"Fernando no paraba y yo era el motivo de tanta excitación colectiva… y me sentí poderosa, por verme gozar tanto estaban todos super calientes… Lo tomé por los cabellos e hice que volviera a mi clítoris y fue monumental la forma en que me lo chupaba, mordía. Cuando vi como lo escupía y pasaba su lengua exploté, literalmente. Un orgasmo violento y de mi concha caían ríos de flujo."
Fue uno de esos días donde uno hubiera deseado no levantare a la mañana. Tengo 26 años, soy bastante linda, con pelo castaño claro, buenas lolas y un más que interesante culo. Estudio Ingeniería de sistemas, vivo sola, trabajo en una empresa de alimentos en la parte de sistemas, y tengo un muy buen pasar.
Ese día viernes, en el trabajo fueron todos problemas, primero un corte de luz, que daño las baterías de emergencia, caída del sistema, y un bardo pare restablecer todo. Cuando salí de trabajar, fui directo a la facultad, tenía una clase y buscar las notas de un examen… La clase no la tuve porque el profe no fue y la nota… aprobada, pero me bajaba mi promedio de 9,90. Estaba furiosa.
Fui a mi departamento, me di una ducha y me tire en la cama solo con una tanga. Quería olvidarme de todo. Una de mis amigas me llamó, hablamos y me insistió en salir, comer unas hamburguesas e ir a un pub a tomar unos tragos. No tenía ganas pero me insistió tanto que salimos.
Cenamos en una cadena americana de comida rápida, y fuimos al pub, y ahí empezó mi locura… Normalmente tomaba tragos con poco alcohol, pero esa noche, necesitaba algo fuerte y pedí un whisky. El pub estaba bastante lleno, vi que en una mesa junto a nosotras estaba un grupo de muchachos, pero no me fijé si conocía a alguien. Tomé el whisky demasiado rápido, y pedí otro. Cuando lo estaba tomando, empecé a sentir los efectos y a reírme de cualquier cosa. Y fue cuando mi amiga hizo un comentario que hizo que perdiera totalmente el pudor y el freno para hablar.
– Coti, te cuento que varios te están mirando…
– Que no jodan, son todos borregos…
– No te creas, algunos…
– Tere, borregos y sin pelotas para acercarse a nosotras…
– Coti, bajá la voz, estas…
– Nada… estoy bien… te aseguro que son todos cagones… y no solo eso, te apuesto que ninguno me chupa la concha y me saca por lo menos cinco orgasmos.
– Coti… basta.
– Tomo la apuesta, pero… si la gano, cual es el premio. Dijo una voz de hombre que vino desde mi espalda. Ni me moleste en darme vuelta, estaba muy segura que iba a arrugar.
– Un borrego que cree tener pelotas… Si ganas la apuesta, hacemos lo que quieras por el resto de la noche, borrego…
– Me gusta, pero necesitamos jurados…
– Coti, por favor, no sigas te aseguro que te vas a arrepentir. Dijo mi amiga.
– Jajaja, no seas tonta Tere… arruga…
– Que sea sobre esa mesa. Dale, movete y empezamos. Dijo y me quedé helada.
No podía echarme para atrás, habían bajado la música y todo el mundo había escuchado mi desafío… Y cuando me paré, me quise morir. El que aceptaba el desafío era el hijo de puta de mi cuñado, novio de mi hermana mayor, Fernando. Un tipo de 36 años, un cuerpo tremendo y según un par de amigas, entre ellas Tere, que se lo habían volteado, un tremendo hijo de puta en la cama. A las dos las había dejado hechas pelota de tantos orgasmo que les había hecho tener.
– Fer… sí que me creí que era en serio…
– Es en serio…
– Pero, sos mi cuñado… no es muy…
– Escuchen, la señorita ahora arruga… parece que la borrega es ella. Una calienta pava…
– Yo… no es así, claro que no arrugo… ¿Dónde queres ir?
– A ningún lado, tu desafío fue público, pues como te dije, aquí mismo y ellos van a contar tus orgasmos.
– Hijo de puta, no me podes hacer esto, como me voy a poner en bolas delante de todos…
– Si queres dejate la camisa… no me importa.
– Fernando, vos estás loco…
– Listo, como arrugaste, soy el ganador de la apuesta…
– No, nada de ganador… Yo… bueno, eso queres, a ver que tan bueno sos… Dije y me saque la mini, y la tanga.
