Te encontré en grandes con la vecina.
Me prendió mucho ver
cómo se devoraban sus vaginas.
Se besan con mucha sensualidad,
las caricias aparecían
con mucha espontaneidad.
Por un momento quise intervenir,
pero la escena era tan excitante
que mejor me senté y las deje seguir.
Con sus piernas se entrelazaban,
se mordían, se lamían, y se rozaban;
sus gemidos eran la evidencia
de lo mucho que se gozaban.
En una explosión de pasión
miraba como se venían,
mientras yo por dentro ardía
de tanta excitación,
y con una insinuación
me invitaban a ser
parte de la acción.
Mientras yo me acercaba
mi corazón más latidos daba,
pero tal era mi suerte,
pues mi sueño ahí acababa.