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La transformación de mi novia (partes 1 y 2)
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Tiempo de lectura: 9 minutos

Cuando la farmacia queda vacía, Jimena deja de hacerse la interesada en las cremas y delineadores que se exhiben en el sector perfumería y se dirige al mostrador donde una mujer atiende a los clientes.

-Perdona -empieza- te quiero preguntar, por saber, si tienen preservativos… chicos…

-Para chicos??- pregunta la empleada sin terminar de entender

-Nooo -se pone colorada- algún tamaño más chico que los normales… dice pero la empleada la interrumpe.

-Mira yo no estoy en el sector farmacia…, te llamo a una de las chicas- dice y sin alejarse grita el nombre de otra chica que paso el tiempo con otra mientras no entran clientes.

-Hola- en que te ayudo- saluda según la formula ritual de la cadena de farmacias una chica con un plástico el pecho que dice Valeria-

-Quiere preservativos chicos- la interrumpe la otra.

-Más chico de lo normal- pregunta y Jimena siente que la entienden. Valeria también le sonríe y la señora del sector perfumería las mira sin apartarse pero toda la situación es cómoda aunque todavía le da vergüenza.

-Si, más chicos de lo normal- hace un pequeño gesto con el índice y el pulgar- para algo así…

-Te busco.

Valeria regresa con una caja de plástico donde guardan los diferentes modelo y marcas de preservativos. En el camino cruzo dos o tres palabras con la otra empleada que ahora, desde lejos, las mira interesada.

Revuelve y busca, saca algunas cajas y trata de leer la letra pequeña buscando alguno que aclare ser de tamaño menor.

-Me parece que no hay nada- dice y pregunta- me queres contar cual es el problema… así veo como ayudarte-

-Se le sale – suelta Jimena y la voz se le angustia- pensé que capaz hacían unos más chicos o que apretaran mas

-como se sale- pregunta la vendedora de perfumería- se le baja??-

-No, la tiene muy chica, como un nene sin desarrollar- dice Jimena y detrás del último sonido aspira el aire con fuerza como si estuviera por llorar.

Valeria le pone una mano en el hombro y le ofrece agua, sentarse, y hace señas a la otra chica para que se lo traiga. MI novia siente vergüenza pero a su vez se siente contenida. Es un tema que no lo puede hablar con nadie. Las chicas de la oficina compiten por quien tiene el novio más atrevido, el más pijudo, el que se gasta todo en ella, las de la facultad, tienen novios que parecen impresiones de la página de la felicidad. Con estas desconocidas la simpatía es inmediata. No se rompe con la llegada de la otra, la silla y el vaso lleno de agua.

-Habla si te hace bien- dice la señora de perfumería y Jimena, a pesar de sentir vergüenza y ganas de llorar, les cuenta que su novio tiene la pija muy chica. Aclara que es hermoso. Eso lo hace peor dice riéndose y las demás se ríen como si fueran amigas. Cuenta que lo conoció en un grupo de pibes que se juntaban para salir a correr. Un cuerpo hermoso, atlético, divertido además y atento. Muy atento les dice como si estuviera cansada de tanta bondad

-Los pito chico son los más amables- interrumpe la recién llegada.

-Perdona a Natalia, la desubicada- dice Valeria pero Jimena le da la razón.

-Lo entendí tarde- dice- se ve que quería compensar.

-Los pijudos se portan como turros maltratadores- insiste Natalia y todas se ríen como si fuera una experiencia común.

Entra un cliente y compra un analgésico. Al irse la vendedora regresa y Jimena sigue contando: – Me empecé a enamorar y cuando lo hicimos la primera vez dije la típica…-. Valeria la interrumpe: – Si la sabe usar es lo que importa-.

Todas se ríen, un poco del pito corto un poco de todos los hombres.

-Hace cuánto están??- pregunta la señora

-Dos años.

-Nunca un permitido- pregunta Natalia y Jimena baja la vista. La aplauden, la abrazan para felicitarla.

-Conta guacha conta- Jimena mueve la mano como restándole importancia – Fue con mi ex, una vez cuando volvimos de las vacaciones y yo estaba…- La señora finge abanicarse de un calor imaginario, Valeria se ríe y Natalia dice – Caliente- lo que provoca más risas entre todas.

