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El día que disfrutes de las cabinas CDMX (parte 2)
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Tiempo de lectura: 2 minutos

Después de haber sido penetrado por aquel hombre, como dije ya estaba asomándose otras personas, no me dejó ni ponerle mi bóxer cuando entro, me dijo:

-puedo pasar?

-claro pasa

-escuche tus gemidos y me puso caliente

En eso le empecé a agarrar la verga, que para ese momento ya estaba muy dura, poco a poco le fui bajando el pantalón, hasta bajarle el bóxer, me detuvo y solo me dijo, "espera no tan rápido, quiero hacerte mi mujer" no sé por qué esas palabras me calentaron y le seguí el juego…

-Que quieres hacerme papi?

– ven dame un beso

Nos empezamos a besar tan cachondamente, besos de lengua, en el cuello, empecé a besar su cuerpo mientras lo masturbaba, me volteo y me empezó a morder la espalda pero eso me calentaba, empezó una canción de reggaetón y empezamos a bailar el tomándome de mi cintura y yo buscando sus labios hasta que ya no pude más.

-por favor deja mamarte la verga

-si mami mamamela

Se la empecé a chupar como nunca antes lo había hecho, escupiendole la verga, pasando mela en la cara, el dándome cachetadas tanto con la mano como con la verga dure como 8 minutos chupando ese pedazo de carne, hasta que me dijo:

-ahora me toca a mi, voltéate.

-que vas a hacer?

No me dijo cuando sentí como tres dedos entraban en mi ano ya dilatado, solo pegue un gemido fuerte y no se por que apreté mi ano.

-eso mami así, aprieta el culo.

-si papi así, mi ano es tuyo, hazme gozar

Empecé a sentir como su lengua recorría mi ano, como chupaba todo mi culo, como el tenía barba, se sentía más, yo solo gemia, pero unos gemidos de mucho placer.

-pasame un condón

Lo abrio, se lo puso y de un solo movimiento lo metió duro, el cual pegue un grito que todas las cabinas debieron haber escuchado para ese momento yo ya era suya, no había poder que me haría irme, me cogió de perrito, misionero, me subir arriba de el me recargaba en la pared hasta que me dijo "ya casi me voy a venir".

-donde quieres darmelos?

-En la boca

Asi que solo me arrodille, abrí mi boca y solo espere a sentir ese líquido caliente, sin dejar caer una gota me tragué toda la miel.

Platicamos un rato y se despidió de mi.

Con ese palo, ya no tenía que quedarme ahí así que me vestí y me fui con las piernas temblando.

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