Yo estaba ridículamente parada, con medias, zapatillas y mi camisa en el medio del pub. Me, o nos miraban de todas las mesas, algunos hasta se pararon en las sillas y las mesas para ver. Los que estaban con Fernando sacaron las cosas de nuestra mesa y el hijo de puta me hizo acostar en la mesa, con mi culo justo en el borde, acercó una silla y se sentó entre mis piernas.
– Tere, por favor, vos conta los orgasmos. Dijo Fernando.
– Bueno… Boluda, te dije que te calles, ahora jodete, báncate lo que viene.
Yo ya estaba excitada por la situación misma, acostada, piernas abiertas, y decenas de ojos mirando como me iba a chupar la concha.
Sin tocarme, fue acercando su boca a mi pubis, y pude sentir su respiración caliente en mi piel, el desgraciado disfrutaba cocinándome la cabeza. De pronto sus labios se posaron sobre mi clítoris y lo succionaba suavemente, sentía como mi concha se lubricaba tanto que mis flujos empezaron a caer por mis cachetes y mi ano. El desgraciado me estaba volviendo loca. Fue bajando con su boca y apenas mordiendo mis labios vaginales los separaba y pasaba su lengua. Apenas apoyo su lengua en la entrada de mi concha, tuve un orgasmo y me estremecí por completo.
– Uno… y apenas empieza. Dijo Tere.
– Hija de puta…
Pero volvió a mi clítoris y ahora lo mordía suavemente y succionaba al mismo tiempo.
– Hijo de puta… Grite con todas mis fuerzas.
Obviamente no contestó, estaba destruyéndome… y empezó a golpear con su lengua en mi clítoris, sin dejar de morderlo. Abrí los ojos y vi varios rostros rojos de excitación, algunas chicas se tocaban por encima de la ropa y yo, yo estaba allí gozando sin parar y fue cuando vino otro orgasmo.
– Dos. Dijo Tere.
No pude contenerme y empezó a apretar mis pechos por sobre la camisa, el me vio y volvió a mi concha. Y de nuevo, lamer mis labios, separarlos con su lengua y empezar a meterme su lengua en la concha. Su lengua dura entraba y salía sin parar, y cada tanto le daba un lengüetazo a mí clítoris. Me tenía totalmente a su merced y sin esforzarse, me saco el tercer orgasmo.
– Tres…
– Degenerado… le dije apretando mis dientes.
– Tere, Cami, sosténganle las piernas, necesito mayor amplitud…
– No hijas de puta…
No me dieron bolilla y me levantaron y sostuvieron mis piernas. El volvió a chuparme como loco, yo ya me abrí la camisa y mis manos estaban sobre mis pechos. Mire a Tere y uno de los amigos de Fer estaba parado detrás de ella, sobándole un pecho y la concha por encima de la ropa. La cara de Tere era de placer absoluto.
Otra de las chicas le acariciaba el bulto a un chico que estaba parado a su lado y se dejaba tocar los pechos por otro.
Fernando no paraba y yo era el motivo de tanta excitación colectiva… y me sentí poderosa, por verme gozar tanto estaban todos super calientes… Lo tomé por los cabellos e hice que volviera a mi clítoris y fue monumental la forma en que me lo chupaba, mordía. Cuando vi como lo escupía y pasaba su lengua exploté, literalmente. Un orgasmo violento y de mi concha caían ríos de flujo.
– Cuatro… falta uno… Dijo Tere.
Y ya en al borde del colapso mental, sentí como otra vez su lengua entraba y salía con todo de mi concha, estire mi mano y tome una de las manos de Tere para que me acaricie los pechos. Camila miró la mano de Tere e hizo lo mismo. Yo, piernas levantas y sostenidas por mis amigas, camisa abierta brazier en mi cuello un hijo de puta cogiéndome con todo con su lengua y mis amigas apretándome las tetas con calentura. Pocos segundos y nuevamente un orgasmo terrible.
– Quinto… Perdiste Coti.
– Hijo de puta…
– Ahora, a cobrarme la apuesta. Chicas, no le suelten las piernas.
