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Follada por el taxista de app
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Tiempo de lectura: 13 minutos

Fue hace unos días cuando una amiga mía, me envió un mensaje, pues habían transcurrido dos semanas desde la última vez que nos vimos. Somos mejores amigas y disfrutamos mucho pasar tiempo juntas.

—Hola ¿Como estás? —Me preguntó mi amiga.

—¡Muy bien, gracias! Aquí en mi casa haciendo el aseo ¿Y tú?

—Estoy preparando la comida.

—Ah que bien y ¿Qué vas a hacer en la tarde? —Le pregunté para saber si tenía tiempo libre.

—Pues nada y tú? —Me contestó con emoji aburrida.

—Tampoco, pues ¿Qué te parece si nos vemos para tomar un frappé en el café de por tu casa? —Le propuse con emoji animándola.

—Sí, como que se antoja. Ya hace falta vernos. —Me dijo con emoji triste.

—Ay, sí ya se. Pues tu dime como a qué hora.

—Que te parece como a las 5 pm —Me propuso.

—Sí, me parece muy bien.

—Ok, entonces deja me apuro a hacer la comida. —Me contestó.

—Ok, te quiero —Le mande emoji de corazones y abrazo.

—También yo te quiero —Me contestó con los mismos emojis.

Durante la mañana me dediqué a realizar labores domésticas en mi casa, después fui a comprar los ingredientes para preparar los platillos que vendemos en nuestra cenaduría. Le comenté a mi mamá que me ausentaría en la tarde ya que, había quedado de verme con mi amiga. Por lo que me apuré a terminar de preparar los guisados, y le prometí regresar en la noche para ayudarle en la cenaduría.

Cuando ya eran las 3 pm me metí a bañar. Aunque no tenía pensado tener sexo con alguien ese día, yo siempre procuro estar depilada totalmente, así que me depilé para dejar mi piel libre de cualquier vello, en especial mi zona íntima. Me hice limpiezas anales con mi enema, ya que tenía pensado penetrarme con mis dildos más tarde cuando regresara. Lavé mi cabello con un shampoo de aroma a frutas tropicales, ya que es un aroma que me encanta y me hace sentir fresca. Enjaboné mi cuerpo con un shampoo corporal, acariciando mi cuerpo muy suavemente, frotando mis senos y estimulando mis pezones. Cuando llegué a mi zona íntima, me tomé el tiempo de acariciar mis labios vaginales y frotar mi clítoris, lo que me hizo ponerme muy cachonda, pero me detuve para castigarme un poco y esperar hasta en la noche. Enjuagué mi cuerpo, me sequé y salí del baño.

Humecté mi piel con una crema marca Victoria´s aroma pure seduction, que me dejó la piel deliciosamente suave, también me rocié loción del mismo aroma. El haber interrumpido mi masturbación en el baño, me dejó tremendamente cachonda. Así que decidí no usar ropa interior, solamente elegí una blusa tipo “body” blanca de tirantes delgados que, me llega hasta mi zona íntima donde se abotona. Además, escogí una falda larga de verano con diseño floral, tiene un corte que permite mostrar mi pierna derecha. Me puse unos tacones color verde menta. Sequé mi cabello y lo ondulé, me maquillé con tonos cálidos y puse labial rosa. He dejado de usar mis arracadas y ahora llevo puestos unos piercings brillantes en el hélix de mis orejas. Me miré en el espejo grande de mi habitación y me veía preciosa, lista para ir a tomar frappé con mi amiga, pues ante todo soy vanidosa y me gusta lucir bien cada que salgo.

Infortunadamente mi camioneta tenía un par de días con una ponchadura en la llanta trasera, lo que al día de hoy es problema resuelto, gracias a un vecino que nos ayudó llevando la llanta a la vulcanizadora; pero en ese momento tuve que pedir un taxi de app. Cuando vi en mi aplicación que el taxi de app estaba por llegar a mi casa, me despedí de mi mamá, tomé mi bolso grande color beige, y salí de mi casa para abordar el vehículo. Después de un par de minutos vi llegar un vehículo blanco cuya matrícula coincidía con los datos de la aplicación móvil. El conductor era un joven atractivo, de 34 años aproximadamente, tez moreno claro, atlético, con barba de tres días. Vestía camisa blanca de manda larga con dos botones desabrochados en el pecho, pantalón de vestir color gris, cinturón y zapatos negros. La aplicación de taxi de app me decía que el nombre de conductor era Jesús.

