La historia se desarrolla de una manera bizarra, resulta que ambas protagonistas madre e hija, son la esposa e hija de un compañero de trabajo, entrando ya en el tema, llegué a dicha casa para visitar a mi amigo debido a una afección de salud, son muchos años de amistad, apenas entro en la casa me recibe como de costumbre su esposa, me llama mucho la atención que está aún vestida de pijama, una bata bastante clara, se pudo notar la tanga que llevaba debajo, en cuanto a sus senos los vi en todo su esplendor ya que no tenía brasieres, ella siempre fue recatada, notó mi cara ruborizada y sólo soltó una sonrisa maliciosa, sin pelos en la lengua me dijo que debido al padecimiento de su esposo estaba necesitada de sexo, quien mejor que yo para satisfacerla, además que no contaba como traición a su esposo porque casi éramos familia, según ella, tenía más de un año sin coger, acotó que ese día sería perfecto ya que estaríamos solos porque mi amigo pasaría ese día en casa de su hijo mayor, excepto que su hija se encontraba en la casa pero sólo observaría, estaba yo como medio aturdido debido a que aún no digería tanta confusión, me tomó de la mano y me llevó al cuarto de lavado donde estaban de igual manera vestida su hija, asumo que habían planificado esto desde hace tiempo.
Sin mucho protocolo se agachó y desabrochó mi pantalón, tomó con gran pericia mi pene y se lo llevó a la boca, succionó y me dio una mamada de campeonato, al ver mi miembro erecto le dijo a su hija,-viste el tamaño, te dije que lo tenía bastante grande.
La muchacha complacida le comentó que ella también participaría, que quería que fuese yo el primer hombre en cogerla.
Su mamá se desvistió, hizo que me sentara en una silla y a horcajadas con las piernas bien abiertas se fue empalando, estaba bastante cerrada, ella gemía y me decía que me tenía una sorpresa, subió y bajó unos cinco minutos y alcanzó varios orgasmos, se notaba que tenía bastante rato sin sexo. Apenas se levantó su hija me hizo otra mamada, tomé el control de la situación y le ordené a su progenitora que le lamiera la vagina y el orto a su hija, así lo hizo y le causó también buenos orgasmos.
Me dijo ahora ti sorpresa, quería experimentar el sexo anal, siempre tuvo curiosidad y jamás su esposo la había complacido al respecto, según sentía asco, sin pensarlo mucho apoyé mi falo en medio de ésas grandes nalgas y fui ejerciendo fuerza de a poco hasta sentir que el esfínter le iba defiendo, ella gemía más de placer que de dolor, fui bombeando y acelerando el ritmo, ella acabó varias veces, su hija se tocaba y dejaba que la tocara, me comentó que quería que le llenara el culo de leche, avisé que me correría los movimientos fueron más violentos y con fuerza descargue todo en su hermoso culo.
Apenas retiré mi miembro su hija sin perder tiempo comenzó a chuparlo, lo limpió con su boca, al estar nuevamente erecto me dice que le gustaría que primero le desvirgara el culo, hizo que me sentara en la silla, con la ayuda de su mamá abría sus nalgas, aunque tenía menos que su madre estaban duritas, ella estaba bastante lubricada, se fue sentando y controlando el ritmo, al estar empotrada completamente se quedó sin moverse para que su otro se acostumbrara, empezó los movimientos de manera circulares, fue acelerando hasta que se corrió con un grito fuerte, reposó un momento mientras retomaba las fuerzas, se levantó y se puso en cuatro ofreciéndome su vagina virgen, todo era un espectáculo, era alucinante. Me coloqué detrás de ella y con fuerza sutil la fui penetrando, sus gemidos lo que hacían era es excitarme en gran medida, bombee por bastante rato hasta que me dio ganas de correrme, se lo hice saber y quiso que me corriera en su culo y así en cuatro la penetré de un golpe, la cogí como cinco minutos hasta que acabe en sus entrañas.
Los tres ya descansados y de vuelta a la realidad, nos dirigimos hacia la sala de la casa, cuando me disponía a vestirme ambas mujeres me dijeron que sólo era el comienzo, que tendríamos todo el día para seguir cogiendo.
Les aseguro que fue un buen día que no quedaría ahí.