Lucía estaba excitada. No cabía duda: Estaba a minutos de tener la experiencia sexual más erótica de su vida.
Había escuchado historias increíbles de ese lugar, tanto por amigas y amigos como por reseñas de algún foro oscuro de reddit, y tras pensarlo durante meses finalmente se decidió. Era confiable. Todo lo demás, sobre qué tan mágico o increíble sería, qué sentiría, qué encontraría ahí adentro, o incluso "sentís que te derretís constantemente en un río de mil orgasmos" como le había dicho su mejor amiga, sería puesto a prueba.
Y sin embargo había algo que le impedía conectar con su escepticismo natural. Jamás hubiera creído palabras vacías como las que escuchó, y menos de un enunciado tan extraño como el de la casa a donde se dirigía. "Fantasías personalizadas" rezaba la sucinta descripción de su página web. Nadie que iba podía saber lo que iba a ocurrir, porque siempre era diferente. Se hacía una cita, como quien hace una cita al spa para hacerse un masaje, y al momento de entrar siempre era distinto. Jamás oyó dos comentarios similares siquiera de lo que en ese lugar ocurrió, pero el resultado era siempre el mismo. Quien entró ahí salió diciendo que fue la o de las mejores experiencias de su vida.
Y esto era lo que la traía tan excitada. Mientras caminaba por el boulevard español, sentía esa anticipación e incertidumbre que la mataban de deseo. No sabía mucho de negocios, pero atinó a pensar que el misterio que rodeaba la "Casa de las Fantasías" constituía su gran virtud.
Finalmente llegó a la dirección, y vio una casa estilo americano pintada de amarillo y con cerca blanca. Todo un clásico de las películas, pero extremadamente desentonado con el barrio céntrico lleno de edificios en el que se encontraba.
La adrenalina le surgió cuando llegó al pórtico. Estaba segura, sí. Había decidido que era plenamente confiable. Con la definición de la cita, previamente debió firmar el contrato más desbalanceado que jamás había visto: Debía aceptar todo lo que ocurriese al entrar, y la única forma de detenerlo todo es mencionando la palabra "Saltimbanco" 3 veces. Típico del sado, pero siendo que iba a un lugar completamente extraño confiando solo en los comentarios que oyó, sabía que era una estupidez. Y sin embargo… De cualquier forma era peor para los demás, que pagan fortunas por entrar en esa casa, y se someten a libre voluntad de aquel (o aquello?) que estuviera dentro de esa casa. Pero eso era lo que más ella intrigaba, cuando firmó el contrato se indicaba que por esta vez, no le costaría nada.
Juntó valentía y tocó el timbre. Inmediatamente una mujer de 50 le abrió la puerta.
"Bienvenida, Lucía. Te estábamos esperando".
"Buen día. Permiso" -respondió ella, tímida.
La señora cerró la puerta y para su sorpresa estaba todo oscuro, excepto por una luz tenue y cinematográfica en el baño, que solo iluminaba la bañera.
"Mi nombre es María. Pasa directo al baño, seguí la luz. Quiero que sepa que todo lo que pasará acá está personalizado para vos, te hemos estudiado y sabemos que te gusta, que no te gusta, tus anhelos más profundos y tus miedos. Confiamos en que vas a tener una experiencia inolvidable. Te dejo en buenas manos."
Lucía caminó directamente a la luz del baño, y en el momento en el que cruzó la puerta cuatro manos femeninas la empezaron a desvestir.
En esto, ella tembló. Era 100% heterosexual, no esperaba ver mujeres al llegar. Las manos le quitaron la ropa, y ella opuso un poco de resistencia, pero decidió confiar. Ya estaba en el baile. A bailar.
Las chicas, de unos 20 años aproximadamente, y con una sonrisa la desvistieron por completo. Al pasar por su bombacha y su corpiño Lucía se sintió plenamente vulnerable. Acaso estas chicas la iban a tocar? Realmente no lo deseaba. No quería que una mujer le diera placer, ella no lo sentía. Las chicas la colocaron en la bañera llena de agua tibia, y comenzaron a llenarle el cabello de shampoo.
