Ceci, mi esposa, me había entregado una lista con todas las personas que quería cogerse antes de terminar el año. Me pidió que tachara los que no quisiera que se la cogieran y si quería podía elegir el contexto del encuentro y si quería participar o no.
La lista era de 15: 6 mujeres y 9 hombres. Eliminé de inmediato los amigos cercanos de la lista, no quería situaciones incómodas. Quedaron 4 mujeres y 5 hombres:
Gina: Amiga mía del trabajo.
Robert: Compañero de su trabajo.
Mauricio: Compañero de su trabajo.
Harold: Un primo suyo.
Victor: Compañero de su trabajo.
Marcela: Compañera de su trabajo.
Hector: Antiguo compañero de la universidad.
Diana: Antigua compañera de la universidad.
Rosa: Compañera de su trabajo.
Busqué mi beneficio en el hecho de que mi mujer estuviera accediendo oficialmente a follar con 9 personas por fuera de nuestra relación. Le pedí que en los casos de las 4 chicas el encuentro debía ser un trío en el que yo participaría activamente. Sobre los hombres no tuve ninguna objeción, que hiciera lo que quisiera. A mi me servía también porque serían 5 favores sexuales a los que tendría derecho en algún momento, unos comodines de los que sacaría provecho.
Ceci no tardó en activarse para hacer check sobre cada personaje de la lista final. Me preocupaba un poco que la mayoría eran compañeros de trabajo, gente que frecuentaba a diario. Ya ella había dado muestras de sucumbir fácilmente a situaciones perversas y sentía que mi esposa terminaría por romper las reglas una vez más.
Robert fue el primero. Era lunes al mediodía, tiempo de descanso después del almuerzo. Yo estaba sentado haciendo la digestión cuando me llegó un mensaje por whatsapp. Un pack de 5 vídeos empezó a cargar. Ceci se había desplazado con Robert hasta un motel cercano, las luces de neón en los videos evidenciaban el lugar en el que se encontraban. Abrí el primer video.
¡AAAHHH!
Un grito irrumpió. Bajé el volumen. Era un plano abierto, Ceci había colocado el teléfono sobre alguna superficie a un par de metros de la cama. Pude ver como un tipo alto y fornido sujetaba las caderas de mi mujer y le asestaba continuos embates desde atrás follandosela en cuatro. Ella llevaba un tanga blanca corrida sobre una nalga, él le jalaba el cabello mientras ella se sujetaba de las sábanas de la cama. Se veía delicioso.
El segundo video era un plano cerrado de la cara de Ceci mientras devoraba el falo enorme del tal Robert. El tipo empujaba su cabeza bruscamente y su falo se encajaba en la garganta de mi mujer. Duraba unos 25 segundos así.
El tercer video tenía el mismo ángulo del primero, pero esta vez mi esposa estaba con las piernas abiertas y al aire mientras el sujeto se la follaba golpeando sus huevos depilados sobre el coño de Ceci. El cuarto video lo tomó él desde arriba mientras se la follaba en cuatro.
El quinto video era un primer plano de la cara de mi mujer cubierta de espeso semen derramado sobre su boca, su nariz, su frente y su cabello. Ella sonreía mientras limpiaba los remanentes de leche de la verga del tipo.
Fui directo al baño y me masturbé viendo los videos. Después le escribí.
¿Cómo estuvo? – escribí.
Uffff baby estuvo delicioso, ¿Viste todo?
Sí amor, me tocó pajearme porque estaban muy buenos los videos
Jajaja ay amor, que rico. La verdad me gustó, me clavó deli
Me alegra amor –
Gracias mi amor, te compensaré esto, lo sabes
lo sé
El martes ocurrió lo mismo pero con otro tipo, Mauricio. No era tan imponente y fornido como Robert y tampoco ocurrió en un motel. Me llegó un solo video con un plano un poco aparatoso de Ceci cabalgando la verga del tipo en la parte trasera de un automóvil.