Y volvió a chuparme el clítoris con todo y abrí los ojos con todo cuando sentí que dos de sus dedos entraban en mi concha y buscaban el punto G. Era un solo orgasmo interminable. Como pude hice que Tere se acerque a mí y para mi sorpresa y la de ella le di un tremendo beso. Escuche la risa de Fernando pero no me importo, mire a los demás y algunos estaban masturbándose, algunas chicas chupándoles la pija, otros metiendo mano en las chicas por debajo de la ropa. Y fue entonces que su boca fue a mi orto, y para mi locura me empezó a chupar con todo, me lo habría con la lengua, y mi orto se abría fácilmente. Un dedo metió en mi orto virgen, y arquee mi espalda con todo. Grite de placer cuando entraron dos dedos en mi concha, y su boca fue nuevamente a mi clítoris.
Nunca experimente tanta lujuria como en esos momentos, estaba para seguir gozando sin parar por días, dejarme hacer lo que quiera. De pronto, saco los dedos, de mis agujeros, le dio un besito a mi clítoris super inflamado y me ayudó a sentarme en la mesa.
– Sos un hijo de puta… estoy prendida fuego… ¿Qué queres hacer, dónde vamos? Dije mientras me ponía la tanga y la mini.
– Allá hay una mesa libre, sentate que llevo dos cafés.
Como pude fui caminando, esquivando parejas que se daban con todo, chicos con chicas, chicas con chicas, algunas chupándose la concha, otras solo besándose.
– Toma tu café. Me dijo.
– Fer por favor, necesito sexo, necesito que me cojas. No doy más, mi calentura no baja.
– Supongo que reconocerás que gane la apuesta.
– Si hijo de puta, me ganaste la apuesta… y como dije, soy tuya, por completo, para lo que me quieras hacer o lo que quieras que haga.
– Epa… ampliamos el premio…
– ¿Por qué esto, porque aceptaste el desafío?
– Porque te tenía unas ganas tremendas. Y me imaginaba que eras puro fuego. Mira como pusiste a todos…
– Hijo de puta, yo los puse… vos sos un santo…
– Vamos. Dijo y salimos de pub, dejando atrás casi una orgía.
Subimos a su auto y emprendimos la marcha, el desgraciado no paraba de mirarme sonriendo, yo me movía en el asiento de la excitación y me tomó la mano y la llevo a mi concha. No tuvo que decirme nada, corrí mi tanga y me empecé a tocar, sentía que aquel último orgasmo seguía…
Fuimos a un hotel y entramos a la habitación. El hijo de puta se sacaba la ropa con lentitud, yo ya estaba desnuda y él todavía tenía el bóxer. Literalmente se los arranque y ante mí apareció una pija de un tamaño superlativo, en largo y en grueso, nada parecido a los de mis anteriores parejas. Me puse a chuparlo como loca, y de inmediato estuvo bien dura y parada. Lo empuje a la cama y seguí chupando como desesperada. El desgraciado puso una de sus piernas entre las mías y levanto un poco la rodilla flexionándola. Mi concha de esa forma rozaba con su pierna y me empecé a masturbar contra su pierna, una locura… ni yo lo podía creer lo que hacía. Él con su mano en mi cabeza me marcaba el ritmo de mi chupada y yo me masturbaba como loca, hasta que pude tener un nuevo orgasmo.
Me tomó de las axilas, y me puso sobre su pecho, tomo mi nuca y me besaba con todo, yo más caliente no podía estar, entre mis piernas su tremenda pija dura. Fer separó sus piernas arrastrando las mías y sentí como una de sus manos iba a mi culo y uno de sus dedos a mi orto. No fue necesario que empuje, yo me empecé a mover para metérmelo, pero estaba sedo. Moje dos de mis dedos y me humedecí el orto. El empujo uno y me lo enterré en el culo. Me tomó con firmeza de mis cabellos de la nuca y me beso con todo. Yo enterré mi dedo hasta el fondo y me empecé a mover masturbándome con todo el culo.
No fue suficiente un dedo y metí dos… y luego un tercero en medio de un orgasmo y su correspondiente grito de placer, no me detuve, al contrario más me movía y más enterraba mis tres dedos. Otra vez ese sentimiento de lujuria total, de que nada me importaba fuera de esa cama y ese placer que sentía. Probé ir para atrás y no me detuvo. Sin sacarme los dedos del culo, me puse de rodillas y con la otra mano guie su pija a mi concha.