"Me van a bañar?"-dijo, riendo con alivio
Pero inmediatamente, una de las chicas tomó cinta adhesiva y le tapó la boca. Lucía sintió escalofríos. En qué mierda se había metido? La otra chica le refregaba los dedos en el cuero cabelludo con abundante shampoo, y enjuagaba mientras la que le tapó la boca comenzaba a mojar y jabonarle el cuerpo. Y Lucía se sintió una reina. O mejor quizás, una princesa. Una noble princesa con criadas que la bañaban, preparándola para un evento. Le gustó el poder, pero no pudo evitar sentir cierta incomodidad cuando la chica le jabonó la zona íntima. Se sintió extraña en ese momento, pero se le pasó cuando la chica se corrió inmediatamente, sin detenerse particularmente en ese punto. La segunda chica terminó con su cabello y a cuatro manos terminaron de enjabonarle el cuerpo, los pies, la espalda, la cola, los brazos, el pecho y su bonito rostro.
Cuando hubieron terminado, una de las chicas la secaba mientras la otra le cepillaba los dientes, tras quitarle la venda de la boca. Le secaron el cabello y la peinaron, y le colocaron su perfume favorito, Chanel Nº 5.
En ese momento sonrió al verse al espejo, se sintió verdaderamente tratada como una reina.
Inmediatamente, una de las chicas le ofreció su mano, la cual ella tomó con gracia, y la llevaron hacia otra habitación, con la misma luz tenue circular, donde había un extraño aparato sobre una cama, jamás hubiera podido adivinar de qué se trataba fuera de contexto, pero no tuvo que esperar mucho para averiguarlo. Las dos chicas la acostaron e inmediatamente desde cada extremo tomaron sus extremidades, cerrando una especie de cepo entre sus muñecas y tobillos, tan velozmente que Lucía no tuvo tiempo ni de dudar. El dispositivo comenzó a hacer un ruido potente y cerró sus piernas, luego cambió su posición de estar acostada en la cama a parada sobre la madera revestida de cuero en sus pies. Las chicas empujaron la cama hacia atrás, dejando a Lucía sola y parada en este aparato, y abrieron sus piernas antes de apagar toda luz y marcharse para siempre. Lucía quedó sola.
Ahora la adrenalina la encontró de nuevo. Qué había hecho? había llegado a un lugar completamente oscuro solo por unas reseñas y comentarios de amigas. Realmente hizo bien? Quien le aseguraba que lo que fuera a venir no sea la peor calamidad imaginable? Solo bastaba verse, a oscuras y completamente desnuda, como una presa a punto de ser sacrificada, imágenes de King Kong se le vinieron a la cabeza.
De pronto, varios pensamientos la invadieron. Ella detestaba el sexo casual o despersonificado. Jamás lo había hecho o considerado. Pero s ella lo odiaba, jamás le gustaría algo que le hiciera alguien desconocido. Eso significaba que si alguien venía, jamás podría ser un desconocido. O no? Pero entonces… Quién sería??
Todo esto pensó durante 10 minutos en la soledad y oscuridad. El tiempo pasaba, y nada. Su ansiedad y miedo comenzaron a menguar. Ocurriría lo que tuviera que ocurrir. Y de pronto, se dio cuenta de un gran error que había cometido…
Estaba en sus días peligrosos. Y no tomaba pastillas anticonceptivas.
Estaba a punto de gritar Saltimbanco cuando se prendió una luz. Vio a todos lados y no vio a nadie. Qué hacía, cortaba con esta experiencia única o seguía? Si era tan personalizada, sabrían qué quería y no quería, y nada que no quisiera ocurriría. Respiró un segundo y tomó la decisión de continuar.
Su corazón latía a 130 pulsaciones por hora. Había llegado el momento.
Desde aquí Lemon
De pronto, sintió dos manos en sus piernas. No podía afirmar si eran de hombre o de mujer hasta que las sintió bien y por su firmeza, textura y longitud de uñas supo que era un hombre. de nuevo sintió un alivio. Estas manos rodearon sus cuádriceps llegando a su entrepierna, y notó cómo tiraban para abrir su posición aún más. Las manos la soltaron, tomaron sus glúteos y lo sintió…
Una lengua le acarició el ano.
La situación completamente inesperada le hirvió la sangre. Jamás le habían hecho eso. Y ahora, un extraño dándole un placer que jamás había sentido era algo de ensueño. Su vagina se mojó y su orificio anal se contrajo, pero ante las nuevas lamidas de este hombre que la sostenía se dio cuenta velozmente que si estaba relajada lo disfrutaba más.