-Me lo cruce y el muy hdp me miro a los ojos y me dijo vos estas mal atendida

-Ven, un pijudo- Natalia continua con su teoría

-Gorda más bien- dice Jimena y tosas se ríen.

-Salgamos el viernes- propone Valeria.

-Yo no las acompaño- dice la señora y todas, incluida Jimena, le insisten y le dan ánimos para demostrarle que igual sigue siendo del grupo de las mujeres.

-Me encantaría- dice Jimena ya sin ganas de llorar y contenta.

-Te voy a presentar un chongo- dice Natalia- que cuando manda a la novia a comprar, tiene que pedir extra grande para que le cubra toda la pija.

2

Es el primer sábado de primavera. Hace calor y el pronóstico dice que la temperatura va a subir más, como si fuera la noche la que estuviera caliente.

Durante toda la semana hizo planes con su amigo Sebastián para que fuera a casa, a joder un rato. Jimena, su novia, tiene nuevas amigas, que hizo en una farmacia. Insólito si, como suena. La historia igual no es muy interesante. Entro a comprar una crema y se mareo, la presión baja por no haber almorzado, las empleadas la atendieron y pegaron onda, algo así le conto, y al final arreglaron para salir juntas. Las mujeres son así.

Cruza el espacio que hay entre el baño y la habitación y esta desnuda. Es tan hermosa que se tienta y deja de hacer todo para ir a mirar cómo se cambia. Ella está parada frente al espejo desnuda, con la toalla envolviéndole el pelo como si fuera un peinado exótico. Lo descubre reflejado en el espejo.

-Todo bien amor??

-Quería ver la hermosa novia que tengo- dice sonriente y con un gesto de maldad, algo nuevo que tiene su carácter hace un tiempo y que él no termina de notar, pregunta agarrándose las nalgas y separándolas apenas: – De verdad te parezco linda??

-Sos un sueño Jimena- devora la imagen que el espejo devuelve, las tetas pequeñas, dos pompones blancos con un pezón muy clarito, la panza redondeada, la cadera que se ensancha y la cola, grande, sobresaliendo del circulo de las caderas, como si fuera el verdadero centro del cuerpo.

-Hoy quiero ser una perra- dice y se arrepiente, lo nota en sus ojos y provoca tanta inseguridad en el que se acerca, la abraza por los hombros y pregunta con voz infantil: -una perra para quien amor.

-Para vos tonto- dice y se gira para abrazarlo. Siente el perfume del jabón pero también, mezclado, el olor de su piel y el pelo. Siente también la mano fría levantando la remera y acariciándole la panza, bajando hasta el elástico del short y después, las uñas raspando suave el pubis y los dedos, agarrando la pija.

Apenas lo toca acaba. Peor todavía piensa Jimena, trata de soltarse para evitarlo y temblando, se cae a la cama, gimiendo y dejando a la vista la mancha húmeda del short que se extiende. Como casi no tiene bulto pareciera que se hizo pis. Eso piensa Jimena. Tiene el pitito de un nene que se hace encima.

– anda a limpiarte amor- dice cariñosamente, girando de nuevo al espejo y el aprovecha para irse, un poco humillado aunque invadido también por el orgasmo y la emoción de saber que jugara con su amigo toda la noche.

Elige ducharse y cuando sale del baño Jimena está de pie, en la cocina, comiendo unas galletitas con queso crema. Esta vestida con un conjunto que compro el primer verano que pasaron juntos. Una pollera corta, negra, en combinacion arriba con un top, como de lencería, y encima una chaqueta sin botones, tambien negra, que se usa abierta. El pelo levantado en un rodete la hace parecer más alta. Tiene perfumad además. A su alrededor se mueve una fragancia que huele a cuerpo de mujer con estrellas de perfumería.

-Estas hermosa.

Se acerca pero ella lo detiene con un dedo.

-Solo opiniones acepto, estoy maquillada amor no vez- justificando que le impida besarla.

Suena el timbre, abre y es su amigo Sebastián, que llega con un nuevo juego de consola y emocionado intenta contárselo todo apenas entra al departamento. Al ver a Jimena queda en silencio y ella, sonríe divertida.