Fui bajando y mi concha parecía estallar por el tamaño de su pija. Mis dedos en el culo sentían como ese fierro hirviendo me entraba y salía. Se me cruzo una locura por la cabeza, quería sentir esa pija en mi culo. Con ese pensamiento lo cabalgue como loca, sin sacarme los dedos del orto, fueron minutos de locura, gritando de placer como nunca había gritado. Otro orgasmo y me corrí. Me puse en cuatro patas y le dije:
– Quiero que me cojas el culo bien cogido.
– Un placer.
Se puso detrás de mí y apoyo su pija en mi orto, yo me corrí apenas y puse más saliva y jugos de mi concha en mi orto, y ahí, otra vez apoyo su pija y yo fui la que empujo contra él hasta metérmela toda. No lo podía creer, me dolía pero su vez el dolor me generaba placer, sentirme entregada a ese hombre, me generaba un placer tremendo.
– Cojeme duro el culo…
Y me tomo de la cintura y me metía y sacaba la pija con todo, pensaba que en cualquier momento me iba a desmayar del placer que sentía, los orgasmos que no paraban.
– Metete los dedos en la concha Coti.
No dude un segundo en hacer lo que me ordenaba, me enterré los dedos y los movía con todo. Mi calentura no era equiparable a ninguna anterior, cerré los ojos y gozaba como loca. De pronto me vi con los dedos en la concha y metiéndome dos dedos en la boca como si fueran otro pene más… Nunca había tenido la fantasía de estar con dos hombres pero… estaba loca por completo. De pronto sus embestidas fueron brutales, sentí como su pija entraba por completo y de pronto ardor en el culo, nada me importaba y cuando sentí que acababa en mi intestino grite como loca, me deje caer con los hombros en la cama y gritaba de placer.
Saco su pija y se acostó a mi lado. Lo miré, mire su pija y fui a chuparla, vi rastros de sangre, obvio que de mi culo. La chupe y la limpie por completo. Me acosté a su lado y me quedé quieta.
– Parece que con una pija no te alcanzaba…
– No me vas a creer, pero estoy fuera de mis cabales, nunca ni siquiera la fantasía de estar con dos hombre o con otra mujer, en eso soy… era muy mono pareja…
– ¿Te gustaría?
– No sé… es la verdad… No sé si el estado de locura que tengo hoy puede repetirse. Nunca estuve tan caliente como hoy… estoy descontrolada de la calentura que tengo.
– ¿Tenes?
– Sí, tengo… y te digo, nunca me sentí como ahora, totalmente a tu voluntad, que hagas conmigo lo que quieras…
– Vamos a darnos una ducha y vamos.
– Pero…
Y nos dimos una ducha, yo aproveche a chuparle la pija y que me acabe en la boca. Me dejó en el departamento y cuando me acosté me hice una terrible paja, mi calentura no paraba. Me dormí con mi mano entre mis piernas.
Me desperté cerca del mediodía, me dolía todo el cuerpo. Me di una ducha y cuando me secaba, el solo roce de la toalla en mis pechos, o en mi concha me volvía loca… y tan loca que me tire en la cama para hacerme una paja.
– Dios esto es una locura, no puedo estar tan caliente…
Me preparé un café y sonó mi celular. Era Fernando.
– Hola Fer…
– Hola… ¿Cómo estás?
– Hecha mierda e igual de caliente que anoche hijo de puta…
– Tenes cinco minutos para vestirte, te pasamos a buscar.
– ¿Quiénes?… llegué a preguntar pero ya había cortado.
Me puse solo una tanga, otra mini, y una remera que me marcaba con todo los pezones parados. Tomé los documentos, mi celular y baje a la calle. En ese momento estacionaba Fernando. En el asiento de adelante uno de sus amigos y a tras Tere, mi amiga.
– Hola… dije cuando me senté atrás con Tere que me miraba sonriendo.
– ¿Tan caliente como anoche?
– Sí… y ahora… aumentando… ¿Qué…
– Tere, fijate si es cierto. Dijo Fernando y puso en marcha el auto.
Teresa me dio un tremendo beso, su mano fue derecho a mi concha, corrió mi tanga y me metió dos dedos sin problema, la desgraciada no los sacó y me empezó a pajear.
– Muy caliente…
– Coti, la idea es ir los cuatro a una casa, y gozar. ¿Venís o vuelvo a dejarte en tu departamento?
