En la distancia y en soledad
extraño como nos amábamos
con intensidad y mucha morbosidad.
En las sabanas de mi cama
tu olor aún puedo sentir,
te imagino acá conmigo
y algo en mi se comienza a erguir.
Mis manos en tus manos se transforman,
acariciando cada parte de mi
hasta las sombras.
Cierro los ojos y siento en mi piel
el calor viniendo del flexo
y tu boca tomando mi sexo,
sin antes untar sin pretexto,
en él un poco de miel.
Un calor invade mi falo,
te imagino diciéndome
que me tienes un regalo.
Con delicadeza mis testículos frotando
mientras mi miembro sigues ordeñando,
siento el fuego del clímax con ricura,
y tu succionas mi leche con sabrosura,
lo cual para ti sería toda una locura.
Abro mis ojos y te busco a mi lado
y vuelvo a sentirme, por tu ausencia, desolado.