—Hola, ¿Jesús? —Le pregunté

—Sí ¿Tu eres Alexandra?

—Sí, soy yo. ¡Buenas tardes! —Le dije mientras me subía en la parte trasera del vehículo.

—¡Buenas tardes! La aplicación me dice que tu destino es un café ¿Es correcto? —Me preguntó amablemente

—Sí, es correcto. Me puse estúpidamente cachonda al verlo.

—Ah, muy bien. —Me contestó, mirándome a las piernas.

El conductor inicio el trayecto, yo podía percibir el aroma de su perfume varonil, estoy segura que era Innvictus, lo que me ponía muy cachonda. El haber dejado mi masturbación inconclusa en el baño, me tenía muy ansiosa. De pronto sentí un deseo irrefrenable de terminar de masturbarme a bordo de ese vehículo. Recordé que en días pasados había ido a grabarme masturbándome en un parque público, así que se me ocurrió que podría improvisar una grabación en el asiento trasero. Con lo cachonda que andaba no tardaría mucho en venirme. Coloqué mi bolso en el suelo del vehículo, activé la cámara de mi celular y comencé a grabar, acomodé mi celular de la mejor forma posible sobre mi bolso, hasta que observé que logró enfocarme correctamente. En ese momento me sentí muy nerviosa, mi vagina comenzó a lubricar mucho y el abdomen se me contraía. Mis pezones rositas se me endurecieron y alargaron como montañitas. Yo sabía que lo que estaba a punto de hacer era indebido y eso me excitó muchísimo.

Una fuerte lujuria me poseía en ese momento, el tener a ese hombre tan cerca de mí, conduciendo mientras yo estaba en el asiento trasero a punto de comenzar a masturbarme, me causaba una tremenda excitación. Mi corazón comenzó a latir muy rápido y mis ansias de masturbarme no me permitieron resistir más. La abertura que tiene mi falda del lado de mi pierna derecha, me permitió abrir mis piernas y cubrirme con la tela, de forma que el conductor no pudiera verme. Comencé a frotar mi vagina sobre la tela de mi blusa tipo “body”, así lo hice durante algunos segundos, sentí muy rico. Después desabotoné mi blusa en la parte de mi zona íntima de tal forma que mi vagina quedó totalmente expuesta ante la cámara de mi celular. Confieso que en ese momento sentí mucho miedo de que el ruido producido al desabotonar mi blusa fuera a delatarme.

Mi vagina había quedado completamente descubierta y mi clítoris me pedía a gritos ser estimulado, yo solamente hice lo que mi cuerpo me pidió. Comencé a frotar mi clítoris con mis dedos, sentí una sensación deliciosa. Levanté un poco más mi pierna izquierda para cubrirme con la tela de la falda, necesitaba sentirme más segura. Discretamente me llevé la mano a la boca para ensalivar un poco mis dedos y seguir frotando mi clítoris por algunos segundos. Ocasionalmente volteaba a ver al conductor temerosa de que me sorprendiera. Volví a ensalivar mis dedos y continué frotando mi clítoris intensamente de forma circular, estuve a punto de soltar gemidos, pero me contuve temerosa.

