En cada salto se le sube la falda, que es bien respaldado por el short pegado que tiene incluido ese uniforme de porrista.
He viajado en el tiempo solamente para verla en su juventud, para conquistarla. No será fácil, pero tengo armas para pelear.
He venido a conocer a Florencia, sí, la mujer de mis sueños, la del culo perfecto.
Es una belleza espectacular. Es popular, sociable, coqueta, vamos, por algo es del equipo de animación.
Vengo con poderes de seducción, así que no habrá rechazo alguno.
En la culminación del primer ensayo de su equipo de animación, la espero en el pasillo hacia los vestidores. “Hola” – Le dije – Y ella, tras una sonrisa coqueta pero discreta, contesta, “Hola, ¿nuevo por aquí?”. – “Sí, acertaste, pero vengo a que me des a oler tu uniforme” – “¿Qué”? – Exclamó ella. Ahí fue donde mis habilidades salieron a flote; entrar en su mente para que dijera la verdad. “Mira, si tienes menos de 19 cm ya sabes donde, no me interesa” – Sonreí y le dije: “No vengo de tan lejos a ofrecerte miserias, guapa”.
“Oh, alguien muy seguro de sí mismo ha aparecido”. “¿Por qué me resultas familiar? – “Tal vez nos hayamos conocido en otra vida” – Le contesté -.
Me llamo Gerardo, ¿y tú? “Yo Florencia, mucho gusto, Gera”. “El gusto es mío… por cierto, me encanta tu uniforme” – “Graciaaas, a mí también me gusta mucho”.
“Oye, tengo qué pasar a bañarme” – “No”, le dije, “el baño es en otro lugar, ven conmigo”.
Sin dudarlo, agarro de mi mano y fuimos camino al carro e insistía que sentía que ya me conocía, a lo que yo le respondía que quizás en otra vida.
Subimos al carro y le dije: “Yo te prometí que aquí no había miserias, compruébalo”.
Ella titubeó, pero para ese momento, yo ya estaba tan duro como excitado, lo cual era imposible esconder.
Puso su mano izquierda en mi verga, expresando facialmente satisfacción e incertidumbre. Puso su mano derecha y dijo “Dime que esto no es un truco”. – “Si no me bajas el pantalón, no lo sabrás”.
Desabrochó el botón del pantalón, bajó la bragueta y quedaron mis bóxers…
Se notaba todo. Esperé tanto ese momento. “Gerardo, si esta cosa te mide más de 20 cm, te juro que haré lo que me pidas” – “Jaja, muy bien, ¿tienes cómo medirla?” – “No, pero yo sabré”… Bajó mi bóxer y salió rebotando mi orgulloso miembro. – “Son 22,8 cm para ti, Florencia” – Su cara de sorpresa y satisfacción quedarán siempre en mi mente.
“Pues te lo dije, voy a hacer lo que quieras” Y le dije, es sencillo. Traigo varios shorts de licra que quiero que te pongas, para empezar con esto. Oh, y traigo tops también.
Al momento de quitarse el uniforme y ver su cuerpo, fue un momento sublime. Su abdomen marcado…
“¿Cuál me pongo primero, galán” – Me preguntó – “El negro, por favor, pero sin ropa interior”. Mi habilidad surtía efecto, hacía las cosas sin preguntar. Se puso el top negro y le dije, vamos a este hotel…
Cuando baja del auto, pude ver el éxtasis. Su tremendo culo en esos shorts de licra, marcando su cadera, dejando al aire sus piernas. Su cintura definida.
Al llegar al hotel, repite el comentario “Gerardo, sé que te conozco, pero no puedo recordarlo” – A lo que le contesté – “Vamos a la alberca y te explico”.
Al hacer su pasarela, todos los hombres que estaban en los alrededores de la alberca la violaron con la mirada, obvio no era un problema para ella.
Nos sentamos a la orilla de la alberca y le dije: “Mira, guapa, vengo del futuro. En realidad me conoces en otra vida. En esa vida soy tu yerno, me casé con tu hija y tenemos una hija hermosa. Pero desde que te vi, me hechizaste. Siempre fuiste mi mayor fantasía y casi creo que yo también la tuya”.
“No puede ser, dejaste todo por venir aquí”. Sí, dije con seguridad. Vine a conocer a la Florencia libre, con este cuerpo de locura.
“Nadie me había dicho eso, pero sigo en shock”.
“Deja el shock para después, guapa. Lo que quiero hoy y siempre es que te sientas sexy, que aproveches tu sensualidad cada minuto”.