Comenzó a gemir tras la primera lamida sorpresa, con un gemido realmente feo que le hubiera dado vergüenza, si fuera otra la situación. Se dejó llevar y gimió todo lo que sentía mientras el extraño solo le daba caricias anales con su lengua, y se contraía y relajaba con cada lamida. Su cabeza se movía para todos lados moviendo la cola de caballo que las dos criadas le habían peinado. Se mojaba más y más y sin sentir un toque siquiera en otro lado que no fuera su cola, convulsionaba lentamente mientras gemía descontroladamente.
10 minutos así. Solo goce.
Era una experiencia completamente nueva. Sola en la oscuridad, en la casa de la fantasía, con un extraño jugando con su cola lamiéndola, besándola, se sentía tan íntimo, tan placentero. Sentía cierto pudor que instintivamente la alejaba pero a la vez deseaba más y más, y era más estimulante saber que no tenía escapatoria. Con cada movimiento de su cadera intentando escapar, la lengua la seguía y se salía con la suya, dándole más y más placer sin descanso.
De pronto, sin dejar de gemir por las caricias linguales del extraño, oyó una voz.
"Te gusta lo que te hace mi amigo?"
Reconocía esa voz. Era Francisco, su primer ex novio. Sintió vergüenza pero no había dónde escapar.
"Ah… Si… Hola Francisco"- respondió ella.
"No tengas vergüenza. Además, no solo estoy yo"
Miró a su izquierda y vio a Jhon, su segundo ex novio, con quien había terminado en malos términos. Este la había engañado. Lo había encontrado con otra besándose en una cafetería de casualidad.
"Hijo de puta… Ni creas que me vas a tocar" – le respondió a su último ex. Pero su voz no pudo contener el enojo mucho tiempo al gemir por un resoplido anal de quien sea que le estuviese dando placer.
"Oh, sí, claro que te voy a tocar y mucho más. No tenes ningún control acá."
Francisco se paró y Lucía sintió un poco de miedo. Se acercó y Lucía le dijo, producto de la excitación y de que había decidido dejarse llevar y que ocurriera lo que tuviera que ocurrir.
"No quiero que el me toque…" -le dijo Lucía a Francisco, aunque secretamente lo deseaba casi tanto como a su primer novio.
"Si lo hará, y yo también" -le dijo Francisco.
"Quiero que me lo hagas como la vez que me desvirgaste, vos fuiste mi primer amor y siempre te amé"
Lucía sintió como la lengua le penetró el ano llegando más lejos de lo que lo había hecho antes y gimió.
"Nunca más voy a volver a tocar tu vagina. Jhon tampoco. Te vamos a hacer de todo, pero tu vagina solo la va a tocar una persona, y no será ninguno de nosotros."
"Quien entonces?
Francisco sonrió y miró hacia abajo al momento que el extraño le daba un beso negro.
"Ya verás"- respondió
Los dos ex novios se quitaron la ropa y muy rústicamente le metieron sus penes en la boca de Lucía, los dos a la vez. Ella se sintió en una nube. Tenía a sus dos ex novios, por quienes tanto había sentido y con quienes tanto había pasado, al mismo tiempo en su boca. Los dos impulsaban sus caderas de atrás hacia delante y viceversa llenándole la boca de pene.
Mientras tanto, abajo, la mano del extraño comenzó a acariciar su húmeda vagina. De abajo para arriba, acariciando el clítoris mientras Lucía era penetrada en su boca por sus dos ex novios. Jhon no pudo más y acabó, mientras que Francisco, sintiendo la situación y habiendo salido victorioso, acabó después. En el preciso instante en que sus novios acababan, el extraño usó una segunda mano para penetrarla en forma arqueada con sus dedos, ejerciendo presión sobre su clítoris desde dentro mientras redobló velocidad en su clítoris por fuera, y mientras sus novios acababan y Lucía tragaba todo su semen hasta no quedar más, sintió el orgasmo más largo y potente de su vida hasta el momento. Tras los últimos espasmos orgásmicos, durante un minuto, ninguno de los presentes hizo movimiento alguno.
Luego se dieron un beso triple, y Lucía sintió como el extraño dejó de lamerle el ano, algo que no había parado desde que llegó. Francisco sonrió.
"Ronda 2" – Musitó.