-Mucho pan par este salame- dice y ella ríe pero con un tono cargado de maldad contesta: – para varios salames- y se pierde al cuarto para buscar su cartera.

-Vos la dejas salir asi??

Se conocen desde el secundario y siempre están molestándose y jodiendose como si fueran los mismos que en esa época. Nunca toman a mal las cosas que se dicen pero esta vez algo lo molesta.

-Cogimos antes de que llegaras- dice- dos polvos le eche, ahora que vaya a bailar y no me rompa las pelotas.

-Ahh Varón- festeja Sebastián las palabras de su amigo y ahí si empieza a contarle del juego.

Las chicas se juntan en casa de Valeria para la previa. Se abrazan apenas se encuentran, gritan, se ríen y cantan las canciones que aparecen en la playlist. Brindan y se enseñan a perrear, se felicitan por la ropa y brindan. Natalia agarra el saco de Jimena y grita esto se queda acá, animándola a mostrar las tetas que se transparentan un poco a través el top de encaje. Todo porque dijo que las tenía chicas Con más alcohol es Jimena la que felicita a Valeria por las tetas y ella confiesa que son operadas. Asombro de Jimena y risas de Natalia que ya lo sabía. Propuestas de verlas y tocarlas, primero un dedo tímido y sosteniéndolas después. Brindan. Alguna va al baño y cuando regresa propone mostrarse todas las tetas. Carcajada general y brindis. Natalia tiene puesto un elastizado que apenas llega a la cintura. Es tan flaca que debajo del ombligo todo parece pubis depilado. Se lo sube a cada rato pero se olvida y el borde rosado de su ropa interior asoma de a ratos. Suena el timbre y llegan otras chicas, desconocidas para Jimena pero pronto, en la hermandad de lo femenino y el alcohol, se unen y festejan.

Más tarde llaman dos autos de aplicaciones, se dividen y parten al boliche.

La música ensordece. La oscuridad y las pequeñas luces de olores confunden las formas. Hace calor y hay poco espacio. Las chicas bailan entre ellas y cuidan entre todas los sacos y carteras. Los hombres les convidan de beber y alguna siempre consigue más tragos. Van de a dos o tres al baño. Para hacerlo hay que atravesar un pasillo al costado de la pista explotado de gente. Algún desubicado les toca el culo. Varios. Lo comentan entre ellas y todas coinciden en que son despreciables, los peores pajeros.

-Seguro la tienen como un bebito la pija- dice una de las chicas que no conocía y se ríen todas las pibas que están en el baño con ellas.

Bailan entre ellas y de a ratos bailan con pibes que se acercan a bailar alrededor de ellas. Un chico con acento colombiano le dice algo al oído. No llega a entenderlo. Es alto y esta vestido con una camisa de colores y un pantalón ajustado. Cuantos platos de frijoles le cocino su mama- cree escuchar, y por lo absurdo de la frase y la dulzura del acento grita por encima de la música que a ella nunca le cocinaron frijoles.

-Yo le voy a cocinar reinita- y ella se deja arrastrar de la mano fuera de la pista.

-Tengo que hacer pis- dice para evitar un poco el sentirse regalada pero el, rápido, contesta que también y agarrándola de la cintura la lleva al baño.

Para el baño de mujeres siempre hay fila pero la empuja al de los pibes, hasta dentro de un cubículo del baño y cuando están adentro, le dice haga usted, yo no miro y se pone de espaldas. Jimena está muy excitada. No tenía ganas de hacer pis y ahora se baja la bombacha y hace, con ruido, excitada por tener la concha y el culo desnudos a espaldas de este pibe. Quedan gotas colgando del flujo pegajoso pero igual se sube la ropa.

-Ya termine- dice sin poder evitar cierto tono sumiso.

El colombiano gira y anuncia que ahora tiene que hacer pis él. Ella no quiere darse vuelta y el o se lo pide.

Desabrocha el cinto, el botón del jean y bajando el cierre mete la mano al boxer y saca una pija oscura, alargada, gorda, gomosa y con un chorro potente y fuerte golpea el pis clarito de ella. Se ríe como si fuera un juguete.