Yo no estoy aquí para detenerte ni limitarte. Traigo 8 shorts y quiero que te los pongas todos. Quiero que entres a la alberca con ellos y cada cierto lapso vayas a cambiarte para que todos los que estamos aquí, nos deleitemos con tu belleza.
“¿Sólo eso, Gerardo”? ¿Viniste de muy lejos para solamente contemplar y no tomar?
“Primero lo primero, Florencia”.
“Estás loco”… – “Sí, por ti” – Sonrió, se levantó, se soltó el cabello y de un clavado entró a la alberca. Se fue a la orilla y se apoyó para salirse, sabiendo que el agua había cubierto ese culo majestuoso. “Ven acá” – Me dijo – Y sin dudarlo, me besó apasionadamente, me puso de pie y no dudé en agarrarle ese glorioso culo. “Agárralo bien, hijo, es tuyo” – La sangre se me fue rápido a mi verga y se puso aún más dura. El escuchar que me dijo “hijo” me voló la mente.
Me dijo: “En otra vida fuiste mi hijo y hubo cierta tensión sexual” sé que eres tú.
“Hijo, ¿qué quieres que me ponga?” – “Sorpréndeme, mami”
Y ahí va la mamacita, cruzando la alberca, rumbo a la habitación a cambiarse. Los ojos de los presentes sobre ella… 11 minutos pasaron. Top blanco y short gris claro hacían notar aún más su escultural figura.
Se acercó a mí y me dio un beso riquísimo, le agarré el culo muy duro y me dijo: “Hijo, voy a meterme a la alberca para platicar con ellos”
Platicó con ellos, jugó volleyball y llegó el momento de cambiarse de nuevo.
Sale de la alberca por las escaleras, con el agua escurriendo por todo su cuerpo y el short gris siendo prácticamente un color oscuro perfecto para marcar esas dos nalgas grandes y perfectas. Los ojos de los 8 hombres en la alberca estaban fijos en ella y no era para menos…
A los pocos minutos, recibo un mensaje de ella a mi celular: “Ven al cuarto, hijo”. Claro que fui.
Al entrar a la habitación, Florencia estaba de espaldas, mirando la perfecta vista que daba la ventana de la habitación.
Un short café marcaba ese culo de ensueño, esa cadera de diosa, – “¿Me puedes hacer un favor, hijo?” – “Claro, mami” – Le respondí. “Ven aquí” – Dirigiéndose al sillón del cuarto. Me bajó el traje de baño y de inmediato hizo ese gesto de excitación, mordiéndose los labios.
Lo escupió, lo lamió, lo chupó y jaló hasta que me iba a venirme, pero antes, me dijo: “Vente en mi culo, hijo”. Como buen obediente dejé todo en ese culo cubierto por ese short.
Para mi sorpresa, ella me dice que quiere salir así… Mi estómago, mi líbido, subieron al 200%.
Salimos de la habitación; el culo de Florencia claramente tenía manchas de semen en esos shorts de spandex.
Llegamos de nuevo a la alberca y se puso boca abajo en una cama para tomar el sol…
Claramente se notaba mi semen seco.
Los ojos de los presentes, eran aún más evidentes y obvios.
Yo tocaba el culo de Florencia, lo nalgueaba, la besaba a ella con fuerza. En ese momento, dos hombres salieron de la alberca a tomarse una cerveza enseguida de nosotros.
Eran estadunidenses, típicos rubios con buena forma, jóvenes y bien parecidos.
¿No van a jugar más en la alberca? “No, por el momento guapo, estoy esperando a que se seque mi short, ¿les explicas, hijo?”.
“Claro, madre”. – Miren, la verdad, es que terminé corriéndome en su short hace unos minutos, no sé si puedan notarlo.
Un silencio incómodo se apoderó del momento, pero los ojos de los tipos se centraron en ese par de nalgas que daban la cara al sol…
“Wow” – Dijo uno de ellos – “¿Y no les importa nada? ¿Son esposos, pareja?”
“Él esposo de mi hija” “Prácticamente es mi hijo, pero tiene una manera de cogerme (but he has a way to fuck me and make me feel so excited) que ni yo lo entiendo”.
“¿O sea que son amantes?” -Preguntó sorprendido el otro hombre – “Somos madre e hijo satisfaciendo nuestros más bajos y sucios deseos sexuales, guapo”. “Si quieres llamarlo “amantes”, está bien, pero Gerardo es el hijo que nunca tuve y que me coge como nadie”.