¿Cómo estuvo? – Le escribí.
meeeh… malo… se vino muy rápido
Mala suerte
No debería contar, no lo disfruté tanto
Claro que cuenta… te metió la verga, eso cuenta
mmmmm … ok
Miércoles. Turno de Victor. Luces de neón, un jacuzzi, un ventanal con vista sobre la ciudad. Victor era un jefe así que no hubo prisas de horarios de almuerzos, los videos me llegaron tipo 3 de la tarde. 3 videos.
Descargué el primero. Ceci estaba arrodillada en lo que parecía una tina. En su cuello tenía un collar rojo con una placa que decía algo pero que no se alcanzaba a leer. Un par de segundos después aparecía este tipo alto, delgado y canoso. Se colocaba en frente a mi esposa, tomaba su verga y empezaba a orinar. Todo el líquido caliente caía sobre las tetas de Ceci.
Video 2. Primer plano de la cara de mi esposa con un juguete sexual en su boca. Era una bola entre sus dientes con una correa que se amarraba detrás de su cabeza. El video transcurría entre gemidos ahogados por el juguete y una lágrima que resbalaba del ojo izquierdo de Ceci. No sabía que le estaba haciendo el sujeto aquel.
El tercer video era mi esposa tendida en la cama. Victor viajaba con la cámara del teléfono sobre el cuerpo de Ceci hasta llegar a su culo. La mano del tipo apareció para separar las nalgas de mi esposa y develar un ano del que brotaba líquido viscoso blanco.
¿Cómo te fue? – Le escribí.
Amor me duele el culo. La tenía grande y me la metió por detrás muy brusco –
¿Quieres que vaya?
No, estoy bien, no me puedo sentar sino de ladito pero estuvo bien
¿Lo repetirás?
no lo sé, creo que no
Con Marcela la cosa no fluyó hacia lo sexual inicialmente. La chica era una hermosura delgada de cabello castaño con piernas largas y un par de nalgas duras que se dibujaban perfectas en el uniforme del trabajo. Sin embargo no tenía gusto por otras chicas ni intención de entregar sus atributos sin nada a cambio. Para que Marcela accediera a acostarse con nosotros tuvimos que hacer una oferta financiera.
Finiquitada la negociación acordamos con Marcela un trio sexual que incluia sexo vaginal y anal por 4 horas en el lugar de nuestra preferencia. Escogimos nuestra casa. Marcela llegó tipo 7 pm del sábado. Traía un vestido azul de lentejuelas, un pequeño bolsito blanco y un peinado de salón de belleza, una diosa. Ceci me había dicho que quería tirar con ella porque le parecía muy elegante y fina. Claramente lo era.
La invitamos a seguir a nuestra sala, destapamos un buen vino y sacamos algunos pasabocas y nos dimos a charlar. Marcela tenía una prosa envolvente que combinaba a la perfección con sus piernas largas. Los tragos hacían efecto y pronto estuvimos los tres sentados en nuestro sofá, Marcela en la mitad. Nos deshicimos en elogios para con ella y entre risas Ceci introdujo su mano bajo la minifalda de Marcela. Vi como mi esposa se arrodillaba frente a nuestra invitada, levantaba sus piernas a media altura y retiraba un hilo blanco de encaje que me entregó como ofrenda de victoria.
Ceci la besó en la vagina, en los labios, en los pechos. Pero por alguna razón perdió el interés rápidamente.
Toda tuya amor – dijo.
Mi interés estaba al tope. Apenas corrí el diminuto vestido de Marcela para encajar mi falo afanoso en ella. Retiré su ropa para descubrir un cuerpo largo y delgado. No era un cuerpo de esos de gimnasio, más bien parecía una de esas personas afortunadas genéticamente que no engordaban a pesar de que comieran porquerías todo el día. Pensé que debido a que aquello era un negocio, una transacción, ella estaría indiferente, pero no fue así.
Uy que ricooo! – dijo Marcela cerrando los ojos.
Yo miraba su hermoso rostro mientras taladraba su fino coño. Ceci estaba sentada en un sillón de nuestra sala viendo su teléfono celular algo indiferente a lo que estaba pasando allí.