Jhon fue atrás y comenzó a hacer lo que siempre hacía, cogerla por el culo. Francisco continuó por la boca, y el extraño por primera vez insertó su pene en su vagina. Lucía quería saber quién era, pero tenía el pene de su primero novio en la boca, y el placer era tal que realmente no le importaba. Continuaron así por un tiempo, hasta que sintió cómo el pene del extraño se endurecía y latía, y la invadió por un breve segundo el temor. Conocía esa sensación. Aquella persona que desconocía acabaría pronto dentro suyo. De pronto atinó a gritar "Adentro no!!" Sacando momentáneamente el pene de su novio de su ex de la boca. Su miedo se desvaneció y transformó en excitación cuando el extraño quitó su pene y comenzó a usar su prodigiosa lengua para chuparle el clítoris, al tiempo que con su mano derecha la penetraba con fuerza y velocidad. Tras un tiempo decente, sus ex novios acabaron en orden inverso, en su culo y en su boca. Lucía tragó y sus ex novios colapsaron, mientras el extraño le seguía dando placer por su zona más íntima. Cada vez iba más rápido, y al tener a sus tres orificios llenos, siendo bombeada una y otra vez, Lucía llegó a su segundo orgasmo.
Pasaron 5 minutos de relax, en el que cayeron rendidos.
Sus ex novios se levantaron para irse, y Lucía al verlos caminar lejos de ella, rogó.
"No se vayan"
"Nos vamos, Lucía." -dijo Francisco. "Esto fue sexo. Nada más. Nos encantó tener sexo con vos, pero eso es todo."
Y sin escuchar ese ni los siguientes ruegos, se marcharon.
Lucía rompió en llanto. Nunca se había sentido tan sola. Durante 5 minutos se sintió el ser más miserable de la tierra.
Luego vinieron las dos chicas y la desataron. La llevaron al baño de nuevo. Del extraño ni rastro.
Con el mismo ritual, bañaron a Lucía, súper triste al haber tenido la singular experiencia sexual erótica más gratificante de su vida, pero encontrarse irremediablemente sola. Su llanto se mezclaba con el agua, y mientras sus criadas terminaban, limpiando cada rincón y orificio de su cuerpo, comenzó a darse cuenta de quién era en realidad, y de lo que en verdad quería en la vida. Se prometió a sí misma que ahora que la sacaran de ese lugar, jamás sería la misma persona.
Las criadas terminaron de asearla, pero en vez de vestirla, la llevaron a otra sala, donde estaba la cama del principio. La recostaron y se fueron.
Extrañada, pensando que el juego había terminado, preguntó en voz alta.
"Qué sucede? Por favor sáquenme de acá, solo quiero irme a casa. Ya no quiero más".
De pronto, inesperadamente, una voz extrañamente familiar sonó.
"No querés conocer al extraño?"
Conocía esa voz, pero no sabía de dónde. A este punto, le daba curiosidad y decidió que quería quedarse.
"Vos sos el que estaba recién conmigo en la otra sala, verdad? Si, si quiero conocerte. Pero no va a pasar nada… más"
"De acuerdo. Voy a entrar para que sepas quien soy"
Una figura se acercó a Lucía y de pronto pudo reconocer su pelo largo y oscuro y rasgos facales de chico joven.
"Gabriel!" exclamó.
"Hola Lucía" -respondió.
Lucía estaba sorprendida. Sea quien fuere que organizaba la casa, Había planificado cosas muy extrañas. Primero, dos mujeres la habían aseado cual criadas, algo que jamás hubiera pensado disfrutar. Luego, como una esclava medieval estuvo a merced de sus dos ex novios a la vez, por quienes tenía sentimientos encontrados, más un extraño, haciéndola sentir algo que jamás sintió en su vida. Y ahora esto. Pues sea como fuere, quien había organizado esto no se había equivocado aún, y si creía que esto iba a ser una fantasía inexplorada que la maraville, lo mejor sería seguirle la corriente. Sin embargo, el hecho de que este extraño se revele como el chico que estuvo enamorado de ella durante tanto tiempo, que si bien era buen chico ella nunca sintió nada por él, era curioso. Aun así, a creía sentir algo fuerte viniendo, y era una sensación extraña, nueva. Pero buena. Decidió seguir.
"Wow, nunca hubiera imaginado que aparecerías acá, aunque considerando todo lo que ocurrió hoy… no me sorprende."
"Lo sé. También me parece algo increíble estar acá y no quiero dejar pasar esta oportunidad para que charlemos. Te parece?"
Lucía sonrió.