“Él me tiene a su merced, hago lo me diga… pero, ¿qué tal se ven estos shorts ya secos de su semen?” “Díganme”.
“Antes de que contesten. Todo lo que dice esta sabrosura de madre que tengo, es verdad. Dicho esto, por favor, respondan du pregunta”.
“No hemos dejado de verte el culo… ¿Florencia? ¿Florencia es tu nombre?”.
“Sí, guapo”.
“Tienes un cuerpo increíble, además de ser muy bella”. “¿Cuántos años tienes?”.
“Diles, hijo” – Pidió sonriendo.
“Tiene 53 años, amigos míos”
“Nooo waaay”
“Es una diosa, ni los vinos envejecen como ella”.
“Hijo, voy a cambiarme, ¿te quedas platicando con los curiosos?”.
“¿Por qué no mejor nos vamos contigo y te esperamos en el lobby, sexy?”.
“Suena bien, vamos…”
En el camino al lobby del hotel, le di una nalgada muy fuerte, a lo cual, ella gimió rico y dijo que teníamos que ser justos. “Es el turno de uno de ustedes” – Dijo a los tipos.
Ellos sonrieron y dudaron y les dije “¡VAMOS!” Y en eso, el tipo de nombre Jason, le da una nalgada en la pompa izquierda que hizo gritar a Florencia… “¡Ohhh!” “Falta alguien…” Cameron le dio tremenda nalgada en la nalga derecha, haciéndola gritar justo antes de llegar al lobby.
Todos estábamos ya casi pasados de copas.
En el lobby, Florencia habló conmigo. Me dijo que era la ocasión perfecta…
Hablé con ellos. Les dije que teníamos una fantasía. Que ella se la jalara y chupara a dos tipos al mismo tiempo mientras yo veía. Sin coger, ella de rodillas y que se corrieran en su cara.
“La pueden manosear sin quitarle la ropa”
“Claro, estamos dentro de su plan”
Les pedí que me esperaran ahí, Florencia ya se había adelantado y fui a alcanzarla.
“Sexy…” – La llamé al entrar a la habitación – “¿Sí?” – Responde saliendo del baño, con un short de licra color azul claro, con una blusa de tirantes interior de color blanca. Su cabello corto suelto… una diosa.
“¿Van a venir los güeros para tu mami, hijo?” – “Sí, mamita”.
Fui por ellos al lobby. Aproximadamente, cada uno medía 1.85 metros, nada mal para lo que ella quería…
“Pasen… dije con temor, celos y excitación”.
Ella, sentada en uno de los sillones de la sala de la habitación, expresó: “Las reglas son claras, chicos. Me pueden tocar, acariciar, besar, pero no adentro de la ropa que traigo. Yo voy a jalar, chupar, mamar sus vergas hasta que se vengan en mi cara, no en otra parte.”
“Acérquense”. Ellos se acercaron y Jason empezó a besarla tan apasionadamente, que pensaba en mi mente que se la iba a terminar, pero no era lo más excitante. Sus grandes manos tomaron el culo de Florencia tan fuerte que ella gemía… Ella se colocó de espaldas a él para sentir su erección con el culo. “Ponte frente a mí, Jason”. – Le ordenó la mujer – Florencia se puso de rodillas, frente a él y empezó a acariciarle el miembro (el cual ya avisaba su excitación).
“Se siente grande, corazón, quiero ver qué tan grande es” – Dijo una excitadísima Florencia – Bajó ese traje de baño negro y se encontró con un amigo que parecía tener vida propia. Rebotó en su mejilla y la cara de ella fue de sorpresa, satisfacción, emoción… “¿Este es tu pito, Jason?, es… enormeee!!!”
“Hijo, es más grande que el tuyo” – Dijo Florencia mientras se mordía los labios y veía tal majestuosidad. “¡Es del tamaño de mi brazo!”
Jason sonreía y le pidió que se la jalara, a lo que ella accedió con gusto.
“Cameron, ven” – Ordenó Florencia -. Él la levantó, la besó, la saboreó, manoseó, hasta que ella le pidió que se pusiera enfrente, a un lado de Jason.
Le bajó el traje de baño y salió disparada una verga enorme, que hizo gemir a Florencia.
Tomó la verga de Jason con la mano derecha y con la izquierda la de Cameron. Los masturbaba y se las chupaba a un ritmo perfecto. Escupía una y otra, se las tenía empapadas, escurriendo de saliva. Le pegaban con sus vergas enormes en la cara, hasta que los dos, en tiempo perfecto, no pudieron más y escupieron su semen en su cara.