El placer que experimente en ese momento me llevo a acariciar completamente mis labios menores, irresistiblemente introduje mi dedo medio en mi vagina y enseguida también el dedo anular, de forma que me di placer con ambos lo más profundamente posible. Acto seguido alterné frotando mi clítoris de forma circular junto con mis labios menores. Mi vagina se ponía cada vez más caliente y sensible. Cada que el conductor miraba por el retrovisor o los espejos laterales del vehículo para ver el tráfico, el abdomen se me contraía de los nervios. Yo estaba frotando cada vez más rápido mis labios menores y el clítoris, los que ya estaban muy sensibilizados, el orgasmo era inminente. Me puse muy inquieta cuando sentí una sensación cálida y placentera, faltaba poco para que me viniera. Arriesgadamente acomodé mi culito para estimularme mejor y aceleré el ritmo de la masturbación, frotando frenéticamente mis labios menores y el clítoris. Hasta que de pronto comencé a sentir como un líquido caliente salía de mi uretra, estaba comenzando a tener un squirt. Por lo que continué frotando con mayor intensidad mi zona íntima que estaba experimentando un placer enorme, al ser la primera vez que me masturbaba a escondidas en un vehículo con un desconocido. Unos segundos después sentí como el squirt tomó más fuerza y comencé a salpicar mojándome la falda y el asiento. Yo me acariciaba frenéticamente con mis dedos, frotaba mi vagina sin importarme nada, la lujuria me tenía poseída, el placer causado me hizo olvidarme del conductor por un instante e imprudentemente me di algunas palmadas en la vagina para terminar de masturbarme. El ruido que produjeron las palmadas en mi vagina húmeda y caliente, captaron la atención del conductor quien volteó a verme. Yo, ipso facto, cerré las piernas y volteé sonrojada a ver al conductor.

—¡Oye amiga! ¡Eemm! ¿Te gustaría que te lleve a otro lado? No sé, tu dime, si quieres podemos ir a un motel por aquí cerca. —Me propuso al verme masturbándome. Yo de inmediato detuve la grabación.

—¡Ay perdón! ¡Qué pena! ¡Discúlpame por favor! —Yo no sabía dónde meter la cara, reaccioné tapándome la cara con mis manos, por la vergüenza que me dio.

—Tranquila, no pasa nada. No te preocupes, si ya me había dado cuenta. —Me dijo sonriendo.

—¿Enserio, y por qué no me dijiste nada? —Le pregunté nerviosa y con el corazón acelerado.

—Pues es que me llamó mucho la atención que una chica tan guapa, hiciera eso aquí. Y pues no te quería interrumpir, yo sé que a veces uno tiene ganas de masturbarse, pero pues a mí también ya me pusiste bien caliente nada mas de escucharte.

—¡Ay que pena! Y ya te mojé el asiento, te vas a enojar. —Le dije con miedo y muy avergonzada.

—¡No te preocupes! ¡Jajaja! Sí se escuchaba húmedo, cuando te masturbaste. —Me dijo tratando de tranquilizarme.

—Sí es que a mí me salen squirts. En verdad estoy muy apenada, dime cuanto te debo de la lavada.

—Mejor tu dime, si te gustaría que fuéramos a otro lado, podríamos disfrutarnos y pasarla muy bien. Estás bien hermosa y me pusiste bien dura la verga nada más de ver cómo te masturbaste.

—Pues sí me gustaría, pero es que una amiga me está esperando en el café.

—Que te parece si vamos a un motel que está muy cerca de aquí, y lo hacemos rápido para quitarnos las ganas, es que estás guapísima, me gustaste mucho.

—¡Ay que lindo! Bueno sí, está bien Jesús. —Le dije coqueteándole.

—Tú dime Chucho, al fin que ya somos buenos amigos ¿No? —Me dijo entrando en confianza.

—¡Sííí! ¡Muy buenos amigos! ¡Jajaja! Tú me puedes decir Alexa. —Le dije yo desvergonzadamente, ya me sentía más relajada.

El conductor se orilló para terminar el viaje en la aplicación. Después se dirigió hacia el motel, al llegar pagó la habitación, estacionó el vehículo en la cochera y cerró el portón eléctrico. Entre tanto le envié un mensaje a mi amiga.

—Apenas voy saliendo de mi casa, quizá me tarde unos 15 minutos en llegar. —Le escribí a mi amiga por mensaje.

—No te preocupes, también se me hizo tarde, porque estaba esperando a que llegara mi cuñada y se quede ella con mi hija. Entonces nos vemos en media hora en el café ¿Cómo ves? —Me contestó

—Sí está muy bien, ahí nos vemos. —Yo quede más tranquila al saber que tenia tiempo suficiente, para que Jesús me diera una buena cogida.

Posteriormente bajamos de vehículo y Jesús sin perder el poco tiempo que le había concedido, se aproximó a mi para darme un apasionado beso de lengüita, mientras me abrazaba y me agarraba una de mis nalgas. Yo sentí delicioso ese apretón y de inmediato le correspondí con mi lengua y dándole un agarrón de verga sobre su pantalón. Pude notar que tenia una verga gruesa y muy dura, se me hizo agua la boca solo de imaginármela.