– Por supuesto que voy…
– Genial. Pasemos por el supermercado primero.
Fuimos al supermercado y bajamos los cuatro. Me presentó a Claudio, su amigo y entramos. Claudio caminaba con una mano en el culo de Tere, que también tenía una mini. Se pararon a agarrar bebidas y sentí como Fer me metía el dedo en el orto, delante de todo el mundo. No me moví, nada, estaba tan caliente con la situación que no me podía mover. Tere me vio y se rio.
Compramos bebidas, algo para almorzar y volvimos al auto, para ir a la casa de Claudio. Cuando llegamos, descubrimos que había pileta, y ninguna de las dos teníamos malla. Mientras ellos preparaban hamburguesas fuimos con Tere al patio.
– ¿Qué pasará? Pregunté.
– Coti, si pasa lo que pasé anoche… va a ser genial… ¿Vos?
– Difícil de superar lo de anoche… Que tipo, te juro que me desperté excitada como nunca… no me le tiro encima ahora porque están Uds.
– Desde que nos besamos anoche, estoy prendida fuego. Y Claudio no sabes como alimenta ese fuego…
– Yo nunca con una chica, ¿Vos? Pregunté.
– No… Boludas…
– Pensé que se habían metido a la pileta. Dijo Claudio.
– No trajimos malla. Dije.
– Nosotros tampoco. Dijo Fernando y los dos se quitaron los shorts y las remeras y se metieron desnudos a la pileta.
Con Tere nos miramos y los imitamos. No puedo negar que se me iban los ojos para mirar a Tere cuando caminaba delante de mí para entrar a la pileta. Nos metimos y fui hacia Fernando. Me beso con todo y me puso a full nuevamente, solo con besarme. Me puse de espaldas a él y sentía entre mis muslos su pija que empezaba a ponerse dura.
– ¿Vos la coges a ella o ella a vos? Me preguntó Fernando.
– Lo que vos quieras, o ella quiera. Dije caliente solo de pensar lo que me decía.
– Tere, ¿La queres coger a Coti, o que ella te coja?
– Cogerla, por la concha y el culo…
– Escuchaste. Dijo Fernando.
– ¿Vos y Claudio?
– Tenemos otros agujeros, tuyos y de Tere…
– Hijos de puta…
Salimos del agua y ellos entraron a buscar unas cervezas, cuando volvían vi que traían un arnés con un consolador de buen tamaño. Con Tere nos miramos y nos mordimos los labios.
Nos sentamos en el paso, yo con Fer y ellos a unos metros. Nos besábamos cuando sentí el dedo de Fer en mi orto. Moje uno de mis dedos y me lo enterré. No sabía como iba a seguir eso y me calentaba más todavía. Sin sacarme el dedo, me puse de rodillas y le empecé a chupar la pija como loca.
– Toda tuya. Dijo Claudio.
Lo siguiente fue sentir una lengua que chupaba alrededor de mi orto, mire y era Tere. Saco mi dedo y me chupaba como hija de puta. Metió dos dedos y me daba chirlos en el culo. Yo chupaba y me volvía loca con esos dedos. Estuvimos así unos minutos hasta que saco los dedos y sentí como me ponía el consolador en el orto.
La mire y su cara era de una calentura infernal. No tuvo piedad y me lo enterró hasta el fondo al consolador. Di un grito, mitad placer mitad dolor. La hija de puta bombeaba con todo, tomando mi cintura. De pronto se detuvo y la miré. Sus ojos abiertos como nunca, y ver a Claudio detrás de ella me indicaron que la estaba penetrando por algún lado. Fer aprovecho para pararse y ponerse de pie delante de mí para que le chupe la pija.
Yo estaba más caliente que el día anterior, me estaba rompiendo el culo una amiga, que a su vez era cogida por un tipo y otro, mi cuñado, me daba a chupar su pija. Estuvimos un rato, hasta que Fernando hizo correr a Teresa, Claudio se paró delante mio y vi una pija de tamaño descomunal… Entendí los ojos de Tere. Fer me la metió en el culo sin miramientos, de una sola embestida. Grite de placer y me puse a chupar la pija de Claudio que apenas me entraba en la boca.
– ¿Yo? Escuche decir a Tere.
– Ponete acá y metete eso en el culo… Dijo Claudio.
– Si… Dijo Tere.