Tengo sueño, voy a dormir. Me acostaré en el cuarto de invitados para que tengan espacio para lo que quieran – Dijo Ceci después de un rato, se levantó y subió las escaleras.
Le di la vuelta a Marcela y la puse en cuatro. Amasé sus nalgas mientras le penetraba por el coño.
¿Qué le pasó a Ceci, no era un trío?- Me dijo Marcela.
No lo sé la verdad… pero mejor… más para mí- Respondí.
y para mi jejeje – dijo ella.
Nos interrumpió el timbre de un teléfono. Marcela salió de su trance y se estiró a alcanzar su bolso sin perder su posición frente a mi. Me miró y poniendo su dedo índice sobre sus labios me indicó que hiciera silencio.
Hola mi amor! – Respondió su llamada mientras seguía moviéndose en cuatro.
Aún acá en la reunión, esto está tardando
Creo que un par de horas más amor, yo te aviso
Claro que sí bebé, estamos varios del equipo, yo te aviso
Colgó su teléfono y lo lanzó hacia su bolso.
¿Tu esposo? – pregunté.
Sí, cree que estoy en una reunión
Aquello me encendió, que aquella hermosa mujer estuviera ahí a mi merced por unos buenos dólares haciéndole el cornudo a su esposo me pareció delicioso. Decidí aprovechar el regalo que me había dado mi esposa, saqué mi verga de su chocho y fui a servir un par de copas de vino.
¿Por qué aceptaste esto? – le pregunté.
Me pareció divertido, además, unos pesos extra no están demás. Y bueno, ya te habia visto, me pareces simpático, es un gane por todo lado –
¿Y tu esposo?
¿Qué pasa con mi esposo?
Le estas siendo infiel
Sí, bueno, sé que no está bien pero eso también es divertido. Y estoy segura que él me ha sido infiel más de una vez. La verdad es que su propuesta fue muy directa y particular, me pareció interesante, la gente generalmente no es tan franca.
Me gustó cuando le hablaste mientras tirábamos
jajaja ufff sí… a mi tambien… ¿Quieres que lo llame?
Marcela tomó su teléfono y se subió encima mio. Con la mano que tenía libre agarró mi verga y la ubicó justo debajo de coño para ensartarse de una sentada. Liberó un gemido, me dio un beso y empezó a moverse. Marcó un número en su teléfono y se lo llevó al oído.
hola mi amor – dijo iniciando la llamada mientras se movía sobre mí y me miraba directamente a los ojos.
Sí mi amor, aún en la reunión, hicimos un break… ¿Qué haces tú?
Ya me la vi, es buena
Es que estoy subiendo unas escaleras y se me va el aliento mi amor. Ya voy a entrar a la reunión, te llamo en un rato – y colgó.
Aquello nos prendió y follamos duro como animales. La llevé a la habitación principal. La puse en cuatro sobre mi cama y empecé a darle.
Llama a tu esposo – le ordené y lo hizo.
Hola mi aamor – dijo entre gemidos.
amooor es que… aaah!
no, es que… es que aaahhh… amor me estan follando muy rico
lo sé pero es que… ufff aaahh
Yo no pensé que llegaríamos al extremo de revelar toda la situación, ella solo se dejó llevar. Colgó, terminamos de tirar. Eyaculé sobre su espalda. Me pidió prestado el baño, se duchó, se vistió y me pidió que le pidiera un taxi. Así terminó aquello.
El siguiente en la lista era Hector. Un viejo compañero de universidad de Ceci con quien había tenido una fugaz relación juvenil que nunca pasó de los besos. Me decía que aquello le rondaba la mente, que siempre tuvo la duda de como sería tirar con aquel tipo.
Era sábado y salimos a tomar algo en un bar. Ceci había acordado un encuentro con Hector a eso de las 10 pm cuando el sujeto hubiese dejado a su novia en su casa. Mientras tanto nos divertíamos bebiendo y hablando. Ella llevaba un vestido verde oliva ajustado al cuerpo con una minifalda arriba del punto medio de sus muslos, sin ropa interior. Decía que le excitaba.