—Después de ti preciosa. —Me dijo cortésmente.

Subimos las escaleras para acceder a la habitación. Ya estando ahí a puerta cerrada, me arrodillé en la alfombra de la habitación, y desabroché la hebilla de su pantalón. Bajé sus pantalones y boxer, en consecuencia, su enorme verga saltó frente a mi cara. Estaba rasurada, limpia y se veía muy jugosa por el presemen, producto de la excitación que le había causado durante el trayecto. Ipso facto, abrí mi boca y me tragué esa ensanchada verga hasta el fondo de mi garganta, apenas cabía en mi boca.

—¡Aahh! ¡La tienes muy gruesa! —Le dije cachondamente y recuperando el aliento después de tal atragantada.

—Me la pusiste bien dura preciosa. —Me dijo mientras me tomaba del cabello.

—Me gusta está muy rica. —Yo volví a meterla hasta el fondo de mi garganta.

—Sí, cómetela toda mamacita. —Me ordenó agarrándome del cabello y metiendo su verga hasta el fondo, sentí como mis labios rosas topaban en su pubis rasurado.

Yo quería sacar su verga de mi boca pues me faltaba el aliento, pero el no me dejó, por el contrario, me apretó la nariz con sus dedos para privarme del aliento durante algunos segundos. Hasta que por fin me soltó y pude sacar esa tremenda verga de mi boca.

—¡Haaaa! —Recuperé el aliento—. Así que te gusta castigarme ¡Eehh!

—Ya vez lo que te pasa por calentarme en el coche, sigue mamando güerita.

—¡Aha! ¡¿Así?! ¡¿Te gusta?! —Le pregunté mientras le mamaba esa verga jugosa.

—¡Sí, la mamas muy bien! Se ve que tienes experiencia, sabes usar muy bien tu boca.

Yo seguí dándole una deliciosa mamada durante un par de minutos hasta que de pronto me levantó tomándome del cabello y me llevó caminando frente a un espejo enorme que estaba en la pared de la habitación. Podíamos ver completamente nuestros cuerpos. Jesús me bajó los tirantes de la blusa para descubrir mis senos, acto seguido se lanzo sobre de ellos devorándolos a lengüetadas, me chupaba los pezones y los succionaba muy fuertemente.

—¡Aaaah! ¡Aaay! ¡Que ricooo! ¡Sí, amor chúpame los senos! ¡Que rico lo haces!

—¡Tienes senos bien ricos Alexa! ¡Tus pezones están hermosos! —Él continuó lamiéndolos hasta saciarse, dejando mis pezones muy excitados.

—Desnúdate preciosa, para verte bien.

Yo me desnudé rápidamente, me quité la blusa tipo “body” y me retiré la falda, quedando solamente con mis tacones de color verde menta. Mi cuerpo desnudo se veía en el espejo, tanto cuidar mi alimentación y el ejercicio diario, se hicieron notar. Jesús también se quitó la ropa completamente y pude ver su cuerpo marcado por el ejercicio, era un hombre muy atlético.

—Estás buenísima, tienes un cuerpo precioso Alexa. —Jesús tenia la cara roja de lujuria.

—Gracias amor, es que cuido mucho mi físico. También tú estás buenísimo, se ve que haces mucho ejercicio guapo.

—Sí, procuro mantenerme en buena forma, para coger muy duro a bellezas como tú.

Jesús volteó mi cuerpo desnudo contra el espejo, acarició mi culo bien formado, lubricado y caliente. Yo estaba ansiosa de recibir esa enorme verga.

—¿Ya quieres que te penetre? —Me preguntó desbordando de lujuria, mientras lamía mi oído, lo que me hizo estremecer.

—¡Sí! ¡Ya penétrame! ¡Házmelo duro!

—Eres bien caliente Alexa ¿Enserio lo quieres duro?

—¡Sí! ¡Así me gusta! —Le contesté con voz dulce y cachonda.

—El problema es que no tengo condones, pero aquí dejaron uno de cortesía en la barra, si quieres deja me lo pongo.

