me azotaba las nalgas con la fusta, y algunos de los golpes fueron dolorosos de verdad, empecé a gemir y a llorar.

– ¿lloras? ¿es por el dolor o por el placer? ¿o es la humillación? eres un maricón, un puto maricón, no vas a saber lo que es humillación hasta que me folle a tu exmujer y te obligue a comerte mi lefa de su coño, perra, limpiamente las botas.

Comenzó a mear sobre mi culo y mi espalda, algunos de los latigazos me debió de dejar herida porque me escocio.

– ¡ay! Amo, ay

– puto maricón de mierda, zorra, ¿te he dicho que pares? Sigue lamiendo mis botas.

Tuve que limpiar con mi lengua las salpicaduras de meado, luego me obligó a limpiarle la polla de los restos de orina.

– ¡siii puta! ¡comeme la polla maricón y a lo mejor te follo ese culo de golfa barata que tienes!

Subi lamiendo sus rodillas y sus muslos hasta sus huevos, peludos, grandes y colgantes, chupé su escroto y me metí sus cojones en la boca, lamí todo el tronco de su miembro hasta llegar al frenillo, saboreando el sabor salado de su orina, me metí el glande en la boca y comencé a mamar como un pezón.

– ¡siiii puta siii! ¡oh si!

Comenzó a follarme la boca, empezó a meterla y sacarla, me la metía hasta los huevos y la mantenía ahí, me daban arcadas y me asfixiaba y volvía a meterla y sacarla.

– ¡hay puta! ¡ten cuidado con los dientes, zorra!

Me dio un guantazo que me hizo caer de lado.

– ¡a fuerza de ostias te voy a enseñar a comerte una polla sin clavarle los dientes, maricón!

Me agarró por el pelo y me levantó, me volvió a meter la polla hasta la garganta y empezó a moverse como un poseso.

– ¡me corro, me corrooo!

Me soltó toda la lefa en la garganta, casi me ahoga el hijo de puta, tuve que tragarmela para evitar asfixiarme.

– siiii puta, tragatela toda puton, tragate mi lecheee.

Me hizo ir al dormitorio a gatas, me azotaba con la fusta para que fuera mas deprisa, me hizo subirme a la cama boca abajo, me ató de pies y manos y me colocó debajo del vientre la almohada doblada en dos para mantener mi culo en alto.

– ¿qué vas a hacer amo? Ten piedad por favor.

– ¡cállate esclavo! – me dio un azote con la fusta en las nalgas – ¡ahora vamos a ver lo que te cabe puta! ¡aunque me da a mí que te cabe tela maricón!

Sacó un juego de plugs, el mayor de ellos era enorme, no dije nada, tenía el culo dolorido de los azotes, me embadurno el ojete de lubricante y metió dos dedos, me estaba dilatando y yo me estaba derritiendo de gusto.

– ¡que maricón eres! ¡no me extraña que tu exmujer te abandonara!

Cuando consideró que estaba suficientemente dilatado, cogió uno de los plugs, el mediano, que tenía el tamaño de una buena polla, y me lo metió en el culo, de una sola vez.

– ¡aaaaah! – se me escapó un lamento.

– ¿te gusta puta? ¿disfrutas? Hoy te vas a enterar.

Me agarró la polla, yo contraia el esfínter con el plug dentro, me corrí enseguida, le manche la mano, la almohada y la cama con mi leche.

– ¡puto maricón de mierda! – me dijo – ¡te voy a reventar el culo, puta! Sacó de un tirón el plug que tenía dentro y cogió el mas grande, uno enorme, me dio miedo.

– no por favor, no, ese no, me vas a reventar, por favor, por favor.

– ¡vamos mariconazo, te cabe en este agujero el titanic!

– no amo, por favor amo, te lo suplico, no.

Empecé a llorar, a suplicar, estaba atado y no podía moverme, me dio dos azotes Con la fusta.

– ¡calla zorra, si este coño tuyo es capaz de tragarse lo que le echen! Comenzó a meterlo, muy despacio, aquello me abría el ojete y el dolor que me producía mientras iba entrando me hacía gemir, mordía la sábana para no gritar, aquello entraba y a mi se me escapaba un jadeo fruto del dolor y del placer que estaba sintiendo.

– ¡ah, ah, ah, aaaah!

– ¡joder como se abre este chochito, puta! ¡se lo está tragando enterito maricón! ¡estás disfrutando, pedazo de puton!

Mi culo se trago el plug entero, estaba sudando, tenía calor y me daban escalofríos, parecía que tenía fiebre, estaba gozando con el culo reventado mientras Jacinto me daba azotes, me mordía las nalgas, me agarraba la polla, los huevos, yo estaba al borde del desmayo, tenía el culo ardiendo, el dolor y el placer se mezclaban, de pronto el viejo me arrancó el plug, se echó sobre mí y me metió la polla hasta los cojones.

– ¡ay, ay mi culo, me vas a matar, cabron, hijo de puta!

– ¡callate zorra! ¡callate!

Empezó a moverse, su polla entraba y salía de mi, yo lo oía respirar, jadeaba en mi oreja, murmuraba insultos, me decía que nunca había conocido a una guarra como yo, me corrí por segunda vez.

– puta, puta, putaaa.

Me llenó las entrañas de su leche y se quedó sobre mí, aplastandome con su peso, notaba su aliento en mi cara.

– tengo planes para ti putita, creo que voy a venderte a mis amigos, te voy a sacar un buen dinero.

La idea de que me convirtiera en una puta de verdad, que me vendiera, que fuera mi chulo me estremeció, un escalofrío de placer recorrió mi columna.

– si amo, haz conmigo lo que quieras amo, soy tu esclavo, tu puta.

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