Nos sentamos en una mesa con unas sillas altas. A un par de mesas de distancia había un sujeto que no dejaba de mirar a mi esposa a pesar de estar acompañado de quien parecía su pareja sentimental. No lo culpo claramente, Ceci estaba despampanante. Ella lo notó y me lo dijo.
No tengo nada debajo amor, ¿tienes problema en que le muestre un poco? – me preguntó Ceci.
para nada… no me molesta que en un par de horas vas a estar tirando con un viejo amigo… mucho menos esto
Ceci se acomodó en la silla quedando de frente al sujeto en cuestión. Hablándome casual como cualquier cosa separó sus gruesos muslos y estiró sus brazos hacia arriba como quien estira los músculos en la mañana. El tipo no ocultó la sorpresa cuando pudo ver el chocho de mi esposa dentro de aquella diminuta prenda de vestir. Se quedó así por un minuto, luego cruzó sus piernas, se volvió hacia mí y no volvió a prestar atención al tipo.
Hola, ¿Puedes hablar? – Recibí un mensaje de Marcela.
Sí, ¿Cómo estás? – Respondí.
¿Podríamos vernos?… necesito hablar con alguien
Cómo sabía que era cuestión de tiempo para que mi esposa me dejara solo y se fuera a cumplir una de sus fantasías, le dije a Marcela que estaría libre en una hora y acordamos un punto de encuentro en un bar. Se lo comenté a Ceci, no le gustó mucho pero no tenía argumentos para prohibir aquello.
Espero que no termine como con Laura – Me dijo.
A las 10 de la noche nos despedimos. Ella tomó un taxi y yo tomé nuestro auto con dirección al punto de encuentro con Marcela. Al llegar estacioné y me adentré en un bar oscuro con luces y humo. Marcela me había dicho que estaba ubicada en una mesa al fondo del lugar. La vi, llevaba un vestido blanco de tiras en los hombros y con falda a las rodillas, también llevaba unas gafas oscuras, cosa curiosa en aquella oscuridad. Pronto descubrí el motivo.
Ernesto me echó de nuestra casa… la llamada del otro día… no lo soportó – Me dijo.
Lo lamento, no esperaba que pasara esto… yo no pensé…
Está bien, se lo merecía, pero mira lo que me hizo además
Se quitó las gafas. Tenía un ojo morado fruto de un certero puñetazo que su esposo le había propinado.
Deberías denunciarlo – le dije.
No importa, eso se acabó, y está bien… lo que quiero es una pequeña venganza.
Cuéntame más
Ernesto no soportó que yo follara con otro hombre, le carcome que alguien haya tocado a su purísima esposa… ja! Siempre pensó que fue el primero y el único. No es así pero se lo hice pensar. Ya sé que lo nuestro se acabó, pero quiero desquitarme. ¿Tendrías un par de amigos para me follaran entre todos y mandarle unos videos?
Tenía como 50 tipos que hubieran accedido fácilmente. Llamé a dos conocidos y les planteé la situación mientras les enviaba un par de fotos de Marcela para que supieran que empresa se estaban embarcando. Ninguno titubeó.
Acordamos un encuentro en un motel. Marcela y yo llegamos primero y pedimos la habitación presidencial, un sitio espacioso dotado de todos los juguetes que el lugar podía ofrecer. Marcela dejó caer su vestido, su cuerpo delgado y elegante se contoneó mientras caminaba hacia la ducha. Dejó caer su ropa interior y se adentró para bañarse con agua caliente.
En un lapso de 10 a 15 minutos llegaron mis dos amigos. Casi no pudieron responder cuando Marcela se acercó desnuda para presentarse.
Mucho gusto. Este es mi número, porfa tomen fotos de todo y me las envían – Nos dijo.
Acto seguido se arrodilló frente a los tres, desabrochó mi pantalón y mis amigos entendiendo el mensaje desabrocharon los suyos para revelar sus armas. Marcela tomó mi verga y la de uno de mis amigos con cada mano y al que estaba ubicado en la mitad le abrazó el falo de un bocado. Nos mirábamos incrédulos.