—Como gustes por mí no hay problema si me lo haces al natural, así me gusta más.

—Pues por mi mejor al natural, así voy a sentir mucho mejor tu vagina caliente.

Yo apoyé mis manos en el espejo y junté mis piernas para lucir mi silueta y ofrecerle a mi hombre una vagina más estrecha. Sentí como Jesús, situado detrás de mí, colocó la punta de su gruesa verga en la entrada de mi vagina, para tomarme de las caderas y de pronto sin previo aviso, ensartó violentamente su verga. Sentí como se abrió paso entre mis paredes vaginales impactando fuertemente en mi interior, fue un dolor muy placentero que me hizo abrir los ojos de la fuerte sensación.

—¡Aaaah! ¡Ay que rico!

Jesús comenzó a penetrarme muy fuerte y rápidamente, sacando su verga casi por completo y ensartándomela hasta el fondo, yo sentía muchísimo placer y un pequeño dolor dentro cada que impactaba la punta de su verga. Mis senos estaban muy excitados y mis pezones se restregaban en el espejo debido a las fuertes embestidas que me daba. El cristal se empañaba por mi respiración caliente y agitada.

—¡Aaahhh! ¡Fuck! ¡Mmm! ¡Oh my god!

—¿Te gusta mamacita? ¿Así es como te gusta?

—¡Sí, así! ¡Me encanta! ¡Cógeme duro! —Le grité rogando por más.

—Me pones bien caliente Alexa, hueles muy bien ¡Estas bien buena!

—¡Ay que rico papi! ¡Me encanta como me penetras papi! ¡Ay que rico! ¡No te detengas! ¡Fuck me! ¡Fuck!, hazme tuya! ¡Házmelo fuerte papi!

La penetración frenética y la gran excitación que sentía al haberme masturbado en el vehículo y ahora por estar siendo penetrada de una forma tan salvaje. El sentirme usada y castigada por haber mojado el haciendo de vehículo. Me causó un fuerte sentimiento de vulnerabilidad, me sentí tan disfrutada y cogida por Jesús que, comencé a sentir como mis piernas se me entumieron y el abdomen se me contrajo. Una fuerte y cálida sensación envolvió mi vientre, mis pezones se endurecieron, supe que estaba a punto de tener un orgasmo delicioso.

—¡Ay que rico! ¡Ay Chucho! ¡Me voy a venir!

—Sí preciosa, vente. Quiero sentir como te vienes.

—¡Fuck me! ¡Aaay! ¡Sí! ¡Ay que rico! —Me estaba viniendo, mi respiración estaba muy agitada y mi vagina hecha un cálido rio.

—Aprietas bien rico preciosa, te comes mi verga bien rico. —Yo estaba teniendo contracciones vaginales que apretaban su verga dentro de mi vagina. El bendito perrito vaginal.

—¡que ricooo! ¡Oh my god! ¿Te viniste tú también? —Le pregunté muy excitada.

—No, yo aguanto mucho, todavía no me vengo.

—¿Te gustaría penetrarme analmente? Estoy muy limpia y ando preparada, porque me gusta penetrarme con dildos en mi casa.

—Sí, me encantaría penetrarte por el ano.

Yo saqué el lubricante íntimo de mi bolso y me apliqué un poco en el ano, para que me pudiera penetrar placenteramente.

—¡Ya estoy lista! Quiero que me cojas muy duro, que me entre hasta el fondo.

—Te la voy a meter toda, me gusta mucho que seas así de caliente. —Me dijo excitado.

Jesús, estaba detrás de mí, se tomó unos segundos para lamerme el oído y besar mi cuello. También para acariciar mis senos y pellizcar mis pezones rositas que estaban duros como montañitas.

—¡Mmm! ¡Aaaa! —Sus caricias y lengüetadas eran deliciosas.

—Estás bien buena mamacita y hueles muy rico. Tienes una piel muy suave.

—¡Gracias que lindo eres! —Le dije respondiendo a sus halagos.

Fue deslizando sus manos por mi cintura, bajó más hasta acariciar mis piernas y morder mis nalgas. Colocó la punta de su verga en la entrada de mi ano y me agarró de las caderas. Lo que me indicaba que estaba a punto de ser penetrada muy fuertemente y experimentar esa forma de penetración que tanto me gusta.