– Sacúdala-. La pija queda colgando y se balancea de arriba abajo. Una gota de pis no termina de caer y brilla cuando la pija sube contra la luz del techo. Ella la agarra y la sacude, varias veces, suave y un poco más rápido. La pija esta tan dura que al rato se trata de una paja

El colombiano la agarra de las caderas y la gira contra la puerta cerrada, sube la pollera hasta las caderas como si la arrugara, baja las medias hasta las rodillas y mira la cola blanca y rellena con una tanga muy pequeña, apenas un triangulito de tela arriba de las nalgas, con un moñito rojo como un detalle.

– Se puso tan putita para mí- dice a su oído bajándole la tanga y apoyando la cabeza de la pija entre los labios de la concha de Jimena. Ella no responde pero abre algo más los muslos, todo lo que las medias en las rodillas le permiten para darle lugar y el, empuja suave, dejando que ella sienta la cabeza ensancharla y empujar, raspándola suave por adentro de la concha, expandiendo el calor hasta llenarla.

Jimena gime, boca abierta, lengua hinchada de alcohol y saliva afuera de la boca, tratando de recuperar el aire que el deseo le saca y su mente repitiendo ufff que pija ufff que pija, y no quiere pensar pero hace dos años que no sentía esto piensa y se abre sola la las nalgas, levantando la cola para recibir, de un hombre que tiene más pija para darle que su novio y que cuando la cadera golpea sus nalgas y el roce de los huevos le indica que ya entro toda, es tanta la carne que siente que acaba. Y se moja y lo moja a él.

-Cógeme más- pide y empiezan un hamacarse poderoso, como si él fuera un toro y ella su mamífero hembra.

Jimena pega la mejilla a la pared de metal y acaba de nuevo. Lo siente tanto que un poco perdió la sensibilidad y todo es un calor que la recorre desde el ombligo hasta la nuca, pasando por toda la concha invadida de carne y la raja de su cola abierta y expuesta. En algún momento siente como le empuja las medias con el pie para separarle del todo las piernas pero no le importa que las destruya. Lo deja hacer. Cuando s agarra de sus tetas prefiere alzarse el top para no tener que explicar a su novio la rotura de dos de las prendas con las que salió de casa.

Es difícil medir las veces que acaba una mujer. Jimena con su novio no acaba aunque la pasa bien. Con esta pija acaba un montón de veces, encadenadas una atrás de la otra.

Jimena coge y se deja coger, por un colombiano desconocido, que cuando le avisa que va a acabar, ella se sale, se agacha y se mete toda la pija en la boca. La pija explota adentro de ella. Parte en la boca y otra que baja por la garganta. Lo limpia a con la lengua y va tragando saliva para empujar la leche y sacársela del paladar.

Se cruza a las chicas saliendo del baño.

– Nos vamos- dice Valeria- Naty quebró y la tuve que sacar de dos que estaban por violarla más o menos, las otras chicas se fueron, vamos??- Jimena trata de ocultar la cara de contenta fingiendo un bostezo y dice que si, que mure de sueño y juntas comparten un taxi.

EN el auto Natalia duerme y Valeria, borracha, la abraza insistiendo en que tienen que repetir. Jimena siente la boca pegajosa como si recién le hubieran acabado. Es una sensación, lo sabe, pero por más saliva que traga no logra sacarse el sabor espeso.

– Es por el escabio- dice Valeria – tenes que tomar mucha agua para hidratarte.

Cuando entra al departamento primero ve a Sebastián sentado al sillón, los ojos rojos y abiertos por los videojuegos y la marihuana. Saluda con un gesto y se va a la pieza. Su novio duerme pero se despierta al escuchar los movimientos que hace para sacarse la ropa.

– Estuvo bueno- pregunta y Jimena dice que sí, que comieron y tomaron unos tragos riquísimos y después fueron a bailar con las chicas.

-Y no me trajiste nada- pregunta entre dormido.

– Si mi amor te traje este beso – dice Jimena, desnuda y lista para meterse en la cama y lo besa, mezclando sus lenguas, para que su novio duerma tranquilo y se sienta seguro.

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