Eh chicos… despiertos… las fotos – Nos dijo sacándonos del shock.
Sacamos nuestros teléfonos y empezamos a tomar fotos como si no hubiera un mañana. Yo tenía cierta habilidad para el encuadre así que logré unas tomas muy interesantes. Pasados unos minutos de aquello Marcela se levantó y caminó hacia su bolso, sacó su teléfono y tras una rápida inspección de las fotos tomadas le envió todo el material a su ahora ex-esposo.
Nos quedamos parados allí como idiotas sin saber qué hacer. Marcela volvió a nosotros, tomó a uno de mis amigos y lo tendió boca arriba en la cama. Le indicó a mi otro amigo que pusiera frente a ella para chuparle el pito…
Amor… ¿Me podrías dar por el culo? – Me dijo.
Al principio tímidos pero fuimos tomando confianza y aquello se volvió un disfrute. Aquella diosa gemía con la boca llena por la verga de mi amigo mientras los otros dos taladrábamos sus agujeros con audacia. No tuvo que recordarnos las fotos, desde el primer instante empezamos a capturar el momento.
Sentí que llegaban unos mensajes a mi teléfono que vibraba dentro de mi pantalón olvidado en una mesa. Me alejé del grupo por un momento con un presentimiento. Eran mensajes de Ceci, los respectivos videos de su aventura. Eran 3.
El primero duraba 3 minutos y era básicamente mi esposa arrodillada en el suelo mamando la verga del tal Hector, un tipo alto y moreno. Ceci asomaba sus nalgotas mientras chorros de baba caían de las bolas del tipo. El segundo me sorprendió con un grito de Ceci, su cara enfrente de la cámara mientras Hector le daba en cuatro, 2 minutos de mi esposa gritando de placer por la verga de su viejo amigo. El tercer video era genial. Estaban los dos dentro de un Jacuzzi, el cuerpo de él estaba sumergido en el agua con burbujas, Ceci estaba sentada sobre él y sus nalgas aparecian y desaparecían entre el agua.
Siempre soñé con esto, no sé como nunca la hicimos cuando salimos – dijo Hector.
Papi éramos jóvenes, ahora somos adultos, ¿Te gusta? – Respondió ella.
Mucho, estas deliciosa
¿Te gusta mi culito?
mucho Ceci
¿Me metes un dedito?
El video duraba 12 minutos y terminó en una bestial penetrada anal, primero fue un dedo, luego dos y finalmente el tipo se puso de rodillas y la ensartó allí mismo.
No me quedaría atrás. Volví al culo de Marcela y grabé un video, se lo envié a Ceci junto a algunas de las fotos que había tomado previamente. No hubo respuesta inmediata, estaba ocupada.
Marcela nos pidió que eyacularamos sobre su cara los tres. Nos posicionamos frente a ella arrodillada en el suelo y nos pajeamos con convicción. Fui el primero en descargar muy motivado por los videos de mi esposa siendo follada en algún lugar de la ciudad. Lo capturé en video. Los otros dos no tardaron mucho y también soltaron gruesos chorros de semen sobre la cara, el pelo y los pechos de Marcela. Tomamos muchas fotos.
Despues ella se levantó, se dirigió a la ducha y tras un par de minutos salió envuelta en una toalla. Yo hablaba amenamente con mis amigos sobre aquello, increíble.
Amigos, de verdad fue divertido, muchas gracias, pero quisiera pedirles que se vayan, excepto tú – Dijo dirigiendose a mí.
Mis amigos se fueron. Marcela me invitó a la cama y empezamos a besarnos. Sacó su teléfono y me lo entregó para que viera la conversación con su ex-esposo.
¡¡¡Maldita perra enferma!!! ¿cómo has sido capaz? Después de todo lo que he hecho por ti- Escribía iracundo su ex-esposo en un mensaje posterior a un pack inmenso de fotos de todo lo que había ocurrido.
