Todo empieza como algo normal en la vida, pero hay en ocasiones que el deseo sexual puede más que el amor.
Es lo que sucedió a una pareja, que llevaban casados bastante tiempo.
Él ya tenía una edad considerable dado a que le llevaba 16 años, pero a ella… en su día no la dio importancia a la edad…
Ella una mujer atractiva, no la gustaba resaltar… pero a él…
Le gustaba que ella fuera siempre muy elegante y sexy vestida…
Tenía en su vestidor infinidad de zapatos… botas… sandalias…
Vestidos de cuero ceñidos…
Todo lo que a él le gustaba para que ella le complaciera visualmente
Y detrás de su vestidor…
Tenía esa habitación roja… donde daba rienda suelta a todas las perversiones y fantasías… que le gustaban principalmente a quien era su marido… Aunque ella, le acabo gustando más aún…
El… La propuso que ella fuera su domina… que el sería su sumiso.
Ella al principio no lo entendía.
Pero lo que no sabía es…
Que estaba desatando su mayor.
Fetiche oculto…
Ella… Le llamaba a quien todavía.
Trataba como su marido, cuando salía de trabajar…
Le decía que en 15 minutos exactos tenía que estar arrodillado a la puerta para besar sus zapatos según llegara… y que se pusiera la máscara porque no quería ni verle la cara… A él le ponía muy perro y ella cada día que pasaba… la gustaba más y más…
Con el paso del tiempo… ella directamente lo consideraba su perro sumiso esclavo.
Todos los días, tenía que tenerla su ropa preparada sin un mínimo de error posible… y a las 7:30 en punto tenía que despertarla besándola sus preciosos pies y tenía que comerla el coño por obligación de su dueña…
El ya no dormía junto a ella, porque aquello que comenzó como un juego… una fantasía… se convirtió en algo real…
Él dormía donde ella dijera… un día en la jaula… otro día en el suelo… siempre donde ella considerara oportuno.
Él siempre tenía que estar con botas, máscara, y tenía puesto el candado de castidad…
Ella le empezaba a humillar cada vez más, y le empezaba a decir, que quería un amante cuando ella lo deseara y que le follaria siempre delante de él…
Hoy como te has portado bien esclavo… te llevaré a la habitación roja… ella le llevo atado como a un perro hasta la habitación se cerró la puerta y ella le quitó el candado de castidad.
Voy a vestirme esclavo
Ves donde están mis zapatos de tacón de acero?
Cuando venga… más te vale que los tengas preparados para tu ama…
A la que beso sus guantes largos de cuero.
Ella llegó con un traje de látex
Que tenía y con su látigo…
Eres una mierda… solamente esos zapatos…ya valen más que tú esclavo…
Comienza a lamer mis pies dijo su ama, mientras ella lo azotaba una y otra vez…
Ponme los zapatos esclavo.
Con mucho cuidado dijo.
Ella comenzó a clavarselos por todo su cuerpo… mientras le humillaba cada vez más.
El se sentía cómodo, no le importaba ser esclavo suyo…
Pero ella estaba claro que necesitaba ese amante…
Ese amante que le diera todo el placer y fantasías que pasaban por su mente… sobre todo desde que descubrió que era la domina perfecta.
Y si… Después de varios candidatos, por fin encontró el amante que ella tanto deseaba para poder satisfacer las necesidades que su viejo marido ya no podía darla.
Él era un chico de apariencia normal, sin nada aparente que destacara en si algo especial.
El llegó a su casa, donde tenía su despacho, y espero a que ella le llamara, cuando entro… Vio a una mujer muy atractiva, rápidamente le llamó la atención la belleza de sus ojos… Lo perfilada que tenía los labios… y como iba vestida…
Llevaba para la ocasión, un vestido ceñido de cuero, que la verdad parecía que los mismos dioses se lo habían hecho para ella… unas botas hasta la rodilla con un tacón muy fino de unos 12 centímetros aproximadamente… y unos guantes… que daban más morbo en si, a lo que el siempre serio intentaba disimular.
Empezó a explicarle para que era la "oferta de trabajo", le pidió ante todo, exclusividad para ella, y le pregunto si era casado o soltero… dado a que ella sentía un morbo especial hacia ellos, el respondió que si, cuando ella le pregunto… Y claro… le dijo directamente que el sería quien ocupara el puesto, y que aparte de ser su esclavo consentido… Tendría que ser su amante.
Y claro… Ella directamente tocó su paquete con esos guantes que llevaba y le dijo que sacara la polla.
El la sacó… Y ella comenzó a comérsela… El tenía un fetiche especial por los pies bonitos, los tacones y los guantes de cuero… y claro… Al verla a ella con todo lo que a él le gustaba… Se empalmó rapidísimo… El la dijo que su mujer estaba en el coche, ella dijo… Tendrá que esperar… Ahora eres mío.
Le puso un condón y el se quedó un poco sorprendido, ella le dijo que era para que luego después… Se lo diera a su marido para que se lo tragara.
Le explicó que tenía un marido que era su cornudo, el se ponía más cachondo aún, y claro se corrió muchísimo.