¿Qué puede ser más satisfactorio que tomar venganza de quien te hizo daño? O quizás enseñarle un nuevo mundo a alguien…
Yo tenía 19 años cuando conocí a aquel hombre que me cambio la vida. Me sedujo y me quitó mi virginidad de la manera más salvaje y cruel; tan sólo fui un juguete para satisfacer su instinto animal.
Por azares del destino, no lo volví a ver por muchos años; sin embargo, al tener la misma profesión, lo encontré trabajando en la empresa donde entré a trabajar.
Me trató como si fuéramos los grandes amigos; él estaba casado y aún así, me empezó a cortejar, quería volver a gozar de lo que él inauguró.
Lo dejé hacer y planeé como mostrarle lo que yo sentí.
Tuvimos que hacer un viaje por motivos de trabajo; yo le insinué que quizá esa sería la ocasión para hacer lo que él buscaba.
Al terminar de trabajar, me invitó a tomar una copa y después, a su cuarto para recordar viejos tiempos.
Subimos a su habitación y me comenzó a besar y acariciar; lo dejé que se confiara que iba a lograr lo que buscaba.
Me quitó la ropa hasta dejarme en lencería; él se quedó desnudo. Yo le dije que quería hacerlo gozar como nunca y le pedí atarlo y vendarle los ojos.
El accedió y lo até a la cama. Yo ya había hecho arreglos y contraté a un escort masculino; mientras, yo lo estaba masturbando, el escort tocó a la puerta.
-Quién es? –preguntó.
-Tú sorpresa… algo que te va a gustar…-le contesté mientras abría la puerta.
El escort era latino, musculoso; le pedí que se quitara la ropa; tenía la verga de buen tamaño.
Le quite la venda, sus ojos se desorbitaron.
-Tú me quitaste mi virginidad… él te va a quitar la tuya… mientras yo lo veo… -le contesté, viendo cómo su miedo se incrementaba.
El latino, al saber que estrenaría un culo, se comenzó a excitar; su verga se empezó a parar, lista para la acción; tomó un gel lubricante y lo puso sobre su falo; esparcía el gel por todo el falo lentamente, acariciando, excitando, despertando ese miembro por completo. Él temblaba al ver lo que le esperaba; mi vagina se empezó a empapar, mi panty apenas podía contener la cantidad de jugo que salía.
El escort se acercó a él y lo puso a gatas; todo su culo quedó expuesto. Me acerque a él y le amordace.
-No quiero que despiertes a los vecinos… porque vas a gritar cuando te la estén metiendo… igual que yo cuando me la metiste… -le dije sonriendo.
El escort tomó el gel y puso un poco en su culo; masajeaba la entrada; después de unos segundos, introdujo un dedo, masajeando el punto P. Sus ojos se abrieron al sentir al intruso, pero la verga se empezó a despertar con el masaje. El dedo entraba y salía; después metió 2 dedos y volvió en mete-saca; luego, fueron 3 dedos; el bufaba mientras su agujero se hacía más grande. Me comencé a acariciar, me excitaba ver lo que le hacían.
El latino se acomodó detrás de él, puso su falo en su entrada y empujó despacio; él apretó los puños en las sábanas, sintiendo la invasión de aquel tronco de carne caliente.
-Ya entró la cabeza… -le dijo mientras le acariciaba y le besaba la espalda.
La verga de él estaba completamente parada, latía; el punto P estaba siendo tocado. El latino empujó y se metió más, él cerraba los ojos sintiendo la verga dentro de él. El latino no dejó de empujar hasta que estuvo completamente dentro; yo estaba hipnotizada viendo como se lo cogían, estaba a punto del orgasmo.
Al estar todo adentro, se movió en círculos, agrandando aún más ese culo; cuando sintió que el culo estaba abierto, comenzó el bombeo; lo agarró de las caderas como si fuera una mujer, lo cojín con deleite. La verga de él soltó un pequeño chorro transparente de líquido preseminal, su cuerpo estaba gozando. Me acerque y mi lengua recogió el líquido que salía, sus ojos se pusieron en blanco.
El bombeo no tardó mucho, el latino estaba gozando.
-Ya me voy a venir… -dijo el latino.
-Acabale adentro… así como acabó dentro de mí. -le dije mientras mi orgasmo estaba llegando.
El latino soltó un bufido y se clavó al fondo de él. Él puso los ojos en blanco cuando sintió su intestino inundado de semen; cuando sintió el primer chorro caliente, la verga de él palpitó y eyaculó sin que la tocaran. Mi orgasmo llegó al ver el líquido blanco que salía de la verga del violado. Al terminar, bombeó un par de veces para dejar toda su semilla dentro.
Nunca había sacado tanto jugo en un orgasmo, estaba más que empapada. Le acerqué mi vagina a su cara, le quité la mordaza.
-Límpiame, estoy muy mojada… -le ordené.
Sacó su lengua y me limpió; gran cantidad de líquido blanco seguía saliendo, mientras su lengua hacía su trabajo, me provocó otro orgasmo, y le llene la cara de mi jugo.
Le pagué al latino y se fue. Lo desaté y lo dejé ir.