"Dale"
Los dos se sentaron al borde de la cama, mientras se percibía que el estaba nervioso y tímido, mientras ella sonreía determinada. Sea lo que sea que fuera a pasar, era bueno.
Muy bueno.
"Lu, la verdad es que vos ya sabes lo que siento, o sé que al menos lo sospechas. Nunca te lo dije claramente, así que quería esta oportunidad para decírtelo, en caso de que nunca vuelva a tener una oportunidad igual." -dijo Gabriel. Luego, la miró a los ojos, y lo dijo.
"Te amo, Lucía"
El corazón de Lucía se enterneció. Gabriel no era el más lindo, ni el más fuerte, ni el más gracioso, y nunca, a excepción de un excepcional y fugaz crush al conocerlo, lo vio más que como amigo.
Pero hoy, ya se había decidido.
"Nunca te vi de esa forma, pero sé ahora más que nunca lo mucho que me querés, y me gustaría darle una oportunidad a esto. Me gustas y sus bueno, probemos, a ver si funciona, dale?"
Gabriel sintió su corazón dar un vuelco. Se le iluminó el rostro, y casi entre lágrimas, le dio un abrazo a su amor platónico.
Lucía lo abrazó con firmeza y le dio un tierno beso de no más de un segundo en los labios. Pero luego lo vio con dulzura y le dio un beso más tierno y propio de quienes están enamorados.
Un silencio eterno pero dulce pasó, mientras se miraban a los ojos.
"Sabes…" -interrumpió Lucía. "Estamos en la casa de las fantasías. Ya que estamos acá…"
El corazón de Gabriel latió a mil por hora.
"…lo hacemos?" – completó Lucía.
E inmediatamente, sin perder más tiempo, Gabriel le comió la boca.
Lucía le comenzó a sacar la ropa lo más rápido que pudo, desesperada por sentirlo. Sus besos sabían a frutilla por algún motivo, por si faltaba afrodisíaco alguno. Tenía un deseo animal desenfrenado, al punto de que casi deseaba violarlo. Le quitó el jean y la remera, luego las medias y la ropa interior. Desnudos ambos, tomó su pene con una mano, mientras la otra acariciaba su escroto. No le importaba nada en el mundo, solo quería copular con su macho y que este la haga suya. Sin embargo, decidió torturarlo un poco.
"Te gustó comerme la cola?" -preguntó y vio como Gabriel apartaba el beso y se ruborizaba. Su pito comenzaba a palpitar.
"Me volvió loco" -respondió, colorado como el fuego, fruto de vergüenza y excitación.
"A mí más… Y pienso devolverte el favor" -dijo Lucía, y dicho esto, con una mano en el escroto, bajo sus labios hasta su pito, y sacando su lengua lamió de abajo para arriba el falo de Gabriel, quien arqueó la espalda y colocó los ojos en blanco mientras su pija se contraía pulsante. Al ver su reacción, Lucía le metió un dedo en la cola lentamente y comenzó a darle besitos tiernos en la puntita, mientras podía sentir el sabor del liquido pre-seminal. Gabriel se repuso cuando Lucía se detuvo, y los dos conectaron sus ojos al mirarse. Lucía dejó pasar 10 largos segundos y luego…
Con sus labios húmedos lentamente hundió el pene en su boca, mientras que insertaba más profundo su dedo en la cola de su hombre. Un trecho largo, hasta que su pene estuvo completamente dentro, y su lengua llegaba a lamer el escroto, y su dedo llegó al punto más profundo que logró alcanzar. Y lo hubiera hecho de nuevo, pero sintió la pulsación final, y rápido quitó su dedo y su boca de la intimidad de su macho.
"No. Así no." -dijo tajante Lucía.
Gabriel se recompuso de lo que había sido una bomba de hormonas y placer, se dio un tiempo para respirar y controlar su cuerpo, intentó bajar un poco de la nube para poder hablar con su amada, su crush desde hacía tantos años, que estaba dándole el momento más increíble de su vida. Recomponiendo el aliento, la miró a los ojos para que Lucía continuara.
"Así no. No quiero que acabes en mi boca. No es lo que mereces."
Gabriel, estando en el paraíso, pensó que cualquier cosa que tuviera planeada su amor Platónico sería maravilloso.
"Entonces dónde?" -preguntó Gabriel entre jadeos.