Súbitamente sentí como Jesús, me jaló muy fuerte de las caderas y me ensartó su gruesa verga de un solo empujón. Mi ano se abrió violentamente, el desgarro que sentí al momento que su verga entró deslizándose por mi ano, fue tremendamente doloroso, ya que ese día no había realizado ninguna dilatación previa.

—¡Aaah! —Yo gemía de dolor y placer.

Esa penetración fuerte, apasionada y profunda, me hizo sentir muy vulnerable y adolorida. Fue una hermosa sensación de sentirme sometida y amada a la vez. Un aura de lujuria nos envolvía de forma abrazadora, y el dolor abrumador que recorría mi ano, se extendió por todo mi caliente culo.

Yo sentía como Jesús restregaba su verga en mi culo ardiente y adolorido. De pronto el sacó su verga, casi por completo, para volver a ensartarla intempestivamente mandando mis senos contra el espejo. La vista de cuerpo completo que me ofrecía el espejo, nos permitía vernos a ambos. Él podría ver mi cara cachonda de sufrimiento y yo su mirada de lujuria mientras me destrozaba el culo. Él comenzó a penetrarme muy fuerte y rápidamente, lo hacia a un ritmo frenético, destrozándome y matándome de placer.

—¡Que rico papi! ¡Ay sí así! ¡Más fuerte papi! ¡Que rico se siente Chucho! ¡Ay que rico mi amor! ¡Soy tuya! ¡Cógeme mucho!

—¡Aprietas bien rico hermosa! ¡Tienes el ano bien caliente! ¡Te ves bien hermosa!

—¡Ay que rico papi! ¡Sí méteme la verga bien duro! ¡Así papi así! ¡Más rápido! ¡Rómpeme mi culo! ¡Se siente rico papi! ¡Oh my god! ¡Que rico! ¡Ay! ¡Así!

—Te voy a meter la verga más duro preciosa, estás bien sabrosa.

Entonces él comenzó a jalar muy fuertemente de mis caderas a la vez que me ensartaba su verga brutalmente, podían escucharse los impactos de nuestros cuerpos húmedos, cada que su pubis rasurado impactaba contra mi culito ardiente. Yo sentía que me rompía por dentro y mis nalgas adoloridas. Los pezones se me endurecieron más por la excitación producida.

—¡Cógeme muy duro Chucho! ¡Dame más fuerte! ¡Castígame! ¡Quiero que me duela! ¡Méteme tu verga muy duro! ¡Házmelo como si fuera una puta! ¡Soy tu puta papi, reviéntame el culo!

—¡Sigue así Chucho! ¡Más duro Papi!

—¿Te gusta perrita? ¿Así es como lo querías verdad? —Me preguntaba ardiendo de lujuria.

Mi ano ya estaba muy dilatado y yo sabía que, si me sacaba su verga él podría ver como mi ano se quedaba completamente abierto.

—Sácame tu verga, quiero que veas como se queda mi ano dilatado. —Le dije con voz cachonda.

—Se te quedó abierto preciosa, te ves bien hermosa con el ano abierto. Se ve que ya estás acostumbrada.

—Sí, es que me penetro mucho con mis dildos en mi casa.

Jesús, continuó penetrándome, pero ahora sacaba su verga por completo y me la ensartaba muy duro por mi culo, para ver como se quedaba abierto cada que la sacaba.

—Ahora sí, ya quiero venirme preciosa. —Me dijo emprendiendo una penetración vigorosa y frenética

Tan solo de recordar la forma en que me cogió, hace que se me erice la piel y endurezcan los pezones. Mi vagina está lubricando como un rio de agua dulce al momento de escribir estas líneas.

—¡Así Chucho! ¡Cógeme fuerte! ¡Me duele mucho! ¡Me lastimas mucho!

—¿Así preciosa? Estás bien buena Alexa. Tienes un culo bien sabroso.

—¡Así me gusta papi! ¡Me arde! ¡Cógeme más Chucho! ¡Que rico me coges! ¡Sí hazme tu zorra! ¡Destrózame el culo! ¡Me duele mucho! ¡Me arde! ¡Más rápido amor! ¡Más fuerte!