Nunca fui tu mujercita perfecta Ernesto, esta es la que soy
Eres una enferma, eso es lo que eres –
Crees que no sé de todas las veces que me fuiste infiel, yo solo era tu mujer florero… pues mira lo que hago y me encanta –
Puso el teléfono a un lado y se intensificaron nuestros besos. Su mano bajó y agarró mi verga y fue tomando tamaño rápidamente. Me puse encima de ella y la penetré profundamente. Tras un rato así escuché mi teléfono vibrar, era Ceci.
Uf ¿Que es eso? yo quierooo – Me escribió.
es una larga historia. ¿Cómo te ha ido?
Muy bien, delicioso, ahora mismo me está dando, uffff. ¿De dónde salió toda esa gente?
Te repito que es una larga historia, cuando termines me llamas ¿ok?
Claro amor.
Llevé a Marcela a un sillón en un rincón del amplio cuarto, se arrodilló allí y empinó su culo fino. La tomé por detras.
Ufff papi rompeme el culito!- me dijo mientras se la encajaba en el culo.
que perfecta eres amor. No me lo creo que te tengo para mi
Toda para ti mi amor, este culito es tuyo, ya no es de él, es tuyo
Destrocé con sevicia el ano de Marcela hasta dejarlo colorado. Fuimos a la cama, nos recostamos, aun no me venía así que estaba empalmado.
Llamemos a tu ex – Le dije.
Me sonrió malvadamente y se levantó a buscar su teléfono. Volvió a la cama, se puso en cuatro y me dijo – Por el culo de nuevo
Inició una videollamada, timbró tres veces y contestaron del otro lado. Era la primera vez que veía a Ernesto. Un tipo de unos 50 años con un traje negro impecable, cabello negro cuidadosamente peinado hacia atras y un pañuelo rojo en el bolsillo del pecho.
¡Mira hijo de puta, me están dando por el culo! ¿Te acuerdas que a ti te decía que no porque me dolía? ¡Pues era porque no te lo quería dar! Pero aca estoy con mi amante aaah y me la está metie… ahhh!!! metiendo por el culo hasta las bo ahhh! hasta las bolas!- Le dijo entre jadeos mientras le daba por detras.
Maldita loca, te juro que me vengaré, te voy a buscar a ti y a tu puto
Pues busca bien, de pronto nos encuentras follando bien rico y aprendes un poco como se atiende a una mujer
Hija de puta
Cuando esté por termi aaaah! por terminar… ahhh! se la voy a co aaah! a comer toda para tragarme su leche
Ernesto colgó la llamada. Y, efectivamente, Marcela consumió cada mililitro de mi fluido cuando llegó el momento. Tomamos un baño y nos vestimos.
Debo confesarte algo – Me dijo mientras nos subíamos al auto.
Lo que sea amor
No tengo donde quedarme. He estado con una amiga y su esposo por un par de días pero no me puedo quedar más
Puedes quedarte con nosotros por un tiempo – Concluí.
Me dirigí a mi casa vaticinando un problema con Ceci. Si ella solía romper las reglas excediéndose con nuestros acuerdos, yo ya tenía un patrón de romper las reglas involucrándome demás. Estacioné el auto y nos bajamos. Ceci no llegó esa noche. Marcela durmió en el cuarto de invitados.
A la mañana siguiente mientras preparaba mi desayuno y aún con Marcela durmiendo la puerta de la entrada se abrió, era mi esposa.
Amor, perdón, me quedé dormida – Me dijo colgando las llaves.
Todo bien amor ¿Te divertiste?
Ufff sí, fue un polvo muy rico… ¿viste los videos?
sí… ¿viste los míos?
ufff sí… tienes que contarme que pasó… se me antojó eso
Ya te contaré… pero para empezar debes saber que Marcela está durmiendo en el cuarto de huéspedes
¿la trajiste a tirar acá?
no, su esposo la echó de la casa, no tiene donde quedarse. ¿Está bien si se queda por unos días mientras decide qué hacer?
¿Te la follarás verdad?
Probablemente cariño
Está bien, pero solo por unos días
sí, solo por unos días