Se puso al lado mío, con el culo hacia Claudio, también en cuatro patas y se metió el consolador. Yo de reojo veía como se daba con todo. De pronto Claudio me dejó, quitó el consolador del culo de Tere y le metió su pija con todo en el culo. El grito de Tere fue tremendo.
– Soy una yegua, cojeme bien cogida.
– Eso lo decido yo. Dijo Claudio.
– Bueno…
Fer no paraba de cogerme el culo como loco, y un par de minutos después, Claudio saco su pija del culo de Tere y me la metió en la boca con todas sus fuerzas. Tomo el consolador y se lo enterró en el culo a Tere.
– Así que borregos… Dijo Claudio.
Me tomo de los pelos y me cogía la boca con todo, Fer me tomo fuerte de la cintura y hacía los mismo con mi culo, yo como podía respiraba, trataba de sacar la saliva de mi boca y gozaba con esos dos tipos que me cogían con todo, sin piedad. No entiendo como me entraba toda su pija en mi boca, hasta la garganta, provocándome arcadas. No se detenían… Hasta que Claudio saco su pija de mi boca, y masturbándose, me lleno la cara de su leche, mientras Fer me inundaba el intestino con la suya.
– Tere, límpiame la pija y la cara de Coti. Dijo Claudio.
Ella, sin quitarse el consolador del culo, gateo hasta poder chupar y limpiar la pija de Claudio, luego con su lengua limpió mi rostro, y luego fue Fernando quien saco su pija de mi culo e hizo que ella se la limpie.
Ellos fueron desnudos a la cocina y las dos nos quedamos en el césped.
– Por favor, que manera de gozar. Dijo Tere.
– Y yo ni te cuento… me hicieron mierda los dos… los tres, porque vos me diste por el culo también.
– Tenes que probar la sensación…
– Yo soy sumisa, ahora lo asumo, pero vos Tere…
– Te juro que nunca fui sumisa, al contrario, pero con este hijo de puta y su tremenda pija…
Estábamos una frente a otra. La mire y no pude contenerme. La tome de los cabellos y le di un tremendo beso, metí dos dedos en la concha y le mire a los ojos. Me mantuvo la mirada por unos segundos hasta que miro para abajo.
– Así me gusta… Chupame la concha.
– Yo… Dijo Tere y tirando de sus cabellos hice que acerque su boca a mi concha.
Sin soltarla se puso a chuparme, primero despacio, luego cada vez con mayor calentura. Yo la miraba y gozaba haciéndola chupar mi concha, tanto como la propia chupada. Me sacó un orgasmo y no la deje detenerse.
– Fer, Claudio, vengan. Dije mientras ella me chupaba.
– Mmm, interesante… Los dos se pusieron de rodillas a cada lado de Tere y ella mientras me chupaba los masturbaba con todo.
– Así guacha, pon los bien calientes para que te cojan con todo.
– Si por favor, cójanme bien cogida. Dijo Tere mientras me chupaba.
Cuando vi que ellos estaban con las pijas bien duras, le dije a Claudio que se acueste, a Tere que se meta la pija en el culo, dándole la espalda y que se acueste en el pecho de Claudio. Ella lo hizo y dio un grito de placer.
– Fer, cógela bien cogida.
Fer le levanto las piernas y se la metió en la concha, hasta el fondo. Tere abrió los ojos con todo, quiso gritar pero no le salieron sonidos. Yo tome el consolador y me lo metí en el culo, me puse de rodillas sobre la cara de Tere, que de inmediato me comenzó a chupar mientras yo me daba con el consolador y nos besábamos con Fernando. Los tres estuvimos un buen rato cogiendo a Tere, que no paraba de tener orgasmos. Cuando ellos acabaron al mismo tiempo, yo los seguí y por primera vez tuve un squirt, regando el pecho de Tere con mis fluidos. Me corrí a un costado, Tere se puso de rodillas y les chupo las pijas y luego yo le hice chupar el consolador.
Almorzamos desnudos y a la tarde tuvimos otras dos sesiones tremendas de sexo. Fernando termino dejando a mi hermana y meses después convivíamos. Desde ese primer encuentro, una vez por mes, los cuatro nos encerrábamos un fin de semana, para darnos una panzada de sexo. Tere y yo, teníamos no menos de tres encuentros por semana, algunos con Fernando.