—¡Ya me voy a venir hermosa! ¿Dónde quieres que te los eche? —Me dijo muy excitado.

—¡Échamelos en la boca! —Le dije deseosa de probar su semen.

Él retiro su verga de mi ano y yo me arrodillé con mis senos expuestos y excitados. Jesús se masturbo muy intensamente durante unos cuantos segundos.

—¡Aquí van preciosa! ¡Aahh! —Me dijo jadeando mientras acercaba su enorme verga a mi boca.

Yo saqué mi lengua como perrita y lo miré a los ojos cachondamente. Él colocó su verga sobre mi lengua y de pronto sentí un fuerte, cálido y abundante chorro de semen que entró directo en mi boca.

—¡¿Te gusta perrita?! —Me dijo al verme saborear su semen en mi boca.

—¡Tienes un semen delicioso! ¡Muy ricooo! —Le dije muy cachonda y gustosa mostrándole mi lengua como perrita, para que viera que me los había tragado todos.

—¡Hiciste que me viniera muy fuerte! —Me dijo con su respiración agitada.

Después, continué mamándole la verga hasta dejársela completamente limpia. Ambos comenzamos a vestirnos y nos dimos besos y caricias de agradecimiento por tan cálido encuentro.

—Coges muy rico Chucho, muchas gracias, me gustó mucho.

—Gracias a ti, estás buenísima. Eres la chica más guapa con la que he estado.

—¿Enserio? Que lindo eres muchas gracias. —Le agradecí con otro beso de lengüita.

Habían pasado 40 minutos desde que llegamos, así que le envié un mensaje a mi amiga.

—¿Ya estás en el café? —Le pregunté.

—Ya tengo como 10 minutos que llegué.

—Ay, disculpa. En unos minutos llego, ya no tardo.

—Chucho, mi amiga ya está en el café. ¿Me podrías llevar porfis?

—Sí preciosa, vámonos.

Bajamos las escaleras y subimos al coche, está vez me senté en el asiento de copiloto, él abrió el portón eléctrico y salimos del motel.

Durante el trayecto, seguimos platicando sobre lo bien que lo pasamos, a pesar de que fue poco tiempo. Después de unos minutos llegamos a la plaza comercial donde está el café y nos despedimos.

—Mira te paso mi número, por si te gustaría que nos volvamos a ver, o si necesitas que te lleve a algún lugar, estoy para lo que necesites preciosa. —Me dijo amistosamente.

—Muchas gracias, sí me gustaría. La pasé muy bien contigo, la verdad me dejaste un poquito adolorida, pero bueno, así es más rico ¡Jajaja! —Le dije con voz cachonda, yo seguía muy excitada y sensible de mi zona íntima.

—Ya sabes cuando gustes preciosa.

—¡Ay, que lindo! Pero bueno dime ¿Cuánto te debo?

—No, como crees. No me debes nada. Y cuando gustes ya tienes mi número.

—¡Ay, muchas gracias! Sí, yo te llamo —Me despedí con un beso de lengüita mientras le frotaba su verga—. Bye.

—Bye. —Él se esperó hasta que me vio llegar a la entrada del café y después se retiró.

Yo no me había percatado de que mi amiga estaba esperándome en las mesas que están en el exterior del café. Por lo que pudo ver perfectamente la cálida manera como me despedí de Jesús.

—¡Hola, amiga ¿Como estás? —Le pregunté emotivamente.

—¡Muy bien amiga! ¿Y tú?

—¡También, estoy muy bien! ¡Discúlpame por la demora!

—No te preocupes amiga, pero a ver cuéntame ¿Entonces te tuviste que venir en un taxi de app?

—Sí, es que está ponchada la llanta de mi camioneta. —Le contesté explicándole.

—¿Entonces el chico con el que te acabo de ver besándote, es el conductor del taxi de app? —Me dijo con gran curiosidad.

—¡Ay, nooo! ¿Me viste? —Le dije sonrojada, no sabía dónde meter la cara.

—¡Sí, lo vi todo! ¡A ver cuéntame que pasó, quiero detalles!

—Bueno, pero primero vamos por nuestro frappé…

Alexandra Love.

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