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Acompañé al estadio a papá y terminó cogiéndome en un hostal
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Tiempo de lectura: 3 minutos

Mi papá solía ir al estadio con mi hermano mayor. Casi cada sábado o domingo se iban juntos a ver a su equipo favorito. Un fin de semana, mi hermano mayor no pudo acompañarlo pues el siguiente lunes tenía un examen de la universidad. Mi papá ya había comprado las dos entradas y me pidió que lo acompañara. Le dije que no, pues el futbol no me interesa mucho. Insistió y prometió llevarme a comer algo rico luego del partido. Decidí acompañarlo.

Fuimos al estadio en su auto. De niña y adolescente los habíamos acompañado al estadio algunas veces con mi mamá, pero ya de adulta, nunca había ido. No estaba muy emocionada por el partido, pero ya estaba planeando a donde podríamos ir a comer después. No recuerdo mucho del partido, sólo que ganó el equipo de papá y que estaba muy contento.

Salimos del estadio y ambos en el auto sentimos la tensión del deseo. Sin palabras, solo la sentimos. Hacía algunos meses que no lo hacíamos. Yo tenía novio ese tiempo y me había propuesto serle fiel pues estaba enamorada. Pero en ese momento sentí como el deseo se apoderó de mi y sin que dijera él nada, supe que de mi papá también.

Me preguntó ¿no prefieres ir a otro lado? Sin precisar donde ni para que. Pero era clara su propuesta y le dije que sí. Encendió el auto, manejó unos 20 minutos y me llevó a un hostal. Se estacionó. Bajamos en silencio. Pagó en recepción y subimos a la habitación. Seguíamos ambos en silencio. Lo habíamos hecho muchas veces, pero nunca en un hostal, como una pareja de amantes. Era algo nuevo y sentí que el morbo se iba apoderando de ambos.

Ni bien papá cerró la puerta, me abrazó y me besó. Sentí sus labios húmedos y le respondí con pasión. Mientras me besaba, acariciaba mis nalgas y rápidamente empezó a desnudarme. Me sacó el polo, me desabrochó el jean. Jugando con mis pies, me saqué los zapatos. Quedé en sujetador y un calzón de señorita seria. Cómo íbamos al estadio, no me había preocupado de ponerme algo más sexy. Mientras me desnudaba, mi papá se iba desvistiendo.

Quedamos ambos en ropa interior. Me guío hasta la cama. En ella comenzamos a besarnos y terminamos de sacarnos la ropa interior. Estando desnudos, pude admirar la verga de mi papá, más larga y gruesa que la de mi novio. Sentí tanto deseo de besarla y chuparla que me arrodillé a su lado y me metí lo más que pude en la boca. Como es grande, nunca he podido metérmela toda y mi papá lo sabe, pero le gusta mucho como la recorro con mi lengua y la forma en la que se la succiono.

Sin que me dijera nada, unos minutos después me acomodé en 69 sobre él. Sentí su lengua recorrer mi coño y explorar mi culo. Concentró su lengua en mi coño y con sus dedos comenzó a jugar con mi culito. En pocos minutos, con dos dedos dentro del culo llegué en sus labios. Al sentir mi corrida, mi papá tuvo gimió también de placer y me llenó la boca de leche, me la tomé toda y con mi lengua se la limpié mientras se iba poniendo flácida.

Me levanté y me acosté a su lado. Nos pusimos de costado, frente a frente mientras nos besábamos, comenzó a masturbarme. Hacerlo lo excitó rápidamente pues en pocos minutos la tenía nuevamente muy dura. Se puso boca arriba y me pidió que lo cabalgue. Me subí sobre él y cuando empezaba a brincar como loca, sonó su celular.

Me levanté, lo saqué de su pantalón y se lo alcancé. Vi que era mi mamá. Le preguntó como nos estaba yendo y él le respondió que genial, que estábamos en la Cafetería San Antonio y que ya habíamos pedido. Me indicó con su mano que se la mame mientras hablaba y lo obedecí. Ella le pidió que hiciera algunas compras antes de ir a casa y él aceptó. Yo allí chupándosela, mientras ambos hablaban.

Ni bien colgó me volví a montar. Sentir su verga grande en mi coño era delicioso, me hacía sentir muy puta y lo disfrutaba siempre. Mi novio nunca me lograba poner tan caliente. Pero con papá, por el morbo de ser mi papá y por el tamaño de su pene, siempre me descontrolaba.

Me pidió el culo. Me levante un poco, aprovechó ese instante y me untó un poco de saliva, con ella y la humedad de su verga, me deje caer sobre él, entregándole mi culito. Pensé entregarme despacito, bajar poco a poco, pero me venció la lujuria y ni bien la sentí entrar, me deje caer toda, hasta tenerla toda dentro.

Tuve un violento orgasmo en instantes. Comencé a moverme en círculos y de arriba hacia abajo, le miraba la cara de gozo y eso me hacía gozar más. Volví a tener un orgasmo. Sentía su verga llenarme toda y lo disfrutaba.

Me levanté y me acomodé a su lado. Levante mis piernas y sin palabras el supo que quería entregarle mi culito con mis piernas en su hombro, para así poder besarlo mientras me poseía. Así lo hicimos. Siempre en esa pose me sentía más puta pues lo tenía gimiendo encima de mí. Esa vez no fue la excepción y mientras me besaba sentí su respiración acelerarse y tuvimos una deliciosa llegada juntos. Mientras me decía mi amor, mi nena, mi bebe, me sentía suya plenamente.

Nos vestimos rápidamente. Fuimos directo al super. Esa tarde me quedé sin la comida rica prometida.

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