Lucía hizo una sonrisa tierna con un toque de picardía, y con sus femeninas tetas pasó su cuerpo por encima de la pija de Gabriel, lentamente de abajo para arriba, rozando todo su cuerpo contra su miembro viril. Su pecho, su estómago… su pelvis… y paró.
Lucía miró a los ojos a Gabriel y se detuvo allí. Gabriel sintió su perfume hipnotizador, y le tomó unos segundos saber qué quiso decir su hembra. Y luego creyó comprender la sugerencia, poniendo más dura su pija. Y para despejar toda duda, Lucía acercó su boca al oído de su hombre, y mediando previo lamido en el lóbulo, susurró:
"Adentro"
Gabriel se ruborizó más de lo que lo había hecho en toda su vida, y al escuchar esa sencilla palabra estuvo al límite de acabar sin siquiera haber contacto. Había soñado con esto innumerables veces, pero la realidad era infinitamente mejor que la imaginación. Su decencia muy a pesar de su deseo, preguntó:
"Estás segura? De verdad, de verdad quiero eso, y no tengo ets ni nada, sin embargo debo preguntarte si tomás pastillas anticonceptivas… No querrás quedar embarazada de mí, o sí?"
Esta pregunta desconcertó a Lucía. No podía creer como aún deseándolo tanto tuviera el detalle de querer cuidarla.
"No Gabriel, no tomo. Y además estoy en mis días fértiles, lo que lo hace un riesgo todavía mayor. Pero quiero hacer esto con vos. Vine a este lugar para hacer plenamente lo que siento, y de verdad siento que quiero hacerlo así. Además, siempre está la del día después, verdad? Pero quiero hacer esto con vos"
Gabriel, al escuchar que el riesgo de embarazo del amor de su vida era tan alto se excitó sobremanera y estuvo a punto de acabar… de nuevo. La idea de eyacular dentro de su amor Platónico era indescriptible. Sin embargo, por esto mismo decidió hacer un comentario más.
"Lu, una cosa más… Tal vez cuando… Ya sabes… Te penetre… Es probable que no dure mucho. De hecho, sé que no voy a durar. Vos, esta situación, es un sueño, y me volvés loco. Hacer el amor con vos Lu, voy a acabar en nada. Pero te prometo que si te enfocas en mí esta vez, te voy a coger toda la noche, y voy a acabar al menos 8 veces. Y no voy a parar hasta llenarte de orgasmos. Es que…" -se detuvo un segundo antes de continuar. "Soy virgen. Te amo".
Lucía se ruborizó. Estaba encima de Gabriel, con su vagina separada a solo dos centímetros del pito de Gabriel. Y admiró la magia de la casa de la fantasía, porque realmente había capturado su fantasía más profunda. Desvirgar a un chico. Y este chico la amaba. Su calentura rozó el techo, su concha empezó a palpitar y sus manos agarraron con firmeza las muñecas de Gabriel, como si de esa forma le indicaba que jamás lo dejaría ir. Iba a cumplir su fantasía más profunda.
"Gracias" -solo atinó a decir. Había respondido un te amo con un gracias, pero no le importaba. Y a su chico tampoco. En unos segundos ambos cumplirían la mayor fantasía de sus vidas.
Sin embargo, algo no cuadraba. Si Gabriel era virgen, quién era el extraño de hace un rato?? No había sido él?? Un escalofrío le recorrió el cuerpo, pero decidió que esto solo la excitaba aún más. Decidió que lo mejor era no saber…
El instinto de Lucía reaccionó, y acercó los centímetros finales su vagina, ahora empapada de fluidos, al pene intacto de Gabriel. Acomodó su cuerpo y el pene para la penetración, miró a los ojos a Gabriel tomando su mentón, y luego de 5 segundos finales profirió solo dos palabras:
"Sos mío."
E inmediatamente le dio un profundo beso al momento que se convertía en la dueña de su virginidad.
Fue un golpe profundo e intenso, que llegó hasta el fondo. Los besos ahogaron gemidos intensos, y el fuego se sintió en sus genitales.
Ella, sintiendo la carne dura de su pija bien maciza, llenándola por completo y hasta el fondo, con textura esponjosa y ajustable a la medida de su vagina, como si hubieran sido sacados de un molde, y las bolas acariciando su clítoris.
El, por primera vez en su vida, en la vagina de su amada, experimentó el paso suave, rugoso y ajustado de la vagina femenina, cálida y acogedora, haciendo lugar para su presencia. Estaba dentro de ella. Y se encendió un fuego inigualable en su interior.
Se detuvieron tras el primer empuje solo para cortar el beso y gemir con fuerza. Pero se miraron y al mismo tiempo decidieron acelerar la velocidad al máximo, como si no existiera otro momento.
Se necesitaban.
Tras el segundo movimiento pélvico, la velocidad, profundidad y fuerza llegó al punto máximo. Ninguno de los dos duraría, y tras unos pocos segundos y más de 40 mete-sacas, ambos sentían que estaba muy cerca.
"Lu, te amo, estoy por acabar!" -gritó Gabriel entre lágrimas de placer y felicidad.
"Adentro Gabriel, por favor te lo ruego. Acabame adentro!"
Y siguieron así por 20 movimientos pélvicos más, en los cuales el pene de Gabriel se endurecía y la vagina de Lucía se contraía, cerrándose para impedir la salida de su macho al saber su cuerpo femenino que la eyaculación estaba por llegar.
Y de pronto, ambos cruzaron el punto de no retorno.
"Te amo!" gritó Gabriel, instantes antes de acabar.
"Gabriel!" gritó Lucía, sintiendo como el rayo del orgasmo estaba al caer.
Y con un grito indescifrable, ambos llegaron al orgasmo simultáneo.
Clavado en el fondo de su hembra, el pene de Gabriel lanzó su primer chorro de leche. Un chorro de fuerza notable, que golpeó en el fondo del útero de Lucía. Luego un segundo chorro, aún más abundante que el anterior, pintando las paredes vaginales de blanco. Más semen continuó fluyendo, durante una cuarta, quinta, sexta, séptima y octava vez, llenando de semen el útero y vagina de Lucía, al punto que comenzó a desbordar aún con el pene de Gabriel dentro de la vagina de Lucía. Varios espasmos orgásmicos continuaron contrayendo sus órganos reproductivos, hasta que, tras un momento eterno, colapsaron en los brazos del otro. Ambos sonriendo entre lágrimas de felicidad.
Tras una eternidad, Lucía rompió el silencio.
"Gabriel" -dijo.
"Qué?" -respondió.
"Te amo." -confesó Lucía.
Entre lágrimas, Gabriel le dio un beso. Lucía lo besó tiernamente y luego rápidamente se reincorporó.
"Gabriel, tengo una idea. Nos casemos"
Gabriel no daba crédito a sus oídos.
"Qué? Estás segura? De verdad me encantaría, pero no estás tomando una decisión precipitada tras solo una noche mágica?" -preguntó.
"No Gabriel. De verdad siempre soñé con alguien como vos, y fui muy ciega para darme cuenta entonces de lo que tenía ante mí. Hoy fui la chica más feliz del mundo, y sé que con vos lo voy a ser cada día de mi vida." -se arrodilló y continuó. "Te casarías conmigo?"
Y diciendo que sí, Gabriel la besó.
Inmediatamente en la sala siguiente se prendió una luz y aparecieron un hombre y una mujer. El hombre era un cura, y la mujer aparentemente tenía papeles del registro civil, y no necesitaron más explicación.
"¿Gabriel, recibe usted a esta mujer para ser su esposa, para vivir juntos en matrimonio, para amarla, honrarla, consolarla y cuidarla, en salud y en enfermedad, guardándole fidelidad, durante el tiempo que duren sus vidas?" -dijo el cura
"Si quiero" -respondió Gabriel
"¿Lucía, recibe usted a este hombre para ser su esposo, para vivir juntos en matrimonio, para amarlo, honrarlo, consolarlo y cuidarlo, en salud y en enfermedad, guardándole fidelidad, durante el tiempo que duren sus vidas?" -continuó el cura
"Si quiero" -respondió Lucía
"En virtud de la autoridad que me conceden las leyes del Estado, los declaro marido y mujer. Puede besar a la novia" -finalizó.
Se besaron, firmaron los papeles y fueron felices por siempre.
Cuenta la leyenda que durante el resto de esa noche, así como muchas siguientes, hicieron el amor, cumplieron cientos de fantasías y tuvieron muchos hijos.
"Aún tengo una duda, Gabriel. Si vos eras virgen, quién era el extraño de la otra sala?" -cuestionó Lucía.
Gabriel sonrió con una sonrisa misteriosa y sombría.
"Hay cosas que es mejor no saber"
Fin.